martes, 31 de enero de 2017

MI PRIMERA NOCHE CON KATHY

MI PRIMERA NOCHE CON KATHY




Logré escaparme de Alice, pero no antes de que me pellizcara un bíceps. Semejantes muestras de cariño y de intimidad lograron que mis mejillas se incendiaran ligeramente. Menos mal que nadie nos había visto... Bueno, es un decir, porque sorprendí a Jimmy mirando con ojos golosos a la camarerita, escondido tras la puerta del salón, de la que asomaba su naricita pecosa. En cuanto estuve a su lado me susurró:

-Si me consigues a Alice habrás pagado parte de la deuda que tienes conmigo.

Me encogí de hombros.

-Haré lo que pueda.

Aquel pecosillo creía haberse transformado en mi gran acreedor. Iría viendo cómo me desenvolvía en Crazyworld, aquella jungla laberíntica, y luego decidiría sobre las supuestas deudas de Jimmy.

La cena transcurrió con cierta tranquilidad. Jimmy escogió la misma mesa, al lado de la cocina. Supuse que para lanzar pellizcos a Alice al pasar, aunque tuve la sensación de que J. era persona non grata. Todo el mundo parecía huirle, especialmente las mujeres. Me pregunté si hasta mi llegada no habría tenido que comer solo y si yo no sería el tonto caído del cielo para terminar con su soledad, la oreja paciente que escuchaba todas sus tonterías sin protestar y el instrumento, el puente, para llegar allí donde él ya no podría volver a llegar.

El menú fue excelente, como no podía ser menos tratándose de una residencia para millonarios. Una sopa de guisantes, seguida de pescado a la plancha y tarta de cerezas. Me pregunté si J. habría pensado en la posibilidad de colarse en la logística de transportes. Me parecía la forma mas obvia de huida, aunque si eso se me había ocurrido a mí también se le habría ocurrido a todo el mundo.




Aproveché para observar con más detenimiento a cada paciente. Si iba a pasar allí una temporadita, mejor saber con quién me tendría que gastar los cuartos y qué incidentes me depararía el futuro con aquel rebaño de gente rara, siendo muy suave en los calificativos.

Todo parecía tranquilo. Observé que algunos pacientes hablaban en voz alta consigo mismos. Otros charlaban animadamente con mis compañeros de mesa, como si estuvieran en un restaurante de lujo en lugar de un frenopático. Me pregunté qué clase de enfermedad padecería. Como J. estaba deseoso de charlar aproveché para hacerle preguntas.

-No te preocupes. En cuanto se nos presente la ocasión asaltaremos el despacho del doctor Sun y podrás ver las historias clínicas de todos.

-¿Cómo piensas hacerlo? ¿Es que le has mangado la llave?

-Tengo una llave maestra. Me la facilitó la señorita Ruth.

-No tienes remedio, Jimmy.

-Hay que buscarse la vida. Esto es una jungla. Ya lo comprobarás.

El tiempo se deslizó con normalidad hasta que el hombre de múltiple personalidad, un maduro espécimen, rayano en la obesidad y vestido de forma estrafalaria, como si se hubiera movido subrepticiamente de habitación en habitación, poniéndose una prenda aquí y otra allá, todas desconjuntadas, de diferentes tamaños y colores y hasta una especie de chal que posiblemente habría mangado en una habitación ocupada por un huésped femenino, se levantó de la mesa, con la sopa de guisantes resbalando de su barbilla y se contoneó como una auténtica mujer hasta llegar a nuestra mesa. Me miró con un remedo de picardía barata y me dijo.

-Joven, es usted muy atractivo. Estoy a su disposición esta noche para un buen polvo. ¿Podría pasar por mi habitación después de cenar?

Se quedó esperando respuesta. El Pecas se tronchaba de risa. Me dio un codazo y me susurró.

-Síguele la corriente o tendremos jaleo.

-Es usted una preciosidad. Cuente conmigo.

El Sr. Múltiple personalidad me lanzó un beso con la yema de los dedos y regresó a su mesa con un contoneo aún más pronunciado.

-Te has pasado un poco, pero has estado bien. La personalidad de Adelita llevaba mucho tiempo sin aflorar. Le debes gustar mucho.




-¿Adelita?

-Una mujer mexicana. Suele cantar a voz en grito aquello de si “Adelita, lala,lalala. Ya sabes. Hoy le ha dado por tirarte los tejos. Esto es nuevo.

Un plato salió volando estrellándose contra la pared. Nos sobresaltamos. Habíamos dejado de seguir el contoneo de Adelita. Antes de llegar a su mesa debió ocurrir algo porque la buena mujer estaba ante la mesa de una pareja madura, los brazos en jarras, contemplando de hito en hito hito al hombre. Este parecía realmente asustado. El plato de la sopa de guisantes parecía ser el suyo, lanzado con mano maestra por “Adelita”. Este se puso a chillar con una voz femenina tan aguada que algunas copas de vino estallaron en mil pedazos.

-No le consiento, caballero, que me mire así el culo. Una dama merece un mínimo de respeto.

-¿Quién es la pareja, Jimmy?

-El matrimonio Durán, esclavos de qué dirán, una pareja de mequetrefes muy ricos. Padecen una patología severa que el doctor Sun ha diagnosticado como “síndrome de personalidad falsamente empática”. SPFE. Se pasan el día pendientes de que nadie hable mal de ellos y cualquier mirada que les dirigen es interpretada de la peor manera posible. Adelita ha escogido muy mal. Los Durán se volverán insoportables durante una buena temporada.

Un celador musculoso, como salido de la nada, se abalanzó sobre Adelita. Intentó hacerle una llave para reducirla pero ésta se volvió como un puma hacia él y le redujo con enorme facilidad con una llave portentosa de muñeca.

-Mala suerte para Ronald, toro sentado, ha hecho surgir la personalidad de Huang Ching Ping, maestro en artes marciales. Ahora tendremos una bonita diversión -dijo y acomodó sus codos en la mesa, dispuesto a presenciar un espectáculo escalofriante-.

Lo fue. Comenzaron a brotar celadores de todas partes, como si lo hicieran de la tierra, que se lanzaron sobre Huang Ching Ping como si intentaran bloquear a un jugador de futbol americano. El maestro se libró de uno, de otro, el tercero impactó con su torso, derribándole. Ambos rodaron por el suelo. Varias meses volcaron. Se oyeron chillidos. Hubo estampidos. El comedor se volvió de pronto un ring de lucha libre. Los golpes y caídas eran tan exagerados y poco creíbles como en este tipo de lucha.

Los celadores lo habrían pasado muy mal de no haber aparecido la señorita Ruth con una especie de pistola de dardos. Disparó a quemarropa sobre el pecho de Huang Chin Ping y éste pronto estuvo roncando en el suelo. Los celadores se arrastraban por el suelo, humillados y quejicosos.

-Un cliente para el doctor Sun. Las celdas de aislamiento ya no estarán vacías.

La señorita Ruth enfundó la pistola y ordenó a Alice que hiciera regresar a los comensales. La tropa volvió a regañadientes pero nadie siguió con la cena, se habían desatado las patologías y aquello era un lío espantoso. El Pecas siguió troceando el pescado, llevándose bocaditos a la boca mientras observaba al personal y me iba contando las incidencias. Yo casi había terminado de comer. Me embutí de paso y deprisa el último trozo de pescado. Terminé el postre y me levanté. 

-No puedo soportar esto. Te espero en el jardín.

-Tú te lo pierdes.




Salí de estampida y solo respiré aliviado cuando me encontré fuera del edificio. La noche había caído, una noche despejada, tranquila, con numerosas estrellas en el firmamento y una luna llena muy hermosa, como de hombre lobo, con un colorido como de sangre derramada. Busqué en mis ropas el tabaco. Necesitaba un pitillo. De pronto recordé que era amnésico. ¿Acaso era fumador antes de perder la memoria? Si era así sentía síndrome de abstinencia y ahora no tenía un pitillo a mano. 

Se oyó una sirena estridente. En el edificio se escuchaban voces destempladas, ruidos como de platos que se rompían, carreras… A mi lado pasaron varios celadores en ropa de calle, sin duda fuera de servicio. Seguramente estarían en sus residencias, tan tranquilos, cuando oyeron la sirena de alarma. Eso deduje de aquel evento inesperado. Todo se fue calmando. Al cabo de media hora Crazyworld parecía un cementerio. J. no apareció. Me sentía tan cansado que decidí retirarme. Entré en el edifico. Estaba vacío, las luces apagadas. Encontré como pude las escaleras. Subí un piso y otro hasta llegar al tercero. Encontré de nuevo mi cuarto. Cuando iba a abrir la puerta apareció la señorita Ruth, surgiendo de la oscuridad como un fantasma huesudo. Me dio susto de muerte.

-Hemos logrado reducir el motín, la mayoría está en las celdas de aislamiento. Tendré que cerrarte por fuera. Será una noche complicada joven. Intente dormir y olvídese de todo. Oiga lo que oiga permanezca quietecito y en silencio. Volveré a abrir la puerta por la mañana y sobre todo ni se le ocurra facilitarle las cosas a Kathy. Es de todo punto imprevisible lo que hará, más con esta locura que se ha desatado, pero puedes estar seguro que intentará acostarse contigo, no se le ha escapado un novato, paciente o del personal, desde que Crazyworld es Crazyworld. No tengo mucha confianza en que la puerta cerrada la detenga, pero tampoco es cuestión de darle todas las facilidades, dejar la puerta abierta y servirte en bandeja, joven. Lo dicho, intente dormir y si todo va bien mañana se sentirá como nuevo.

No supe qué decir. Entré en el cuarto encendí la luz y a mis espaldas escuché la llave en la cerradura. ¿Me estaba encerrando aquella vieja bruja? En otro momento me hubieran puesto a aporrear la puerta como un loco, pero estaba demasiado cansado. Había sido un día con tantas emociones que me desprendí de la ropa prestada, a manotazos, me quedé en pelota picada y me introduje entre las sábanas con un suspiro de alivio. ¡Al fín! ¡Uff, qué bien!

EN LOS BOSQUES DE CRAZYWORLD VI




EN LOS BOSQUES DE CRAZYWORLD/ FINAL


Aquello bien podría ser una auténtica cueva prehistórica reciclada por millonarios del siglo XXII para recrear la etapa más bestial de la humanidad pero con todas las comodidades que da el dinero y los adelantos técnicos de un mundo futurista. Incluso se había previsto en su centro una gigantesca hoguera que ahora estaba apagada, por supuesto, pude imaginarme todos aquellos toscos troncos amontonados ardiendo, aunque tal vez solo se trataba de un decorado y el fuego ardería de forma controlada saliendo de alguna tubería de gas diseñada por un ingeniero futurista. Jimmy me explicó que allí se reunían los cazadores para contarse sus historias de caza, como cazadores primitivos, alrededor del fuego, planeando orgías sin cuento en honor a Diana, la diosa cazadora. No supe si todo esto se lo estaba inventando El Pecas que había caído en una fantasía delirante o lo había visto en alguna de las grabaciones.

Por una trampilla en el suelo que no sé cómo encontró ni cómo abrió, porque yo estaba observando todo aquello con la boca abierta, pudimos acceder a un sótano que era un auténtico búnker, las piedras habían sido reemplazadas por gruesas paredes de acero, o tal vez se encontraban tras ellas. Un inmenso y portentoso laberinto de estanterías metálicas lo cubría todo, como una especie de biblioteca de Alejandría, solo que en lugar de valiosos papiros los estantes estaban repletos de comida y bebida enlatada, convenientemente etiquetada según pude apreciar al acercarme a la primera y manosearlo todo con la sensación de estar rodando una película de cienciaficción. De las paredes colgaba todo un arsenal de armas modernas tras gruesas vitrinas que no podría perforar ni un misil. 

-Jimmy, amigo, con este armamento podríamos abrirnos paso a tiros y salir por la puerta principal tan campantes.

-¿Crees que no lo había pensado? Pero Mary no ha podido hacerse con los códigos que abren las vitrinas, aunque como ves cada sección tiene un lector de retina o de huellas dactilares o de lo que sea, aún no lo he podido desentrañar. No parecen funcionar con códigos, algo que podría jaquearse con un poco de paciencia, y Mary tiene mucha. No son tan tontos como para no haberlo previsto, sin duda se trata de uno de esos artilugios modernos que te leen los ojos, las huellas digitales o el ADN, a saber. Su único error es haber situado el búnker dentro del terreno de Crazyworld, los muy idiotas ni se atrevieron a imaginar que un loco pudiera descubrir todo esto.

-O tal vez pensaron que podrían necesitar carne humana si las provisiones se terminaban antes de tiempo, el canibalismo es una forma de sobrevivir. La carne de loco es tan buena como la de cualquiera, o mejor. Tener al lado del bunker una buena despensa por si falla todo es una gran estrategia. ¿No crees?

Supe de inmediato que me había pasado con mi chiste de humor negro. Jimmy me miró como si estuviera loco y de hecho estaba empezando a pensar que era así.

-Perdona, pero ya me considero un loco más de la familia. Si voy a pasar aquí el resto de mi vida tendré que adaptarme al ambiente. Incluso estoy pensando en la posibilidad de que mi amnesia sea parte de mi locura, y que lleve aquí tanto tiempo como tú o más. A lo mejor me estás tomando el pelo, solo por divertirte. Te creo capaz. ¿Qué me dices?

El Pecas se encogió de hombros y bufó como si estuviera a punto de perder la paciencia conmigo. Cambió de tema. Se acercó a una curiosa estatua de cazador, en bronce, que estaba en la esquina y que yo aún no había visto.

-No creas que he descubierto todos los secretos de este antro. Aún no sé que hay detrás de esto.

Empujó la estatua ligeramente a la izquierda y un nuevo panel comenzó a desplazarse. Cuando terminó de hacerlo pude ver lo que parecía una gigantesca puerta de una no menos gigantesca caja fuerte. 

-¿Qué crees que puede haber ahí dentro?

-No sé –respondí-. ¿Tal vez una bomba nuclear? Por si todo falla, harían saltar Crazyworld por los aires y todos nos iríamos a la mierda tan ricamente.

Jimmy perdió la paciencia definitivamente. Miró su reloj de pulsera y anunció que era hora de regresar. Las luces se fueron apagando automáticamente conforme nos encaminábamos a la salida, algún sensor de movimiento, imaginé.

-Espero que a los cazadores no les gusten las mascotas, un gatito o un perrito que ande por aquí acabará con el combustible del generador.

Jimmy se apresuró, no dejando de bufar y sacudir la cabeza, hasta que llegamos a la puerta de entrada. Dejó la llave en su sitio y se volvió hacia mí con cara de pocos amigos.

-Ya sabes. Junto a la maceta. Tienes que escavar un poco en la tierra y aquí está la llave para cuando la necesites.




Regresamos por el bosque. El Pecas se orientaba mejor que un perro sabueso, ni un momento dudó sobre la ruta. Estaba muy poco hablador y yo resollaba intentando seguir sus pasos. Puede que temiera perderse la cena, a pesar de su extrema delgadez era una de esas personas que pueden comerse a su madre por los pies y nunca engordan. Han recibido un pasmoso don de la vida que otros envidian. Yo aún no tenía claro cómo era mi metabolismo, apenas llevaba un día en Crazyworld y ya me habían ocurrido tantas cosas que era como un siglo de historia ajetreada. A veces notaba como si mi memoria soltara un poco de lastre y curiosas escenas y recuerdos acudían a mí, pero totalmente inconexos. En un momento determinado podía pensar en algo o decir algo que me recordaba a algo, nunca sabía muy bien a qué. Pensé que más bien el terror de Jimmy tenía más que ver con el miedo a que el doctor Sun le castigara con las celdas de aislamiento que con perderse la cena. Entonces recordé la escena de la cinta en la que el gran follador se tiraba a la señorita Ruth, algo que me había llamado poderosamente la atención. Pude ver un trozo mientras él hurgaba en las estanterías buscando una cinta en especial. No me había atrevido a comentarle nada, pero ahora me sentía muy intregado.

-¿La señorita Ruth conoce también la cabaña? –hice la pregunta entre resuello y resuello, procurando acercarme lo más posible a su espalda.

Jimmy se paró en seco y volvió su rostro conmocionado hacia mí.

-¿Cómo lo sabes? Sí, fue uno de mis mayores errores. Es la única mujer de Crazyworld que acepta tener sexo conmigo siempre que lo necesito y ninguna otra está dispuesta. La traje aquí, dormida, en la carretilla. Pero creo que debí poner una dosis muy baja de somnífero o ese palo con faldas tiene una naturaleza capaz de soportarlo todo, porque memorizó la ruta y sé que viene de vez en cuando por aquí. Lo sé porque aunque no sabe dónde dejo la llave siempre observo una ventana entreabierta que no cierro porque quiero pillarla “ in fraganti”. Creo que sospecha lo de las grabaciones, pero seguro que no es capaz de encontrar las cintas ni en mil años. Y ahora, si no te importa, deja el resto de preguntas para la cena.

-Ok. Jimmy. Ok.

Ya no abrí la boca y procuré seguirle muy de cerca, la noche estaba cayendo y lo peor que podría pasarme era perderme en aquel tupido bosque. Me entretuve pensando en las posibilidades de la cabaña, pero sobre todo en la posibilidad de hacernos con el armamento y escapar de allí a tiros. No quería permanecer allí un día más, si era posible; si en venticuatro horas me había ocurrido todo lo que me había ocurrido, no era capaz de imaginarme cómo podría terminar al cabo de un año. 

El Pecas comenzó a correr como si le persiguieran todos los demonios de Crazyworld, que eran muchos. Intenté seguirle pero tropecé con una raíz y me di de bruces contra el suelo, menos mal que estaba mullidito, aún así me sentó como un tiro que a aquel papanatas le importara un comino que yo me perdiera en aquel bosque demoniaco. Mi espíritu vengativo le deseó todos los males del mundo, sobre todo que el doctor Sun lo tuviera al menos un mes en las celdas de castigo. Me regodeé tanto en lo que el doctorcito podría hacerle durante todo aquel tiempo mientras exploraba en su subconsciente a la busca de un rastro del subconsciente colectivo, que el tiempo pasó muy rápido mientras intentaba acercarme a Jimmy que ahora corría como una gacela. De pronto dejé de escuchar el ruido de sus pasos quebrando ramitas del suelo. ¡Lo había perdido! El susto solo duró unos segundos, el tiempo que tardé en procesar que las luces que estaba viendo a lo lejos eran las de Crazyworld. Respiré aliviado y no me importó dónde se encontraba ya mi mentor.

Recorrí los jardines hacia la puerta como levitando, la cabaña en el bosque, con su correspondiente bunker, era un gran alivio a lo que supuestamente me esperaba, según Jimmy el profeta, aunque no saliera de allí en un año, en toda la vida, aquel lugar a donde podría llevar a mis numerosos ligues, sería aún mejor que una isla desierta. Eso sí, habría que tener mucho cuidado con las visitas del millonario y sus acólitos, si nos pillaban éramos hombres muertos. No me preocupé en exceso, El Pecas tendría también eso controlado. Pude ver su sombra dirigiéndose hacia las escaleras que daban acceso a la terraza y a la puerta principal. Me deslicé tras él como patinando sobre hielo.

Los internos estaban ya en el comedor, aunque algunos, los más remolones, arrastraban sus pies sin prisa alguna. Delante de mi Jimmy se quedó paralizado como una estatua de sal. Porque frente a él apareció el doctor Sun como un fantasma pequeñito. Llegué al lado de ambos justo a tiempo para contestar a la pregunta del doctor.

-Me ha estado enseñando el jardín, que me ha encantado, todo aquí es fantástico, como la factura que me acabarán pasando y que nunca podré pagar.

Estaba disimulando como el mejor de los actores, como si aún no supiera que nunca me pasarían factura alguna, yo era un intruso al que mantendrían allí por el resto de sus días y seguro que ya se encargarían de darme algún trabajito con el que pagar mi estancia. Por otro lado Jimmy se había quedado tan azorado que por un momento temí que se le escapara algo sobre el bosque, ahora nuestro gran secreto.

-No se preocupe de los gastos, querido amigo, todo se arreglará. Me alegro mucho que le guste Crazyworld. En efecto es un lugar paradisiaco y todos los pacientes deberían cantar un tedeum de agradecimiento por el privilegio de ser tratados aquí. Por cierto, amigo, cómo va su amnesia. ¿Ha conseguido recordar algo más?

-Me temo que no, doctor Sun. Tengo la cabeza como un tambor al que toda la tribu hubiera estado golpeando para llamar a King-Kong.

-Jajá. Al menos recuerda quién era King-Kong. Eso está bien, muy bien. ¿Qué le parecería si le hipnotizo un ratito después de cenar?

-Déjelo para mañana, si no le importa, doctor. Esta noche tenemos una cita con dos bellas damas.

Por fin El Pecas había conseguido reaccionar. Era maravilloso que volviera a su ser, astuto y trapacero. Creo que conocía muy bien al doctorcito que dejaría cualquier cosa, hasta el mismísimo subconsciente colectivo por unas faldas, aunque éstas no se levantaran para él. Pude ver cómo aquella mirada miope se ablandaba.

-Entonces no les privaré de ese inmenso placer. Vayan, vayan a cenar. Y usted –refiriéndose a mí- le espero mañana a primera hora, no se preocupe, Albert irá a buscarle. Ya me contará cómo le ha ido la noche, jeje.

Escuché el suspiro de alivio de Jimmy antes que el mío. Nos habíamos librado. Ya ni me importaba que el cabrón de Albert apareciera en la puerta de mi dormitorio al día siguiente. Nos deslizamos hacia la puerta de entrada al comedor. Nadie parecía haberse apercibido de nuestra prolongada ausencia, o al menos eso pensaba yo, porque Alice, la dulce camarerita estaba en la puerta. Dejó pasar a Jimmy sin mirarle y al hacerlo yo me detuvo.

-¿Dónde habéis estado? El doctor Sun te ha estado buscando toda la tarde, quería hacerte un nuevo test de memoria.

-¿Y tú qué le has dicho?

-Que te había visto paseando por el jardín con una dama. Espero que esta noche puedas pagarme el inmenso favor que te he hecho. No lo sabes tú bien.

-Lo tendré en cuenta, te lo aseguro. Es un ofrecimiento muy generoso, Alice. Pero te aseguro que esta noche no se me levantaría ni aunque bailaras la danza del vientre solo para mí. Han sido demasiadas emociones juntas, cariño.

Alice se acercó a mi oreja y me susurró.

-Yo te la levantaría sin que te dieras cuenta, mi dulce amor, pero comprendo cómo te sientes, ya te irás acostumbrando a esta locura. Pero mañana no te libras.

-Mañana será otro día, Alice.

-Claro, mi amor.

Y me mordió el lóbulo de la oreja. Me escapé como pude y fui tras los pasos de Jimmy que ya estaba dentro. Estaba realmente hambriento.

FIN DE EN LOS BOSQUES DE CRAZYWORLD

jueves, 19 de enero de 2017

LOS HACKERS MATES II





Reconozco que pisé el suelo de la cocina con alivio. Uno nunca sabe si los piratas le van a arrojar a los cocodrilos o van a decidirse por enrolarle en su tripulación. Preparé una bandejita con mis exquisiteces favoritas, aceitunas rellenas de pimiento y unos berberechitos en su salsa, deliciosos. Fue lo primero que probé relamiéndome a continuación en un gesto de gula que no tengo porque ocultar, uno es como es. Me serví una cervecita bien fresca en jarra de cristal, bebí un largo trago hasta que la espuma mojó mi nariz y a continuación golpeé mi pecho con fuerza, pero no excesiva, como hacen al parecer los gorilas. En aquellos momentos yo era un gorila alegre, dispuesto a enfrentarme con el mundo si fuera preciso. Incluso llegué a ensayar el grito de Tarzán, pero no muy fuerte, no fuera que me oyeran los vecinos y mi mala fama se expandiera por toda la ciudad como un reguero de pólvora. Está bien eso de pasarse las normas sociales más elementales por debajo del sobaco, pero solo hasta cierto punto y en tu propia casita, rodeado de paredes. Uno es tonto pero no tanto como para despreciar lo que una moderna sociedad te puede dar, si a cambio hay que hacer el paripé pues se hace y no pasa nada.

Ahora sí que estoy dispuesto a enfrentarme a los terribles hackers o a quien sea. Nada como la barriga llena para afrontar cualquier problema. Encendí otro pitillo, gracias a la maternal vigilancia de los dioses griegos la democracia nos protege de ser espiados en la propia casa, de esta manera te puedes envenenar con un cigarrillo en el hogar de tu propiedad y no ocurre nada, al menos de momento. Estaba haciendo tiempo para que acabaran los anuncios mientras los piratas intentaban llegar a un acuerdo en el chat. ¿Que a ustedes les gustan los anuncios?. Vale, vale, no se preocupen, ahora mismito se los paso a cámara lenta.

“Si usted anda escasito de tiempo no se preocupe, desde su misma casa puede charlar con sus amigos. Acuda a nuestra cafetería-chat, “El Verbo Cálido”. Cinco “crisóstomos” de oro al mejor chat de la Red. Lujosos compartimientos donde usted puede charlar en privado con su amante virtual, pongamos por caso, o con ese amigo indeseable, con ese impresentable, del que usted huye por la calle. Aquí puede dar a la tecla si le molesta, no es lo mismo que una carrera jadeante tratando de despistarle.

“Camareras y camareros diplomados en la mejor academia virtual de la Red. Los más atractivos –sino se lo cree eche un vistazo a nuestros vestuarios- y desde luego los más pacientes y simpáticos que usted pueda encontrar, navegue lo que navegue. Les servimos un surtido muy amplio de esmailis –cada día hay alguna novedad- en bandeja de plata. Si usted no está por la labor hasta le anotan la dirección de sus amigos en su libreta electrónica. Si su autoestima es baja haga una llamada con la campanilla y vendrá en un plis-plás una camarera-rero a su elección con la palabra amable, cariñosa, y un beso virtual en el morro si fuera preciso, a tornillo si lo prefiere, si lo que en realidad necesita es descongelar su autoestima.

“Recuerde Cafeteria-chat “El Verbo Cálido”, lo mejor de la Red, justo entre “Mi Sexo al desnudo” y la librería virtual de escritores noveles donde usted puede adquirir todo lo que necesita si desea hacer penitencia por sus muchos pecados, si su confesor literario virtual le ha castigado duramente”.

“Fábrica de armamento “El Misil Inteligente”, esquina trasera del conocido sexshop “Mi sexo al desnudo”. Todo lo que usted necesita para sus guerras virtuales o reales. Aquí podrá encontrar desde el virus inteligente que no afecta al correo de sus amigos (lleva un microchip que le permite detectar la contraseña que  ponen en la puerta) hasta la pistola real, la tonta, con la que usted puede matar simulando un impredecible accidente a quienquiera que le estorbe. La pistola tonta también sirve de testigo ante S.Sª, al ser interrogado automáticamente se dispara respondiendo: “Soy tonta, soy muy tonta, soy....
“Fábrica de armamento “El Misil Inteligente”, aprobada bajo cuerda por todos y cada uno de los gobiernos del Planeta. No tenga miedo de que un patrullero encuentre el cargamento en el Indico y lo secuestre. Una contraseña infrarroja permitirá al agresor detectar que se trata de un contrabando de armas amigo.

“Fábrica de armamento “El Misil Inteligente”, lo mejor a su alcance y muy barato. Tarjeta VISO ORO, AMERICAN GIGOLO GOLD, y todas, todas aquellas que lleven un dibujito por la parte de atrás, un precioso lingote de oro que sirve de contraseña”.



Bien amigos, eso es todo por hoy en cuanto a publicidad. Mañana, queridos internautas amantes de la publicidad, tendrán otra remesa. Recuerden que aquí se anuncian todas, toditas las páginas Web de la Red. Tenemos para rato.

Con una sesión tan larga casi me dio tiempo a vaciar la despensa que fui llevando bandeja tras bandeja hasta mi cubículo internáutico. Después de trasegar otro rico berberechito observé que la reunión en el chat había llegado a su fin.  Los caballos rebeldes habían sido derrotados. ¡Qué alegría! Odio a todos los caballos ajedrecísticos, blancos, negros, amarillos o cobrizos.

La reina blanca me estaba hablando, introduje una patata frita en la boca y me dispuse a contestar.

>>Hola cariño, soy la plenipotenciaria, tú ya sabes... Quiero que me digas con tus deditos de piñón, bien apretaditos contra las teclitas todo lo que se te ocurra. Eres un internauta inteligente y te resultará fácil admitir que estás en nuestros ratones, ¿verdad cariño?

>>Hola reina mora (perdón, en qué estaría yo pensando), quiero decir reina blanca. Que te adoro, saca tus teclitas que quiero acariciarte la manita. Por cierto que sois vosotros los que estáis en el rabo de mi ratoncito. No es por nada pero os tengo prisioneros  en el chat, no podríais abrir la puerta ni con el mejor comando-ganzúa del mercado.

Probaron una y otra vez para terminar descubriendo que mi fantasmada era cierta. No me sorprendió en absoluto porque cada vez que le doy a una teclita lo jodo todo –con perdón- y con mi patatita en la boca había tocado nada menos que cinco veces al intro, no debía quedar nada vivo en las entrañas del ordenador.

>>Veo que eres más listo de lo que pensábamos. Peón rey negro tenía razón. ¿Qué quieres a cambio de dejarnos partir?

>>Te quiero a ti, reina mora (¡joer con los lapsus-teclae!), quiero decir reina blanca. Como mínimo quiero disculpas y como máximo un video tuyo en la ducha y sin censura, nada de censura. Mientras va llegando el archivo puedes decirme cariñitos, ponte mimosona mi reinona.

>>Soy tu amiga, todos somos tus amigos, candor de la Red. Hasta el rey negro lo es, te lo juro, te lo juro, cariño. Todos te queremos mucho. En cuanto al video lo lamento de veras pero puede que te llevaras una gran decepción, en la Red nada es lo que parece.

>>¿Ah sí?. Pues entonces quiero que me admitáis en la panda y de ahí no rebajo ni media tecla. Seré el peón negro de la esquina derecha.

>>¿Por qué precisamente esa pieza, mi amor?. Aunque se trata de un simple peón dice rey negro que todos los miembros de los Hackers Mates han hecho méritos más que suficientes para formar parte de la tripulación de este barco pirata. ¿Qué méritos has hecho tu?

>>¿Os parece poco el mérito de encerrar a todo el mundo en el chat sin posibilidad de escape?

>>Es cierto, mi vidita, mi candorosito internautita preferido.. El rey Negro está de acuerdo. Te doy la contraseña-abrelo-todo y te nombro oficialmente el peón de la esquina. Ahora ábrenos mientras me respondes a la pregunta que no me has contestado.

>>Está bien, te lo diré. Lo he escogido porque es el peón que se va a comer a la reina blanca y ahora saca tu lenguita a través del “intro” que te doy un besito.

Lo hizo, pasé mi lengua llena de exquisitas excrecencias por el ”intro” y milagro de la técnica, el chat abrió su puerta con un chirridito que hizo latir mi corazón.


Continuó latiendo mientras acariciaba las teclas de mi nueva enamorada. Sabía que eran suyas y no de cualquier otro hacker por la suavidad de su tacto y lo electrizante de sus descargas discontinuas. Como en un código morse sus teclas me iban diciendo: “te amo, candoroso internautita, seré tuya en cuanto el voltaje suba lo suficiente, entonces, transformada en electricidad pura recorreré en un instante la increíble distancia espacial que nos separa hasta llegar a tu adorable ratón”.

Me retorcía de placer entre aceitunita y berberechito sin darme cuenta que con su irresistible estrategia seductora me iba sacando toda la información a través de la yema de mis dedos. Llegó un momento en que en su teclado se hizo el silencio y las yemitas de mis dedos se retiraron, muy decepcionadas, del contacto con las teclas.

>>Candoroso internauta, has caído tontamente en la trampa más vieja de la historia. Nadie como reina blanca para electrizar a internautas candorosos. Ni siquiera yo, el Rey Negro, soy capaz de electrizar de la misma forma a las candorosas internautitas que caen en el círculo virtual de mi ratón. Ahora que lo sabemos todo de ti y de tu familia y de tus amigos y de tus contribuciones a Hacienda y de tu jefe y de tus amantes y de los amantes de tu mujer y del colegio de tus nenes y de la marca de tus slips. Ahora, ahora estás en nuestras garras. Date por vencido romántico pacato y atolondrado. Entréganos tu ratón.

>>Mi ratón nunca, piratas. Os ofrezco un pacto, antes de que sea demasiado tarde y de otra vez al “joio intro”. Si os venzo esta vez nada de tretas ni siquiera las de la Reina Blanca. Me aceptaréis en vuestra banda, me enseñaréis todo lo necesario y me dejaréis ser el peón negro de la esquina izquierda y cuando me apetezca me enrollaré con Reina Blanca. ¿Hecho?

>>Hecho. ¿Pero porqué precisamente ese maldito peón?

>>Es un as que me guardo en la manga para mejores ocasiones.

Ellos pensaban que después de tanto tecleo sin que ocurriese nada especial estaban a salvo de mis zarpas, que todo había sido culpa de uno de los numerosos fallos de nuestros maravillosos sistemas operativos. Pero yo sabía que aquello no era otra cosa que el arcoiris entre tormenta y tormenta. Efectivamente una banderita resbaló del frasco de cristal, se escurrió entre mis dedos grasientos y fue a dar con la puntita en el “intro” y otra vez se jodió todo- sin perdón-. Los hacker mates quedaron encerrados en una trampa tan sutil que ni ellos mismos eran capaces de percibir los barrotes de su nueva cárcel. Se me rindieron con armas y bagajes, me aceptaron en los Hackers Mates, la ilusión de mi vida, como peón negro de la esquinita derecha y casi quisieron hacerme el jefe de la panda, pero yo no acepté, era consciente de mis limitaciones.

Ahora quedaba lo pero ¿cómo conseguir librar a mis nuevos colegas de su cárcel inconsutil?...Joio intro... o enter o como se diga, pero qué joio.







lunes, 16 de enero de 2017

LOCA VIDA FAMILIAR I

                             HUMOR FAMILIAR




               

      VARIACIONES MUSICALES SOBRE UN TEMA ELEGIDO CON MUCHA INTENCIÓN: LA FAMILIA.

                        I

                DOS PRELUDIOS



PRELUDIO PARA CONTRABAJO SOLO-EL PATERFAMILIAS LLEGA AL HOGAR.

VARIACION PARA FAMILIA DE CLASE MÁS BIEN MEDIA TIRANDO A BAJA

MONÓLOGO MENTAL (En el craneo del paterfamilias no solo coge un contrabajo sino hasta una orquesta sinfonica como veremos en su momento).

Llegas de trabajar, cansado, amargado, ¿y qué te encuentras?. A tu mujer dando de cenar a los polluelos, con el morro muy salido y las garras afiladas. En cuanto oye los ténues pasos de su gavilán (tiene el oído muy agudo) comienza su vuelo nupcial.

-¡Niños!. Me tenéis harta, muy hartita. Todas las noches igual. Aquí, aquí querría yo ver a vuestro padre. A ver cómo se arreglaba para haceros la cena y soportar este martirio. Que soy una martir, que ya me tengo ganadico el cielo, que las madres somos los cimientos de esta sociedad.¡A ver qué haría el Estado sin nosotras!. Iría a la bancarrota. Ya lo estoy viendo. Que deberíamos declararnos en huelga indefinida. Y luego vendrá ese ceporro diciendo que viene muy cansado y que las horas extras...Siempre la misma cantinela de las horas extras, pero al final de mes yo no veo que la nómina engorde tanto. Que tiene una amante. Seguro que tiene una amante. ¡Pues no la arriendo la ganancia, a la pobre!. Se lo cedo gratis y encima encima pago el primer mes de alquiler.

Sales del ascensor y ya oyes a la flauta dulce. Comprendes que su dulzura tiene una causa muy enraízada en la realidad armónica que la toca vivir. Hoy tiene turno de mañana. Llega a casa cansadica, la pobre, se pone a cocinar, limpia el polvo, que es una santa, tiene el hogar que parece una patena. Ni siquiera se echa una buena siesta. Luego vete a buscar a los niños al cole y aguántales de camino y luego en casica y hazles la cena y dales de cenar. Y aguanta a tu maridico que viene agotado y de mal café con leche.

¿Pero qué culpa tengo yo?. Si el jefe me dice que curres hasta las 20,30, pues tú le haces caso. Te juegas el sustento de la familia. Todo el día a pijo sacado, sin tiempo apenas para comerte el bocata. Que tu mujercita ayer no tuvo tiempo de preparte algo caliente y envasarlo en la tartera. Un mísero bocata de chorizo y salchichón. Seco, muy seco, que te queda la garganta como el desierto del Sajara ese. No es extraño que todos vayamos como tiros al bar del Pacorro. ¿Que menuda vida llevamos?. Como que el encargado no viene a sacarnos a patadas dos minutos antes de la hora. Que su reloj adelanta o lo adelanta él, que es un cabrón, un cabrón con pintas.

Y aguanta a los compañeros, que la solidaridad obrera pasó a la historia. Ahora todos van a lo suyo, a trabajar lo menos posible, a joder al compañero y a escaquearse del jefe. ¡Y mientras no te toque un asqueroso pelota! Se pasan la jornada laboral visitando el despacho del jefecito valiente. Que si fulanito se las sabe todas, que anda por ahí escondido para que no le vea nadie, con la disculpa de echarse un pitillito al pulmón. Los muy cabrones trabajan menos que nadie, porque entre el tiempo que pierden yendo y volviendo del despacho y vigilándote, no les quedan ni unos minutos para agachar el lomo.

Y llegas a casa echando el bofe, con el pitillito en la comisura de los labios, que es casi el único placer que nos queda a los currantes y encima nos lo quieren quitar. Y oyes a la parienta, a la flauta dulce, quejándose que no tiene tiempo para nada y que se pasa el día currando la pobre y que está harta, hartica de todo. Pues que no curre, no te joe. No es que seamos ricos pero con mi sueldico podriamos ir tirando. Con las horas extra nos da para el colegio de los crios y para salir una vez al año al cine o a cenar. Que no se queje, que otros están peor. En el puto paro. Reconosco que ser ama de casa no es una bicoca. Que si vete al supermercado, que si pelea en las colas, que si pon la lavadora, que si tiende la ropa al volver, que vete a por los niños, que tráelos, que prepara la comida. Un poco joio sí que es. Pero no tienes jefe que te ladre (yo no la ladro nunca por eso). Que deje de fregar escaleras para otros pirindengues. Que los pijos se arreglen solos, como hacemos los demás.

Me duelen los juanetes, me duele la barriguita, el vino ese peleón del Pacorro. ¿Y qué es lo que no me duele?. Si vengo molío. Y ahora aguanta a la señora. Que dulce será un rato, pero cuando le da por el solo de flauta no hay quien la aguante. ¿Y donde tengo la llave ahora?. Que no pienso llamar al timbre, porque eso sería como tocar clarines de guerra. Pues que no la encuentro. Pues que sea lo que Dios quiera. Llamo al timbre, con cuidao, no me pase, y a esperar que venga la flauta dulce y me abra la puerta.




PRELUDIO PARA FLAUTA DULCE
LA RESIGNADA ESPOSA AGUARDA AL PATERFAMILIAS

VARIACION PARA EL MISMO TIPO DE FAMILIA DE ANTES (Si el paterfamilias ha conseguido dar el braguetazo y casarse con una damita burguesa estamos en otra variación completamente distinta).

MONOLOGO MENTAL (Con largas parrafadas verbales, que las mujeres no son demasiado adictas al diálogo interno).

Vale que un día, de vez en cuando, el jefe les obligue a quedarse, para hacer unas horitas, pero todos los días no. Que no me lo creo, vamos. Tal como está la economía actualmente, con tantísimo paro, es imposible que la empresa de mi marido, precisamente ella, tenga horas extraordinarias para regalar. Que no, que no me lo creo. Este se queda por ahí, con los amigotes, tomando vinos. Y luego llega quejándose de dolor de barriguita. ¡A ti te voy a dar yo dolor de barriga!. Cualquier día te pongo lejía en el vino, borrachín, que eres un borrachín...Bueno, en realidad no es para tanto. Es que me jode que todos los días me deje empantanada con los niños, sabiendo como sabe que llego molida del trabajo. Hoy le voy a tirar donde más le duele. Con la barriga que tiene y lo bruto que es para hablar ni se me pasa por las mientes que se haya echado una querida. Nadie lo aguanta. Yo porque soy una santa, sino ya le habría dejado plantado y sin regar.

En el fondo no es tan malo. Le gusta jugar con los niños, cuando no está de mala leche, que esa es otra. Cuando quiere es cariñoso y entonces me lo comería a besos. Sino fuera por sus defectos, por lo vago que es, por lo guarro, guarro hasta decir basta y por esa falta de sensibilidad, ni un detallito, nada, pasan los años y una aguardando a que se lo ocurra algo.

-Tate quieto niño y termina de cenar de una vez. Que me tienes harta, hasta el moño. Y tú deja de picar a tu hermano, que no es de piedra. Muy modosita la niña, muy mosquita muerta, pero tira con bala. Y tú Chema, no te rías, que también va por ti. Tan mayorón, que el año que viene ya eres mayor de edad y parece un bebé de pecho.

A la niña la tengo que reñir porque sería capaz de armarme la revolución, pero bien que me gusta que no se deje pisar por los machos. Lengua, lo que se dice lengua, ¡vaya lengua que tiene mi niña!. Ni que hubiera salido a su mamá.Ja. Que no me rio porque ese cabrito está a punto de llegar y seguro que se ha olvidado la llave, como siempre. No se si es tan despistado como aparenta o se hace el tonto para jorobar. Y hoy es viernes. Seguro que esta noche me pide guerra, pero guerra se la va a dar su padre. Trabajo como una burra, tengo que ocuparme de todo y esta noche el señorito, después de darse un baño relajante con espumita que le pone su cariñín, de cenar opíparamente la cena que le ha hecho con mimo su señora, de ver un rato la televisión y tomarse una copita pa animarse, me echará mano a las tetas y querrá que me ponga caliente. Y no digo yo que a una no le apetezca un buen revolcón de vez en cuando, que le apetece, pero no cuando el señorito quiera. El viernes por la noche, cuando más cansada estoy. Ni siquiera tiene el detalle de llegar pronto y ocuparse de los niños para que yo me quede un rato en la bañera, me ponga estética y acabe mentalizándome que no es tan feo, tan gordo y tan bruto como aparenta. Calentón le voy a dar yo a ese cabrito. Que se lo haga con un ladrillo. Le voy a tener a ayuno y abstinencia durante un año. Va a saber lo que es bueno. Que esto no es una ONG, donde todo lo dan gratis. Aquí o se tienen detalles o la vas a meter en el cenicero. Encima eso, que es un fumador asqueroso. No puede salir a dar un paseo para echarse el maldito pitillito, y luego enjugarse la boca con el colutorio ese que sabe a lejía. Huele a tabaco que apesta. Da igual que hoy te restriegues y te eches medio frasco de colonia. Que no mojas.

-¡Ya has tirado el plato al suelo!. Tóma, por idiota, que todas las noches me haces lo mismo.

-¡Ay,ay, ay!. Que no he sido yo, mami, que me ha empujado esta.

Y ahora que me han crispado los nervios suena el timbre. Otra vez que ese cabrito se ha olvidado las llaves. Me oye, este me oye.

-Voy, ya voy. ¡Qué prisas!. Ni que se te estuviera quemando el culo. Ya voy.

-¿Otra vez?. Todos los días igual. Yo aquí trabajando como una exclava y el señorito se olvida las llaves en casa...¿Que no te olvidas?. Entonces dime a ver dónde están...Seguro que se las has dejado a tu amante para que venga a echarte un polvo a casa cuando yo me estoy partiendo el lomo...Aunque bien pensado a ti no te echa un polvo ni la vecina de arriba que se pasa el día sacudiendo las alfombras...¿Que las tenías en el bolso?, como siempre, y ahora no las encuentras. Pues solo faltaba que las hayas perdido y esta noche tengamos ladrones en casa...Con que sí, con que ahora las encuentras. Tu lo que tienes son ganas de jorobar...¿Que ahora te encargas de los niños?. A buenas horas mangas verdes. Tu lo primero que haces es meterte en el baño y darte un buen remojón, que hueles que apestas...Ya, tu cariñín no tiene tiempo para ir un rato. Si hubieras venido antes nos habría dado tiempo a todo...Sí, al baño y deja el calzado aquí, que me pones la casa perdida y cámbiate de ropa interior, so guarro...¡Encima que te la traiga yo!. Lo tienes claro...Pues vas en pelotas a por ella, que los niños están cansados de verte el culo y no se han muerto del susto...Ja, ¡cachonda me vas a poner a mi con ese pajarín que tienes entre las piernas!. Anda largate ya que al final me haces reir, como siempre, y me olvido de lo que tenía que decirte, que es mucho, pero que muy mucho...



ACOTACIONES AL MARGEN DE LA PARTITURA

Según le apetezca al director de orquesta los instrumentos pueden modificarse según las necesidades de ritmo y compás. Los intérpretes cambiarán según el tipo de variación y el fraseo musical será más fino, melancólico, romántico o hiriente.

SUGERIMOS OTRAS VARIACIONES

Como la partitura no se ha registrado en la sociedad de autores cualquier otro compositor puede tomar la idea y componer a gusto y gana. En cuanto a los directores de orquesta, que se arriesguen a interpretar en concierto esta partitura, les recomendamos procedan a realizar cuantas modificaciones consideren convenientes, tanto en los instrumentos como en la puesta en escena.

Sugerimos a "grosso modo" las variaciones siguientes: Variación para familia burguesa con servicio; variación para chabolistas con cabaña de hojalata en un suburbio metropolitano; variación para familia monoparental por divorcio o semejante; variación para recién casados o matrimonio que ha pasado las bodas de platino, sin hijos y con un acendrado sentimiento de estar más solos que la una... etc-etc.