viernes, 9 de enero de 2015

CRAZYWORLD X

EL SR. MÚLTIPLE PERSONALIDAD




-Lo llamamos el Sr. Múltiple Personalidad. Nunca sabes quién te está hablando. Cambia de personalidad cada cinco minutos o antes, según tenga el día y lo nervioso que esté. Cada vez que aparece un personaje tiene que hacerse cargo de la situación. Habla con los otros como si estuvieran frente a él y les consulta lo que el nuevo personaje que se ha hecho cargo ignora. Es un poco complicado. Lo único que te conviene saber es que nunca debes hablarle si él no lo hace y cuando lo haga procura adivinar qué personaje está al mando y seguirle la corriente.

-¿No tiene nombre?

-Como si no lo tuviera. Es imposible adivinar cuándo la personalidad que lleva su nombre está al mando. Es mejor no utilizar ningún nombre cuando te diriges a él. Nosotros los llamamos Sr. Múltiple Personalidad o “Mul-per” que es más corto.

-¿Es peligroso?

-Si no lo contradices o le incordias demasiado es como un corderito. Se puede transformar en un lobo peligroso, pero cuando ataca a alguien lo más normal es que se lo haya merecido. Ni siquiera el doctor Sun lo castiga a las celdas de aislamiento cuando se transforma en lobo. Quien busca su ruina se merece que lo muerdan.

En ese momento se nos acercó otra camarera, bajita y tan delgada que el uniforme le sobraba por todos los costados, como si alguien hubiera embutido un palillo en un miriñaque. Le sirvió la sopa a Jimmy y ni siquiera notó el pellizco del pulpo. Me temo que “El Pecas” encontró hueso y debió de romperse alguna uña. Más camareras salieron de la cocina con sus bandejas y sus soperas. Jimmy intentó alcanzar popas, pero los barcos navegaban con viento a favor.

La camararita palillo permaneció junto a Jimmy como esperando órdenes. Sonreía como un ángel, perdido en el infierno, con un cierto miedo en su mirada y un ansia indescifrable en el fondo de sus ojos. “El Pecas” intentó bromear con ella.

-Jennifer, ¿no te pica nada?

-En este momento me está picando un piojo repugnante.

Observé pasmado a la camarera. Por un momento había pensado que le gustaba Jimmy y que estaba esperando una palabra amable para dejarse acunar en sus brazos. Puede que así fuera, pero “El Pecas” tenía un innegable don para volver furiosas a todas las mujeres de su entorno. De eso no cabía duda.

-¿Dónde te pica? Tal vez yo podría sustituirlo.

-Antes preferiría que me picara la mosca Tsé-Tsé y quedarme dormida una semana.




Estaba visto que aquel no era precisamente el día del “Pecas”. Por un momento temí que otra sopera se volcara sobre su cabeza. En lugar de ello la joven palillo se dirigió a mí.

-Usted parece un joven agradable. Le aconsejo que se mantenga lejos de este piojo pecoso.

Agradecí el consejo con buenas maneras, no fuera que también yo saliera “sopapeado”. Jennifer me agradeció con una sonrisa, en la que derramó todo su encanto, mi respuesta cortés. Luego se alejó pisando fuerte, aunque no se notó mucho. Yo creo que ni el suelo lo notó. Jimmy se encogió de hombros.

-No es mi día. Pero sí parece ser el suyo. Es la primera vez que la veo conmovida con un paciente. Creo que usted le ha hecho cosquillas y en un lugar muy agradable para ella. En cambio yo nunca acierto con las cosquillas. Basta con que se las haga en “sálvasealaparte” para que me llame piojo, y si no le hago cosquillas aún se enfada más. Esta Jennifer es una buena chica, pero bastante rarilla. Con ese físico que tiene tendría que aceptar como pareja hasta a una escoba o una fregona. Y me parece que yo no estoy tan mal. Desde luego mejor que una fregona sí soy. ¿No te parece?

-Me parece, Jimmy, que deberíamos cenar y dejar en paz a las camareras. No me gustaría tener que pasar por la enfermería.

En el comedor todos estaban servidos y comían en silencio. Tras el bullicio de la espera ahora todo el mundo estaba demasiado ocupado en llevar la cuchara a la boca como para montar bulla. Por un momento pensé que Crazyworld se había transformado en un monasterio. Aproveché para vaciar el plato y observar al resto de comensales.

Terminé la sopa, que me calentó el estómago por dentro, dejándolo preparado para algo más sólido. Como no recordaba nada de mi pasado tampoco lograba encontrar nada en mi memoria respecto al tiempo que podía llevar sin comer antes de mi accidente, ni si comía mucho o poco, o las comidas que me gustaban o disgustaban. Lo cierto es que parecía que yo era un hombre con muy buenas tragaderas y que no haría ascos a nada o a casi nada. Dejando aparte el sustancioso desayuno que me llevara Dolores a mi cuarto la sensación interna era la de que llevaba mucho tiempo sin alimentarme, como un anacoreta tan abismado en la contemplación de Dios que ni sintiera hambre o sed, y que de pronto, al despertar a la vida real, fuera incapaz de saber cuándo fue la última vez que bebiera un vaso de agua o se llevara un mendrugo de pan a la boca. Necesitaba redimirme de tanto supuesto ayuno y cuanto antes.

Observé que Alice, muy discretamente, hablaba con el resto de camareras, haciendo risueños apartes, al tiempo que no dejaban de mirar hacia nuestra mesa. Me dio en la nariz que el suculento asado, que constantemente pasaba a nuestro lado, dejando un apetitoso rastro de olor, nunca llegaría a nuestros platos. Jimmy iba a sufrir la venganza de Alice y como consecuencia yo compartiría aquel severo castigo. ¿Qué podía hacer al respecto? ¿Liarme la manta a la cabeza y entrar en la cocina como un vándalo, aún previendo las consecuencias que semejante intrusión acarrearía sobre mi maltratado cuerpo? Jimmy me había hablado de cómo se las gastaba el loco del cocinero o chef, un tal Iñaki.

Al maldito Pecas se le iba la mano cada vez que una camarera salí de la cocina con el preciado bien en su bandeja. Muy molesto por semejante comportamiento infantiloide le di un tremendo cachete en la garra derecha (el muy idiota me había colocado a su izquierda para que su mano derecha no tuviera que superar obstáculos en sus avances libidinosos). No pareció enfadarse mucho conmigo.

-¿Qué te ocurre, amigo?

-¿Eres idiota, Jimmy? Puede que tú no tengas apetito, pero yo estoy muerto de hambre, si continúas con tu manía compulsiva de pellizcar traseros nadie nos servirá el segundo plato.

-No pueden hacer eso, amigo, o me quejaré a la dirección.

-Y supongo que te harán caso, pero ya será demasiado tarde para rematar este delicioso almuerzo y tendré que esperar a la cena. No lo soportaría.

Eso convenció al Pecas, que dejó de alargar su garra y las camareras ya no se alejaban tanto de nuestra mesa al salir de la cocina. Decidí entretenerlo con mi conversación. Al fin y al cabo estábamos en un frenopático y su manía obsesivo-compulsiva-libidinosa no era precisamente lo peor que uno se podía encontrar en Crazyworld. Decidí sacar provecho de aquel molesto “impasse”. 

-¿Solo hay un psiquiatra aquí, Jimmy? El doctor Sun no parece el más adecuado para hacerse cargo de todo.
-¡Oh, no, amigo! Para atender a quinientos pacientes se necesita más de un psiquiatra o no podrían vernos el pelo ni una vez al año. Ya los irás conociendo a todos. Hay algunas doctoras que están muy bien. Te las recomiendo, aunque el doctor Sun no te soltará hasta lograr que empieces a recordar. Te aconsejo que vayas pensando en inventarte una historia si no quieres seguir en sus garras todo el tiempo.

-¿Hay más médicos, aparte de los psiquiatras? 

-Pues claro. Crazyworld es una pequeña ciudad, hay de todo. Nadie necesita salir de aquí para nada. Si necesitan un médico, un ginecólogo, un pediatra, un cirujano, serán atendidos de mil amores por la numerosa plantilla de nuestra clínica, con todos los adelantos de la ciencia moderna.

-¿Pediatras?

-Naturalmente. Aquí también nacen niños, aunque no muchos. Todo el mundo está al tanto de cómo conseguir preservativos o anticonceptivos. El doctor Sun se ocupa de realizar campañas periódicas sobre salud sexual, mental, higiene… no se le escapa una. A pesar de ello siempre puede ocurrir que alguien cometa un error y no quiera ni oír hablar de un aborto. También hay algunas parejas, más o menos estables, que quieren tener hijos y educarlos para la vida, como si esto tuviera la más mínima semejanza con la verdadera vida. Por supuesto que también hay escuelas, educadores…

-Creo que adelantarías más diciéndome lo que no hay.

-Hasta ahora no se me había ocurrido hacer inventario. Ya que me lo preguntas creo que no hay profesión que no esté representada aquí, aunque tal vez falte alguna y no me haya dado cuenta.

-¿También hay prostitutas?


Continuará.

RELATOS ERÓTICOS VIRTUALES I

RELATOS ERÓTICOS VIRTUALES

EL SEXO CON HUMOR SE DIGIERE MEJOR



SEXO GRATIS



I

ANA-MARÍA

Desconozco si todos los divorciados son como yo, o les pasan las mismas cosas, o tienen los mismos sentimientos y deseos o acaban actuando igual, como una manada de toros tras la capa roja o tras Caperucita roja, que viene a ser lo mismo. Creo que hay muchos divorciados sobre el planeta y también muchas divorciadas, casi el mismo número, y desconozco cómo actúan las divorciadas. Por eso mi historia es única e irrepetible, aunque tal vez tenga concomitancias y parecidos con algunas otras o con casi todas... A saber... porque yo no sé nada. Solo sé lo que me pasó a mí, y eso porque lo anoté en una libreta.

Cuando me divorcié me puse fúnebre, incluso me acerqué a un cementerio para imaginar lo bien que estarían los muertos. Dejé de comer y adelgacé tanto que hasta yo me encontraba guapo. Finalmente abrí los ojos y vi mujeres, un mundo repleto de mujeres y todas querían acostarse conmigo porque era el único hombre divorciado y porque los solteros son una raza aparte, hay que echarles de comer aparte... y ni siquiera te comen. Y vi la capa roja y embestí, y me dije que estamos en el siglo XXI, ahora se liga por Internet. Todo es más fácil, más sencillo, basta un ratón y ¡zás! Ya estás dentro. 

Y me conecté, sino lo estaba ya, porque no me había dado ni cuenta, y navegué y navegué, como un barquito velero. Y me encontré con lo inesperado... Sexo gratis. ¿Desde cuándo el sexo es gratis? O pagas o no hay sexo. O te casas o no hay sexo. O te haces pareja de hecho y para mucho tiempo... o no hay sexo. ¿Sexo gratis? ¿Milagritos a mí? Esto es un timo como una casa, como una catedral.

¡Pues que me timen! Yo nunca desaprovecharé el sexo gratis. Y contesté al anuncio de la ejecutiva, 37 años, rubia, ojos azules, muy necesitada de sexo. ¿Cómo puede una mujer de 37 años, rubia, ojos azules, 1,75, tipo de modelo estar hambrienta de sexo? Esto es un timo como... como lo que sea, como una galaxia, pongamos por caso. Pues piqué. No desaprovecho una ejecutiva y menos rubia y con los ojos azules ni así me ahorquen. Y no solo eso. Esto es un timo, seguro, así que contesto a la empresaria que me va a poner un pisito, como mínimo. Y como esto es un timo, seguro, contesto también a la azafata y a...

Je,jé, pensé, en menudo lío de tres pares me estoy metiendo. Ponía un teléfono de contacto, pero no llamé. Aquí tienen mi correo electrónico, para lo que gusten. Je,jé. No me contestaron y acabé llamando, y colgué, no fuera que me cobraran mil euros por la llamada. Y me dije que era un primo, un panolí y me olvidé...

Me olvidé veinticuatro horas, porque la ejecutiva me mandó un SMS, que quería conocerme, que estaba ansiosa, que llamara a ese número... Y llamé, vaya si llamé, cómo iba a dejar a una ejecutiva en pura ansia viva. Y me dijeron que cada minuto se cobraba a dos euros, y calculé... aguantaré cinco minutos. Se estaba descodificando el aparato ( no sé qué aparato ni el de quién) y ahora me darían su teléfono... ahorita mismo... en cuanto suba la tarifa. Y de pronto... y de pronto... y de pronto... se cortó.

¡Maldita sea mi suerte! Pues no vuelvo a llamar. Pero al día siguiente la ejecutiva venga a insistir, pero qué ansiosa estoy, mira que te pago los gastos, mira que no me dejes tirada, aquí en la cama, con las piernas abiertas. ¿Y quién dice que no a una ejecutiva con las piernas abiertas? Y llamé, y esperé, y me dije que esta vez, esta vez sí. Y esta vez... pues que fue si (¿alguien había pensado lo contrario?) Una voz sensual, maravillosa, me habló, sí me habló a mí, al único divorciado del planeta y me dijo cosas muy lindas y me preguntó por mi vida... y la tarifa continuaba subiendo. Y me dijo que tomara nota de su teléfono... Y yo me puse a ello como un desesperado, como un sediento en el desierto del Sáhara. Y cuando había tomado la mitad de los números... pues se cortó.

¡Maldita sea mi suerte! Pero esta vez no fue culpa suya, esta vez me falló el móvil, se le acabó la batería. Había pensado que me duraría todo el día, hasta que lo recargara por la noche, pero me falló, me falló en el momento cumbre del orgasmo. ¡Maldito cabrón! Y eso fue lo que me perdió, pensar que todo había sido culpa mía, del cabrón de mi móvil. Y llegué a casa y lo cargué y llamé. Quiero hablar con Ana-María (así me había dicho que se llamaba la ejecutiva de voz sensual) y quiero hablar ya, que estoy empalmado. Y espera que decodifico y espera que esto va lento y... Y aguanté una hora, y desesperado colgué y lo mandé todo a la mierda, a la puta mierda. Y por primera vez mi operadora de telefonía vino en mi ayuda y me bloqueó el número. Ya no podría llamar a ese número. Y llamé a información y me dijeron lo que había gastado. Un pastón, con ese pastón yo habría podido pagar a dos prostitutas una hora o incluso hacer un trío con las dos. Y como andaba a dos velas me privé de comer, para adelgazar un poco más y me dije que no hay mal que por bien no venga.

Y me olvidé...y me olvidé hasta que la empresaria me dijo que estaba ansiosa y me esperaba en su casa. ¿Qué casa? ¿Dónde vivía la ansiosa empresaria? No me lo dijeron. Y mandé un SMS, que eso sí me lo permitía la operadora, y pregunté en qué casa. Y me dijeron que llamara al número de marras. Y contesté por SMS que tenía bloqueado el teléfono y que por Dios bendito, que la ansiosa empresaria me diera su teléfono o su dirección, que iba como un cohete... Pero no me lo dieron.

Y maldije y me olvidé...hasta que la azafata y luego el ama de casa hambrienta me pedían que por favor las satisficiera. Y contesté por SMS que tenía el teléfono bloqueado y que me dieran el suyo, o su dirección. Nada.

Y me olvidé, hasta el día siguiente, en que la ejecutiva, Ana-María, la voz sensual, me citaba en una cafetería a las cuatro. Y me pedía que confirmara. Y confirmé por SMS y me fui a la cafetería y esperé y esperé y esperé y me tomé café y miré por ver si ella, la bendita Ana-María, con blusa blanca y pantalón negro aparecía por allí... y no apareció. Pensé que tal vez no le había llegado mi SMS de confirmación. Y pensé que aquello era un timo como una catedral. Y razoné, si es que podía razonar pensando en Ana-María, la ejecutiva, 1,75, 37 años, rubia, ojos azules. Y fantaseé lo que pude. Y... decidí que se fuera todo a la mierda. A un divorciado se le puede timar una vez, pero no dos, y como ahora estás solo puedes permitirte tirar unos billetes a la basura, al fin y al cabo con no comer una semana o quince días arreglado.

Y me olvidé...Hasta que Rocío, una doctora hambrienta, rubia y guapa como ella sola, me pedía ayuda. Y yo de nuevo con el SMS. No puedo gastar mucho con unos cuantos SMS. Y comencé a elucubrar cómo funcionaba el tinglado.

Ellas se apuntaban para tener sexo con desconocidos. ¿Pero no podían salir y hacérselo con el primero que encontraran? Claro, están casadas y no quieren que se entere su marido. Pero bueno, si lo hacen con discreción no se enterará, no veo para que necesitan del maldito teléfono de la esperanza. Sí, debe ser esto tan moderno que vi en un documental, se codifica todo para que los empleados no tomen nota y hagan chantaje. ¿Seguro? Eso no lo entiendo. ¿Y por qué tengo yo que pagar la tarifa extra del teléfono si es sexo gratis y ellas, las muy pudientes, lo pagan todo? ¿Y dónde se apuntan ellas? ¿Van a una agencia? Y busco por Internet, esta empresa solo tiene apartado de correos. Y no hay datos. Bueno, sí, en un foro unos cuantos se quejan de que no dejan de mandarles SMS y hay uno que dice que él no ha hecho nada, que se los mandan porque sí. ¡Ay picarón! Seguro que tú has picado como yo.

Y sigo elucubrando. Junto con el teléfono de pago hay otro, se supone que de la interesada, ejecutiva o empresaria o azafata, que parece normal. Llamo, comunicando, llamo al de la ejecutiva, Ana-María, que ya me ha enamorado. Y comunica, y llamo a las otras, y comunican, menos uno, buzón de voz. Dejo un mensaje, expreso mi situación angustiosa y le dejo teléfono y dirección. Yo no tengo nada que ocultar, soy divorciado. Si ellas son ricas, si pagan por un polvo con un desconocido, pueden permitirse el lujo de pagar tarifa extra por escuchar mi mensaje. Lógico, de una lógica aplastante. ¿Pero hay algo lógico en esta vida? Creo que no. ¿Cuánto pagaran, de qué forma, cómo contratan este servicio? ¿Y si son tan ricas y generosas por qué no pagan el polvo, todo gratis para mí, y pagan mi tarifa y así puedo llamar gratis, a cobro revertido por ejemplo? ¡Ah,ya! Es la codificación, la maldita codificación. No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo.

Y me olvido... hasta que insiste la ejecutiva, Ana-María, te quiero,te adoro, lindo tesoro, ¡qué no haría yo por echarte un buen polvo! Y creo un mensaje estandar, diciendo que den mi número de teléfono y dirección a todo el mundo, a ver si me llaman todas las ejecutivas del planeta o a ver si forman cola ante mi puerta, o a ver... Yo no veo nada, tengo los ojos rojos y el cerebro a punto de sufrir un ictus. Y mando el mensaje y me olvido. Y espero... y nada.



Al día siguiente un mensaje de Ana-María, y me derrito. Llamo a los buzones de voz, y esta vez sale una voz, sensual, que responde a todos, sea la ejecutiva, la empresaria, la azafata, el ama de casa... Todas tienen la voz, la misma voz sensual que Ana-María, la ejecutiva. Y pienso que tal vez han puesto la misma voz en todos los buzones de voz. ¿Pero porqué la voz de Ana-María? ¿No es una cliente? ¿Entonces? No entiendo nada. Y dejo un mensaje desesperado en el buzón de Ana-María. Te quiero, te adoro, lindo tesoro, me muero por ti. No me dejes así, haz algo si me quieres tanto... No hace nada.

Y elucubro y elucubro sobre esta empresa y si es un timo porqué no la han denunciado y enchironado a todas... a todas... a toditas. Porque no solo he recibido mensajes de Ana-María o de las restantes, es que me mandan mensajes las empleadas diciendo que no sea tonto y llame, que la empresaria me ha prometido el oro y el moro,que Ana-María se muere por mí, que la ansiosa me invita a comer. ¡Oh my God! ¡Con lo hambriento que estoy yo! 



¿Y si no es un timo? Entonces no entiendo a las ansiosas. Si tanto me desean por qué no hacen algo. ¿Por qué me desean a mí, un miserable divorciado del que no conocen nada, ni la edad, porque no me la han preguntado, ni si soy un flanín o un yogurín que está para comerse? ¿Qué ocurre aquí? 

Y me dice la coordinadora que es urgente, que la llame, que no quiere que me pierda lo que me ofrecen, que no quiere que tenga yo problemas. ¿Problemas yo? Llevo un montón de días empalmado, cada vez que oigo el sonido de recepción de un mensaje se me pone tan dura que sufro mucho. ¿Por qué insisten conmigo, es que no hay más machos en el planeta? ¿Es que las he enamorado a todas, las he vuelto locas, tarumbas perdidas? Pero si ni me conocen. 

Y recuerdo que por una posible confusión en la llamada larga, larga, larga, carísima, me dieron una contraseña y una dirección, pero parecía el laberinto de Creta, no una dirección de mi ciudad. Y por lo complicado de esa dirección a mi me pareció que podía ser un edificio con contraseñas, más propio de unas fulanas de lujo que de un edificio normal, donde viven todos los corrientes de este mundo. ¿Se habían equivocado? Una operadora, con voz del otro lado del charco, me dijo también en la llamada larga, larga, que yo no era el único al que se le había cortado la comunicación. Vale. No soy el único, ¡bendito sea Dios!

Y recapitulo, primero pensé que era un timo, luego que eran fulanas que te daban su sexo gratis a cambio de que lo pagaras previamente en la llamada telefónica, luego que eran casadas pingüinas que no querían que se enterara el marido y la decodificación era algo muy raro pero tal vez funcionara como ocultación de adulterios. ¿Cómo podía funcionar de esa manera? Cosas más raras nos ocurren todos los días. Y finalmente... me volví loco. Y decidí que iba a visitar el cementerio, para ver lo bien que estaban los muertos.

Y olvidé... hasta que la ejecutiva insistió, lo poco que había hablado conmigo por teléfono la había enamorado. Y llamé al teléfono privado de la coordinadora, no al de tarifa, y tuve la inmensa suerte de que no estaba lleno o comunicando, y le dejé un mensaje, que me diera de baja...Y recordé que ya se lo había pedido en la llamada larga, larga, y me pasó con otra operadora, con voz del otro lado del charco, y para darme de baja tenía que esperar a que el sistema se descodificara, y colgué, porque iba a tener que pagar y mucho por darme de baja. 



Y recapitulé y me olvidé de algunos detalles, porque eran muchos, muchísimos y tenía mi móvil lleno de mensajes, de la operadora, de la coordinadora, de Ana-María, de Rocío, de la empresaria, de la...Y yo estaba tan empalmado y sufría tanto que decidí cortármela con el cuchillo de cocina,pero cuando iba a hacerlo recibí otro mensaje de Ana-María y sufrí tanto como debió sufrir Tristán cuando Isolda le dijo que llamara al … que le iba a dar todo lo que tenía y más. Y morir de amor fue una opción... pero no morí.

Y finalmente todo se calmó y no recibí mensajes durante unos días, y de pronto otro número me mandó mensajes y como no tenía ese número bloqueado por mi operadora decidí llamar porque tal vez Ana-María, mi Isolda, había logrado la fórmula de comunicarse conmigo. Y la operadora, del otro lado del charco, me dijo que tenía mensaje urgente pero tenía que esperar a que se descodificara. No me dijeron que fuera tarifa extra, pero no me fié. Otra vez... y esperé cinco minutos y colgué. Ese número era nuevo. ¿Cómo se habían enterado de mi número? ¿Se lo había dado la otra empresa, lo había encontrado en Internet, dónde?

Y me fui de putas, y pagué por un servicio, la tarifa acordada, ni más ni menos, y ella me dio lo acordado, ni más ni menos. Y me fui satisfecho de haber pagado, porque sabía a lo que iba y lo que recibiría. No fue sexo gratis, pero fue sexo y me desempalmé por un rato.

Y de allí me fui al cementerio, para imaginar lo bien que estarían los muertos. Y entonces pensé que si me suicidaba me iría al infierno y como allí se tenían que haber modernizado, tal vez las demonias me tentaran exhibiéndose desnudas ante mí, y cuando estuviera empalmado y sufriendo como un condenado me darían un teléfono y me dirían que llamara a ese número... a ese maldito número... a ese número infernal. Claro que allí no podría cobrarme mi operadora telefónica... Pero no, ni por Ana-María ni por ninguna otra, yo no volvería a llamar a ese teléfono ni desde el infierno. Y me imaginé siendo torturado de esa manera en el infierno, por toda la Eternidad, y se me quitaron las ganas de suicidarme, aunque pudiera seguir pensando en Ana-María, mi ejecutiva sensual, de 1,75, rubia, ojos claros, tipo de modelo, voz de demonia tentadora del infierno, mientras la pez hirviendo de la caldera de Pedro Botero me cocía los testículos. 

Y decidí no suicidarme y marcharme del cementerio, pensando en Ana-María, empalmándome, y haciéndome cruces de los inventos modernos.

Y llegado a casa recibí un nuevo mensaje de Ana-María,que era la empresaria, que me esperaba en su casa y que blá, blá y blá.¿Pero Ana-María no era la ejecutiva? ¿Ahora resulta que empresarias y ejecutivas son lo mismo? Y me desvestí y me pegué una ducha de agua fría de no te menees y como no fue bastante me fui a la cocina, a por el cuchillo, y cuando me había abierto la bragueta recibí un mensaje en el móvil.

Esto parece el cuento de la buena pipa que me contaba mi padre de niño. ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa? Sí ¿Pero tu quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?

¡Maldita pipa de mierda! Me la voy a cortar.