sábado, 8 de enero de 2022

LA VENGANZA DE KATHY III

 




Recorrí el pasillo a buen paso, admirándome del silencio que reinaba en todo el edificio, parecía un monasterio. ¿Era posible que todos los pacientes continuaran en las celdas de aislamiento? Que se encargara el idiota de Jimmy, yo iba a desayunar. Suponiendo que el comedor estuviera abierto, que hubiera alguien en las cocinas. ¿Dónde estaba el personal? Al menos Dolores debería estar en las cocinas. Entré en el comedor con una sensación de apocalipsis, el vacío del lugar me golpeó en el estómago, que se encogió. Alguien movió la puerta y escuché una voz muy dulce que recordaba muy bien. Era la de Alice, la dulce camarerita que tanto me había impresionado.

-¿Hay alguien ahí?

-Soy yo, Alice.

-¿Y quién eres tú?

Escuché una risita y la puerta se abrió.

-Vaya, vaya, el guapo que no recuerda nada.

Me acerqué con cierto comedimiento, pensando que tal vez ella pensara que yo era un amigo de verdad de Jimmy, su bestia negra. Estaba dispuesto a hacer todos los esfuerzos necesarios para sacarla de su error.

-Bueno, aún no recuerdo mi nombre, puedes llamarme Johnny si quieres, pero voy recordando algunas cosillas.

-¿Cómo cuales?

-Bueno… En fin, puede sonar a chirigota, pero creo que antes de llegar aquí yo era un gigoló.

Su estrepitosa risa me molestó. Podía haberle dicho cualquier otra cosa, pero no, tenía que sacar a colación lo más ridículo. Mi ingenuidad no tenía límites. Me llamé idiota y esperé a que se le pasara su atragantón de risa.

-Bueno, bueno, con tu aspecto no resultaría tan extraño. ¿Cuánto me cobrarías por una noche?

-Te lo haría gratis.

Esta vez casi se ahoga. Tuve que colocarme por detrás y darle palmaditas en la espalda. Al hacerlo noté su culo bajo su uniforme y tuve una erección. Me aparté como si de entre sus nalgas pudiera salir un escorpión. Mucho me estaba temiendo que aquel no iba a ser mi día. Y todo porque el gilipollas de Jimmy me había sacado de mis casillas.

-Te tomo la palabra. ¿A qué has venido?

-Tengo hambre.

-Pobre nene. ¿Nadie te ha dado de desayunar?

Y se coló en la cocina. Yo me senté a la mesa más cercana. No tuve que esperar mucho. Alice salió don dos bandejas que colocó sobre la mesa.

-No son las dos para ti, nene, yo tampoco he desayunado.

Y se sentó frente a mí. Miré mi bandeja y sin poder controlarme tomé el tenedor y el cuchillo y comencé a cortar el beicon y los huevos. Me tragué un buen bocado.

-Vaya, vaya con el nene. Pues sí que tienes hambre. Ni siquiera eres capaz de esperar a que esta bella dama haga los honores.

-Perdona, perdona, es que ese cabrón de Jimmy me ha puesto de los nervios.

-Y también te ha dado algún que otro mamporro. Tienes un cromo en la cara. ¿Ya habéis descubierto al asesino?

-Ya te contaré esa historia en otro momento. Ahora estoy demasiado cabreado para hablar de ello. En cuanto al asesino, que lo siga buscando Jimmy. Yo tengo que encontrar a Kathy.

-Pues es cierto, yo tampoco la he visto. Pensaba que estaría en las celdas de aislamiento, con los demás.

-Al parecer no es así. Allí es donde ha debido mirar primero El Pecas. Si me ha encomendado que la busque es porque no está.

-¿Tienes que buscarla tú?

-Lo que diga el jefe. Ambos pensamos que ha podido caer en manos del asesino y podemos tener otro asesinato en Crazyworld. Aunque yo aún no he descartado que pueda ser una asesina. Al parecer todas las mujeres de esta mierda de sitio tienen sobrados motivos para cargarse a ese cabrón que en paz descanse en el infierno.

-Yo no. Lo intentó, como con todas, pero lo solté un buen rodillazo en salva sea esa parte que tanto apreciáis los hombres y no me ha vuelto a dirigir la palabra. Ya no lo hará más. No siento ninguna pena por ese cabrón idiotizado. Es cierto que aquí hay muchas mujeres que tenían sobrados motivos para cargarse a ese malnacido, pero yo pienso también que tiene que ser un hombre.

-No sé qué pensar. Al parecer los psicópatas no suelen cambiar de género, si comienzan con hombres siguen con hombre, si con mujeres, continúan con mujeres. No me digas de dónde lo he sacado, porque aunque he comenzado a recordar, eso es algo que no aparece en mi memoria. Es preciso encontrar a Kathy. Si está viva será un gran alivio. En cuanto termine el desayuno comenzará a buscarla en el bosque, es el único lugar donde aún no ha buscado Jimmy.

-Esa estúpida nunca me cayó bien, pero me gustaría acompañarte. Hoy me temo que va a ser un día muy aburrido y aquí no tengo nada que hacer.

Yo había terminado ya de desayunar, más bien diría que de trasegar, incluso había comido con la boca llena, pero ella apenas había picoteado su desayuno.

-Agradecería la compañía, pero puede ser peligroso.

-Teniendo a mi lado a un mocetón como tú, no temo a nadie. Por cierto, lo de tu pasado como gigoló es una broma. ¿Es así?

-No sabría decirte. He tenido un sueño muy raro al respecto, parecía muy real.

-Pues si es así tienes que ser todo un experto en la cama, eso no se olvida, como el andar en bicicleta.

-¡Ojalá recordara! Al menos eso. Bueno, si quieres acompañarme al menos deberías cambiarte el uniforme y el calzado.

-No te preocupes por mí. Sé manejarme bien en el bosque.

Callé para que ella terminara su desayuno. En cuanto lo hizo se dispuso a recoger las bandejas.

-Si vamos a pasar el día en el bosque deberíamos pedirle a Dolores que nos haga un buen almuerzo. Así podremos hacer un picnic en la hierta.

-¿Está Dolores en la cocina?

-¿Dónde iba a estar sino?

-Te ayudo.

Tomé mi bandeja y la seguí. Las cocinas estaban casi desiertas, solo se escuchaba ruido de cacerolas al fondo. En efecto, Dolores estaba fregando unas cacerolas en un gran fregadero. Mientras Alice colocaba el contenido de las bandejas en el lavaplatos yo me acerqué por detrás a Dolores, que no se había apercibido de nuestra presencia, la tomé por la cintura y besé su nuca. Se volvió sorprendida y al ver que era yo me estampó un largo beso en la boca. Luego vio a Alice y me guiñó un ojo. Yo hice lo mismo. En un primer momento había pensado en ser comedido, pero el afecto que sentía por Dolores y la intimidad que ahora nos unía me hizo mandar todo a la mierda. Puede que eso me quitara chance con Alice que me gustaba mucho, aunque lo más probable es que ya supiera en qué camas había estado, al fin y al cabo Crazyworld era un gigantesco mentidero donde todo el mundo sabía todo de todo el mundo.

-¿Qué te trae por aquí, mi niño?

-Verás, necesito que prepares una mochila con comida. Me voy a pasar el día en el bosque, buscando a Kathy a la que nadie ha visto. Jimmy cree que el asesino ha podido hacer de las suyas. Por cierto, comida para dos. Alice me acompaña.

-¿Cómo es eso?

Preguntó tras echarle una mirada aviesa a la dulce camarerita que acababa de poner el lavaplatos en marcha y ahora miraba a Dolores con cierta sorpresa. Como si hubiera visto nuestro saludo, que seguro que lo había visto.

-Alice dice que aquí no tiene nada que hacer y me vendrá bien un poco de compañía.

-Si no fuera porque soy un tonel andante yo también te acompañaría. Estoy haciendo algo de comida por si alguien viene a almorzar, aunque no lo creo. El doctor Sun tiene a los pacientes en ayunas en las celdas de aislamiento, no sé si como castigo o porque cree que si están en ayunas le resultará más fácil acceder a su subconsciente. Ahora mismo os preparo un buen picnic.

Y mientras lo hacía Alice se quitó el mandil y me dijo que iba a buscar un calzado más adecuado a su vestuario. Me esperaba fuera. Cuando quedamos solos Dolores se me acercó y volvió a besarme.

-No te voy a decir que seas un chico bueno y te alejes de esa zorrita, porque entre nosotros no hay ningún compromiso y sé muy bien que aquí hay muchas mujeres guapas y no vas a poder resistir la tentación, pero al menos prométeme que buscarás a Kathy y no te pasaras el día retozando con ella. Kathy es una buena chica, aunque tenga el problema que tiene y no se merecería un mal final.

-Te lo prometo.

Y esta vez fui yo quien la besó con apasionamiento. Lo tuvo todo listo en cinco minutos. Me despedí de ella con otro beso, me eché la mochila a la espalda y de pronto recordé que se nos podía hacer de noche. Le pregunté si tenía una buena linterna y se fue al almacén. Regresó con una linterna, una brújula y un machete en su correspondiente funda, con su correspondiente cinturón para atármelo a la cintura. No quise preguntarle nada al respecto. Ni se me había ocurrido la posibilidad de tener que enfrentarme a un supuesto asesino armado. Dolores me deseó buena suerte, no sin antes preguntar por el walkie. Se lo enseñé.

-Preguntaré a Jimmy de vez en cuando si sabe algo de ti. Regresa antes de que se haga de noche.

-Sí mamá.

Y volví a besarla. Salí al exterior donde me esperaba Alice y nos pusimos en marcha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario