miércoles, 24 de febrero de 2021

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA X

 


-No estaría mal que trataras el tema del Mesías de Omega en un próximo programa. Fue una encrucijada crucial en nuestra historia. ¿No crees, querido Arminido?

-Sí lo creo, sí, y producción se pone a ello desde este momento. Pero permíteme continuar con la historia de los animales en Omega antes de que lleguéis al zoo. Como decía el trato a los animales cambió sustancialmente cuando la nave extraterrestre que portaba a nuestro legendario Mesías aterrizó en Omega, concretamente en el Valle de la muerte, donde tuvo lugar la batalla más cruenta de nuestra historia, que a punto estuvo de acabar con toda vida sobre el planeta, incluidos animales, utilizados  en la batalla de muy diversas formas. Nuestros ancestros consideraban a todos los animales como rica comida, o si no era tan rica, como bestias de carga, animales domésticos defensivos, ponedoras de huevos o lo que fuera que hicieran bien y en provecho de la especie dominante. Ni se pensaba que pudieran tener la menor consciencia o inteligencia. Algo que no cambió sustancialmente hasta que HDM-24, nuestra amada inteligencia artificial, se hizo cargo de todos nosotros. Entonces muchos pensaron, y con razón, que si una máquina tenía inteligencia, los animales deberían poseerla asimismo, solo que nadie la había visto hasta entonces. Signo inequívoco de que los omeguianos no éramos tan listos como nos considerábamos.

“Aún así costó mucho cambiar el trato que se dispensaba a nuestros hoy amados animales. Hasta que el bueno de “H” no se hizo cargo de nuestra alimentación y logística, descargándonos de la afanosa y a menudo brutal busca de alimento, no se logró que se dejaran de cazar animales. Hubo una etapa en la que coexistieron feroces cazadores aficionados, que cazaban por placer y defendían este placer con uñas y dientes, y animalistas guerreros que no dejaban de poner trampas a los cazadores y cuidar de los animales como si fueran sus propios hijos. Recordarán ustedes, queridos holovisores –y si no recuerdan vean las películas históricas creadas por “H” con actores virtuales- que por entonces nuestra Inteligencia Artificial se iba haciendo cargo de todo. Aprovechó este conflicto para hacerse cargo también de la seguridad, generando una multitud de robots que conformaron los primeros cuerpos de seguridad. Dotados de un prodigioso sentido del humor, cuando éste no era suficiente actuaban con contundencia, durmiendo a los alborotadores y confinándoles en sus domicilios. Promulgó la primera ley animalista y procedió a buscar una solución al gran problema que se planteó cuando los animales dejaron de ser comida y esclavos de la especie omeguiana y nadie sabía qué hacer con ellos. Por desgracia para entonces muchas especies animales y vegetales ya habían desaparecido, depredadas por inconscientes y brutales ciudadanos. Las que aún sobrevivían fueron protegidas en el gran zoo de Vantis, el mayor del planeta, y otras, de territorios más alejados, fueron asentadas en grandes reservas y parques naturales, protegidas por robot forestales y ecológicos.

“Solo el territorio de las Montañas Negras quedó tal cual, protegido por el gran rio Negro, convenientemente adoptado por “H” para que se mueva en círculo, de forma tal que ningún animal de dicho territorio lo pueda atravesar. Los granjeros que deseen salir de la gran reserva o el resto de los ciudadanos que quieran llegar hasta allí para convertirse en granjeros pueden hacerlo a través de prodigiosos puentes, obras maestras de ingeniería solo al alcance de una inteligencia artificial como la que nos cuida, un complejo artilugio que solo permite el acceso a omeguianos, repeliendo a los animales que sufren pequeñas descargas eléctricas que les producen cosquillas, algo que ningún animal soporta, porque la risa no es lo suyo. Las aguas del rio Negro dan una vuelta completa al circuito y luego discurren hacia el mar, como todos los ríos. Es todo lo que “H” se ha permitido cambiar de la naturaleza del planeta, cuidando cada flor con amor paternal.

“Así pues, quienes quieren ver la naturaleza en estado salvaje, primitivo, solo la encontraran allí. Como saben las visitas turísticas están prohibidas y solo quienes quieren realizar estudios en disciplinas universitarias consiguen a veces salvoconductos o permisos.  Resumiendo. Todos los animales del planeta permanecen ahora en los zoos, reservas o parques naturales establecidos por “H”, salvo en las Montañas Negras, como acabo de decir. En un principio también existieron animales mascotas, previo permiso de nuestro sapiente y amoroso “H”, cuando aún los omeguianos no habían descubierto el “dolce far niente” –expresión curiosa que he descubierto en los archivos políglotas de nuestra inteligencia artificial y que al parecer procede de un planeta llamado Tierra, del que no se sabe nada, ni su lugar en el Cosmos. Esta expresión viene a significar “el dulce hacer nada” y define perfectamente la vida de todos nosotros desde que “H” se hizo cargo de todo. Las mascotas fueron algo muy socorrido, como los huertos y jardines. No había familia que no tuviera su mascota entrenada previamente, lo mismo que no había casa sin su correspondiente jardín o huerto. Daba gusto ver a las mascotas correteando por los jardines o a la sombra de los árboles que se plantaban casi con fiebre. Bueno, eso de ver es una metáfora, porque yo no vivía entonces, lo mismo que ustedes.

“No muchas generaciones después aquella fiebre se convirtió en somnolencia y apatía. Las mascotas fueron descuidadas y abandonadas, lo mismo que los jardines y huertos, se dejaron de plantar árboles y el bueno de “H” asumiendo competencia tras competencia ya no solo había asumido la alimentación, la logística, la seguridad, la salud, también se hizo cargo de los animales abandonados, de los jardines, de los huertos, de la construcción  de los nuevos hogares y hasta de la política internacional. Recordarán ustedes, si han leído los archivos históricos o visto las películas holográficas de la serie histórica, que fue por aquel entonces cuando se produjo el intento de invasión de los noctorianos. Noctor, el planeta guerrero, llevaba siglos conquistando planetas del cuadrante –como así es llamado, desde tiempos inmemoriales, este sector galáctico, yo no sé por qué, si alguien lo sabe, que llame al programa-  y creando un imperio militar, dictatorial y aterrador. Pero nuestra inteligencia artificial, portentosamente diseñada por Helenio de Moroni, ya llevaba mucho tiempo preparándose para este previsible evento. Nada había dicho, nada se sabía, pero cuando llegó el momento descubrimos que el planeta estaba protegido por estaciones defensivas, poseedoras de un nuevo y terrible invento militar que luego se aplicaría también a fines civiles, los llamados rayos Omega. Los noctorianos fueron derrotados, humillados y el planeta Omega fue puesto en cuarentena, terminando de esta manera con el largo periodo en el que fue el planeta turístico por excelencia, visitado por todos los ricachos del cuadrante, quienes disfrutaban de nuestra maravillosa naturaleza, al tiempo que dejaban sus créditos y nos hacían más y más ricos.

“Pero todo esto y mucho más se lo iremos contando en otros programas que ya están siendo diseñados. Lo que hoy nos importa es hablarles de cómo son sus vidas y de lo mucho que se pierden al no usar todo lo que tienen a su disposición, en este caso el zoo de Vantis, donde nuestra intrépida reportera y nuestros amables anfitriones acaban de tomar tierra en el centro de visitantes del zoo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario