viernes, 29 de septiembre de 2023

DIARIO DE UN GIGOLÓ V

 

EL PUB DE PACO/CONTINUACIÓN

 


Fue entonces cuando se me acercó una chica a la que tampoco conocía. Con todo desparpajo me pidió que bailara con ella. Estaba sonando una canción lenta y todo el mundo aprovechaba para arrimarse y sobarse con esmero. Recordé haberla visto con el anfitrión de la fiesta o alguno de sus amigos. Podría muy bien ser su novia. Me juré ser discreto. Cumplí mi juramento, pero no así ella que enseguida se arrimó todo lo que pudo dentro de un espacio físico que no presentaba obstáculos a los cuerpos, y desde luego pudo mucho, creo que hasta el aire debió sentirse un tanto comprimido. No contenta con ello bajó las manos y me sobó el trasero y si me hubiera descuidado un poco hasta me hubiera bajado la cremallera de la bragueta. Semejante actitud no era muy frecuente en las mujeres, al menos en las que yo conocía, que solían limitarse a poner el semáforo en rojo, en ámbar o en verde o a dirigir el supuesto tráfico hacia ellas con un “savoir faire” que daba gusto. Eso me indicó que se trataba de una chica “progre” y tan libre como se lo permitía el entorno y las circunstancias.

A pesar de que supuestamente el ambiente universitario era de lo más libre y “progre” del país, el escándalo que se armó fue mayúsculo. Por suerte no duró mucho porque un chico se acercó hasta nosotros con una mirada luciferina en sus ojos de jaguar nocturno, me separó a empujones de la chica y continuó empujándome como si le estorbara en cualquier espacio que ocupara mi cuerpo. Al parecer era el novio porque ningún otro ser querido, ni siquiera su padre, se habría comportado de aquella manera, como un toro que cornea la capa roja una y otra vez. 

Tuve que ponerme serio, agarrarle del cuello, hacerle una llave inmovilizadora y gritarle a la oreja que yo ignoraba que la chica fuera su novia, que no tenía obligación de saber acerca de las relaciones de las chicas que me pedían un baile, que no fui yo quien la invitó a bailar, sino ella a mí y que eran sus manos, las delicadas manos de su novia las que me estaban magreando a mí, tocándome el culo con mucho salero y no las mías, humanoides y bastas las que habían buscado su delicioso culo. O sea, dicho en plan pijo, que arreglara sus problemas con su novia y no conmigo, un discreto invitado que no conocía a nadie en la fiesta, y rematé diciéndole con cierto “recochineo” que si yo fuera su novia ya le hubiera mandado a tomar por donde amargan los pepinos, dicho con toda fineza.

El muy estúpido no me hizo el menor caso, emperrado en que nos diéramos de puñetazos. Como estaba bien sujeto comenzó a forcejear con las piernas y en un descuido me acarició un poco el tobillo. Eso colmó mi paciencia y lo lancé con todas mis fuerzas contra unas mesas, donde quedó espatarrado. Un amigo suyo intentó separarnos y la novia del mencionado amigo se puso de uñas por salir en defensa de aquella guarra que iba también a por su novio…Detuvieron la música, todo el mundo intentó separar a todo el mundo, acabaron por pelearse quienes no tenían la culpa de nada y llovieron puñetazos y patadas por todas partes. Yo salí de allí, tan discreto como si no tuviera la culpa de nada, y tan precavido como si tuviera la culpa de todo, incapaz de aclarar mi mente de la confusión en que había caído, puesto que ahora no sabía muy bien si la chica que me había metido mano era la novia del que me había golpeado o en realidad era la novia del anfitrión que supuestamente me había invitado y el que se enfrentara conmigo era un amigo del anfitrión o si la chica que llamara guarra a “mi chica” era novia del anfitrión, de su amigo o del amigo de su amigo. Aquello era un rompecabezas que daba dolor de cabeza. ¡Menudo follón!

En el camino hacia la salida recibí algún golpe perdido, alguna colleja sin importancia, y una chica se acercó a mí pidiéndome que la acompañara a casa y a cambio me recompensaría. Con la oscuridad que se hizo cuando las bombillas se rompieron y las luces se apagaron no supe, hasta que estuvimos fuera, que en realidad era la chica que me había metido mano y por la que se había organizado todo aquel “guirigay”. Cuando estaba a punto de aceptar su amable invitación y sacar algo positivo de aquella noche nefasta un chico se acercó poniéndome de chupa de dómine. No sabía quién era y no me paré a averiguarlo. Salí de allí como alma que fuera a llevar el diablo, sin culpa por mi parte, un poco magullado y bastante malhumorado.

jueves, 14 de septiembre de 2023

LA ÓPERA DEL LOCO III

 


ACOTACIÓN

La sustancia se transforma en una copia maravillosa de Plurabella, es un clon perfecto, incluso mejor que el original. Se mueve por el escenario como si levitara. El asombro es absoluto entre la concurrencia. Pero no por  lo milagroso y maravilloso del espectáculo, ni por la hermosura del clon, por su luminosidad de supernova, sino porque está desnuda.

TODOS

Nuda, nuda, nuda a a a ay. Está desnuda.

LOS DUQUES

Es un insulto, ulto, ulto y muy ulto.

TODOS

Nuda, nuda, nuda y nhuda. Está desnuda.

ACOTACIÓN

Se van uniendo voces cortesanas, que se entrelazan, formando una perfecta armonía.

LORD MENTORO, CANCILLER, MINISTRO DE FINANZAS.

Oro, oro, oro y oro, me ha costado mucho oro.

TODOS

Nuda, nuda, nuda y nuda. Está desnuda.

LA CONDESITQA VILENTA

Ja,ja,ja y já. Menudo chasco. Todos se burlan de Plurabella. Nuda, nuda, nuda y nuda. Está desnuda. Ja, ja y já.

UN CORTESANO GORRÓN Y PELOTA

Es repugnante, ante, ante y ante. La excelentísima duquesa no merece esta afrenta, enta, enta y enta.

TODOS

Qué afrenta, enta, enta y enta. Linchemos al bufón, on, on, on y ón.

BUFÓN

Es mi obra maestra, estra, estra y estra. Inspirada en la bella entre las bellas, la gentil duquesita Plurabella. Mi corazón se ha enamorado. El corazón del bufón hace plon, plon y plón. Te amo, amo y amo, dulce Plurabella. Ya no puedo vivir sin ti, la dama más bella que verán mis ojos. Siempre, siempre y siempre te amaré. La eternidad a tu lado será un suspiro. Estoy tan alegre que canto, canto, canto y cantaré como un pajarito enamorado. Ado, ado, ado. Anto, anto, anto. Canto, canto y canto.

domingo, 3 de septiembre de 2023

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXVI

 


-Muy bien, amigo, no nos gustaría que pasaras la línea roja y sufrieras las consecuencias, fueran las que fuesen. Además tenemos que dar por concluida nuestra conversación porque el día se está terminando y nos gustaría hacer el viaje turístico por Vantis, para que lo conozcan nuestros anfitriones, que supongo solo lo conocerán de forma virtual, aunque un paseo nocturno, con todas las luces encendidas también tiene su encanto, pero como siempre andamos escasos de tiempo. No obstante me gustaría invitarte a un programa especial sobre el futuro de los animales del planeta, lo que aprovecharíamos para saber más cosas de ti y de tus colegas, los amables robots que hacen nuestra vida tan agradable. ¿Habría algún problema, querido amigo?

-Ninguno, Arminido. Avisadme con suficiente antelación y os dedicaré un día completo. Ha sido una conversación muy agradable. Gracias por preocuparos por este humilde robot.

-Gracias a ti, Amantanimales, seguiremos en contacto. Y ahora, amados holovidentes, ha llegado el momento de regresar al hogar de nuestros anfitriones, que tan amablemente accedieron a compartir un día cualquiera de su vida cotidiana con todos nosotros. Pero antes daremos un paseo sin prisas por la ciudad de Vantis, capital de este planeta, al que llamaron Omega, a saber por qué, una ciudad que solo algunos de ustedes conocen en persona, porque virtualmente la inmensa mayoría de los habitantes planetarios se la saben al dedillo. ¿Estáis preparados, Alierina, intrépida reportera?

-Lo estamos, intrépido Arminido. Damos las gracias de corazón a Arleína, nuestra generosa anfitriona, que nos ha preparado un exquisito ágape, del que todos hemos disfrutado con delectación. También damos las gracias a nuestro querido tertuliano Artotis, que aún sigue hablando con los caeros, y esperamos que algún día, ya fuera de programación, nos invite a su maravillosa finca, para disfrutarla sin prisas y sin pausas. A mis brazos, Arleína, este sin duda será el comienzo de una buena amistad.

-A los míos, Alierina, no nos conocíamos en persona, aunque soy una seguidora de vuestros programas. Daos por invitados, solo tenéis que avisarnos con un poco de antelación. Decírselo a Artotis.

-Nos damos por invitados y buscaremos fechas en nuestras agendas. Por cierto, Arminido, no nos vendría mal un equipo de sustitución para este programa o cualquier otro que se te ocurra y nos pueda sustituir de vez en cuando, que es que no paramos. Y además me debes unas vacaciones. Ya hablaremos tú y yo.

-Hablaremos, Alierina, y si aceptas mi invitación a cenar, hablaremos largo y tendido.

-Muy bien, queridos holovidentes, emprendemos el camino de regreso. El bueno de “H” nos ha facilitado un plano muy completo de la ciudad de Vantis y alrededores, que nuestro equipo de producción irá intercalando en los momentos adecuados. Y como todos están ya en el interior del vehículo, ahora subiré yo, que les iré comentando lo más interesante de nuestra capital…Ya estoy en la cabina, al lado de Rosindra, que nos irá contando lo que vamos a ver del zoo, que recorreremos en su totalidad, antes de hacerlo con Vantis. Por cierto, Rosindra, ¿Eres tú los pocos vantianos que conocen físicamente la capital?

-Así es, Alierina, todos los días que no descanso debo sobrevolar Vantis, de punta a punta hasta llegar a mi puesto de trabajo, en el centro de visitantes. Por tu cara de sorpresa veo que te sorprende que viva tan lejos. Tiene una explicación muy sencilla. Cuando me independicé y con mis pocos créditos le pedí a “H” que me construyera una modesta casita, aún no trabajaba en el zoo. Elegí la zona sur, la menos poblada, y una parcela alejada del centro urbano. Cuando me ofrecí voluntaria para trabajar en el zoo comprendí que una casita más cercana, desde donde pudiera trasladarme en bicimóvil individual, hubiera sido más práctica. Podría haberle pedido a “H” que me trasladara la casita, puesto que mi trabajo me estaba dando abundantes créditos para hacerlo, pero ya me había acostumbrado a mi hogar, donde estaba muy a gustito, y he preferido gastarlos en el transporte.

“Para todos los holovidentes. La estupenda finca de Arleína y Artotis está situada al extremo norte del zoo, cercana al comienzo de las estribaciones de las Montañas Negras, como es natural puesto que los caeros adoran la nieve y pueden acercarse a la zona montañosa cuando comienzan las nevadas, aunque el resto del tiempo Artotis le pide a “H” que haga nevar sobre su finca, creando un microclima adecuado, del que disfrutan sus adorados caeros. Por cierto que ya me gustaría a mí ganar tantos créditos como gana Artotis, le debéis pagar muy bien su trabajo de tertuliano, aunque imagino que también tiene otras actividades que le permiten llenar sus arcas de créditos. Ahora vamos a recorrer el zoo en toda su extensión, deteniéndonos más en las zonas que aún no hemos visto. Abajo ahora estamos viendo el vallado de rayos omega que separa el zoo de la finca de Artotis, como ven ustedes, hay señales intermitentes que indican dónde está situada la valla. No para los animales, que ya la conocen muy bien, sino para los omeguianos que puedan acercarse por aquí y no utilicen el transporte público, que no serán muchos, si es que hay alguno, pero el bueno de “H” piensa en todo.

“Desde la cabina podemos ver las primeras estribaciones de las Montañas Negras. Aquí la valla tiene una peculiaridad que les llamará la atención. La valla está programada para dejar pasar a los caeros en ambas direcciones. No sabemos por qué. Tal vez “H” sienta un especial afecto por ellos, si es que una inteligencia artificial puede tener preferencias afectivas, o tal vez se trate de una cláusula del pacto a que llegó con los granjeros rebeldes hace ya mucho tiempo. Como saben los caeros forman parte esencial de la supervivencia de estos granjeros. Domestican a todos los que pueden para que les ayuden en sus faenas agrícolas y de transporte y a los salvajes los matan por su carne y pieles, nunca más de los imprescindibles para que ellos sobrevivan. Y hablando de curiosidades, tal vez no sepan que toda la valla que nos separa de las Montañas Negras tiene otra peculiaridad, deja pasar a los omeguianos que quieran traspasarla en dirección a las granjas de las montañas, no así en sentido inverso, tal vez “H” haya previsto la posibilidad de ataques de algunos de estos granjeros que deseen acabar con una civilización que no les gusta. No parece que haya muchos, aunque siempre es posible que el fanatismo pueda impulsar a alguno a ataques terroristas. De hecho. se ha tenido conocimiento de algunos extraños sucesos que nuestra inteligencia artificial ha intentado ocultarnos y que bien podrían explicarse si barajamos esta posibilidad.

“Esta zona, cercana a las montañas, está poblada por caeros del zoo que aumentan o disminuyen conforme algunos emigren en dirección a las Montañas Negras, o bien sean los caeros salvajes los que se acerquen al zoo, especialmente en los inviernos más crudos, cuando la alimentación escasea. De alguna manera estos animales saben que aquí hay siempre alimento. Son muy inteligentes. Como los koories, cuya zona está en los terrenos boscosos aledaños a las estribaciones montañosas y que hemos visto antes de venir a la finca. Pasaremos por encima del bosque, pero no nos detendremos. Lo estamos haciendo ya. Ahora sobrevolaremos una zona especial donde viven algunos depredadores especialmente peligrosos, entre ellos algunos que habitan en las Montañas Negras en estado salvaje y que son los únicos que se atreven a atacar a los caeros. La valla los deja pasar en dirección a las montañas, pero no permite su paso a otras zonas del zoo para evitar ataques a las especies aquí recogidas. El bueno de “H” los alimenta muy bien por lo que son muy raros los intentos de abandonar su zona. Tienen carne en abundancia, fabricada especialmente para ellos. Incluso ha tenido el detalle de hacer que esta carne se mueva, gracias a algún artilugio de su invención, para hacerles correr un poco y sentir que su instinto salvaje tiene algún sentido. Esta zona del zoo puede ser visitada, pero sin posibilidad de aterrizar y siempre en movimiento. Les puedo asegurar que yo misma he podido presenciar alguna de estas curiosas cacerías, en las que los depredadores corren detrás de piezas de carne, imitando a las especies a las que cazan en estado salvaje. Resulta muy curioso ver a la carne moverse, como si estuviera viva. Les aseguro que las cacerías son una imitación casi perfecta de animales corriendo, huyendo de sus depredadores. Para los holovidentes interesados les doy el dato de que en nuestro centro de visitantes podrán contemplar grabaciones de holovisión de estas cacerías, que por cierto son las más vistas.