lunes, 10 de agosto de 2020

BREVES HISTORIAS DE OMEGA VI

 


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BREVES HISTORIAS DE OMEGA VI

NOTA INTRODUCTORIA:

El esbozo de las conductas sexuales en Omega fue muy divertido. No tenía claro si la reproducción sería sexual o habrían llegado a un nivel evolutivo que les permitiera dejar el sexo solo para el placer o si tal vez convenía que el avance no fuera tan importante… Fantasear sobre el tema me llevó tiempo y al final, tras muchas elucubraciones, decidí que debería separar sexo y reproducción, de esa forma todo lo que tenía esbozado encajaría a la perfección. Solo así podría explicar el trauma que sufre el padre de Ermantis, el protagonista, y que le lleva a vivir en las montañas negras, donde se casa con Eraia y tienen a Ermantis, cuyo diario da título a la primera novela de la trilogía, Diario de Ermantis. 

Decidí que habría un sexo físico y otro virtual y que la promiscuidad fuera algo tan natural que ni siquiera se hablara de ello, pero me encontré con un problema serio para encajar ese tipo de relación sexual con una vida familiar normal y mínima. Necesitaba, por razones internas de la historia, que existiera en Omega algún tipo de vida familiar. Me puse a ello y encontré algunas razones que lo justificaran: A pesar de que la inteligencia artificial podía diseñar un número casi infinito de casas y pedir a los robots a su servicio que las construyeran, lo cierto era que el espacio en el planeta era limitado, sobre todo si se pretendía crear una sociedad humanizada y no un hormiguero, además la programación de Helenio de Moroni exigía que el número de robots fuera el imprescindible, aquel profesor chiflado odiaba la posibilidad de una robotización y mecanización en la sociedad que había planificado al crear su inteligencia artificial. Esto exigía que de alguna manera se formaran unidades familiares ya que la adjudicación de casas se hacía de forma preferente a las familias y cuanto más numerosas mejor. Por otro lado la programación de la inteligencia artificial la predisponía a crear todo tipo de incentivos para que se acabara retomando la forma de vida tradicional, familiar y tribal, que la sociedad omeguiana había abandonado tras la tragedia genocida de la batalla del valle de la Muerte y la necesidad de una relación promiscua entre los escasos hombres que sobrevivieron y las numerosas mujeres en edad fértil. Esto creó una sociedad muy diferente a las que existían en otros planetas del Cuadrante, habitadas por especies inteligentes. 

El tema del sexo aparece poco en la novela, lo imprescindible, por lo que todo aquel material manuscrito que fui creando necesitaba una salida. Este estudio de la doctora Almidina es solo un aperitivo puesto que habrá toda una serie de episodios dedicados al sexo y al romanticismo en Omega.

EL SEXO EN OMEGA

Breve extracto de la tesis doctoral que presentó Almidina Arnaica para su doctorado en sexología por la universidad de Vantis

PREÁMBULO INTRODUCTORIO

Debido a la peculiar historia de Omega, de la que solo fuimos conscientes al entrar en contacto con otros planetas habitados del cuadrante galáctico. Las etapas del desarrollo sexológico, lo mismo que en otros temas, como economía, política o tecnología, por las que atravesó nuestra sociedad no tienen parangón en ninguna otra sociedad galáctica conocida.

Tras la batalla del valle de la Muerte, el mayor genocidio de la historia de Omega, y tal vez de la historia planetario de todos los planetas habitados conocidos, toda la concepción tradicional del sexo en las diferentes civilizaciones tribales omeguianas sufrió un duro golpe y se vino debajo de forma irreversible. La mayoría de los hombres habían muerto en esa batalla y de entre los que sobrevivieron había que descontar ancianos y niños por lo que solo un número muy reducido eran actos para la procreación. Los ejércitos que se enfrentaron en la legendaria batalla habían reclutado a todos los hombres disponibles, en una horquilla de edades muy amplia, desde jóvenes imberbes, apenas salidos de la adolescencia, hasta auténticos ancianos que aún se conservaban en una forma aceptable para el combate.

Los supervivientes de la batalla fueron muy pocos por lo que para la tarea de la procreación hubo que recurrir a auténticos ancianos y a adolescentes, muchos de ellos aún sin desvirgar. Se buscaron hombres en los parajes más recónditos que hubieran podido librarse del reclutamiento. Aún así su número era ridículamente bajo comparado con las mujeres en edad fértil. Fue por ello que se pidió ayuda a los dioses “como así fueron llamados los tripulantes de la nave en la que había llegado El Mesías de Omega. Incluso éste fue requerido y suplicado hasta la extenuación para que no solo engendrara el mayor número posible de hijos en su amada, sino que no se conformaron con ello y utilizaron al mayor número de mujeres en edad fértil para engendrar. 

Los tripulantes de la destino terminaron agotados después de mantener un número tan elevado de relaciones sexuales que hubieran dejado fuera de combate a un dios mitológico. A pesar de lo placentero que sin duda debió resultar tal actividad sexual con distintas y bellas mujeres todos, sin excepción, por unanimidad acabaron aprobando la propuesta del comandante, el Mesías de Omega, para otorgar a los omeguianos la tecnología genética necesaria que les permitiera la fecundación in vitro, incluso la clonación directa. Hasta la tripulación femenina de la nave, ante la presión ejercida por los omeguianos se vio obligada a embarazarse año tras año del omeguiano que eligieran. Los dioses tenían que procrear sin pausa, y solo cuando la tecnología genética logró que la población subiera exponencialmente pudieron darse un respiro y tomárselo con calma. Es cierto que habrían podido negarse puesto que la fuerza estaba de su parte, pero tal vez la tentación de unas relaciones sexuales ilimitadas con cualquiera que les apeteciera fue demasiado fuerte incluso para los dioses, que una vez convencidos por el Mesías de Omega de la necesidad de ayudar al pobre planeta diezmado y decidido él mismo a permanecer allí por tiempo indefinido, al enamorarse perdidamente de una omeguiana, no dejaron de rodar cuesta abajo, saltándose todo el protocolo establecido para el primer contacto con una civilización inteligente en un nuevo planeta y los topes morales que les imponía el decálogo moral de la expedición.

Esta situación propició un cambio drástico en el concepto de relaciones sexuales que se habían mantenido hasta entonces en las diferentes sociedades omeguianas. La promiscuidad se convirtió en una necesidad insoslayable y cada hombre capaz de engendrar tuvo a su disposición un incalculable número de mujeres. Sin duda fue una época extraña, tanto para mujeres como para hombres, y marcaría para siempre el concepto de sexualidad en Omega.
Solo décadas más tarde, cuando gracias al esfuerzo reproductivo y a la tecnología genética puesta a disposición de la sociedad omeguiana por la tripulación de la nave en la que llegara a nosotros el Mesías de Omega, el planeta recobró una población aceptable, se produjeron algunos intentos de regresar a los viejos tiempos, pero éstos ya habían pasado y como sucede siempre en estos casos, quienes lo intentaron quedaron tan obsoletos como la tecnología prehistórica que había utilizado la civilización omeguiana hasta la llegada de nuestro mesías particular.

Durante años los habitantes de Omega se dedicaron con gran celo a la reproducción y a cuidar de sus retoños, alimentándoles y educándoles con los medios que les fue dando con cuentagotas la tripulación de la Destino. Se establecieron turnos rotatorios para la reproducción, el cuidado y alimentación de la población y el estudio, en escuelas especiales, de la tecnología alienígena. Omega dio un salto gigantesco en su evolución y toda su civilización cambió para siempre.

Una vez que se saltara la línea roja por parte de la tripulación de la Destino, no tuvieron el menor inconveniente en saltarse las demás líneas y poner a disposición de los omeguianos cuanta tecnología les fuera requerida y aprendida por sus habitantes. No tardaron en hacerse con la tecnología del viaje por el espacio y así descubrir que no estaban solos en el Cuadrante. Todo se hubiera descontrolado provocando consecuencias imprevisibles de no haber sido llamada la Destino a volver su hogar. Pero de eso hablaremos en otro capítulo.
Resumiendo lo visto hasta ahora podemos decir que la vivencia actual de la sexualidad en Omega, con sus indudables lacras, procede de aquel momento. A nuestros amados ancestros les hubiera parecido una espantosa aberración, y de hecho un número importante de ciudadanos, en cuanto vieron claro que la población de Omega no se extinguiría, decidieron exilarse refugiándose en las Montañas Negras, lo que dio origen a lo que hoy conocemos como granjeros rebeldes. 

Continuará.

 

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