ESTA HISTORIA
Hola de nuevo. Intentaré ser sobrio. Hay
muchos datos que deben ustedes conocer. Como por ejemplo, la razón de que los
robots nos reemplazarán.
JAPÓN Y LOS ROBOTS
Japón permaneció durante casi todo el siglo
XXI hibernado. De pronto despertó y se puso a fabricar robots como churros y de
los buenos. Se dice, se cuenta, que un tal Profesor Cabezaprivilegiada les
vendió una especie de fórmula mágica, un algoritmo portentoso, que les permitió
solucionar todos sus problemas con la inteligencia artificial.
Sus fábricas se pusieron en pie de guerra y
comenzaron a salir robots de todas las clases, tamaños, funciones y
posibilidades. Incluso transformaron los objetos inanimados de nuestro entorno.
Así construyeron una casa-robot y la pusieron patas. De ahí que el comentario
de Tramiteitor cobre ahora pleno sentido. Algunos pisos o casas robotizados
comenzaron a acudir a los Juzgados para solucionar problemas con sus dueños o
entre ellas. Se vieron obligados a hacerlo por un decreto ley. Hasta entonces
solucionaban sus problemas a tiros y no era raro ver dos casas, las piernas
separadas, una a un extremo de una calle y otra al otro, con los colts al
cinto, dispuestas a dirimir sus disputas a tiros.
Bien, a lo que vamos. En cuanto nuestro
gobierno se enteró de que podría hacer un encargo a Toyota Robots Corporation
para sustituir a todos sus funcionarios de justicia, lo estudió, lo analizó,
hizo cuentas y decidió tirar la casa por la ventana y los presupuestos por la
cloaca.
De la noche a la mañana nos vimos en la
calle. Cuando salíamos de nuestras oficinas judiciales, cariacontecidos y
desesperados, nos encontramos con los robots que entraban. Cada uno tenía
nuestra cara y nos sonrieron con sonrisa vil y metálica. Ni siquiera nos
ahorraron esa humillación. Emplearon nuestras tarjetas identificativas, donde
nos habían obligado a poner la mejor de nuestras fotos, para que los nuevos
robots tuvieran aspecto humano.
Quedan muchos detalles más. Les espero en
el siguiente episodio.
COMENTARIO DEL PROFESOR CABEZAPRIVILEGIADA
Mentira, vil mentira, maledicencia,
cotilleo malsano. Si yo hubiera vendido ese invento a los japoneses ahora sería
millonario y estaría en la playa de Hawai, al lado del narrador. ¿Me ven allí?
Si yo hubiera podido vender mis inventos portentosos y geniales el mundo sería
mío y mucho más acogedor y evolucionado de lo que es. No hagan caso de todo lo
que les cuenten.
MÁS DATOS, MÁS, ESENCIALES PARA COMPRENDER
ESTA HISTORIA
LOS HUMANOS QUE QUEDAMOS
Nadie sabe cuántos somos ni dónde estamos.
El proceso fue imparable. Tras la justicia, la primera que cayó, porque todos
la consideraban una rémora (¿qué produce la justicia aparte de papel y un
montón de bits desechables?, nada, absolutamente nada, al menos nada
aprovechable, productivo, aparte de dolores de cabeza a todo el mundo) fueron
cayendo los demás, funcionarios de Hacienda, funcionarios de los cuerpos de
seguridad, funcionarios… todos los que había.
No se contentaron con eso. La empresa
privada cayó en sus manos y todos los trabajadores del mundo fueron sustituidos
por robots. Nadie sabe cuántos humanos murieron de hambre, de humillación, de
cólera sorda o luchando por sus derechos en las cloacas de las ciudades.
Algunos decidieron ponerse piezas de recambio, cambiaron sus cerebros y se
dejaron inyectar programas humanoides. Modificaron sus cuerpos para hacerse tan
guapos y delgados como los robots. Se escondieron entre la tropa robótica y
trataron de sobrevivir.
Esta fue la primera etapa. Los gobiernos
mundiales echaron marcha atrás. Nadie se fiaba ya de que los políticos y
gobernantes no acabaran siendo sustituidos por robots. Sacaron decretos leyes a
toda pastilla y los humanos supervivientes pudieron regresar del anonimato y
recibieron credenciales que les acreditaban como ciudadanos de primera. Algunos
regresaron a sus cuerpos, fofos, gordos y feos. Fueron muy, muy pocos. La
mayoría decidieron quedarse con sus cuerpos robotizados, aunque muy
perfeccionados, para que las manos que los tocaran creyeran a pies juntillas
que eran de carne y hueso.
Así este narrador de ustedes pudo
reincorporarse a su cuerpo obeso y ponerse este bañador de colorines y buscar
trabajo en la industria de la imagen, donde fue recibido con loores y vítores,
porque los robots eran muy buenos para casi todo, excepto para imaginar
historias, escribir guiones y salirse de la matemática. Y aquí me tienen, más
solo que la una, sin una esposa que me acaricie cuando hundo la cabeza en la
barriga y lloro. ¿Quién se atreve a buscar esposa con este lío? Yo no, al
menos. Seguro que se les pusieron los dientes largos cuando les hablé de los
bikinis. Vayan recortándoselos con una lima. La mayoría son robotinas y muy
poco humanas. Pónganles las manos encima y notarán cómo su termostato se regula
hasta alcanzar temperaturas gélidas. Si continúan con las manos donde no deben
se encontrarán convertidos en carámbanos.
En mi caso un carámbano obeso y feísimo.
Aún quedan más datos, muchos más datos.
Pero los dejaremos para el siguiente episodio.
COMENTARIO SARCÁSTICO DEL PROFESOR
CABEZAPRIVILEGIADA
Este narrador delira. Puede que algo de lo
que cuenta sea cierto, acaso mucho, pero los humanos seguimos existiendo y no
nos ha pasado nada… al menos a mí. Claro que me pasé buena parte de estos años
en mi búnker, inventando sin parar, pero no puede ser cierto, de ninguna
manera, que los robots sean tan perfectos (aún no he descubierto ese algoritmo
portentoso de que habla el narrador) ni que todo el mundo fuera sustituido por
robots, excepto los políticos y los gobiernos. Lo de los funcionarios de
justicia me lo creo. No se les permite pensar por sí mismos y eso acaba creando
robots, antes o después.