CARTAS MENTALES
DEL TELÉPATA LOCO IV
EL SECRETO DE LA
TELEPATÍA
Querido amigo:
Como te...(sí, sí, te voy a tutear...no hay de qué, gracias a ti) vas
comportando cada vez mejor con este tu verdugo, he decidido hacerte partícipe
de los secretos de la telepatía...De nada, de nada. Estás de un agradecido que
lo tiras. Quiero agradecerte también yo que hayas dejado de pensar barbaridades
de mi cuando crees que no puedo oirte. Ante tu insistencia, casi feroz, en
saber de qué vaina procede este fruto, voy a contarte algunos secretos de
conocimiento imprescindible. Me parece que deseas entrar en nuestro gremio,
formado por...por... me temo que aún no estás preparado para saber nuestro
número, y por lo tanto inicio con esta conferencia un ritual iniciático, que
caso de ser aprobado, te dará derecho a un certificado mental que podrás
exhibir cuando otro telépata, que hurga en el mismo cerebro que tú, te
recrimine antes de iniciar una guerra mental de imprevisibles consecuencias.
Para llegar a
formar parte de nuestro grupo iniciático tendrás que alcanzar cumbres mucho más
altas de sabiduría que aquellas a las que has trepado hasta el momento, y
como... Disculpa esta larga pausa. Es necesario que la mente respire de vez en
cuando o termina por bloquearse. Los párrafos tan largos me dejan exhausto.
Estoy pensando en inventar un estilo más apropiado para la comunicación
telepática, algo así como un morse telepático, que nos permita hablar horas y
horas sin notar el menor cansancio sobre cualquier cosa que se nos ocurra. Algo
así como la televisión, aunque eso de mandarnos imágenes es para pensárselo
fríamente durante décadas. ¿Te imaginas que al contactar con tu mente me envíes
la escena completa del acto amoroso que estás realizando en ese momento con tu
pareja?...¿Qué te parece horroroso, pero que también tiene sus compensaciones,
que tú disfrutarías también de mis acrobacias sexuales?...Eres un ingenuo, un
pipiolo... Y no te pongas así que peores cosas nos acabaremos diciendo. El
hecho de que yo sea telépata no significa que sea el más guapo ni que hipnotice
a las señoras hasta el punto que hagan cola ante mi puerta.
Y paso a lo
esencial de esta charla. Mira, amigo, uno de los secretos mejor guardados de la
creación es la existencia de universos invisibles para los ojos de la carne. Es
el Gran Secreto, con mayúsculas, que se nos ha ocultado cuidadosamente a lo
largo de la historia para impedirnos que abandonemos la cárcel del cuerpo sin
haber cumplido los años de condena que se nos impusieron en su momento y que
han borrado de nuestra memoria... ¿Quién?...¿Qué importa eso? No debes
preocuparte nunca por aquello que no puedes controlar. Esa es una de las reglas
de oro del telépata. Para que lo sepas.
Me gustan los
ejemplos, exiemplos, como me gusta decir a mi. Te pondré uno, para que la idea
te cale bien profundo. Imagina que nuestras autoridades poseyeran medios para
hacer olvidar a sus presos la existencia del mundo exterior y hazte a la idea
de que poseyeran mayoría democrática
suficiente para que este macabro plan fuera llevado a cabo. Imagina...
Sí, ya sé que te pido mucho, pero tú no eres lelo, así que ponte a trabajar un
poco... Imagina, te decía, las consecuencias que se derivarían para los pobres
presos y cómo se sentirían. Algo así puede estar sucediendo en el mundo
invisible. Los condenados a prisión por haber delinquido ( en formas difíciles
de concretar para quienes no hemos visto ese mundo ni en pintura) somos
encarcelados en el cuerpo físico que corresponda. Ellos, nuestros verdugos
invisibles, pueden estar manipulando los genes y las circunstancias para que
cada cual reciba el cuerpo que se merece. Al tomar posesión de nuestra celda se
nos inyecta el olvido en nuestras consciencias... No, no es tan difícil como tú
piensas. Tu subconsciente lo hace todos los días. Te olvidas de los eventos
desagradables y con el tiempo no llegas a recordar de tu pasado ni lo
imprescindible.
De esta forma no
encontrarás persona alguna que admita tener la seguridad absoluta de que exista
algo más que el cuerpo que se toca y ve reflejado en el espejo y el mundo
físico que le muestran sus ojos y los restantes sentidos. Los ateos hacen gala
de esta creencia y se pavonean delante de los creyentes como adultos que
conocen secretos que no están al alcance de los niños. Los adultos engañan a
los pequeños con el miedo al hombre del saco y por dentro se ríen del inmenso
miedo que generan en sus pequeñuelos. Esto mismo o de forma parecida puede
estar pasando. Los adultos del mundo invisible nos están manipulando. Nos meten
tanto miedo en el cuerpo haciéndonos creer que no existe otra realidad que esta
temporal, que esta mierda de mundo, que ya ni somos capaces de pensar por
nuestra cuenta.
...Sí, sí, te
estoy escuchando. Me estás diciendo que eres ateo y que no crees en nada que no
puedas ver, oír, tocar, etc. Y por lo tanto que todo este discurso es una
tontería y que estoy loco, majara, como un cencerro...y que no se pueden
comparar la realidad y la pura ficción... Ja,ja, permíteme que me ría un poco.
Supongo que antes de que yo te contactara mentalmente no creías en la telepatía
ni que lo que estoy haciendo contigo pudiera hacerse. Nuestros antepasados no
creían en la televisión ni en los aviones, ni en el viaje a la luna, ni que
existieran unas cosillas llamadas protones o neutrones, ni que con microscopios
electrónicos pudieran verse partículas diminutas que nuestros ojos no ven, ni
que con los telescopios podamos ver ahora estrellas que antes no veíamos y que,
mira tú por donde, han desaparecido hace tiempo, pero las seguimos
viendo...¿Qué todo eso sigue siendo materia y que por lo tanto no se ha
descubierto nada que supere los puros límites de la materia?... Serás
zopenco...¡Uy perdón!, se me ha escapado el insulto. Retiro lo dicho. Quiero
decir que no me negarás que existe algo más que materia... Energía, eso es,
energía. Algo admitido hasta por el propio Einstein.
La energía no
parece muy visible...Sí, sí, claro que se ve con instrumentos materiales.
Imagino que con el tiempo también podremos ver nuestras almas con instrumentos
materiales. Pero ahora no vemos ni a jurar, somos unos cegatos bastante
estúpidos. Puede que con el tiempo lleguemos a conocer cosas que ahora
ignoramos. ¿Por qué entonces negar ahora todo? ¿Por qué no tener una mente más
abierta y decirnos que pueden existir universos que ahora no conocemos?...¿Qué
estoy desbarrando?...Cierto estaba a punto de decirte que las personas
religiosas manifiestan su creencia en el más allá de forma tan estúpida que
hasta ellos mismos se reirían de sus argumentos si fueran capaces de ponerlos
delante de sus narices. El más allá es el diamante que todos creen cristal de
culo de botella porque unos pocos iniciados en el secreto han decidido
ocultarlo, manipulando con astucia a gente sin criterio, por razones que sólo ellos
conocen, y conocen muy bien.
A pesar de esta
larga e intensa manipulación, el Gran Secreto se nos muestra claramente en los
momentos terribles, cuando la lógica y las viejas creencias ya no nos sirven de
maldita cosa. Entonces uno comienza a creer en ideas en las que nunca creyó.
Cuando nos vemos encarados a la muerte o nos callamos como muertos o si decimos
algo no es para confesar que somos ateos recalcitrantes. Ante la muerte hasta
el más ateo se va por la pata abajo. Nos aferramos a cualquier esperanza, hasta
somos capaces de aceptar que alguien nos juzgue por cuatro mentiras y cuatro
polvos mal echados. Cualquier cosa, incluso las calderas de Pedro Botero, con
tal de seguir notando el culo. Claro que luego pasa el mal momento, las
circunstancias mejoran, y ya puedes seguir disfrutando de la vida como antes,
sin verte obligado a pensar en el más allá. El más acá es lo que cuenta.
La telepatía es
el morse de los seres invisibles, energéticos, encerrados en cárceles de carne.
Nos comunicamos constantemente y ni siquiera nos damos cuenta. ¡Hay que ser
tontos del culo!. Tan solo los presos más avezados, inclúyeme a mi, han
descubierto este pequeño secreto, comparado con el otro, con el Gran Secreto,
claro.
...Sí, ya estoy
notando tu respiración jadeante. Te has quedado patidifuso y permíteme la
expresión. No esperabas un discurso tan lógico en el telépata loco. Pues vete
convenciéndote de que soy loco porque los cuerdos no pueden aceptar lo que les
molesta. No les pido que me crean en todo lo que digo, pero al menos que
mantengan la mente abierta. Telepatía, ¡ugg qué asco!, más allá, ¡pero qué
tontería!. Que se dejen de monsergas y piensen un poco. Es que los muertos no
vuelven de las tumbas para decirnos que hay un más allá. Ja,ja. Si yo estuviera
ahora muerto, que puede que lo esté, tú no tienes ninguna constancia, tal vez
lo último en que pensaría es en volver para hablarle a cuatro idiotas, que me
han hecho mucho daño, sobre la existencia del más allá. Incluso si tuviera
seres queridos, que no los tengo, me lo pensaría dos veces si conociera los
pensamientos íntimos que han tenido sobre mi a lo largo de su vida. Hasta si me
pones en un brete, si mis seres queridos me hubieran amado con absoluta
generosidad puede que me pensara en decirles una verdad que les haría mucho
daño. Seguro que no hablarían de ello para que no les consideraran locos de
atar.
Y ahora, mientras
rumias esta primera entrega y vas asimilando las consecuencias que supone el
hecho de que los seres humanos puede que seamos algo más que materia, permíteme
que vuelva a mi cubil. Que me oculte entre los otros reclusos, que ponga mis
ondas en el éter, allí donde se juntan todas las ondas, de radio, de
televisión, de satélites, de radares, etc, para que pasen desapercibidas. Tal
vez alguna hermosa mujer se vuelva creyendo notar una mirada clavada en sus
curvas y un pensamiento libidinoso en su nuca. No encontrará sino el vacío.
Entonces pensará que ha sido una experiencia rarilla, molesta, pero no dará la
menor importancia al hecho de que un telépata la haya desnudado con su mente
sucia y perversa. Y es que pocas satisfacciones nos quedan a los telépatas (
tenemos que aguantar carretadas de basura de otras mentes) que no sea la de
pensar con deseo en el bello sexo. Algo que muchos de ustedes, juraría que
todos, hacen mientras ven esos programas televisivos que tanto les gustan. Algo
a lo que no dan la menor importancia porque nadie les ve ni les siente. Las
conciencias más neuróticas pasarán luego a confesarse de las guarrerías en las
que piensan. Imaginen por un momento que todos fuéramos telépatas y
comprenderán un poco mi locura. Tendrán compasión de mi y harán lo posible para
que sus pensamientos mejoren un poco. Tal vez así la paz venga a la Tierra, la
gran cárcel cósmica donde estamos encerrados delincuentes a los que se nos ha
privado de la memoria.
Hasta mañana,
querido amigo, en que te desvelaré otra parte interesante del gran secreto,
oculto para la mayoría de los reclusos pero meridianamente claro para los
iniciados que no se han dejado manipular por los guardianes de esta prisión.
Tuyo afftmo.
El telépata loco.
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