UN FLASHBACK, SEGUNDA PARTE
Nota previa del narrador
Para los lectores actuales, año 30.., o
para los lectores de la época en que se sitúa esta historia, año 3001, pero
sobre todo para los lectores del pasado, año 2010 y adyacentes y aledaños, debo
remitirles a la nota a pie de página del Sr. Aladro, abogadro, que hace un
enjundioso y prolijo estudio histórico-evolutivo de la Comisión Judicial.
Incluso para los profesionales y técnicos en la materia será un ensayo
divertido y digno de ser tenido en cuenta.
Para quienes desconocen quién es el Sr.
Aladro, abogadro, estoy confeccionando una breve biografía de este ínclito
personaje. Me temo que se está saliendo de madre, por lo que me veré obligado a
subirla como un apéndice, con algunos capítulos. Lo mismo que haré con otros
personajes y materias que aparecen en la historia, para que ésta no se complique
más de la cuenta. En realidad ya está bastante complicada. ¿No les parece?
UN FLASHBACK, SEGUNDA PARTE… AHORA SÍ
Lo ideal en una buena narración sería
comenzar desde el principio, seguir el hilo de la historia hasta el final y… si
gusta, gusta, y si disgusta y tiran tomates, pues a aguantarse. Pero como ya
les dije la clásica serie “Perdido”, emitida en la primera década del siglo
XXI, cambió todas las estructuras narrativas y nos complicó la vida a los
narradores hasta límites que es mejor no conozcan nunca a fondo. Es por eso que
voy a cortar con unas tijeras esta historia y separar la escena del programador
y sus consecuencias, para insertar otra que debió haber sido insertada antes.
Forma parte del pasado más cercano de Gestoreitor. Aún así no deja de ser
pasado y por lo tanto nadie me negará que estoy utilizando la vieja técnica del
“flashback”.
Cuando Gestoreitor abandonó el edificio o
palacio de justicia o “bunker” de la NOJ, como así fue llamado hace algún
tiempo (algún día les contará Aladro la historia de la reforma de la Justicia,
o NOJ, Nueva Oficina Judicial, en el año 2010, y la reforma de la reforma o
NRNOJ, Nueva Reforma de la Nueva Oficinal Judicial, allá por el año 2050),
conducido maternalmente del brazo por AuxEjecuteitor, las lágrimas metálicas,
ligeramente oxidadas, empañaban sus ojos de fibra de carbono, y su lamentosa y
cazallera voz metálica, apenas lograba brotar de su garganta de plastiacero.
Si Sioux, Ojo de Águila, lo hubiera visto
entonces habría tomado de inmediato la decisión que tomaría en el futuro:
hibernarlo y almacenarlo en la unidad de Apoyo robótico en la reserva, o
“UAROBRES”. No lo hizo porque Tramiteitor aún no lo había llamado. Les ruego
que sean conscientes de que estamos en el pasado y no en el presente o en el
futuro. Esto es un flashback y no un tiempo narrativo actual, no confundan
ambas cosas.
Era evidente, hasta para un ojo de ratón,
que Gestoreitor ya no era del todo robot, o si prefieren, dicho de otra manera,
ya era algo humano. ¿Qué podemos decir de AuxEjecuteitor? Tres cuartos de lo
mismo y una pizca de comino.
La comisión Judicial ha tenido una larga
evolución, como ustedes sabrán en cuanto lean el ensayo del Sr. Aladro,
Abogadro, pero nunca hasta entonces se vio nada parecido. Más que una comisión
robótica al uso, ambos-dos parecían un matrimonio que se estuviera
reconciliando tras una dura bronca. Su programación les impulsaba a practicar
las diligencias señaladas para aquella desapacible mañana del mes de enero en…
(no pongamos nombres, que luego todo el mundo se queja) por encima y por debajo
de cualquier otra consideración.
Resulta tan curioso como esperpéntico que
justo en esta época robótica la Comisión Judicial tomara nuevos bríos. Tras la
implantación de la Nueva Oficina Judicial, NOJ, hasta al más lerdo se le
hubiera ocurrido apostar doble contra sencillo a que la comisión judicial
acabaría por desaparecer. Estuvo a punto de ocurrir y la Nueva Reforma de la
NOJ, o NRNOJ, le dio la puntilla. Sin embargo justo cuando los funcionarios de
justicia fueron sustituidos por robots y se les consideró incapaces de mentir,
engañar, manipular, dejarse corromper o perder completamente el rumbo de la
fiabilidad, lo que hizo pensar que las funciones de las comisiones judiciales
podrían ser asumidas, sin ningún desdoro, por un solo robot o funcionario
judicial robotizado, fue entonces cuando la comisión judicial resucitó de entre
los muertos y vivió su mejor época.
¿Qué había ocurrido? Algo tan sencillo y
surrealista como que los robots eran incapaces de distinguir a un humano de un
robot. Parece idiota e incomprensible. Pero para ellos los humanos eran tan
robots como ellos, aunque constantemente parecían estar cortocircuitados y
bloqueados. El profesor Sakimito, ayudado por el profesor Cabezaprivilegiada, contratado
al efecto, programó a los funcionarios de justicia robotizados para que
solventaran esta papeleta. Más o menos lo fueron logrando, aunque se decidió
que cuatro ojos metálicos ven más que dos y que si uno no distinguía o se
bloqueaba el otro podría supervisar y tener la última palabra. Esta y no otra
fue la causa del regreso de la comisión Judicial y su revitalización casi
milagrosa.
Gestoreitor era el más preparado y avanzado
de todos los de su clase. Nadie supo cómo se saltó su programación robótica y
decidió que la mejor forma de saber si el ciudadano a embargar, desahuciar o lo
que fuera, era humano o no( como saben los robots no pueden ser sometidos a la
ley, ni mucho menos condenados, un robot no es libre y quien no es libre no es
responsable y quien no es responsable no puede ser juzgado por nada ni por
nadie) era hacerle cosquillas, en los sobacos o en otra parte anatómica
cosquilleable. También funcionaba darle un pisotón, insultarle, escupirle, etc.
Si no reaccionaba era claramente un robot.
Gestoreitor, con esta técnica propia,
rompió la barrera del sonido de las estadísticas y fue condecorado como
empleado del mes en doce ocasiones. Auxejecuteitor había asumido como válidas
estas técnicas e imaginado otras que puso en práctica con feliz resultado (fue
condecorada como empleada del mes en trece ocasiones, lo que Gestoreitor llevó
muy bien, porque estaba enamorado en secreto de Aux, ya que por entonces se
creía humano y veía como humano todo lo que se moviera a su alrededor, ya fuera
una cucaracha o un automóvil).
Pero debo terminar este capítulo. No hay
dos sin tres, dice el refrán y me molestaría mucho dejar al Sr. Flashback con
solo dos patas. No se pierdan pues el tercer y último capítulo de este
episodio.
NOTA A PIE DE PÁGINA
Me temo que el ensayo del Sr. Aladro tendrá
que ir aparte es más largo que un día sin pan para quienes no sean robots,
claro.
-Tengo algo que decir, soy el Sr. Aladro.
-Quisiera matizar… soy el Sr. Martín,
director de Marketín.
-Soy Karl Future y tengo mucho, mucho que
rebatir.
Nada, muchachos, para otra ocasión en el
correspondiente tablón de comentarios y críticas. Soy el narrador.