EL HOMBRE-PRACTICO
No cesaba de
repetir a todo el mundo la misma cantinela. Era el lema de su vida en la que el
pragmatismo ocupaba el primer lugar en todo.
“Deseo la
felicidad para todo el mundo, incluso para mis enemigos, porque mientras sean
felices no se romperán la cabeza pensando cómo perderme”.
EL BUDA
Era un
hombre sorprendente, no quería nada, no deseaba nada, aceptaba impertérrito lo
que le deparara el destino. Sus amigos le llamaban en secreto “El Buda”.
Realmente había logrado alcanzar el estado búdico. Pero él creía que nadie lo
sabía, esa era su gran desgracia.
LA PRÁCTICA DE LA
REENCARNACIÓN
Tras pasar por durísimas sesiones de
regresión hipnótica, Honorato recordó haber sido faraón en Egipto. Eso
explicaba su dificultad para relacionarse con su entorno. Ya desde niño padeció
la manía de considerar paletos a todos sus semejantes. Ahora sabía la causa de
aquella irreductible obsesión, pero saberlo no mejoraba su situación, al
contrario, la empeoraba. Intentó olvidar de nuevo, pero no lo consiguió.
El terapeuta se limitó a encogerse de
hombros ante su ruego. Con tono muy irónico le dijo: Santa Rita, Rita, lo que
se recuerda ya no se olvida.
EL
TRIUNFADOR
Se le
consideraba un dios en el universo del futbol galáctico. Podía hacer con la
pelota lo que se le antojara, sin limitación alguna, ni siquiera de leyes
físicas.
Terminó
jugando solo en un maravilloso estadio repleto de gradas vacías. No cesaba de
tirar penalti tras penalti sobre una inmensa portería que había construido con
inmensos fajos de billetes nuevecitos.
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