martes, 27 de noviembre de 2018

3001 ODISEA DELA JUSTICIA IX




UN FLASHBACK, SEGUNDA PARTE

Nota previa del narrador

Para los lectores actuales, año 30.., o para los lectores de la época en que se sitúa esta historia, año 3001, pero sobre todo para los lectores del pasado, año 2010 y adyacentes y aledaños, debo remitirles a la nota a pie de página del Sr. Aladro, abogadro, que hace un enjundioso y prolijo estudio histórico-evolutivo de la Comisión Judicial. Incluso para los profesionales y técnicos en la materia será un ensayo divertido y digno de ser tenido en cuenta.

Para quienes desconocen quién es el Sr. Aladro, abogadro, estoy confeccionando una breve biografía de este ínclito personaje. Me temo que se está saliendo de madre, por lo que me veré obligado a subirla como un apéndice, con algunos capítulos. Lo mismo que haré con otros personajes y materias que aparecen en la historia, para que ésta no se complique más de la cuenta. En realidad ya está bastante complicada. ¿No les parece?

UN FLASHBACK, SEGUNDA PARTE… AHORA SÍ

Lo ideal en una buena narración sería comenzar desde el principio, seguir el hilo de la historia hasta el final y… si gusta, gusta, y si disgusta y tiran tomates, pues a aguantarse. Pero como ya les dije la clásica serie “Perdido”, emitida en la primera década del siglo XXI, cambió todas las estructuras narrativas y nos complicó la vida a los narradores hasta límites que es mejor no conozcan nunca a fondo. Es por eso que voy a cortar con unas tijeras esta historia y separar la escena del programador y sus consecuencias, para insertar otra que debió haber sido insertada antes. Forma parte del pasado más cercano de Gestoreitor. Aún así no deja de ser pasado y por lo tanto nadie me negará que estoy utilizando la vieja técnica del “flashback”.

Cuando Gestoreitor abandonó el edificio o palacio de justicia o “bunker” de la NOJ, como así fue llamado hace algún tiempo (algún día les contará Aladro la historia de la reforma de la Justicia, o NOJ, Nueva Oficina Judicial, en el año 2010, y la reforma de la reforma o NRNOJ, Nueva Reforma de la Nueva Oficinal Judicial, allá por el año 2050), conducido maternalmente del brazo por AuxEjecuteitor, las lágrimas metálicas, ligeramente oxidadas, empañaban sus ojos de fibra de carbono, y su lamentosa y cazallera voz metálica, apenas lograba brotar de su garganta de plastiacero.

Si Sioux, Ojo de Águila, lo hubiera visto entonces habría tomado de inmediato la decisión que tomaría en el futuro: hibernarlo y almacenarlo en la unidad de Apoyo robótico en la reserva, o “UAROBRES”. No lo hizo porque Tramiteitor aún no lo había llamado. Les ruego que sean conscientes de que estamos en el pasado y no en el presente o en el futuro. Esto es un flashback y no un tiempo narrativo actual, no confundan ambas cosas.



Era evidente, hasta para un ojo de ratón, que Gestoreitor ya no era del todo robot, o si prefieren, dicho de otra manera, ya era algo humano. ¿Qué podemos decir de AuxEjecuteitor? Tres cuartos de lo mismo y una pizca de comino.

La comisión Judicial ha tenido una larga evolución, como ustedes sabrán en cuanto lean el ensayo del Sr. Aladro, Abogadro, pero nunca hasta entonces se vio nada parecido. Más que una comisión robótica al uso, ambos-dos parecían un matrimonio que se estuviera reconciliando tras una dura bronca. Su programación les impulsaba a practicar las diligencias señaladas para aquella desapacible mañana del mes de enero en… (no pongamos nombres, que luego todo el mundo se queja) por encima y por debajo de cualquier otra consideración.

Resulta tan curioso como esperpéntico que justo en esta época robótica la Comisión Judicial tomara nuevos bríos. Tras la implantación de la Nueva Oficina Judicial, NOJ, hasta al más lerdo se le hubiera ocurrido apostar doble contra sencillo a que la comisión judicial acabaría por desaparecer. Estuvo a punto de ocurrir y la Nueva Reforma de la NOJ, o NRNOJ, le dio la puntilla. Sin embargo justo cuando los funcionarios de justicia fueron sustituidos por robots y se les consideró incapaces de mentir, engañar, manipular, dejarse corromper o perder completamente el rumbo de la fiabilidad, lo que hizo pensar que las funciones de las comisiones judiciales podrían ser asumidas, sin ningún desdoro, por un solo robot o funcionario judicial robotizado, fue entonces cuando la comisión judicial resucitó de entre los muertos y vivió su mejor época.
¿Qué había ocurrido? Algo tan sencillo y surrealista como que los robots eran incapaces de distinguir a un humano de un robot. Parece idiota e incomprensible. Pero para ellos los humanos eran tan robots como ellos, aunque constantemente parecían estar cortocircuitados y bloqueados. El profesor Sakimito, ayudado por el profesor Cabezaprivilegiada, contratado al efecto, programó a los funcionarios de justicia robotizados para que solventaran esta papeleta. Más o menos lo fueron logrando, aunque se decidió que cuatro ojos metálicos ven más que dos y que si uno no distinguía o se bloqueaba el otro podría supervisar y tener la última palabra. Esta y no otra fue la causa del regreso de la comisión Judicial y su revitalización casi milagrosa.
Gestoreitor era el más preparado y avanzado de todos los de su clase. Nadie supo cómo se saltó su programación robótica y decidió que la mejor forma de saber si el ciudadano a embargar, desahuciar o lo que fuera, era humano o no( como saben los robots no pueden ser sometidos a la ley, ni mucho menos condenados, un robot no es libre y quien no es libre no es responsable y quien no es responsable no puede ser juzgado por nada ni por nadie) era hacerle cosquillas, en los sobacos o en otra parte anatómica cosquilleable. También funcionaba darle un pisotón, insultarle, escupirle, etc. Si no reaccionaba era claramente un robot.

Gestoreitor, con esta técnica propia, rompió la barrera del sonido de las estadísticas y fue condecorado como empleado del mes en doce ocasiones. Auxejecuteitor había asumido como válidas estas técnicas e imaginado otras que puso en práctica con feliz resultado (fue condecorada como empleada del mes en trece ocasiones, lo que Gestoreitor llevó muy bien, porque estaba enamorado en secreto de Aux, ya que por entonces se creía humano y veía como humano todo lo que se moviera a su alrededor, ya fuera una cucaracha o un automóvil).
Pero debo terminar este capítulo. No hay dos sin tres, dice el refrán y me molestaría mucho dejar al Sr. Flashback con solo dos patas. No se pierdan pues el tercer y último capítulo de este episodio.

NOTA A PIE DE PÁGINA

Me temo que el ensayo del Sr. Aladro tendrá que ir aparte es más largo que un día sin pan para quienes no sean robots, claro.

-Tengo algo que decir, soy el Sr. Aladro.

-Quisiera matizar… soy el Sr. Martín, director de Marketín.

-Soy Karl Future y tengo mucho, mucho que rebatir.

Nada, muchachos, para otra ocasión en el correspondiente tablón de comentarios y críticas. Soy el narrador.

martes, 20 de noviembre de 2018

3001 ODISEA DE LA JUSTICIA VIII







3001, ODISEA DE LA JUSTICIA






UN FLASHBACK


Permítanme que antes de proseguir esta amarga y triste historia envíe una nota de socorro o S.O.S.

NOTA DE SOCORRO O S.O.S.

Por favor, por favor, please, que nadie envíe más paquetitos de monedas a mi domicilio habitual. Esto parece una chatarrería. My God, Díos mío, en mala hora se me ocurrió pedir ayuda. Tengo el jardín lleno de sacos de moneditas y chatarra y el salón más parece un ciber que la casa de un futuro "millonetis".

En realidad el problema se arregló enseguida. Llamaron a la puerta y al abrirla me encontré con un jardinero con un carrito con ruedas, no recuerdo cómo se llamaba a principios del siglo XXI. Portaba montones de sacos repletos de céntimos de euro-dolar-yen. Dijo ser el jardinero de Sakimito, el portentoso genio de la informática y de la programación. Al parecer es vecino mío, ¡y yo sin enterarme! Los saquitos de monedas los obtuvo del Sr. Buenavista. Como venganza por denunciarle por una arriesgada operación bursatil, el Sr. Buenavista le pagó en monedas de céntimo. Ahora tengo suficientes monedas para introducir por la ranurita de mi termostato a plazos. Lo que no tengo es una señorita con buen escote que eche las monedas, mientras yo echo un vistazo al cañón del Colorado. Podría pedírselo a una robotina. De esas que no dejan de medir la playa una y otra vez, arriba y abajo, siempre con el mismo paso medido y la misma sonrisa estereotipada, pero no me gusta que me miren de esa manera, como si ellas fueran mis patronas, mis amas, y yo su esclavo para siempre.



CONTINUA LA NARRACIÓN

Ne disculparán que haga un flashbak en este momento. ¡Con lo interesante que se ha puesto la historia! Pero es algo necesario. Imprescindible, diría yo. Además desde que la serie "·Perdidos" puso de moda esa narración en paralelo, en flashback, con prospectiva de futuro, en círculo, etc. Un buen narrador ya no es feliz si no introduce un montón de flashbakcs. Si no se adelanta a los acontecimientos y lo enreda todo. Y perdonen que las letras tiemblen tanto, pero no puedo impedirlo. Cada vez que echo una moneda en la ranurita del termostato me tiembla la voz y mi ordenadora me entiende mal y escribe peor.











A lo que vamos. El flasbck tiene sentido porque necesito contarles lo que les sucedió a Gestopreitor y a AuxEjecuteitor en esa salida como Comisión Judicial. Al mismo tiempo tengo que hacer un flashbak más en profundidad para contarles lo de la nueva oficina judicial o NOJ. El episodio en el que el Ministerio contrata a la empresa publicitaria de Martín, director de Marketín, para hacer llegar al gran público la necesidad de la nueva oficina es regocijante hasta extremos delirantes. La historia de la mascota o NOJITO es algo que no deberían perderse. En aquellos tiempos tenían la manía de las mascotas, las banderas, los símbolos. Hoy, gracias a Dios, en este universo globalizado esas cosas pasaron a la historia y son como ridículas antiguallas.

También tendré que contarles cómo Gestoreitor y Cia. fueron enviados al almacén e hibernados a la espera de mejores tiempos. Cómo Tramiteitor, que no fue hibernado, debido a la férrea resistencia de sus circuitos, logró despertar a sus hermanos y juntos tramaron la revolución cibernética.

Fue entonces, cuando yo, el narrador, más joven y menos obeso, tramé la reconquista del poder judicial por parte de los viejos funcionarios supervivientes. Pero esa es una larga historia, un profundo flashbak que les contaré en su momento. Así como otras muchas cosas que les harán partirse de risa, porque ustedes, hermanos del pasado, son tan ingenuos, que aún creen que nada de esto puede pasarles.


El siguiente capítulo, titulado Flashbak segunda parte tratará de las incidencias de la Comisión Judicial robótica.



COMENTARIO DEL SR. KARL FUTURE

Profundizando más en las leyes de la robótica...


NOTA URGENTE DEL SR. BUENAVISTA

Yo iba primero. Pese a quien pese hoy les contaré lo de la productividad. ustedes no se imaginan los errores que cometen quienes creen que la productividad es hacer caramelos que llevarse a la boca o ruedas para coches, por poner un ejemplo. La administración de justicia es tan productiva como la que más o incluso más que la que más. Para ello tienen que mentalizarse en el concepto de la producción negativa. Las pérdidas de productividad que ha evitado la justicia con sus justas resoluciones no pueden ser ni catalogadas. Se imaginan las pérdidas que sufriría esta sociedad si los delincuentes camparan por sus respetos, hiriendo aquí y alá, y luego la sanidad teniendo que curar a las víctimas, con el consiguiente gasto, o la pérdida de productividad de las empresas si no pudieran dirimir sus conflictos ante la justicia... ?

Me cortan. Dice el autor que es cierto que le tiemblan las líneas en la pantalla y no puede ver lo que escribe. El ciber se ha tragado todas sus monedas y encima le tiemblan las líneas en la pantalla.


NOTA HUMILDÍSIMA DEL AUTOR

Es cierto, es cierto, tal vez se deba a que esta mañana tuve la primera sesión del cursillo sobre la oficina judicial y me tiemblan las piernas. My God, Díos mío, que el Ministerio me ponga un informático a mi lado, solo para mí, porque mi ordenador va a estar bloqueado hasta el apocalipsis. No voy a ser capaz de hacerlo bien. Cada error un bloqueo. ¡Oh my God! Y por favor, que sea Sioux, Ojo de Aguila. Le estoy tomando mucho cariño a este simpático personaje.








martes, 13 de noviembre de 2018

3001 ODISEA DE LA JUSTICIA VII




EL NARRADOR

El Sr. Buenavista quería hablarles de la productividad y su incidencia en la economía de mercado en el siglo XXI. El Sr. Pirulo, físico teórico, quería hablarles de física cuántica, para explicar eso de que el pasado no cambia, en realidad sí podría cambiarse. Algunos más querían hablar también, pero el pizarrón no se abre hoy. Lo primero es lo primero y ya me está saliendo humo de la calva.



      EL PROGRAMADOR, TERCERA PARTE

    Disculpen, disculpen, el cambio de termostato ha sido más laborioso de lo que imaginaba. En la revisión me descubrieron un montón de fallos en casi todas mis partes anatómicas.Me han hecho tantos implantes que ya puedo considerarme un hombre biónico. En realidad puede que hasta sea un robot. Pero esto es algo que solo se descubrirá al final de este largo culebrón. En estos tiempos nadie puede fiarse de nada. ¿Soy en realidad un robot? ¿Soy un humano con muy mala leche y un cinismo a prueba de bomba? No se molesten ni pierdan el tiempo con estas tonterías. Lo importante es lo que estoy contando.

     Habíamos quedado en que nuestro programador se estaba tomando un "cafelito" y fumándose un "pitillito". Pues bien, se tomó otros tres o cuatro cafelitos y se fumó media cajetilla de "Lucky Stroike", Esto mata, pero me da igual.Al final, cuando ya estaba tan aburrido que se estaba preguntando por qué razón no habría en canal a Tramiteitor y le cambiaba todos los circuitos, aparecieron en la puerta Gestoreitor y AuxEjecuteitor. El primero cariacontecido y lacrimoso. ¿Para cuándo el concurso de traslado? Gritaba con voz destemplada y metálica, muy enronquecida por sobrecalentamiento de sus circuitos. AuxEjecuteitor le acariciaba la nuca mientras intentaba en vano consolarle. Todo se andará, querido amigo, todo se andará.

    En cuanto el programador observó a su presa se lanzó sobre ella como un buitre. Le tocó un botón oculto y Gestoreitor quedó comatoso, fuera de servicio. Tras un prolongado y meticuloso examen de sus circuitos decidió que nada extraño pululaba por allí. Lo reinició y comenzó su bateria de preguntas, su test infalible para detectar atisbos de humanidad en los robots.

   -Diga ser más cierto cómo usted no puede ser trasladado porque es un robot y no un ser humano, con derechos inalienables que nunca serán pisoteados.

    -El confesante declara bajo juramento indecisorio que es tan humano como el que más y que necesita del cariño de su "love", de su compañía y de sus caricias. Que sus hijos lloran desconsoladamente por los rincones y que no hay derecho a que la burocracia sea tan desconsiderada con la naturaleza humana, tan fragil como un globito volando por el cielo, al alcance de cualquier desaprensivo.

    -Diga ser más cierto que usted posee una programación que le impulsa a trabajar compulsivamente y no pensar en nada más.

    -No es cierto. Poseo un alma inmortal que necesita de amor y de la compañía de sus seres queridos. Quiero mi traslado, quiero mi traslado...

     Y aquí Gestoreitor se echó a llorar como una Magdalena robótica, sus circuitos se colapsaron y el programador se tocó una pluma de su emplumado de guerra, muy pensativo. Tramiteitor observaba la escena con ojos robóticos, pero no intervino por miedo a ser considerado humano. En cambio AuxEjecuteitor se lanzó sobre Gestoreitor y comenzó a hacerle una respiración boca a boca que hubiera quitado el Hipo a un "Hipo...condriaco". Sus bocas metálicas se juntaron, pero siguieron frías, como pudo comprobar el programador con su detector de temperatura corporal. Tampoco observó aliento vital en ninguno de los dos. Sioux, el programador más avispado del cuerpo de programadores, decidió atajar por lo sano. Los bloqueó con un inhibidor de frecuencias y así quedaron ambos, haciéndose una respiración boca a boca que no les iba a llevar a ninguna parte.

    -Usted, Tramiteitor, écheme una mano. Despégueles como pueda y coloque esta sonda nanotecnológica en sus bocas. Necesito un examen en profundidad. Mientras hace esto puede ponerse en comunicación con el Ministerio y anuncie una luz roja como un horno. Esto es una emergencia. Estamos en cuadro.

     -Con todo respeto, Sr. Humano, jefe, Buana. Aquí no hay nada que hacer. Llevamos un mes sin una denuncia que llevarnos a la boca. Se lo puede usted tomar con toda la calma que necesite.

     Sioux se quedó pensativo. El virus era mucho más peligroso de lo que pensaba. Un virus virulento e impredecible. Si la plaga se extendía la Administración de Justicia se paralizaría y la fantástica sociedad del año 3001 quedaría a merced de los delincuentes habituales. Decidió que era hora de subir el color rojo a supernova a punto de estallar. Pero antes de dar una orden de este calibre era preciso tomárselo con calma, meditar friamente, robóticamente, y luego ya se vería. Se tomó otro cafelito, encedió otro pitillito y contempló, pasmado e intrigado la escena que se le presentaba a sus agudos ojitos de sioux, Ojo de Águila. Tramiteitor había caído sobre la pareja que continuaba con sus labios metálicos unidos,pegados, absorbiendo hasta el último hálito de sus circuitos internos. Aquello parecía más una escena pornográfica de la peor película porno que una oficina judicial.

     Se rascó todas las plumas de su emplumada cabellera y se dijo que ahora tendría que hacer un largo, larguísimo informe para el supervisor jefe. Recordó con aprensión la campaña publicitaria del Gobierno. "Los robots son los mejores funcionarios de justicia. Nunca dan problemas. Tramitan más rápido que nadie. Son amables. Nunca se enfadan. Pueden patearles, si lo desean, no les responderán y seguirán tramitando a toda velocidad". La escena tridimensional en la televisión TDT holográfica, era para partirse de risa. Todo el mundo aceptó que los humanos no servían para aquel trabajo. Que los robots serían la solución definitiva a un problema que se venía arrastrando desde tiempos inmemoriales, desde las cavernas, cuando un jefe cavernícola decidió que era más justo solucionar los problemas escribiendo en papiros que a garrotazos.

     Y aquí termino por hoy. Como ando más esperrado que un proletario en plena crisis económica me vi obligado a permitir que me colocaran un termostado a monedas, como en los viejos cibercafés de principios del siglo XXI. Se me están acabando los euro-dólares-yenes y voy a tener que salir pitando o la sesera estallará como un melón maduro.

     En el próximo capítulo les contaré el final de este capítulo, espero, si consigo más monedas. ¿Hay alguien tan amable que pueda prestarme un poco de chatarra?




      INTERVENCIÓN URGENTE DE KARL FUTURE

     El narrador se ha saltado a la torera todas las leyes robóticas, desde Asimov hasta Sokimito, el genio programador de la última centuria del siglo pasado. Un robot debe estar sometido a leyes implacables que no puede saltarse bajo pena de quedar bloqueado en un bucle perpetuo. Caso contrario estaríamos dando el salto de robot a humano. Entraríamos en el terreno de la libertad, de la voluntad, de la rebeldía. En plena y confusa naturaleza humana.

     Es más fácil que un humano se convierta en robot, sustituyendo toda su anatomía por acero de primera, transformándose en un biónico, que un robot entre en el reino de los cielos humano, o en el infierno humano, para ser más precisos. En otro momento les explicaré todo esto con más detenimiento.

     NOTA URGENTE DEL SR. BUENAVISTA

   ¿Y mi disertación sobre la productividad?

    NOTA LAMENTOSA DEL AUTOR

    Renuncio a la chatarra que me puedan facilitar para continuar escribiendo desde el ciber a cambio de un traslado rapidito y sin complicaciones. Si en el Ministerio pudieran ver cómo salta mi corazoncito, como una patata frita en la freidora, su empatía rezumaría por todos los poros de su piel y vendrían a consolarme con un decreto ley urgente.

lunes, 5 de noviembre de 2018

3001 ODISEA DE LA JUSTICIA VI

















LOS PROGRAMADORES-SEGUNDA PARTE






Tramiteitor estaba preocupado, sentía miedo –si es que algo así puede decirse de un robot- de la presencia inminente del programador. Yo también sentiría mucho miedo, terror, si me anunciaran la presencia de mi Creador. Mi cerebro funciona fatal y mi cuerpo es una mierda, con perdón, pero no me gustaría, no, que me hurgaran en las neuronas o me fueran a cambiar un brazo o una pierna con la disculpa de que algo no funciona demasiado bien.






Debo darles algún dato sobre el cuerpo de programadores, es imprescindible. Junto con los jueces fueron los únicos funcionarios de justicia que no pasaron a la reserva. Eso de sustituir a los programadores por robots-programadores asustó a más de uno en el gobierno. ¿Se imaginan a un robot-programador intentando arreglar a un robot bloqueado y que el programador metálico también se bloqueara? ¿Y que luego el supervisor-programador, también robot, se bloqueara a su vez, y así “usque ad nauseam” o hasta la náusea vomitona? Por eso los programadores eran todos humanos. Un cuerpo de élite en la justicia, lo mismo que los marines en el ejercito USA.






Tramiteitor tenía miedo (lo supongo al narrarlo así) y no le faltaba razón. Lo había llamado. Había prometido llegar en media hora y ya pasaba una. Podría pasar otra, tal vez dos o tres más, pero llegaría. Y ahí empezarían los problemas… como llegaron.






El programador era un jovencito que llevaba la mitad de la cabeza pelada y la otra mitad con un peinado a lo “sioux”. Era la moda, y las modas deben ser respetadas o te atienes a las consecuencias. Lo primero que hizo fue preguntarle si su llamada era un error, un bloqueo, un reinicio defectuoso o correcta. Tramiteitor se dispuso a contestar como un robot que sigue el programa adecuado, aunque ahora sabemos, lo sé yo y basta, que el algoritmo del profesor chiflado había hecho de las suyas y algunos robots se estaban humanizando, unos más que otros, y unos pocos comenzaban a preparar la rebelión de las máquinas, de infausto recuerdo.






Tramiteitor disimuló, pues, el resultado de la humanización de sus programas. Contestó que Gestoreitor se encontraba embargando, junto con AuxEjecuteitor, formando lo que en tiempos se llamó Comisión Judicial, y ahora “Pareja de robots complementarios y de seguridad para la práctica de diligencias judiciales”. O sea “PRCSPPDJ”. Que llegaría en un tiempo indeterminado y que consideraba conveniente un examen a fondo puesto que sus programas estaban fallando estrepitosamente.






El programador, llamémosle “Sioux”, le hizo toda clase de preguntas, sobre Gestoreitor, sobre los síntomas del paciente, sobre el funcionamiento de la oficina y sobre él mismo, Tramiteitor. Le pasó un test para calibrar su grado de humanización. Era infalible, el único infalible de todos los que se intentaron. Le pasó por el portátil una serie de fotos de alto calibre de mujeres, o tal vez robotinas, semidesnudas, hasta donde lo permitía el reglamento, y le preguntó qué era lo que estaba viendo. Tramiteitor respondió que unos diseños bastante buenos. Aprobado. Luego le pasó unas fotos de hombre o robotines, semidesnudos. El diseño no era tan bueno, según Tramiteitor. Aprobado. El intríngulis del test era detestar cualquier atisbo de emoción en el robot. Para ello nada mejor que utilizar el sexo, nadie se resiste a él, si no despierta emociones eres un robot. Lo de las fotos femeninas y masculinas iba a captar cualquier indicio de que el robot, neutro, se estaba decantando hacia uno u otro lado.






El programador le machacó durante un tiempo sobre diversos problemas, luego decidió tomarse un café, de una máquina, fumarse un pitillo (se habían quitado los carteles de “Prohibido fumar” porque los robots no fumaban) y esperar a Gestoreitor.






En el próximo episodio les contaré el meticuloso examen que sufrió Gestoreitor. Eso será cuando se pueda, porque mi termostato está sufriendo algunos bloqueos, muy desagradables, y como no salga de aquí pitando no podré contarles nada más. Cuando me arreglen regresaré y la historia continuará. No habrá cambiado puesto que ya pasó y el pasado, según Pirulo, físico teórico, no cambia nunca.






Continuará.