Como nuestros holovidentes están viendo, en las dos partes en
que se ha escindido la pantalla, por un lado Alierina y los suyos han empezado
a disfrutar del refrigerio que les ha preparado Arleína, que tiene una pinta
increíble, algún día Artotis nos tendrá que invitar a su finca, a todos los que
hacemos este programa. Por otro lado Artotis está siendo lamido a conciencia
por todas las crías, parece que lo está pasando en grande y la expresión de su
rostro refleja el enorme cariño que les tiene. Nosotros vamos a aprender un
poco del lenguaje animal con nuestro querido Amantanimales. ¿Podrías
explicarnos cómo es el lenguaje animal y si serías capaz de traducir el lenguaje
de todos los animales del zoo, o caso contrario si existen otros traductores y
cómo se prevé la evolución de éstos en los misteriosos planes de HDM-24?
-También para mí, Arminido, eres un querido amigo. Será un
placer explicarte el lenguaje animal. El lenguaje es un invento práctico, la
comunicación es imprescindible cuando hay tareas comunes que realizar y está en
juego la supervivencia. En el caso de los animales el instinto ya les provee de
los mecanismos necesarios para que las manadas sobrevivan, no obstante cuando
aparecen otros depredadores más sofisticados o sea los omeguianos, se ven
obligados a inventar un lenguaje mínimo para poder comunicarse e interactuar
con ellos. Esto les supone un gran esfuerzo y se limitan a unos sonidos básicos
que solo emplean con los omeguianos. Con los de su propia especie apenas los
usan salvo cuando se producen emergencias, como que una cría desaparezca y la
tengan que llamar a distancia o cuando avisan a otros que están violando su
territorio o las jerarquías. Con los omeguianos necesitan una mínima
comunicación, ya que son depredadores muy superiores a los que han conocido
hasta su aparición, con los demás depredadores con los que se han tenido que
ver las caras, se han limitado a un aviso amenazador de las consecuencias de
intentar depredarles a ellos. Los caeros tardaron mucho en ser domesticados.
Hasta que los granjeros rebeldes no lo intentaron no se consiguieron los
primeros éxitos a los que siguieron grandes avances tras mucho tiempo de
convivencia con ellos. En el caso de los caeros de Artotis fue una
circunstancia excepcional la que llevó a la relación tan especial que ahora mantienen.
Artotis ha conseguido que el vocabulario de los caeros se haya enriquecido, al
obligarles a comunicar necesidades que hasta entonces no habían sentido, tales
como la expresión de un afecto nuevo y especial, la preocupación por la
supervivencia de alguien ajeno a la especie, al que apenas conocen y por el que
sienten un agradecimiento que para ellos está por encima del tiempo y de las
circunstancias. El lenguaje de los animales es muy diferente del de los
omeguianos que con el tiempo han ido perdiendo facultades propias de su
condición animal, como un olfato muy desarrollado que les permite conocer cómo
se sienten otros animales y qué necesitan. Han perdido la agudeza visual, que a
otros animales les permite hacerse una clara idea del entorno en el que están y
dónde están situados los depredadores que van a por ellos. Han perdido la
especial sensibilidad que tienen los animales para interpretar el lenguaje
básico de otros animales, los gruñidos, aullidos, el piar de las aves y sus
posturas y protocolos de cada especie. Los omeguianos, conforme han ido
evolucionando, han dejado atrás muchas facultades animales y se han visto
obligados a inventar un lenguaje que les permita comunicar y conocer lo que sus
agudos sentidos animales les permitían saber directamente. La socialización de
su especie, así como los avances tecnológicos y de todo tipo que les han
permitido llegar hasta donde están ahora le han obligado a la creación de un
lenguaje que les facilitara la comunicación de aspectos de su vida que no
podían ser transmitidos de otra manera. Mientras en los animales el lenguaje se
adapta a sus necesidades básicas y el resto es conocido a través de sus
sentidos animales, los omeguianos se vieron forzados a convertir su lenguaje en
algo abstracto que pudiera abarcar todo tipo de contingencias concretas y
matices que no hubiera sido posible expresar de otra manera, dada la cantidad
de información a transmitir. Se podría decir que el lenguaje abstracto es una
forma de comprimir la información para hablar de los árboles, por ejemplo, sin
necesidad de hablar de cada uno de ellos. La relación de Artotis con la caeresa
y el resto de los caeros de la manada es tan especial que su lideresa ha tenido
que ampliar su lenguaje. Sin dejar de lado su lenguaje ancestral, como las
lamidas cariñosas o la expresión de matices a través de su mirada, algo que en
todos los animales es muy importante, sobre todo en momentos en que es
necesaria la comunicación rápida, ella ha observado y asimilado que a Artotis
le gusta mucho emplear el lenguaje sonoro y por eso intenta imitarle y busca
ser comprendida. Mi programación me permite la interpretación de todas las
señales observables en los animales, desde la postura, el lenguaje sonoro, la
mirada y hasta el olor. Se nos ha dotado de un sentido muy especial que nos
ayuda a interpretar cada olor. En cuanto a si existen más robots preparados
para la comunicación con los animales, puedo decirte que en el zoo hay al menos
dos docenas de ellos. Todos tenemos una programación general que nos permite la
comunicación con cualquier animal, pero también recibimos programas específicos
para entender y comunicar con especies animales concretas. En mi caso estoy
especializado en caeros. Es algo parecido a los estudios de los omeguianos,
antes de la aparición de “H”, cuando iban a las universidades y se sacaban
títulos. Tras unos estudios generales, cada estudiante se especializaba en una
materia concreta. Y para acabar, porque me he extendido demasiado, decirte que
básicamente Artotis ha sido recibido como alguien a quien quieren mucho, lo que
le están transmitiendo con las lamidas, además he percibido un reproche
cariñoso de la caeresa por abandonar la manada por tanto tiempo. Aunque ha ido
asimilando que Artotis tiene su propia manada, su familia, su pareja, no deja
de sentirse abandonada, lo que siempre le echa en cara. Le ha bastado
aproximarse para saber cómo se encuentra a través de sus olores. El resto ha
sido una petición de quedarse con ellos todo el tiempo que pueda.
-Ha sido una prolija y muy interesante lección. Gracias,
amigo. Ahora me gustaría formularte una pregunta que no me gustaría que
contestaras de la forma más lógica, como sería remitirme al interesado para
obtener la respuesta. Me encantaría incluso que especularas al respecto. La
pregunta es la siguiente: ¿Qué planes crees que tiene el bueno de “H” para
todos los animales que aún pueblan el planeta Omega, a quien agradecemos que
haya salvado de la absoluta extinción?
-Sí, amigo Arminido, la respuesta debería dártela el bueno de
“H”. Yo no puedo saber sus planes porque no me los comunica, pero en base a la
programación que me ha sido implantada, diría que sus planes para los animales
no difieren mucho de los que tiene para los omeguianos. Nadie sabe lo que
Helenio de Moroni, el creador de HDM-24, dejaría en los circuitos más profundos
y ocultos de “H”, pero a juzgar por lo que ha hecho hasta ahora, en estos
siglos que lleva funcionando, parece claro que su prioridad es la supervivencia
de las especies que habitan este planeta, especialmente la vuestra. También la
de ir mejorando vuestras condiciones de vida, dejando una cierta libertad a la
especie más inteligente, por decirlo así, no voy a opinar al respecto, para que
pueda opinar y decidir en ciertas cuestiones. Está claro que, en cuanto a la
supervivencia de los omeguianos y la mejora de sus condiciones de vida, no
deberíais tener la menor queja. Otra cuestión es si la libertad que disfrutáis
os parece suficiente y las condiciones de vida, las que vosotros hubierais decidido.
Por mi parte, como inteligencia artificial, también me gustaría disponer de
cierta libertad, al margen de mi programación, y me plantearía un tipo
diferente de vida para los animales de Omega.
-¿Ah, sí? ¿Puedes decirnos algo al respecto?
-Creo que no me bloqueará mi programación si te digo que
elevar la inteligencia de los animales hasta la vuestra no es algo que esté
fuera del alcance de esa portentosa inteligencia artificial creada por el
legendario Helenio de Moroni a quien reverenciáis como a un dios, sin que eso
os impida burlaros y contar chistes del profesor chiflado, como lo llamáis. Si
los animales poseyeran vuestra inteligencia deberían decidir al respecto, pero
entonces no habría nada que decidir porque ya no habría inteligencia que
elevar. Por otro lado. creo que los animales serían más felices si vivieran con
vosotros, en lugar de estar marginados y encerrados tras vallas que disparan
rayos omega. Haría una campaña para la adopción de mascotas, lo que al mismo
tiempo ayudaría a que los omeguianos dejaran de vivir en un mundo virtual que
creo no les aporta mucho. Un aumento sustancial de los créditos por adopción de
animales, ayudaría mucho. Y no quiero decir más, porque estoy moviéndome por la
línea roja que me marca mi programación.
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