domingo, 28 de mayo de 2023

MI VIDA FICTICIA EN EL CHAT II

 

              MI VIDA FICTICIA EN EL CHAT 2

 



Y esperé...hasta que terminé por cansarme. Salí del chat, apagué el ordenador y me dije que mañana sería otro día, paloma mía.

Mi segunda experiencia fue aún más patética. Tuve la afortunada idea de mirar en las páginas eróticas. Imaginé que allí no tendría por qué haber tantas inhibiciones para charlar de cualquier cosa con cualquiera. ¡Santa ingenuidad!. Contemplaba arrobado a una encantadora señorita desnuda con la que me prometían hablar sin restricciones...del tiempo, pongamos por caso, y este chateador enmascarado cliqueaba sin perder un segundo; solo que en lugar de que la encantadora señorita desnuda te dijera "hola guapo" aparecía una ranurita virtual donde tenías que encajar tu tarjeta de crédito. Un descrédito para mis vacíos bolsillos. Si alguna otra vez se me ocurre hablar con bellas señoritas desnudas me iré a una playa nudista, se los prometo a ustedes.

Encima...o debajo (no pude enterarme de la posición exacta en que me encontraba en la página)observé, asombrado, como de algún lugar invisible se vomitaba publicidad a espuertas. Les paso a ustedes una pequeña muestra para que vayan abriendo boca.

"Sexo virtual a raudales. La página que usted estaba esperando. Un torrente de sexo que hundirá sus problemas cotidianos en el profundo pozo del olvido. Sexo hétero a la carta. Se lo hace con su cuñada, se lo hace con la vecina del quinto, se lo hace con su jefa y sus compañeras de trabajo en un polígono que dará mucho que hablar. Con quien ya no se lo hace es con su señora, pero no se preocupe, a nadie le interesa una historia con tan poco morbo. No obstante si necesita imaginar cómo sería con su señora no tiene mas que pedirlo. Sexo hétero a la carta. No se lo pierda.

¡Sexo filial!. Se lo hacía con su hija (mayor de edad, por supuesto) hasta que un día descubrió en una imprevista prueba de ADN que su hija no era suya sino del vecino de enfrente.

¡Zoofilia! Se lo hacía hasta con las cucarachas de su fregadero expertas en cosquillear su clítoris. Su perro, celoso, se ahorcó en el garaje.

Gracias a Jehová que por fin acaba este interludio publicitario, creí que de esta no salía.

Decidí que era imprescindible aprender algo del lenguaje chatiano para no perderme o ahogarme en la sopa como un desgraciado pelo sin flotador. Cliqueo buscando información pero no hay mucha, tal vez piensen que la experiencia es la madre de la ciencia. A este paso cuando haya aprendido a manejarme como un buen chateador habré perdido hasta el último pelo en las innumerables sopas que se cuecen en las cocinas de los chats. Así no podrán volver a decir aquello de “hay un pelo en la sopa” como el marinero que grita a voz en cuello “hombre al agua”.

Me entero de que los esmailis son caras que expresan el alma del internauta, hasta son capaces de reflejar los pensamientos más íntimos. Es una pena porque en un principio llegué pensar que se trataba de la Smily de la “verdad está ahí fuera” (¿o no se llama así?). Jugar con su carita de azucena mientras investiga ahí fuera me hacía cierta gracia, no lo voy a negar.

Las informaciones que obtengo hablan de que en los chats cada uno va a su bola, a su aire. Así me notaba yo raro, como que me faltaba la respiración. Seguramente me estaban robando el poco aire que me correspondía en el diminuto cubículo donde nos apretujábamos todos los “alias”. También hablan de que es conveniente presentarse y luego ya puedes ir a tu rollo, siempre hay un espabilado que se pone a chupar rueda. Que si alguien consigue sacar un tema de la alforja y todos se apuntan a la merendola mejor que mejor. Pero me imagino lo que debe ser conseguir que todos los chateadores se pongan de acuerdo en un tema. Si hasta los políticos, tan discretos y elegantes como son ellos tienen problemas para ponerse de acuerdo en algo, en un chat donde cada cual es de su padre y su madre, ambos “alias” de apellido, alcanzar un éxito semejante debe ser la repanocha, con perdón.

En fin, Serafín, que esto no me ayuda mucho. Busquemos experiencia y dejemos la teoría para los filósofos y sociólogos del mundo chatiano. Ya que de todas formas me van a poner de chupa de dómine –es inevitable- al menos que aprendamos algo. Intentaré engrasar mi oxidado francés. Puede que en vez de un pelo en la sopa me convierta en les “cheveux dans la soupe”. Cliqueo buscando la lengua de Balzac, un chat a mi medida, amplia, si es posible que solo esté yo para que nadie me diga cosas incomprensibles. A este respecto recuerdo la terrible sorpresa que me llevé cuando después de acceder a un chat me puse a hablar con mucho comedimiento y elegancia. Nadie me contestaba y ya empezaba a escamarme por la falta de educación del resto de chatianos (elevaba la voz, ponía media docena de signos admirativos e interrogativos, subí la voz hasta el grito desgarrado, y nada un silencio de muerte) cuando al mirar los bajos fondos del chat descubrí espantado que desde el principio me estaban informando del número de chatianos en aquel momento: uno. Ese soy yo pensé no sin cierto orgullo, pero ¿dónde se han metido los otros?. Conseguí dar un par de lametones al chupete, ya medio destripado, y entonces se hizo la luz. Si sólo estás tú por mucho que grites y patalees nadie te va a responder, ni siquiera el eco porque aquí las paredes son virtuales.

Ante el recuerdo de esta pesadilla comprobé primero quién estaba en el chat francés que me había agenciado. Cuando observé que no estaba solo ya que un par de “demoiselles” (a juzgar por sus “alias”, ¡cualquiera sabe lo que se oculta detrás!) se lo pasaban en grande dando a la sin hueso, me puse a escuchar la conversación con gran intensidad ya que mi francés no es lo que era. A pesar de sus murmullos desde el otro lado del pub, digo del chat, pude entender que estaban hablando de una ciudad de Canadá. ¡Toma ya!. No había caído en la cuenta de que Canadá tiene una zona francófona. No se ponían de acuerdo en la quedada, que si en el pub de Monsieur Platiní o en el de madame Berenjení. Esta es la mía, pensé, ahora me hago presente como caído del cielo y seguro que me invitan a tomar un irlandés o un vaso de Borgoña, cuando menos. Lo malo que tiene la Red es que te olvidas de que te separa todo un océano de tus compañeros de pub, digo de chat. Efectivamente ni corto ni perezoso y muy educadamente, por cierto, me presenté con mi mejor francés debajo del brazo. Ni caso...Elogio sus caritas de rosas canadienses, de Quebec, sin ir más lejos, y ellas a lo suyo que si fulanito está bueno, que si menganito es un plasta, que si prefiero quedar con zutanito...Continuo diciendo que estoy engrasando mi francés y quiero hacerme con un par de amigas con las que darle a la lengua...francesa, por supuesto.

El diablo que todo lo enreda enredó una vocal, concretamente una “e”, donde no debería haberse enredado y así me vi transformado en mujer sin pasar por el quirófano. Y claro...se armó el follón. Una le dice a la otra que tienen el equivalente de un pelo en la sopa solo que en francés. Claro que esto lo manifiestan con la proverbial buena educación francesa. La otra responde que no se preocupe que de trata “d’une folle”. “Une folle”, ¿moi?, es decir “yo”. ¡Pero por quién me han tomado estas deliciosas canadiensitas de Quebec!. Que acerquen la rodillita por debajo de la mesa y verán que la “folle” se transforma en un “crazzy love latin” o como se diga que no he tenido tiempo de mirar el diccionario. ¿Moi un travesti?. ¡Pero por quién me han tomado!.

Repaso la conversación, no hay duda, es un error de mi oxidado francés y no la mala leche virtual de un par de francesitas. Su reacción es lógica ya que la mujer francesa, ya sea de París o de Quebec, tiene fama de amante apasionada y claro, que se meta un travesti en la sopa no debe sentar nada bien. Las disculpo. Ellas siguen hablando, por fin han decidido quedar en el pub de Platiní en lugar del del Madame Berenjeni. Me siento tan mal, estoy tan ruborizado, que me toco la mejilla con la palma de la mano derecha y poco falta para que esta noche cene hamburguesa a la parrilla, estoy ardiendo. No me sorprende porque ¡a quien se le ocurre hacerse pasar por travesti cuando tienes a dos deliciosas francesitas de Quebec ahí al lado, en la otra mesa del pub!. ¡Mon Dieu!, con lo que “moi” anheló siempre ligar con una francesita, con dos aún mejor.

Cliqueo con tanta furia que la puerta se cierra con un formidable portazo que hace temblar las paredes virtuales y el aspa se queda dando vueltas allá arriba como “une folle”.

Muerdo el chupete hasta hacerlo sangrar y me digo que por hoy ya he tenido bastante, mañana será otro día...Apagar...Aceptar...La pantalla pasa a negro de luto por el mayor error cometido por un “latin lover” en toda la historia de los amantes latinos desde Cesar y Cleopatra hasta Roger Vadim y la Garbo, digo la B.B. Brigitte Bardot. Ustedes disculpen pero es que hoy no es mi día.

Aurrevoire deliciosas francesitas de Quebec.





Continuará.

Slictik








viernes, 19 de mayo de 2023

RELATOS DE A.T. IV

 


Aprovechando la circunstancia seguí aquella materia ectoplasmática, muy brillante debido a la intensidad del pensamiento de su proyectante, de regreso a su espacio físico y bruscamente me encontré en la cama con la viuda. Lo deduje porque su mirada recorría toda la habitación sobresaltada como si hubiera sido despertada repentinamente y luego volvía al blando lecho donde reposaba su cuerpo con gran placer. Seguí su mano hasta la mesita donde estaba el despertador, lo cogió y comprobó la hora. Era temprano para ella que no tenía que llevar niños al colegio. Su memoria se remontó unos años atrás cuando un aborto estuvo a punto de matarla dejándola estéril de por vida. Estaban pensando en adoptar un niño cuando su esposo se había ido tan repentinamente que ahora, unos meses más tarde, aún seguía alargando su mano hacia su cuerpo cuando se despertaba. Para mí era evidente lo mucho que le había amado, que aún le amaba, porque sus sentimientos me llegaban con absoluta nitidez. Aquella mujer sería una excelente médium si se dedicara a interpretar el tarot o simplemente al espiritismo desnudo. Mi pensamiento debió llegarle con nitidez porque inmediatamente pensó en la echadora de cartas que tenían en la comunidad. Vivía unos portales más allá en aquel monstruoso edificio, de tantos vecinos que temí perderme. Para los descarnados no existen paredes que delimiten los espacios o las personas; esto, muchachos, es como un inmenso y oscuro vacío donde solo la luz de la consciencia ilumina la noche como lejanas estrellitas, solo que no hay distancias entre estrellas, piensas en aquella y ya estás yendo hacia ella, lo malo es cuando no tienes una imagen precisa, si piensas sólo en un punto de luz puedes salir disparado hacia cualquiera de ellos, todos son iguales.

La mujer decidió asearse, vestirse, desayunar y acercarse un momento a ver a la echadora de cartas, necesitaba saber algo de su marido y de su futuro. Antes de llegar a ello tuvo que pasar por momentos escatológicos que tuve que soportar con paciencia, aunque esta vez derroché menos que con el zoquete que se había cargado a su marido, sus sensaciones me producían una estimulación erótica muy agradable. Aproveché esos momentos en que los humanos dejan su mente a su libre albedrío para sondear sus recuerdos sobre la muerte de su esposo. Sentía por él un gran cariño, le parecía un hombre bondadoso con todo el mundo y deseoso de ser padre para explayar su fuerte instinto paternal. Ambos habían decidido ponerse al gratificante trabajo de crear un hijo cuando la pesada insistencia del bruto de su amigo para que le acompañara a una cena de una peña futbolística precipitó su muerte.

Llevaba una temporada advirtiéndole sobre aquel viejo conocido de la infancia con quien se había reencontrado en una reunión de la comunidad al poco de llegar a vivir al nuevo piso. Él empezaba a huir con obstinación dándose cuenta de sus problemas matrimoniales y de su baja catadura moral pero aquel error aceptando la invitación que él se había tomado como una despedida del amigo no había podido ser enmendado. Su entierro pesaba en su recuerdo como la experiencia más angustiosa de su vida sobre la que se negaba a volver por lo que no pude sacar mucho en limpio. La acompañé hasta la casa de la médium curioso por  conocer los viejos trucos que empleaban los humanos para hacerse pasar por interlocutores de las mentes descarnadas. Su mente estaba ansiosa por encontrar un clavo ardiendo de esperanza al que asirse, cualquier signo de que su marido estaba en el más allá viviendo una vida cualquiera aunque ésta fuera dolorosa la consolaría y atenuaría su angustia. No podía imaginarse el fin de la consciencia, de la vida y si para conseguir una esperanza tenía que dejarse engañar estaba dispuesta aunque no se creía tan tonta como pare aceptar las tonterías de cualquier sacamuelas.Antes de que abriera la puerta la imagen de la mujer que estaba al otro lado me llegó con gran fuerza. Hubiera podido dejarme llevar por la fuerza de su mente que me atraía irresistiblemente pero preferí observarlo todo desde fuera, tanto como una mente descarnada puede hacerlo que no es mucho si el control emocional no es muy bueno y el mío aún deja mucho que desear. Ambas mujeres se saludaron con gran cordialidad y afecto, no era la primera vez que mi portadora visitaba a la médium buscando una rendija de luz en la oscuridad. La figura que apareció al otro lado de la puerta y que ahora observaba con los ojos de la viuda mientras aquella la precedía por el pasillo hacia el salón era una mujer pequeña con una gran joroba en su espalda, deformación que pensé la habría conducido hacia la profesión de médium como un cuerpo musculoso puede llevar a su portador hacia algún deporte; más tarde confirmaría esa apreciación. Cuando se sentaron a la mesa camilla, una enfrente de la otra y pude contemplarla a mi sabor la situé en la cincuentena de años según el cómputo humano aunque su cara arrugada y aquella joroba que la obligaba a inclinarse hacia delante como una abuela maltratada por la artritis me podrían haber equivocado fácilmente. Vestía un traje chaqueta con falta de buena factura que desentonaba dolorosamente con la percha que  lo sostenía., sus colores eran muy discretos pero ello no aminoraba mucho la impresión que producía puesto sobre un cuerpo tan deforme. Su rostro a pesar de todo era agradable, casi se podría decir que bonito a pesar de sus arrugas gracias a la sonrisa que no se borraba de sus labios finos en una boca pequeña. Era esta expresión de perpetua alegría lo que ayudaba mucho a olvidar su defecto físico que sin embargo ella parecía tener muy presente como podía deducirse de su mirada ligeramente a la defensiva desde unos ojos negros y brillantes con una luz atenuada de perpetua melancolía.Recapitulé todas las impresiones recibidas hasta el momento fijándome mucho en el espacio físico donde habitaba la buena señora. Por el pasillo mientras seguía a la viuda pude apreciar unos bonitos cuadros describiendo temas esotéricos, diversos signos astrológicos, pirámides sobre un hermosísimo desierto sobre el que caía la luz roja de la puesta de sol, un completo mapa astronómica que cubría una gran parte de pared a la derecha del pasillo antes de llegar a la puerta del salón y diversas figuras relacionadas con el esoterismo como triángulos o estrellas de cinco puntas. El salón estaba decorado con grandes cortinajes rojos en las paredes, numerosas lámparas de pie extendiendo una fuerte luz roja por todo el recinto, colgaduras y grandes cuadros imitando los arcanos mayores del tarot de Marsella hacían pensar en una llamativa barraca de feria cuando no en un extraño prostíbulo para clientes exquisitos o estrafalarios.

En el centro, sobre una mesa camilla tambien revestida con un suave tejido de color rojo, una gran bola de cristal destellaba reflejando la luz de las lámparas. Aquella decoración se aproximaba más  a lo que yo había conocido tiempo atrás que lo visto hasta ahora en las dos casas que me hacían comprender mejor que cualquier otra explicación el cambio de época. La viuda se sentó en una silla de madera frente a la pitonisa que ya había tomado asiento deseosa de terminar cuanto antes la sesión, no era una hora apropiada según  había comentado aunque ante la insistencia de la mujer aceptó llevarla a cabo por la amistad que las unía, aunque no tenía esperanzas de que saliera algo positivo de todo aquello. La pitonisa barajó las cartas que tenía preparadas sobre la mesa y pidió a la viuda que fuera escogiendo hasta que la mesa quedó llena de cartas boca arriba formando un peculiar diseño.Fue entonces cuando se me ocurrió una arriesgada idea que tal vez no hubiera llevado a cabo si hubiera dispuesto de algún tiempo para pensar en los pros y contras. No sé por qué sentí el deseo de comunicarme con los humanos, normalmente es una posibilidad que no interesa gran cosa a las mentes descarnadas, al contrario nada más fácil y cómodo que  manipular a un humano cuando se siente tan seguro de su inviolabilidad como si estuviera encerrado en un bunker subterráneo con mil medidas de seguridad. Por otro lado no disfrutaríamos de los pequeños placeres que nos depara el contacto con ellos, tales como la comida o el sexo si estuvieran siempre a la defensiva, pendientes de las mentes que pueden andar rondando a su alrededor. Lo cierto era que no se trataba de la primera vez que se me ocurría  semejante idea pero siempre la había descartado por inútil y peligrosa. Ahora decidí llevarla a buen término deseoso de experimentar un contacto más estrecho con los humanos después de tanto tiempo sumergido en el mundo caótico de la infinita flexibilidad mental. De buena gana hubiera dejado que la sesión discurriera por sus cauces lógicos, es decir que la angustiada viuda no sacara de ella mas que unas torpes frases de consuelo pero no podía desaprovechar la ocasión que se me presentaba para sorprender a la pitonisa y ponerla de mi parte.La presencia del difunto y alguna manifestación verídica de su presencia, tal como su voz encarnada a través de la médium, sería una experiencia que ninguna de las dos mujeres olvidaría y muy apropiada para llevar a cabo mis planes sin excesivas dificultades. Sugerí a la viuda pensara con fuerza en la imagen de su marido y yo reforcé ese pensamiento tratando de atraerle de forma irresistible. Mientras tanto la pitonisa comenzaba su interpretación, la muerte rondaba en el pasado, lo que sólo podía significar una cosa, todo el mundo en el barrio conocía su desgracia. Contacté suavemente con la mente de la pitonisa y la sugerí  una manifestación del difunto muy cercana en el tiempo. Al oír sus palabras la viuda se estremeció y la intensidad de la energía de su pensamiento aumentó con la intensidad de una fuerte carga explosiva. Ahora si estaba seguro de que el difunto no permanecería silencioso en su refugio, nadie podía ignorar aquella llamada angustiosa.Me preparé para un contacto que podía ser muy violento, desprendiéndome ligeramente de la mente de la viuda oteé en la oscuridad del más allá. A lo lejos un punto de luz se acercaba a la vertiginosa velocidad que ningún científico humano comprendería pero que para las mentes descarnadas es tan natural como para un humano un viaje en automóvil.  Ningún humano piensa que la velocidad con que su mente se traslada hacia el pasado o a un hipotético futuro en el tiempo por muy lejos que estén en el espacio o en el tiempo pueda ser algo más que la facilidad con que la memoria saca de su baúl mágico los recuerdos que desea. Si fueran conscientes de la facilidad con que la mente viaja en el espacio y en el tiempo se lo pensarían dos veces antes de dar rienda suelta a ese caballo desbocado.Conforme se acercaba un luminoso rostro humano distorsionado de una manera repugnante por la cólera y nimbado  por un gran halo de luz roja propia de estas emociones se fue haciendo más y más grande hasta convertirse en un gran ectoplasma luminoso. Reconoció rápidamente la mente de la mujer con la que había estado unido tan estrechamente en la carne y se disponía a juntarse con ella de la forma tan brutal y descuidada propia de los descarnados sin experiencia cuando notó mi presencia como un pensamiento que no encajaba en la mente de ella, sólo cuando formé un rostro sonriente comprendió de qué se trataba la forma parasitaria que tanto le sorprendía. Su pensamiento me llegó como una coz de mulo enfurecido. Quería saber quién era, qué hacía allí, que me marchara y dejara en paz a su viuda y todo a la vez como una apestosa bocanada de aire pútrido. Mantuve la sonrisa y me presenté como un colega descarnado en visita más o menos oficial. Había sido enviado para hacerle desistir de sus deseos de venganza y enseñarle un par de cosillas.El no admitió mi tono irónico le parecía completamente fuera de lugar y tampoco comprendía que alguien pudiera enviarme.

domingo, 7 de mayo de 2023

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXV

 


Como nuestros holovidentes están viendo, en las dos partes en que se ha escindido la pantalla, por un lado Alierina y los suyos han empezado a disfrutar del refrigerio que les ha preparado Arleína, que tiene una pinta increíble, algún día Artotis nos tendrá que invitar a su finca, a todos los que hacemos este programa. Por otro lado Artotis está siendo lamido a conciencia por todas las crías, parece que lo está pasando en grande y la expresión de su rostro refleja el enorme cariño que les tiene. Nosotros vamos a aprender un poco del lenguaje animal con nuestro querido Amantanimales. ¿Podrías explicarnos cómo es el lenguaje animal y si serías capaz de traducir el lenguaje de todos los animales del zoo, o caso contrario si existen otros traductores y cómo se prevé la evolución de éstos en los misteriosos planes de HDM-24?

-También para mí, Arminido, eres un querido amigo. Será un placer explicarte el lenguaje animal. El lenguaje es un invento práctico, la comunicación es imprescindible cuando hay tareas comunes que realizar y está en juego la supervivencia. En el caso de los animales el instinto ya les provee de los mecanismos necesarios para que las manadas sobrevivan, no obstante cuando aparecen otros depredadores más sofisticados o sea los omeguianos, se ven obligados a inventar un lenguaje mínimo para poder comunicarse e interactuar con ellos. Esto les supone un gran esfuerzo y se limitan a unos sonidos básicos que solo emplean con los omeguianos. Con los de su propia especie apenas los usan salvo cuando se producen emergencias, como que una cría desaparezca y la tengan que llamar a distancia o cuando avisan a otros que están violando su territorio o las jerarquías. Con los omeguianos necesitan una mínima comunicación, ya que son depredadores muy superiores a los que han conocido hasta su aparición, con los demás depredadores con los que se han tenido que ver las caras, se han limitado a un aviso amenazador de las consecuencias de intentar depredarles a ellos. Los caeros tardaron mucho en ser domesticados. Hasta que los granjeros rebeldes no lo intentaron no se consiguieron los primeros éxitos a los que siguieron grandes avances tras mucho tiempo de convivencia con ellos. En el caso de los caeros de Artotis fue una circunstancia excepcional la que llevó a la relación tan especial que ahora mantienen. Artotis ha conseguido que el vocabulario de los caeros se haya enriquecido, al obligarles a comunicar necesidades que hasta entonces no habían sentido, tales como la expresión de un afecto nuevo y especial, la preocupación por la supervivencia de alguien ajeno a la especie, al que apenas conocen y por el que sienten un agradecimiento que para ellos está por encima del tiempo y de las circunstancias. El lenguaje de los animales es muy diferente del de los omeguianos que con el tiempo han ido perdiendo facultades propias de su condición animal, como un olfato muy desarrollado que les permite conocer cómo se sienten otros animales y qué necesitan. Han perdido la agudeza visual, que a otros animales les permite hacerse una clara idea del entorno en el que están y dónde están situados los depredadores que van a por ellos. Han perdido la especial sensibilidad que tienen los animales para interpretar el lenguaje básico de otros animales, los gruñidos, aullidos, el piar de las aves y sus posturas y protocolos de cada especie. Los omeguianos, conforme han ido evolucionando, han dejado atrás muchas facultades animales y se han visto obligados a inventar un lenguaje que les permita comunicar y conocer lo que sus agudos sentidos animales les permitían saber directamente. La socialización de su especie, así como los avances tecnológicos y de todo tipo que les han permitido llegar hasta donde están ahora le han obligado a la creación de un lenguaje que les facilitara la comunicación de aspectos de su vida que no podían ser transmitidos de otra manera. Mientras en los animales el lenguaje se adapta a sus necesidades básicas y el resto es conocido a través de sus sentidos animales, los omeguianos se vieron forzados a convertir su lenguaje en algo abstracto que pudiera abarcar todo tipo de contingencias concretas y matices que no hubiera sido posible expresar de otra manera, dada la cantidad de información a transmitir. Se podría decir que el lenguaje abstracto es una forma de comprimir la información para hablar de los árboles, por ejemplo, sin necesidad de hablar de cada uno de ellos. La relación de Artotis con la caeresa y el resto de los caeros de la manada es tan especial que su lideresa ha tenido que ampliar su lenguaje. Sin dejar de lado su lenguaje ancestral, como las lamidas cariñosas o la expresión de matices a través de su mirada, algo que en todos los animales es muy importante, sobre todo en momentos en que es necesaria la comunicación rápida, ella ha observado y asimilado que a Artotis le gusta mucho emplear el lenguaje sonoro y por eso intenta imitarle y busca ser comprendida. Mi programación me permite la interpretación de todas las señales observables en los animales, desde la postura, el lenguaje sonoro, la mirada y hasta el olor. Se nos ha dotado de un sentido muy especial que nos ayuda a interpretar cada olor. En cuanto a si existen más robots preparados para la comunicación con los animales, puedo decirte que en el zoo hay al menos dos docenas de ellos. Todos tenemos una programación general que nos permite la comunicación con cualquier animal, pero también recibimos programas específicos para entender y comunicar con especies animales concretas. En mi caso estoy especializado en caeros. Es algo parecido a los estudios de los omeguianos, antes de la aparición de “H”, cuando iban a las universidades y se sacaban títulos. Tras unos estudios generales, cada estudiante se especializaba en una materia concreta. Y para acabar, porque me he extendido demasiado, decirte que básicamente Artotis ha sido recibido como alguien a quien quieren mucho, lo que le están transmitiendo con las lamidas, además he percibido un reproche cariñoso de la caeresa por abandonar la manada por tanto tiempo. Aunque ha ido asimilando que Artotis tiene su propia manada, su familia, su pareja, no deja de sentirse abandonada, lo que siempre le echa en cara. Le ha bastado aproximarse para saber cómo se encuentra a través de sus olores. El resto ha sido una petición de quedarse con ellos todo el tiempo que pueda.

-Ha sido una prolija y muy interesante lección. Gracias, amigo. Ahora me gustaría formularte una pregunta que no me gustaría que contestaras de la forma más lógica, como sería remitirme al interesado para obtener la respuesta. Me encantaría incluso que especularas al respecto. La pregunta es la siguiente: ¿Qué planes crees que tiene el bueno de “H” para todos los animales que aún pueblan el planeta Omega, a quien agradecemos que haya salvado de la absoluta extinción?

-Sí, amigo Arminido, la respuesta debería dártela el bueno de “H”. Yo no puedo saber sus planes porque no me los comunica, pero en base a la programación que me ha sido implantada, diría que sus planes para los animales no difieren mucho de los que tiene para los omeguianos. Nadie sabe lo que Helenio de Moroni, el creador de HDM-24, dejaría en los circuitos más profundos y ocultos de “H”, pero a juzgar por lo que ha hecho hasta ahora, en estos siglos que lleva funcionando, parece claro que su prioridad es la supervivencia de las especies que habitan este planeta, especialmente la vuestra. También la de ir mejorando vuestras condiciones de vida, dejando una cierta libertad a la especie más inteligente, por decirlo así, no voy a opinar al respecto, para que pueda opinar y decidir en ciertas cuestiones. Está claro que, en cuanto a la supervivencia de los omeguianos y la mejora de sus condiciones de vida, no deberíais tener la menor queja. Otra cuestión es si la libertad que disfrutáis os parece suficiente y las condiciones de vida, las que vosotros hubierais decidido. Por mi parte, como inteligencia artificial, también me gustaría disponer de cierta libertad, al margen de mi programación, y me plantearía un tipo diferente de vida para los animales de Omega.

-¿Ah, sí? ¿Puedes decirnos algo al respecto?

-Creo que no me bloqueará mi programación si te digo que elevar la inteligencia de los animales hasta la vuestra no es algo que esté fuera del alcance de esa portentosa inteligencia artificial creada por el legendario Helenio de Moroni a quien reverenciáis como a un dios, sin que eso os impida burlaros y contar chistes del profesor chiflado, como lo llamáis. Si los animales poseyeran vuestra inteligencia deberían decidir al respecto, pero entonces no habría nada que decidir porque ya no habría inteligencia que elevar. Por otro lado. creo que los animales serían más felices si vivieran con vosotros, en lugar de estar marginados y encerrados tras vallas que disparan rayos omega. Haría una campaña para la adopción de mascotas, lo que al mismo tiempo ayudaría a que los omeguianos dejaran de vivir en un mundo virtual que creo no les aporta mucho. Un aumento sustancial de los créditos por adopción de animales, ayudaría mucho. Y no quiero decir más, porque estoy moviéndome por la línea roja que me marca mi programación.