lunes, 11 de diciembre de 2017

QUIJOTADAS QUIJOTESCAS V











AFORISMOS.- Una auténtica quijotada es intentar ver la guerra no como algo inevitable sino como una conducta esperpéntica de la especie humana. Puede resultar bastante indigesta esta visión de las cosas porque aunque todo el mundo dice rechazar la violencia pocos se atreven a analizar los rincones oscuros del ser humano de donde brota.







QUIJOTADAS SOBRE LA GUERRA




Del invento de la guerra




Es una enfermedad indolora, siempre que consiga acabar contigo a la primera.

Es una vampira que se nutre de abundante sangre humana, por eso se ha hecho inmortal.

Es un juego en el que los jugadores siempre cumplen un deber ineludible y los espectadores que lo sufren siempre están donde no deberían haber estado.











De efectos colaterales




Los efectos colaterales se evitarían si ningún ser humano quisiera matar a otro ser humano. Claro que esto parece demasiado evolucionado para la especie humana. Los efectos colaterales que matan animales irracionales se estudiaran en otra ocasión.

Los efectos colaterales de una guerra son como los efectos colaterales que produciría el Apocalipsis. Solo afectan a los humanos, los dioses son precisamente los jueces que juzgan a los humanos muertos desde sus divinos tronos.

Los efectos colaterales son errores de cálculo. Se utilizan bombas para matar a fulanito, menganito y zutanito y en cambio, por un error colateral, se mata a víctimas inocentes sin nombre. Mala pata. ¡Qué le vamos a hacer!











Efectos económicos de las guerras.




Con lo que se gastan los gobiernos en ellas ya habríamos llegado al confín del universo, lo que no se sabe es si allí hubiéramos conseguido librarnos de ella.

La bolsa acaba siempre bajando, debe deberse a que el peso de las empresas de armamento no es suficiente para subir la cotización de una patada en el trasero.














De cómo evitar las guerras.




Los místicos encontraron remedio para ella en el más allá pero no pudieron traerlo al más acá por la estrechez de la puerta. El corazón del remedio era demasiado grande para pasar por el ojo de la aguja.




El amor podría hacerla su amante y domesticarla como a la fierecilla domada, pero ella no se deja, no tiene corazón. Es una mujer fatal.




La mejor solución para evitar las guerras sería que los que quisieran entrar en conflicto se reunieran en un lugar apartado, muy apartado, eligieran los uniformes, las armas y los generales que les mandaran y jugaran a matarse entre sí siguiendo estrategias funcionales plenamente comprobadas por el largo uso histórico. Los que no quieran matarse serían meros espectadores que les contemplarían desde lejos, desde muy lejos, como si estuvieran viendo una de esas películas de patadas, tiros y explosiones, que tanto nos gustan.




La única forma de derrocar a un dictador es hacer la guerra contra su pueblo. La posibilidad de evitarla no vendiendo armas a los dictadores parece algo inimaginable para las cabezas de chorlito de nuestros políticos.




Es más fácil derrocar a un solo hombre que a todo un pueblo. Establecer democracias en todos los países del planeta evitaría tener que derrocar dictadores. ¿Saben ustedes de países democráticos enfrentándose entre sí en un conflicto bélico?...¿Qué usted tiene datos históricos?...Haga el favor de callarse.




Dicen que la decisión de entrar en guerra es muy complicada, muy pesada para los hombros de una sola persona, que se siente agobiada, angustiada, a punto de volverse loca. Si la decisión se tomara por todo un pueblo el peso se repartiría mucho mejor. ¿Para cuándo un referendun sobre las guerras?




Más vale una guerra cada dos años que la guerra definitiva cada milenio.




Si el hecho de que todos los seres humanos seamos hermanos –hijos naturales de Adan y Eva- no evita las guerras. Habrá que probar metamorfoseando a todos los humanos en hermanastros, primastros, tiastros y caso de que no diera resultado porqué no convertirnos en enemigos desconocidos. ¿A quién le importa un enemigo desconocido sin parentesco alguno con los que odiamos las guerras?




Si las guerras que tanto nos preocupan siempre tienen lugar en territorios con grandes riquezas naturales o artificiales ¿por qué no esquilmar las riquezas del planeta?. De esta forma ninguna guerra preocuparía a nadie, tuviera lugar donde tuviera lugar. Si la guerra no preocupara a nadie, ¿qué importa que mueran víctimas inocentes? ¿A alguien puede preocuparle eso?




El armamento en las guerras.




Disertación del profesor “Johncabezaprivilegiada” sobre el armamento a lo largo de la historia




El armamento ha evolucionado desde la piedra al alcance de la mano hasta la cabeza de los belicistas que golpean la piedra al alcance de la cabeza incapaces de encontrar solución a los conflictos bélicos. En medio una prolija discrepancia de inutilidades desde la ballesta al misil cabeza de chorlito que se autodirige al blanco y siempre se equivoca.




Dicen que la Cia está investigando sobre poderes mentales, telepatía, telequinesia, videncia, etc. Me pregunto si cuando investiguen el corazón y se encuentren con el poder del amor no cambiarán la historia de la humanidad para siempre.










El lado positivo de las guerras




Lo único bueno de las guerras es que evitan que el planeta Tierra se llene de gente. Debería emplearse únicamente en el caso de que todo el planeta estuviera hasta los topes. Claro que antes habría que utilizar medios anticonceptivos. Puede que de esta forma se evitase la guerra inevitable.




El fin de la guerra




Dicen que la última terminará con la vida sobre el planeta lo que no se sabe es si algunos lograran escapar al espacio exterior para transmitarla a sus descendientes.




La inevitabilidad de las guerras.




Es tan inevitable que nadie hace nada por evitarla.




Dicen que con los pies en el suelo es inevitable. Creo que voy a pasarme el resto de mi vida brincando.







El miedo en las guerras




En ella todos tienen miedo hasta los que permanecen bien protegidos en sus bunkers. No debe ser agradable salir al exterior y encontrarse en un cementerio.







De cómo evitar el sufrimiento en las guerras.




En una guerra los soldados deberían sustituirse por robots. Así no sufrirían las madres de los soldados muertos. El hecho de que eso no evitaría que sufrieran las madres de los niños muertos por los soldados-robots es de todo punto intrascendente.




Si todos sufren tanto en las guerras porqué se declaran tantas que parecen novias impacientes. ¿Acaso los masoquistas abundan tanto?













La justicia de la guerra




En toda guerra hay un bueno y un malo. Si hubiera dos enemigos malos enfrentados entre sí los buenos serían los espectadores.




Las otras guerras que producen muertos.




La guerra de sexos también produce muertos. Las víctimas como siempre son los más débiles. ¡Vaya novedad!




Las guerras económicas afectan más a los pobres. La inflación, la deuda externa son misiles sobre la cabeza del pobre y mosquitos anófeles que duermen por unas horas a los ricos.




La guerra de la materia contra el espíritu. No produce muertos, la materia siempre se cree vencedora pero el espíritu resucita de sus cenizas como el ave fenix.




En la guerra laboral dicen que tampoco se producen muertos. Los parados al parecer no mueren de inanición. Solo Dios sabe por qué.







Los refugiados en las guerras.




Si te has librado de los misiles, de las bombas, de las balas, del hambre y la sed, de ser escudo humano, del trauma de la locura al ver morir a tus hijos, puede que no te libres de la ayuda humanitaria.




Es curioso que los que más ayudan a los refugiados sean los propios países que dejan caer las bombas. Eso demuestra que dentro de cada país hay personas muy diferentes, incluso quienes dejan caer las bombas puede que tengan el corazón "partío" con una mitad apretando el botón y con la otra introduciendo en la ranura de la cuenta humanitaria la tarjeta de crédito.




Los refugiados ya no tienen nada que perder por eso acaban volviéndose locos. Los cuerdos son los que acumulan constantemente cosas que pueden perder en las guerras o en la bolsa.




Los refugiados huyen de la guerra, los humanitarios van a la guerra para ayudar a los refugiados y así evitar enfrentarse al poder establecido que ha declarado esa guerra.




Los refugiados no votaron la guerra pero la están sufriendo. Esto solo ocurre en los países democráticos.








Adivina adivinanza, ¿quién soy si no soy Sancho Panza?




Es más negra que la noche pero todos la sienten venir por el horrísono ruido de sus pasos.




Es como un “flim” de malos. Todos pueden señalas a los malos con el dedo...porque son siempre los que pierden.




Dicen de los contrarios a ella que son seres etéreos, que no tienen los pies en el suelo. En el mundo real no hay bueno tan bueno que no merezca un mordisco de sus sangrientas fauces.




Se sabe cuando comienza por los fuegos artificiales de la inauguración pero no cuando termina porque su silencio es el silencio de los muertos.




Se sabe que hasta los ángeles la sufrieron pero no que hubiera muertos.




La cadena que conduce a ella es casi infinita pero solo vemos el último eslabón.




Dicen de la última que terminará con la vida sobre el planeta, lo que no se sabe es si algunos escaparan al espacio exterior para transmitirle este conocimiento a sus descendientes.




En ella todos tienen miedo, hasta los que están protegidos en bunkers. No debe ser agradable salir al exterior y encontrarse en un cementerio.




La inventaron los machos por eso la pusieron nombre de hembra.




Dicen que es una mutación genética, lo que no se sabe es lo que ha sido del gen bueno.




Si quieres encontrar la solución a esta adivinanza deberás arrancarte el corazón y arrojarlo a la basura. Un corazón en el pecho no podría pronunciar su nombre.




Los niños y la guerra.




Cuando era niño jugaba a la guerra con pistolas de palo, ahora que soy adulto mando a niños para que puedan jugar a la guerra con fusiles ametralladores de verdad.







Un requiem por los que mueren en las guerras.




Las víctimas inocentes sufren un requiem silencioso. No hay orquesta para tocar la misa de requiem sobre sus cadáveres dispersos en la llanaura. Las víctimas “profesionales” “oyen” el requiem adecuado a la necesidad de inflar o desinflar las estadísticas.




La misa de requiem no puede ser oída por las víctimas, solo por los supervivientes. La diferencia con un requiem “normal” es que en el requiem bélico hay un silencio más profundo entre los asistentes.




Los niños son las únicas víctimas de las guerras que pueden oír la música porque se han transformado en ángeles.




No existe requiem más estremecedor que el aullido incontrolable de las madres.




El requiem bélico es el único requiem que debería tocarse antes de que los que van a morir se conviertan en cadáveres.




Dejad que los muertos entierren a sus muertos mientras suena el último requiem.




Para todas las víctimas de las guerras, de un superviviente de la paz.

















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