viernes, 18 de diciembre de 2020

TERCER DÍA EN CRAZYWORLD V

 




Patricia palideció. Su mirada se extravió durante un par de minutos, tal vez rumiando las alternativas que tenía, que no eran muchas a mi juicio, o hablaba o se callaba y nosotros seríamos los que hablaríamos hasta acorralarla. Por fin se decidió.

-Demonios, Dolores. ¿Cómo puedes saber tú lo ocurrido? Nadie en Crazyworld lo sabe, excepto el cabrón felizmente fallecido, mi hija y yo.

-No se me escapa nada de lo que ocurre en este antro. Me muevo poco, eso es verdad, pero siempre hay algún pajarillo piándome a la oreja. Veamos, estás confesando que en efecto el director que ya no está entre nosotros violó a tu hija Laura, que ella te lo contó y que tú te tomaste la justicia por tu mano.

-Quieta ahí, Dolorcitas, no pongas en mi boca algo que no he dicho. Sí confieso que mi hija fue violada por el director, que ella me lo dijo, pero yo no lo maté, aunque me hubiera gustado hacerlo. No tuve la oportunidad, ni los medios, ni soy capaz de apuñalar una y otra vez a alguien, por mucho que se lo merezca.

-Está bien. Está bien. Tú no lo mataste, aunque deseabas hacerlo y sé muy bien lo complicado que es acceder de noche al pabellón de los pacientes para cualquiera que no pertenezca al centro de seguridad, pero alguien te pudo facilitar las cosas.

-¿Tienes coartada para la noche del crimen?

Era yo que había abierto la boca casi sin querer y como impulsado por alguna frase de alguna película que había visto. Me sonaba tanto que seguro que había visto unas cuantas, aunque ahora no podía recordarlas todas, ni siquiera una.

-Eso, eso. Este pobre cuitado parece tonto, pero no lo es. ¿Dónde estabas anoche y quién puede atestiguarlo?

-Estaba aquí, con mi hija. Sabes que no nos relacionamos con nadie. O deberías saberlo puesto que lo sabes todo. Como sabes que mi hija no es la única mujer que ha sido violentada por ese cerdo. ¿O eso no lo sabes?

-Sí, eso es algo en lo que no había pensado. ¿Por qué Patricia tiene que ser la única sospechosa cuando muchas mujeres de Crazyworld han podido ser violentadas? ¿Qué me dices, Dolores?

No comprendía cómo no se me había ocurrido antes. Me dejaba llevar por Jimmy como si fuera un títere. Ahora que me encontraba molido a palos por sus manos y pies empezaba a darme cuenta de que por mucho que él supiera de Crazyworld yo debía de comenzar a tomar las riendas de mi destino, que no era muy esperanzador. Salir de allí estaba tan difícil como para una hormiga librarse de la pata del elefante que tiene encima. Pero al menos mi vida en aquel antro tendría que ser la mejor de las vidas posibles. Me vendría muy bien unos días de meditación, aunque no sabía cómo los iba a conseguir. Me vino a la cabeza una pregunta para Dolores. ¿Era Laura la única niña en Crazyworld? Sería la siguiente, no quería embarullarla.

-¡Qué listo es mi niño! Y eso que no se le ha pasado la amnesia. Pues sí, tampoco se me había ocurrido a mí. Nos dejamos llevar por esa cabeza de chorlito de Jimmy y no vemos más que por sus ojos.

-Pues si hay más mujeres violentadas en Crazyworld, aparte de mi hija, no debería ser yo la única sospechosa. ¿O no?

-Sí, querida amiga, sí. Deberíamos investigar todos los desmanes del director antes de ponernos a señalar con el dedo. Patricia es una de tantas y no creo que las demás tengan mejor coartada que ella. ¿No crees, mi querido amnésico?

-En efecto, Dolores, la investigación está mal encaminada desde el principio. Por cierto, cuántos niños hay aquí, aparte de Laura.

-No muchos, gracias al cielo, porque esto es el infierno. ¡Pobrecitos! Las madres que los trajeron debieron penar que nada podía ser peor que la vida que llevaban los pequeños allá fuera, pero se equivocaron. En cuanto a los que nacieron aquí se podrían contar con los dedos de dos manos. Es cierto que uno se acostumbra hasta al infierno. Puede que allí se formen también parejas que deseen la felicidad, fundar una familia y tener hijos.

No conocía lo suficiente a Dolores como para que sus palabras no me sorprendieran, y mucho. Me había hecho otra idea de ella, una mujer alegre, con sentido del humor, una madraza que disfrutaba hablando con los demás, ayudando a mejorar su estado de ánimo, y un poco-mucho cotilla, la mejor forma que había encontrado de divertirse y ayudar a pasar el tiempo. Ahora descubría una faceta seria, dramática, a una fina observadora de su entorno. No sé por qué dije lo que dije.

-¿Podríamos hablar con Laura?

-¿Para qué? Ya no sirve como testigo para condenar a ese cabrón y nadie aceptaría sus palabras como una buena coartada para mí. Sigue muy afectada y es mejor dejarla tranquila.

Patricia parecía poseer una lógica aplastante. No encontré nada que oponer a sus sabias palabras. Dolores llevaba ya un buen rato sentada en un sillón al lado de Patricia. Las dos miraban hacia mí, tumbado en el sofá, como miran las madres a un niño enfermo, dispuestas a levantarse a la mejor queja por mi parte. Yo no sentía ganas de quejarme de nada. Los dolores se habían atenuado con el reposo y me sentía muy a gusto allí, dispuesto a pasar el día tan ricamente.

-¿Por qué no os quedáis a comer? Os puedo hacer un buen plato de pasta y tengo un buen vino,

, un chianti Flaccianello della Pieve, exquisito.

-Suena bien, creo que en mi vida pasada y olvidada gustaba de los buenos vinos y los buenos platos.

-Lo siento, querida, pero ya ha aceptado comer conmigo, una sabrosa y picante comida mexicana.

-Bueno, en ese caso este joven queda invitado para otro día y otro momento.

Dolores me había chafado el día. No quería moverme, el reposo me estaba haciendo mucho bien. Por eso me inventé algo que nos llevaría un buen rato antes de que me viera obligado a ponerme de nuevo en pie.

-¿Por qué no hacemos una lista de las mujeres agredidas por el director y que tendrían un buen motivo para apuñalarlo con esa saña?

-¿Puedo preguntaros por qué descartáis a un hombre? ¿No podría haber un asesino en serie?

Patricia y su lógica. Aquello me despertó de mi modorra. Sentí un raro cosquilleo, como si recordara todas las películas, todas las novelas policiacas que había visto y leído. Fue como un flash que me deslumbró. Nada concreto, pero sentí que poseía un amplio conocimiento de estos temas.

-John Smith, nuestro asesino en serie, estuvo toda la noche dormido como un leño. Lo he comprobado en las grabaciones. Se pasa los días y las noches dormido, como he podido ver. El doctor Sun debe tenerlo atiborrado a pastillas, puede que porque no sea muy receptivo a la hipnosis. ¿Se os ocurre alguien más como candidato? De todas formas no parece muy lógico que si hay un asesino en serie haya permanecido todo este tiempo dormido y haya comenzado su actividad ahora y precisamente con el director. No le encuentro mucho sentido…Bueno, me está empezando a preocupar esa idea. Un asesino en serie en Crazyworld. Podría haber otro muerto hoy, y mañana, y pasado. ¡Buf! Se me ponen los pelos de punta.

-¡Mientras se dedique a los hombres! Creo que eres el único que merece la pena, y acabas de llegar.

Era Dolores. Otra faceta nueva de su personalidad. Si todos los hombres de Crazyworld eran como Jimmy, no me sorprendía aquel odio radical hacia todo lo masculino. Hice cuentas. No había conocido a muchos. El doctor Sun era un chiflado inocuo. John Smith o el Sr. Múltiple personalidad eran enfermos y no podían servir como modelos, aunque bien mirado no era descartable que fueran mejores modelos que los que no lo estaban. ¡Pero quién era yo para decir nada al respecto, ni siquiera me conocía a mí mismo!

-Estoy de acuerdo con Dolores. Hasta tu llegada he procurado no mirar a ningún hombre más de lo imprescindible. A ti te acabo de conocer, pero no podrías ni engañar a un niño con esa cara angelical y ese cuerpo escultural.

Era Patricia, quien se levantó para buscar un cuaderno y un bolígrafo. Sus palabras me dejaron descolocado y cuando me coloqué en mi sitio hubiera tenido que gritarle para darle las gracias. Regresó con un cuaderno escolar de Laura y un bolígrafo. Me preguntó a mí directamente si me apetecería ahora un chianti y más aceitunas. No pude negarme, porque quería probar ese vino, degustar sus aceitunas y hacer más tiempo hasta que tuviera que levantarme. Mientras ella se alejaba a por la botella de vino Dolores tomó el cuaderno y se puso a escribir como si tuviera prisa.

-Bueno. Vamos a empezar por los hombres. Smith descartado según tú. El doctor Sun descartado según yo, ese hombre es incapaz de matar a una mosca. Jimmy y tú también. Estaría bueno que uno de los investigadores fuera el asesino. El Sr. Múltiple personalidad fuera…

-Un momento, un momento. Aunque parece que estuvo toda la noche dormido en la cama, hay algo que debo clarificar. Pon un interrogante al lado de su nombre.

-Vale. Si tú lo dices, así se hará. Yo me centraría en los guardias de seguridad. Quien porta un arma acaba usándola.

-Pero Dolores, al director lo mataron con arma blanca y los guardia de seguridad solo llevan pistolas… y porras, claro.

Patricia llegó con la botella y unas copas, sirvió, le ofreció una a Dolores y otra a mí.

-Como eres amnésico no recordarás cómo se cata un buen vino. Mueve la copa un poco, huele, toma un traguito, enjuaga con él la boca…

Hice lo que me sugería pero en cuanto a enjuagar la boca preferí tragármelo, estaba fresco, rico, muy rico. Me bebí la copa en dos sorbos y la alargué para que volviera a llenarla. Hizo un gesto como de intento de comprender mis modales sin conseguirlo del todo.

-¿Por dónde vais?

-Por los hombres. He descartado al doctor Sun, a Smith, le he pedido a Dolores que ponga un signo de interrogación en el Sr. Múltiple Personalidad. Hay algo que se me escapa. Descartado Jimmy…

-¿Tú crees?

-¿En serio le crees capaz de dar puñaladas por doquier?

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