lunes, 14 de febrero de 2022

VARIACIONES CLIMÁTICAS VI

 




Al parecer la alarma ha sonado por un nuevo virus y todos los filtros, defensas y lo que sea, se han activado. Yo he quedado enclaustrado con un grupo de científicos, perdón “cientificaos” porque también hay mujeres, bastantes, aunque no hay paridad total. No se ponen de acuerdo en si el virus procede de un animal, parece que no volador, sino sería otra vez la gripe aviar, o incluso de alguna planta, porque al parecer las plantas pueden tener también virus, algo novedoso, porque bacterias sí se sabía que había, y sino recuerden las bacterias de los alimentos que producen diarrea. Incluso se habla de minerales que generan extraños virus. Su discusión me ha llevado a la risa tonta, que es la peor de las risas. Los, digo “laos” “cientificaos” se han enfadado mucho, casi hasta darme de sopapos. Que si yo era un inconsciente por reírme mientras se estaba iniciando el apocalipsis, que si tal o que si cual. He tenido que sacar a relucir mi carácter, que lo tengo, a pesar de ser un repartidor de bocatas, y les he dicho de todo, entre otras cosas que yo prefería que el apocalipsis me pillara riendo a mandíbula batiente en lugar de llorando a lágrima viva. Si voy a morir, como todos “vosotraos”, les rematé, prefiero morir riendo que llorando. Cada uno es como es, y yo soy así.

Creo que me han entendido, a pesar de que todos hablan inglés y yo no (¡Uy! Perdón, ya he desvelado otro secreto de Estado). Supongo que se debe a que el spanglish, en el año 2051, es cosa corriente, tal vez debido a que hay muchos latinos, porque no les gusta que les llamen hispanos, y muchos castellano parlantes, porque no les gusta que les llamen “españolaes”. Pero sobre todo hay muchos spanglish, así que todos me entienden bien o casi bien. No sé si en spanglish existen los plurales inclusivos, porque no hablo spanglish, tampoco, solo hablo español, perdón castellano, y eso que tengo una gran cultura. Sí, a pesar de ser un repartidor de bocatas, he leído mucho y estoy a punto de escribir también mucho, aunque no tanto como un escritor aficionado, muy prolífico, que llenó el espacio virtual con sus textos allá por las dos primeras décadas del siglo XXI, en el que aún seguimos estando, luego dejó de hacerlo, creo que porque estiró la pata y que me perdone el interfecto, que sé que me va a perdonar porque tenía mucho sentido del humor. Al parecer tenía un adorable gatito, llamado Zapi, al que metía en todos sus textos, viniera a cuento o no. Les voy a confesar algo que no es secreto de Estado. Yo también tengo un gato, llamado Zapi, que es posible sea nieto, tataranieto o Tarantino de aquel gato mítico. Si bien aquel autor dijo que su gato estaba operado, yo no me lo creo y aunque me lo creyera, las ciencias han adelantado que es una barbaridad y estoy seguro de que aquel Zapi tuvo hijos y estos más hijos. Yo me hice con uno de ellos, al que he tenido que abandonar en mi pueblo para venir aquí. Espero que por mucho que se haya asilvestrado me siga queriendo. Un instante para una lagrimita…

Sirva este interludio para intentar controlarme un poco y dejar de temblar. A mí el miedo me produce temblores, en cambio a otros, hambre. “Laos” “cientificaos” no dejan de pedirme bocatas. He repartido los que me quedaban entre las científicas, adorables, e incluso he puesto extra de todo lo más rico, pero se han enfadado mucho –¡vaya por Dios! Que si pretendía que engordaran, etc-. Yo lo único que pretendía era quedar bien con ellas, incluso seducirlas, porque como ya dije amo a todas las mujeres y aquí me siento muy solo porque no he podido traer a mi familia, si la tuviera, a mi pareja, si la tuviera, a mis amigos, si los tuviera, a Zapi, que lo tengo, pero que no hubiera podido soportar el viaje.

Déjenme que les diga que el lenguaje inclusivo alarga los discursos, algo que no importa, estamos acostumbrados, pero sí nos importa a los escritores, que tendríamos que escribir señoras y señores cuando hablamos de un grupo multigénero, por ejemplo, y eso alargaría mucho las novelas, que ya son largas, incluso demasiado. Digo esto para darme unos segundos, a ver si dejo de temblar y puedo ir a la cocina para preparar más bocatas para los científicos que se han quedado sin ellos porque los he repartido todos entre las científicas. De eso les hablaré cuando deje de temblar.

Continuará.

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