Caminamos en silencio. Yo había tomado la iniciativa y me dirigía en la dirección que Jimmy había seguido cuando me enseñó la cabaña en el bosque. Al acercarnos a los primeros árboles caí en la cuenta de la enormidad del bosque y que buscar allí a Kathy iba a ser como encontrar una aguja en un pajar. Aquello más parecía un picnic con chica guapa, para el que había encontrado la excusa perfecta.
-Perdona, Alice, se me acaba de ocurrir que buscar a Alice en este bosque sin saber los lugares que frecuentaba es una pérdida de tiempo.
-Vaya, ¿No se te había ocurrido antes?
-¿Y a ti sí?
-Claro. Vengo más por acompañarte que porque piense que vamos a encontrar a esa zorrita. De todas formas imagino que Jimmy te habrá enseñado la cabaña de refocile del señor Arkadín y sus amigotes.
-¡Cielos! Me hizo jurar que no se lo diría a nadie y el muy capullo ha debido de llevar allí a todas las mujeres de Crazyworld. ¿También a ti?
-Por supuesto. Solo que en mi caso le salió el tiro por la culata, porque después de habérmelo enseñado todo con pelos y señales intentó aprovecharse de mí, pero le di un rodillazo en las ingles y salí corriendo. ¿Por qué crees que me odia de esa forma desaforada que has visto?
-¿Crees que Kathy estará allí?
-Si Jimmy ha buscado en todos los edificios sin encontrarla y te ha mandado al bosque es porque piensa que es lo más probable.
-¿Y por qué ese cabroncete no me pidió directamente que fuera a la cabaña?
-Es así de retorcido y vengativo. Seguro que imaginó que te perderías y pasarías varios días y noches en este maldito bosque. A mí me produce un repeluzno muy desagradable, tanto de día como de noche, pero especialmente de noche. Tiene algo malvado que no podría definir. Aunque tal vez solo sean los efluvios de los pedos de ese gordo tragón y pervertido de Mr. Arkadín.
Y comenzó a reírse con una risa cantarina que me puso los pelos de punta. No sé si me estaba tomando el pelo, pero a mí también me producía ese repeluzno más bien aterrorizante que no confesaría nunca.
-Si conoces tan bien el camino sería prudente que te pusieras delante. Yo solo estuve una vez y no creo que pudiera encontrar la cabaña salvo por un golpe de suerte.
-Yo en cambio me lo conozco a pies juntillas, incluso he marcado con señales todo el recorrido. No te las voy a decir porque esa cabaña no me parece un buen sitio para nadie, y en tu caso seguro que llevarías a tus conquistas. Yo te quiero solo para mí.
De nuevo su risa cantarina. Se puso en vanguardia, algo que le agradecí, no solo porque me facilitaba mucho las cosas, también porque podía contemplar su esplendorosa vanguardia a mi gusto. Ella debió de tenerlo también en cuenta porque juraría que movía sus caderas y su popa con más gracia salerosa de lo que correspondía a un sendero lleno de piedrecitas y ramitas.
-Perdona Alice, pero el camino va a ser largo. Se me haría más corto si continuáramos hablando. ¿Puedo hacerte algunas preguntas?
-Sí, por supuesto, pero siempre que tú también contestes a las mías.
-Ya sabes que me he quedado amnésico, no podría contarte mucho de mi pasado, más bien nada.
-Pero sí del presente. Por ejemplo, ¿Has pasado la noche con Dolores?
-Nos has visto besándonos.
-No, estaba muy atareada poniendo las cosas en el lavavajillas. Pero salta a la vista. No sé qué le encuentras a esa mujer. Entiendo lo de Kathy, con ese coño mágico que tiene no hay hombre que se le resista. También entiendo lo de Heather, es muy hermosa. ¿Pero Dolores?
-Es una mujer muy bondadosa, una verdadera madraza y yo necesito una madre, me siento como un niño perdido. En cuanto al sexo siempre es delicioso cuando es cariñoso. Y por cierto, ¿cómo puedes saber lo de Kathy? No creo que ella lo fuera pregonando por ahí.
-Yo también puedo hacer de madre, aunque sea joven. Me gustaría que lo tuvieras en cuenta. Y en cuanto a Kathy todo el mundo sabe en Crazyworld su peculiar anatomía. Todos los hombres con los que se ha acostado aquí, que son muchos o todos, o casi todos, lo han comentado luego, como no podía ser menos. Los hombres sois así. También sabemos todos que Kathy tiene por norma tirarse la primera a los hombres que pisan por primera vez Crazyworld. No se le ha escapado ni uno. En tu caso lo tenía difícil porque estabas encerrado en tu habitación, como no podía ser menos, porque la señorita Ruth es un perro de presa y la habitación está muy alta. Pero todos sabemos de sus proezas circenses. Si te lo ha contado a ti, piensa que se lo ha podido contar a los demás. Kathy no se caracteriza precisamente por su discreción. Bueno, dejemos el tema. Me has contestado y tienes derecho a hacerme las preguntas que quieras.