domingo, 10 de agosto de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL V

      


               EL PARAJITO CANTOR/ CONTINUACIÓN

Sabes bien Johnny cómo me gustan tus espermatozoides, me los como cruditos y aun soy capaz de degustar ese delicioso sabor a pescado. Pero aquella vez casi vomito. Sin decir nada salí corriendo para el servicio y allí me lavé la boca, luego me enjuagué con un colutorio y vomité en seco. Tardé unos minutos en recuperarme. Al volver él me estaba esperando con la sonrisa de oreja a oreja. ¿Por qué no te habré encontrado antes? Me dijo sin ninguna ironía. Creo que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos. Me pidió que me quitara la braguita y me echara a su lado. Me estuvo magreando el sexo con sus deditos hasta que notó que me ponía cachonda. Sabes que basta con que una hormiguita me hurgue allí abajo para que me ponga como una loca. El se dio cuenta de que sus manipulaciones me gustaban mucho y siguió con ellas hasta conducirme al orgasmo. Sabía hacerlo bien el pequeño demonio. Imagino que de alguna manera tenía que contentar a sus parejas aunque no creo que una profesional de la calle le consintiera algo así. Debieron reírse mucho del pobrecillo. ¿No crees Johnny?

 Estuve de acuerdo. Los pitos pequeños causan más bien risa y los grandes, destrozos. Pensé en Pichabrava. Nos vendría bien algo más flexible, más acoplable. Pero la naturaleza no se esmeró mucho en el hombre.

"Te confieso Johnny que lo pasé muy bien aquella noche. Zoilín me trabajó bien con los dedos. Era una lástima porque si ponía el bigote no le llegaba la boca. Me hacía muchas cosquillas. Era agradable jugar con su cosita aunque no logré que me pasara de los labios. Solo la vez que le unté la pilila logré notar su presencia dentro. Era como una hormiguita juguetona y agradable. Se sirvió una copa y se puso enseguida contento. No soportaba muy bien el licor. Me estuvo contando cosas que sabía de grandes hombre y que podían hacer caer castillos. Lo creí todo. Zoilín no era un mal chico aunque cuando se ponía a soltar trapitos sucios se le cambiaba la cara, algo verdaderamente desagradable.

 "Le serví una segunda copa y entonces ya no se contuvo. Todas sus fantasías sexuales salieron a relucir. Con quién le gustaría hacérselo y cómo. Los cotilleos sobre famosos que aparentaban ser muy machos y eran maricas. Quién era quién en la cama y cómo las mujeres son siempre mejores folladoras que los hombres cuando se ponen a ello. Me divertí mucho, aunque tuve que morderme la lengua varias veces para no reírme en su cara.

 Aquí se interrumpió Ani. Sus historias eran a menudo tan largas que necesitaba varios días para rematar la faena. Recuerdo que aprovechando una de nuestras noches libres semanales la invité a cenar y a un dansing en una discoteca, donde se había puesto de moda la salsa y otros ritmos caribeños. No soy un gran bailongo, pero quise animar a esta dulce mulata que entonces pasaba por una de sus rachas de melancolía e introversión. A ella sí le encantaba el baile, más que nada en el mundo, a excepción del sexo. Aceptó entusiasmada. Escogió un restaurante mexicano porque le apetecía comer algo picante y allí, mientras nos metíamos entre pecho y espalda un plato de chili con carne que era puro fuego (lo mitigábamos con copitas de ron que no hacían sino intensificarlo) decidió seguir contándome la historia de Zoilín. Disimuladamente enchufé la grabadora y la escondí bajo una servilleta aprovechando una de sus ausencias para ir al servicio (el picante parecía acentuar sus necesidades mingitorias).

 ¡Verlo para creerlo!, que diría el otro. Nunca imaginé que existieran hombres así. Salidos de madre,sí, naturalmente; impotentes, claro; eyaculadores precoces, a montones, pero como Zoilín ninguno. Era un caso excepcional en todos los sentidos. Anabel se transformó durante un tiempo en su mamá. El se encontraba tan entusiasmado como un infante con mamá nueva. Era cariñoso, discreto, delicado y generoso (sus regalos eran de poco valor, pero de muy buen gusto). Aparte de estas bellas cualidades Zoilín exhibió tal sinceridad que hasta Lily se hizo cruces cuando Anabel le contó las confidencias que aquel pervertido compartía con ella en horas de lecho y cháchara.

 Los secretos de Zoilín abochornarían hasta al mismo Satanás, que no teme el ridículo con tal de ganar almas para su causa. La propia Ani me lo contaba con la reticencia que hubiera puesto en hablarme de la desverguenza de algún hermano o familiar muy cercano. Ya a los postres, muy relajados e intentando hacer la digestión de la cena, Anabel se lanzó a contarme el resto de la historia que yo paso a contarles con mi propio estilo.

 "Zoilín gustaba de colocar su cabecita de pepino sobre mis pechos tan pronto como se le disparaba la pilulita, que era casi siempre al tocar mi chumino. En raras ocasiones logró meter el gatito en la cueva. Así puesto cerraba los ojillos de aprendiz de demonio y me contaba su vida de pe a pa.

 "Procedía de una familia numerosa -sus papás creían que cuantos más hijos tuvieran más los bendecía Dios- que fue bendecida con un indiano, su bisabuelo, que regresó, con una gran fortuna, al país de donde saliera con una mano delante y otra detrás. Con semejante fortunón no es extraño que se pasaran las noches buscándose las cosquillas.

 "Zoilín era el mediano de doce hermanos, la mitad machos. Ya de niño era tan enclenque y feo que sus propios hermanos se burlban de él, haciéndole objeto de las mayores perrerías. Lo que le llevó a suplicar a su padre para que lo mandara como aprendiz de cura a un seminario. Allí llegó un buen día, para alivio de todos sus hermanos y progenitores. Eligieron un lugar lejano, en el norte, donde no se veía el sol y la melancolía se te metía por el pecho hasta el fondo del alma.

 "El sufrió de melancolía hasta que el azar le descubrió que el pequeño pito servía para otra cosa, aparte de para mear a escondidas porque no le vieran sus compañeros y se burlaran de aquel regalo envenenado que le hizo la naturaleza. Si bien era diminuto cantaba sin parar, como un jilguerito alegre que saludara a la vieda desde el alba al ocaso, e incluso en sueños, pues siempre se despertaba tieso y con muchas ganas de pitar. La naturaleza le había provisto con flautín de impúber pero con huevos de avestruz que fabricaban leche merengada para surtir una ciudad.


domingo, 3 de agosto de 2025

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXXII

 


-Buena idea. No descarto que si todo va bien volvamos a hacer otro programa explorando lo que se nos quede fuera. Pero hagamos caso a Elierina, que nos hace señas. Creo que quiere mostrarnos algo.

-En efecto. Estamos en la recepción del Omostron. Como veis es un espacio muy amplio, con paredes luminosas con letreros e imágenes para servir de guía a los que entran aquí por primera vez. También hay holoimágenes en movimiento que actúan como guías para quienes así lo solicitan. En este caso como Oliviris y yo vamos a serviros de anfitriones en este nuevo mundo que desconocéis no es preciso que os hagáis con sus servicios. Nos vamos a acercar a recepción, donde varios voluntarios, por turnos, reciben e informan a todos aquellos que necesitan su asesoramiento. Los veteranos nos limitamos a saludar con un gesto al entrar. Los que aún conservamos ciertas normas de cortesía, porque aquí, como veréis, cada uno va a lo suyo. Os voy a presentar para que registren, porque aquí “H” interviene solo lo imprescindible, y a veces ni eso. Nos deja en absoluta libertad. Se limita a escanearnos antes de volver al mundo físico para ver si todo está bien o necesitamos alguna clase de cura o terapia. En ese caso nos sumerge en un sueño profundo y manipula nuestros cerebros y cuerpos. Esto está desierto, como es habitual. Os voy a presentar a Carienda, que es la más amable y simpática.

-Hola Carienda. Esta noche venimos con dos invitados, Alirina y Rosindra que están haciendo un programa de holovisión que a lo mejor tú conoces. Se trata del canal que “H” ha cedido a los no integrados en todos sus servicios, para que puedan seguir haciendo lo que deseen. Tienen su expreso permiso para esta visita. Vosotros veréis si necesitáis registrarlos o hacer algo en especial.

-Hola, Elierina. Nos consta el permiso de “H” por lo que solo vamos a registrarlas y les entregaremos esta pulsera por si surgiera algún inconveniente y “H” se viera obligado a intervenir personalmente. No hay ninguna restricción para ellos, podéis ir a donde queráis y hacer lo que hacen todos. Os deseamos una buena experiencia. Y a ti, Eli, ya que os habéis comprometido a enseñarles el Omostron, os rogaría que no les dejarais solos en ningún momento. A pesar de que no esperamos ningún incidente, nunca se sabe lo que puede pasar cuando “H” no está vigilando en persona. Encantado de conoceros y adelante.

-Gracias, Carienda. ¿Puedo hacerte una pequeña entrevista para el canal educativo y el programa de hoy, Un día en la vida de una familia vantiana?

-Claro, querida amiga. Como ves esto está desierto y no se espera mucha actividad esta noche. ¿Qué deseas saber?

-En primer lugar, me sorprende que haya voluntarios, aquí en el Omostron. Rosindra, aquí presente, también es voluntaria y nos ha servido de guía en el zoo de Vantis y se ha apuntado a acompañarnos también en esta visita, pero ella pertenece a los no integrados totalmente en los servicios de “H” y es normal que haga algún servicio de voluntariado, bien para recibir algún crédito o simplemente para ocupar su tiempo, pero en vuestro caso resulta un poco extraño. ¿También sois no integrados? En ese caso. supongo que necesitáis créditos, porque lo lógico es que estuvierais disfrutando de este mundo virtual como todos.

-Buena pregunta. Sí, hay algunos no integrados que necesitan créditos para algo y piensan que esta actividad es más cómoda que otras, pero en general somos integrados y hacemos de voluntarios porque nunca vienen mal unos créditos extras o porque aquí se pueden establecer relaciones. Cuando no estamos trabajando disfrutamos del Omostron como los demás.

-Disculpa la pregunta, pero yo particularmente nunca he estado en el Omostron. Se dice que este mundo genera adicción, que os olvidáis de la realidad física y que no vivís para nada que no sea disfrutar del mundo virtual. ¿Es cierto?

-No se puede generalizar. Hay quienes han decidido que el mundo físico no merece la pena y se pasan aquí todo el tiempo, salvo las restricciones que ha marcado “H”. En el mundo físico se limitan a comer, puesto que las comidas que se hacen aquí no alimentan nuestros cuerpos, y cuando sufren penalizaciones por incumplir las normas y no pueden conectarse en unos días o semanas, o incluso meses, en las penalizaciones más graves, son obligados por “H” a salir de sus casas y moverse en el mundo físico haciendo lo que sea o simplemente paseando o se les van descontando los créditos que tienen en sus cuentas. La vigilancia de nuestra Inteligencia artificial es muy severa, para evitar enfermedades físicas o mentales. Tras una estancia en el Omostron equivalente a las horas normales del sueño físico “H” hace un diagnóstico físico y mental y repara los daños sufridos. Aun así parece que el cuerpo físico necesita una mínima actividad y todos tenemos unos días obligatorios al mes en los que tenemos que realizar actividades físicas o salir a pasear por Vantis o donde nos encontremos. En cuanto a la adicción es cierto que en el Omostron podemos vivir vidas muy completas y hay quienes no saldrían nunca de allí si no les obligara “H”. Otros en cambio, este es mi caso, encontramos alicientes en los dos mundos y no sentimos más adicción que la que genera todo placer.

-Permíteme alguna pregunta personal, no contestes si no quieres. ¿Tú vives sola, en familia, tienes hijos, y en general todo lo que quieras contarnos al respecto?

-No tengo inconveniente en responderte. Vivo en mi casa, adquirida con mis créditos, con mi pareja que hace el mismo tipo de vida que yo. Entramos al Omostron cuando nos apetece, que no es siempre, nos movemos por Vantis con cierta frecuencia, incluso hemos visitado el zoo donde trabaja Rosindra. Estamos pensando en tener hijos y en cuidarlos a la manera tradicional. Nos preocupa que sufran el trauma de descubrir que han sido cuidados por hologramas de “H” y decidan dejarnos y escapar a las Montañas negras. Por lo que sabemos nosotros esto no es muy frecuente, salvo en el caso de vosotros, los no integrados. Tenemos relaciones sexuales físicas con naturalidad, aunque nos hemos dado permiso para tener también relaciones sexuales en el Omostron, si así nos apetece. En mi caso mantengo relaciones más o menos frecuentes con mis padres y con el resto de la familia, todos residentes en Vantis. Esto no debe ser muy frecuente, pero fuimos educados para aprovechar todo lo que nos facilita “H” evitando caer en la tentación de renunciar a la vida física para convertirnos en personajes virtuales en el Omostron. Nos costa que ha habido muchas peticiones para que “H” permita renunciar a los cuerpos físicos y transforme el Omostron en otra realidad donde sus habitantes no necesiten salir nunca de él. Ignoro si nuestra Inteligencia artificial no lo hace porque aún no ha conseguido convertir ese mundo en otra dimensión diferente o ha encontrado demasiados problemas para que funcione como es debido. No estoy muy informada, pero imagino que la cuarentena a la que está sometida Omega respecto a otros habitantes del Cuadrante no puede durar para siempre y una conquista del planeta por otras especies haría que la especie omeguiana pudiera desaparecer.

-Una reflexión muy razonable. Le propondré a Arminido que tratemos ese tema en otro programa. Rosinda, ¿tienes alguna pregunta para Carienda?

-Sí tengo muchas, pero no podemos pasar aquí el resto de la noche. Nuestros holovidentes se aburrirían mucho y no conocerían el Omostron. Me gustaría saber tu opinión respecto a la vida que llevamos los no integrados. ¿Crees que todo el mundo debería renunciar a los adelantos que nos proporciona “H” o es posible un futuro en el que integrados y no integrados podamos convivir? ¿Crees que “H” acabará destruyendo a la especie omeguiana si sigue por ese camino de proporcionar y poner al alcance de todos sus avances tecnológicos y de todo tipo?

-No tengo miedo de contestar a tu pregunta porque “H” ha demostrado mucha flexibilidad con todo tipo de opiniones, dejando que convivan hasta donde sea posible los que tienen opiniones contradictorias. Como ya os he dicho no soy de los que piensan que vivir en el Omostron como una realidad totalmente apartada del mundo físico sea lo ideal, y no solo por la posibilidad de que seamos aniquilados por otras especies invasoras, el mundo físico tiene sus virtudes y posibilidades y el mundo virtual las suyas. En mi opinión “H” ha cometido un grave error al concedernos todos los avances tecnológicos, transformando a la especie omeguiana en mentalistas hedonistas que no buscan otra cosa que el placer. Vivir sin dolor y con el máximo placer posible no me parece mal, pero si no hacemos algo por nuestra parte antes o después perderemos la voluntad y la libertad. En eso los no integrados tenéis razón, aunque no veo por qué no participar más en ciertos adelantos que “H” ha puesto a nuestra disposición.

-Muchas gracias, Carienda por tu amabilidad. Nos gustaría seguir charlando contigo, pero el programa debe continuar. Dejaremos que nuestros anfitriones nos enseñen este mundo.

-Ha sido un placer y espero que antes de salir volváis a despediros. Mi turno no terminará antes de que “H” os pida que abandonéis el Omostron.

sábado, 26 de julio de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL IV

                      



                           EL PAJARITO CANTOR/CONTINUACIÓN


 -Se quedó en casa una semana. Yo llegaba del trabajo y le ponía más bálsamo. Le daba de comer y cambiaba su bolsa con hielo. Zoilín no se podía mover del dolor. Permanecía todo el día en la cama con las partes pudendas al aire porque no soportaba la ropa. Lloró lo que quiso y no paraba de agradecerme los desvelos. Para compensarme me contó las historias más sórdidas que conocía y eran muchas. Algún día te contaré alguna de ellas. Recuérdamelo Johnny.

 "Pero me he ido un poco de la cronología. Te voy a contar el primer encuentro. Lily ya me tenía aleccionada. Es pequeño y feo como el mismo demonio y tan mezquino que da asco, pero yo sé que tú vas a poder con él, Anabel, me dijo la patrona. Lo necesito porque me hace un gran servicio. Tú debes procurar satisfacerle y tratarle con mimo. No te dará mucho trabajo. Se irá por la pata abajo nada más verte desnuda, jaja. Si te pide algún numerito, algo lésbico que le gusta mucho o alguna representación teatral, me llamas y veré si merece la pena contentarle.

 "Vino en taxi hasta la casa. Yo miraba a través de los visillos, curiosa. Era muy bajito. No creo que llegara al 1,60. Su bigote enorme le hacía muy ridículo. Eso sí, vestía de boutique cara y con muy buen gusto. Salí a recibirle y extendí mi mano. Me la cogió con ansia, como si creyera que se la iba a retirar enseguida. Me besó el dorso, dejando en la piel mucha baba. Hice como que no me enteraba, aunque me dio mucho asco. Ya en la habitación me pidió que me desnudara muy despacio, con música. El se sentó en una butaca y encendió un apestoso puro. Pero no pudo ni darle dos chupadas porque en cuanto vio mis tetas casi se desmaya. Dejó el puro en el cenicero, continuó Ani con la narración, y echó mano a la bragueta. Me acerqué hasta él pensando que me estaba indicando que se la meneara pero me rechazó ofendido. Continué con el estriptis y en cuanto me vio en braguitas puso cara de estarse corriendo como en unas olimpiadas. Cerró la boca como si intentara ahogar un gemido, pero no pudo contenerse. Comenzó a chillar con su vocecita de niño y luego a toser y después a gemir y a suspirar. Creí que le había dado algo e intenté palmearle la espalda. Se enfadó mucho y salió corriendo hacia el servicio, con las manos en la bragueta y la espalda inclinada hacia delante. Era todo un espectáculo de feria.

 "Regresó al cabo de unos minutos. Yo seguía en braguitas, me había servido una copa para ayudarme a pasar el mal rato, porque se me iba y venía la risa y no sabía cómo controlarme. Le pregunté si se encontraba mal. Noté su cara de enfado y le dije que no era preciso hablar si no quería. Entonces él debió notar algo en mi que le hizo ablandarse. Me contó su problema muy escuetamente. Como viera que no me reía de él se sinceró más. Así pude saber de su boca lo que ya sabía de labios de Lily. Le dije que no se preocupara. Eso era algo común en los hombres y que a lo largo de la noche se le olvidaría lo sucedido. Se echó a llorar como un niño. Yo no sabía qué hacer. Me acerqué a él, le tomé una mano y traté de consolarle. Como el llanto arreciara lo cogí en brazos. Lo llevé hasta la cama y allí puse su cabecita entre mis pechos. Me los puso perdidos de lágrimas y baba. Cuando se calmó me dijo que yo era la mujer más comprensiva que había encontrado nunca. Que si le trataba bien él me recompensaría de mil maneras. A pesar de su aspecto él tenía mucho poder en ciertos ambientes. Lo creí porque Lily ya me había contado algo.

 "Lo desnudé con mucho cuidado y entonces descubrí su pililita de bebé entre sus piernas. De no haberlo sabido creo que no hubiera podido contener la risa. Era realmente pequeña, algo microscópico. Vaya pajarito cantor. Me salió de la boca sin que pudiera hacer nada por evitarlo. El creyó que me refería a su pilulita y se puso rojo de rabia. Fue entonces cuando se me ocurrió una salida que me libró de su cólera. Sabes que tengo pájaros en casa. Lily me permite a veces llevar alguno al trabajo para que me hagan compañía. Aquel día había llevado un loro y un jilguerito. Ni corta ni perezosa salí de la habitación, bajé al salón y subí la jaula del pajarito que se puso a cantar desaforadamente. Sabes que tengo buena mano para los pájaros, en cuanto cojo una jaula no hay pájaro que se resista.

 Anabel no era consciente del doble sentido de sus palabras y yo no quise decir nada por no interrumpir la narración. Me limité a sonreír.

 "Subí con el jilguero a la habitación y entonces Zoilín comprendió la confusión y me pidió disculpas. Me preguntó si no le parecía pequeña.Primero me hice la tonta. ¿Te refieres a la jaula?. No, mujer, no. Sabes que me refiero a esta cosita que tengo entre las piernas. Hombre, las he visto más pequeñas. Es un tamaño medio, tal vez tirando un poco a bajo, pero las hay mucho más pequeñas, puedes creerme. Mentí como una bellaca, Johnny. Pero él se lo tragó. Los hombres os tragáis todo cuando os interesa. Se relajó bastante y me dijo si le podía dar un magreo. Así en braguitas como estaba me subí a la cama y comencé a masturbarle. Pero era tan pequeña que se me escapaba de entre los dedos. Así que decidí hacer de tripas corazón. Me gustan las mamadas, sabes muy bien Johnny que te he hecho algunas antológicas, tener el nabo entre los dientes me produce una sensación placentera, como si ya no me faltara nada. Pero aquel nabito era más bien ridículo. Me puse a mamárselo como si lo hiciera con ganas y entonces noté con sorpresa que se encendía. Se estaba empalmando. Fue el empalme más rápido que he visto nunca. Y más si tenemos en cuanta que unos minutos antes se había ido sin avisar. El nabito se puso firme y creció un poco, no mucho, para qué vamos a engañarnos. Pero lo más asombroso es que apenas me dejó echarle la lengua porque se corrió en mi boca con más velocidad de la que nadie hubiera esperado. Echó un par viscosidades, chilló de gozo y yo me quedé con el escupitajo en la boca.

 


domingo, 20 de julio de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL III

 



Zoilín, tomado por la pichulita, se transformó en un auténtico esclavo de Lily. Por lo visto hizo para ella cosas que solo Gervasio, el viejo amante y ahora jefe de matones, de mi cada vez más sorprendente celestina, aceptó ejecutar, aunque de otro calibre, ustedes me entienden. Sentía tal debilidad por Anabél que narraba a su oreja los más mezquinos secretos de su miserable vida. Creo que mi dulce Ani era la mujer mejor informada del país sobre las intimidades de famosos y famosetes de poca monta que ya empezaban a prepararse para la maratón.

 

El primer encuentro entre ambos tuvo más parecido con una película del viejo cine mudo que con un video porno. Las carreras de Zoilín no hubieran podido ser grabadas ni por una cámara rápida. ¿Era tan poca cosa para Lily que nunca le dejó utilizar sus potingues?. Le pregunté asombrado a mi amiga. ¿Nunca le habló de sus remedios milagrosos?. Nuestra patrona no era tonta, me respondió, si curaba a Zoilín se quedaba sin su más preciado recadero. Pero era de esa manera como le tenía más cogido de las pelotas. No entiendo su astucia, Ani. Sabes que los potingues eran muy caros y solo los dispensaba a grandes clientes. De todas formas no era el dinero lo que podía preocuparla, sino que llegara a curarse de su eyaculación precoz. Entonces ya no dependería de ella para satisfacer sus necesidades sexuales. Zoilín era un chantajista nato, se hubiera acostado con bellas mujeres a cambio de guardar secretos. No lo hizo nunca porque sentía pánico de que descubrieran su debilidad.

 

-Lily nunca le suministró sus elixires, pero a mi me dio pena, ya sabes como soy -siguió contándome Ani- y le facilité las migajas de un tarrito que había utilizado con un buen cliente. Dio resultado, cómo no iba a darlo. Zoilín aguantó más tiempo del que su delirante fantasía hubiera podido nunca imaginar. Lo pasamos muy bien aquella noche y el se sintió tan agradecido que lloró a moco tendido sobre mis pechos. Me dijo que desde aquel momento yo era más que su madre -ya lo llevaba siendo hacía tiempo,jaja- y que podía pedirlo lo que quisiera. ¿Y qué le pediste?. De momento nada pero luego aproveché sus servicios para acostarme con un famoso actor de cine, de visita en España. Pero a lo que iba. Se marchó más bien tarde al día siguiente de la casa número cinco, ya la conoces, me besó y me dijo las palabras más dulces que he oído en mi vida. En la puerta del taxi se dio la vuelta para despedirse y pude ver que lloraba como un bebé. Todo parecía ir de perlas cuando al día siguiente me llamó a casa, había conseguido sacarme el teléfono con sus carantoñas y lloros, para explicarme que aquellas pomadas le producían alergia. Tenía el bajo vientre lleno de ronchones, de granos que a cada minuto aumentaban de tamaño, se le caían las postillas sobre su pilulita que aparecía hinchada y tumefacta, con muy mal aspecto. La tenía completamente roja, lo mismo que sus huevos de avestruz, jaja, y no podía ni darse bálsamo bebé porque saltaba del dolor.

 

Es una pena que no pueda transcribir el lenguaje caribeño de Anabel porque la gracía que tenía al narrar este episodio podría hacerles llorar de risa. Es cierto que tengo sus grabaciones pero ustedes no pueden oirlas y la mera transcripción mecanográfica les quitaría todo su sabor dulzón y salsero.

 

-Me pidió permiso para venir a casa, continuó Anabel muerta de risa. Se bajó los pantalones y me enseñó el estropicio. Tuve que hacer un gran esfuerzo para controlarme porque se me estallaba la risa por todos los poros. Aunque bien mirado no era precisamente para reirse. Daba verdadera pena el pobre Zoilín. Se dejó poner un poco de bálsamo y lloró como un niño mientras mis manos hurgaban en su cosita. Le dije que no podíamos dejarlo así. Llamaría al doctor, que Lily tiene siempre de guardia, por si surgen emergencias y él encontraría la forma de que al menos no le doliera tanto. Chilló de miedo y se puso de rodillas para suplicarme que no lo hiciera. Si Lily se enteraba podría ordenar matarle. Le contesté que no era para tanto, que nuestra patrona era una buena mujer y se apiadaría de él. No me lo consintió. Yo no sabía si morirme de risa o de lástima. Allí, de rodillas, con todo al aire, parecía un bufón de corte, de esos que tú me contabas Johnny.

 

Pensé que era una lástima que Lily no hubiera puesto un sistema de grabación también en casa de Anabel. En ese momento se me ocurrió que hasta eso era posible. Tendría que mirar las grabaciones una por una. Aún no había inventariado la herencia de mi patrona. ¿Y cómo solucionaste el problema?. Pregunté con cara de risa.

 

viernes, 18 de julio de 2025

EL TURISTA ACCIDENTAL GOURMET II



MI SEGUNDA COMIDA EN EL SUEÑO DEL INFANTE

Esta vez pedí un arroz a la cubana, sencillo pero muy sabroso. Todo en su punto. Y de segundo alitas de pollo con patatas fritas. Las alitas de la gala de la noche anterior me habían enamorado. No sé con qué estaban rebozadas pero eran deliciosas. Esta vez no tenían el rebozo, simplemente a la plancha, pero muy sabrosas.

No me atreví a preguntar por el personal de cocina. Supongo que al menos para el menú de la gala debieron ser numerosos. De este menú ya hablaré en otro momento, o puede que lo haga el turista accidental, siempre metiéndose donde no le llaman.



LAS FAMOSAS ALITAS DE POLLO, REGADAS CON UN VINO DE LA TIERRA







EL TURISTA ACCIDENTAL II


EL TURISTA ACCIDENTAL

SEGUNDA CRÓNICA

X es un hombre rarito, como pude comprobar en conversaciones que tuvimos a lo largo de nuestra estancia, incluso tras la llegada de su amigo Bautista. Suele ocurrirme que tras hablar conmigo nadie se acuerda de haberlo hecho, ni mucho menos de mi nombre. Soy como un fantasma de carne y hueso o un ser multidimensional. Incluso hay por ahí alguien que cree ser mi creador y yo uno de sus personajes humorísticos. Tiene gracia la cosa.
 
Mientras esperaba a que llegara su amigo, con una cierta preocupación, porque se retrasaba un poco, me hizo algunas confidencias que aprovecho para colar en mi crónica. Dado que X no tiene nombre, como yo, el que hable de él no tendría por qué molestarle. Odia el calor. No le importaría estar en cualquiera de los polos, con los pájaros bobos, esos señores que visten de frac, en lugar de achicharrado por un sol de justicia. El calor le abotarga, por eso se aposentó en un banco y allí permaneció sin mover una ceja. Me comentó que sufría de fobia social. Que en otros tiempos fue un problema grave pero que ahora lo llevaba con mucha calma. Le asustaba un poco la gala que se avecinaba, aunque estaba más preocupado por cenar a la hora -es diabético- , que en verse obligado a conversar, algo que es lo más común en estas reuniones.

Su mente parecía estar en bucle. Que si le habrá pasado algo a su amigo Bautista. Que no miró cuánto le costaba el parking donde estacionó el coche. Que mira tú si le cobran por hora, incluso las horas de la noche y sumando más de cuarenta y ocho horas, esto puede subir un pico. Que le gustaría quedarse otra noche más para conocer algo de Guadalajara, pero le parece abusivo. Piensa en cómo encontrar la forma de decirle a M que pagará de su bolsillo. Sus bucles mentales parecen propios de una patología mental. Así me lo cuenta. En efecto toda su vida ha sufrido de una enfermedad mental a la que ahora no sabe cómo la llamarían porque estas etiquetas cambian más que los nombres que les dan ahora en inglés a cosas que antes tenían un nombre castellano de toda la vida. ¿Lo de esta noche será un "party"? Le gustaría preguntarle a M si todos los empleados del hotel sufren algún tipo de patología mental, porque no lo parecen en absoluto. Luego, cuando llegue su amigo Bautista satisfará buena parte de sus curiosidades, aunque ya conoce buena parte de la historia, gracias a que está pasando sus memorias al ordenador y a las conversaciones que han ido manteniendo sobre el tema a lo largo de los años. Cómo ha cambiado el tema de la enfermedad mental. A él, a X, le tocó lo más duro, antes de que se produjera la reforma psiquiátrica en España. Todo lo que están viendo sus ojos parece un milagro, como lo comentará en una conversación casi al final del "party".

Me cuenta que siempre tiene un plan B por si las cosas salen mal. Esta vez todo sale bien. Intuyo que le pasa con mucha frecuencia. En el parking hay un tope diario, que no sobrepasa los diez euros, bastante menos de lo que él pensaba. Su amigo Bautista acaba llegando. El acabará cenando y muy bien, aunque no a su hora habitual. Parece bastante despistado porque se le mete en la cabeza que tiene que cenar antes del "party" sin caer en la cuenta que en estos eventos siempre hay canapés o pinchos o como se los quiera llamar. Arma un pequeño lío del que lo saca Bautista que ya ha asistido a otros eventos. En la cocina debieron pasarlo mal. ¿ Pero qué le pasa a este hombre?

Por fin se enterará de que los sombreritos tan monos que aparecían sobre bustos no eran máscaras de carnaval sino para las damas y que aquella especie de pajaritas o lo que fuera eran para los caballeros. Todo saldría bien, incluso algunas gotas de lluvia en el momento oportuno que obligó al pianista a retirarse a tiempo. Ya estaba temblando X ante la posibilidad de tener que bailar con la alcaldesa de Guadalajara o las seis consejeras del gobierno de Castilla la Mancha que asistieron a la gala e hicieron sus discursos, todas muy simpáticas. ¡Uf! le escuché aliviado. Yo por supuesto estuve a su lado en todo momento. Nadie me vio, nadie supo de mí, pero lo pasé tan bien como X. Incluso comí alguna de sus alitas de pollo, riquísimas. Debió caerle simpático a una camarera, antes recepcionista, que siempre le ofrecía de su bandeja, alitas, hamburguesas mini, etc etc.
Pero eso será objeto de una tercera crónica.

 

martes, 1 de julio de 2025

EL TURISTA ACCIDENTAL GOURMET



AGENDA DE GOURMET... NO ME ACUERDO DEL CAPÍTULO.
 
LA COCINA DEL HOTEL EL SUEÑO DEL INFANTE

Como no sé cómo subir varias fotos a la vez, el segundo plato y el postre los pondré aparte.
La cocina de este hotel es casera, sencilla, pero sabrosa. Su menú consiste en tres platos de primero, tres de segundo y tres de postre, aunque como observé en la segunda comida parece que varía algún plato de un día para otro.

El gazpacho era muy sencillo pero muy sabroso y digestivo, al menos a mí me sentó muy bien y eso que mi estómago no es el que era.

De segundo pedí el pollo con patatas. También sabroso, sin alharacas. Estaba por seguir una dieta sencilla que me ayudara a bajar un poco de peso. Algo que no cumplí en la gala, donde me puse las botas. Especialmente me gustaron las alitas de pollo, deliciosas, comía siempre que me ponían la bandeja delante.

De postre nada de dulce, soy diabético, aunque me saltaría esta restricción en algún postre, con posterioridad.

Debo decir que por el precio del menú, catorce eurillos de nada, se come tan ricamente. Un simpático camarero me diría al día siguiente cuando le pedí mesa en el comedor, que no había sitio para mí, todo estaba a tope. Según pude observar no había mucha gente comiendo, poca para las mesas disponibles. Nos reímos los dos. Aprovecho para recomendar a todos los que visiten Guadalajara que vayan a comer allí. Por cierto. que M. le diría a X que estaban esperando que viniera alguien a hacer un reportaje sobre la cocina del restaurante.
 
No se sabe muy bien si esta crónica la hace el autor de la agenda o el turista accidental. Todo es muy confuso en esta crónica.



EL TURISTA ACCIDENTAL



GALA EN EL HOTEL EL SUEÑO DEL INFANTE

UNA CRÓNICA DE NUESTRO CORRESPONSAL, EL TURISTA ACCIDENTAL I

No sé cómo llego a los sitios, ni qué hago allí. De pronto estoy en un lugar interesante, viviendo experiencias insólitas que unas veces son muy agradables, como en este caso, y otras no tanto. ¿Qué quién soy yo? Me llaman "El turista accidental". No tengo nombre propio y paso tan desapercibido como una bocanada de aire caliente en un día de intenso calor. Mi cuerpo físico es tan común que, si un inspector de policía interrogara a los testigos de un crimen, no sabrían qué decir de mí, ni alto ni bajo, todo lo contrario; ni grueso ni delgado, rostro anodino, mirada traslúcida, perdida en el ambiente; mi voz como cualquier otra voz, ni más ni menos. En alguna ocasión me han confundido con una mujer, aunque no supieron concretar si atractiva o no. Apenas dejo impresión y pasados unos minutos nadie me recuerda. Ni siquiera les parece real que hayan estado hablando conmigo. Estas características me permitirían ser un estupendo espía, o un detective fantasma o cualquier cosa que me propusiera.
Caí por casualidad en el hotel "El sueño del Infante", en Guadalajara. No sabría decir cómo llegué allí, no lo recuerdo. De pronto estaba en recepción. Dos chicas jóvenes, guapas y amables hacían su trabajo con una dulce sonrisa en el rostro. A mí no me vieron, ni siquiera me miraron, es posible que ni supieran que estaba allí. Me senté en un banco y aguardé lo que fuera que iba a ocurrir. Donde estoy yo siempre ocurren cosas, atraigo los eventos como la miel a las moscas.
 
Me llamó la atención un hombre de edad madura, luego sabría que a él no le importaría que le llamaran "abuelete", aunque por lo que observé, nadie se lo llamó. Le sobraban unos kilos, aunque en posterior conversación, se ufanaba en que había bajado mucho de peso, unos veinticinco kilos, me dijo. Se movía con cierta torpeza, no sabría decir si por la bolsa de viaje que portaba al hombro (no debía de pesar mucho, porque no era muy grande, y la ropa, especialmente de verano, tampoco suele ser muy pesada) o más bien por el calor sofocante que caía aplomo desde lo alto, o puede que por el cansancio del viaje y su falta de entrenamiento para estos eventos.

Una mujer le estaba esperando. Luego sabría que era M. la encargada y buena amiga de su amigo Bautista. No me gusta poner nombres porque a lo mejor alguien se molesta por mis crónicas. En este caso hago una excepción con Bautista porque tengo su permiso. M. como luego sabría, gracias a las confidencias de este personaje sin nombre que acababa de llegar, es una mujer gallega, de Pontevedra, tan activa que le da un poco de miedo a este personaje, llamémosle X. Es una de esas personas jubiladas que trabajan más y son más activas tras la jubilación que antes. Se le nota la experiencia del trato con la gente. X le diría (un poco pelota sí que es) que era una excelente relaciones públicas, y luego, cuando la vio en traje de fiesta, que estaba muy elegante.

La amiga de Bautista enseguida se preocupó de si había comido. Como luego me diría X mientras comíamos a la misma mesa (él ni se acuerda) está muy achacoso, que si diabetes, que si hipertensión, necesita comer a las horas y una dieta aceptable, aunque como pude comprobar, a veces se la salta y no pasa nada. Noté cómo hacía fotos a los platos. Le pregunté interesado a qué se debía esa costumbre. Me dijo que tenía una agenda de goumet en Internet donde hacía una somera crítica de los platos que más le gustaban de los restaurantes.

Pude enterarme, gracias a las confidencias de X, de que la fiesta de aquella noche era una gala por los treinta años de la fundación AFAUS pro salud mental, que vela por la integración social y laboral de las personas que sufren una enfermedad mental. A lo largo de la velada X me pondría al tanto de estos detalles. Nadie diría, viendo al personal del hotel que algunos sufrían algún tipo de enfermedad mental. El camarero amable y atento, bien entrenado, en general todo el personal amable, discreto y como perfectamente entrenado en una escuela de hostelería. También X, a lo largo de la noche, suelta ya la lengua por la ingestión de algo de vino blanco, y uno o dos cubatas, me confesaría que también él llevaba sufriendo toda la vida de una enfermedad mental que no detalló. Tampoco él parecía una de esas personas enfermas que parecen dar tanto miedo a la sociedad en la que viven. Todos perfectamente "normales", más incluso que otras que se precian de serlo.
 
Y aquí debo dejar esta crónica que partiré en varios capítulos, dada su longitud. Habrá documentación, fotos y todo lo necesario para retratar este evento. Se preguntarán ustedes para qué periódico o medio escribo o si tengo un blog o si soy un "free lance" o trabajador independiente traducido al castellano. Pues no, nada de eso. Como ya he dicho, soy un turista accidental, al que nadie recuerda, que aparece sin saber cómo en cualquier evento y luego todo el mundo se entera de lo que ha pasado, sin saber cómo es posible, ya que nadie dice haber escrito nada o sacado fotos o... No se asusten, no soy un fantasma, aunque a veces lo parezco.


miércoles, 11 de junio de 2025

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXXI

 


-Queridos holovidentes. Están viendo en sus pantallas lo que sucede. Les voy a dejar que disfruten, pero antes es necesario que les ponga en antecedentes de algunos detalles importantes, sin los cuales se sentirán un poco perdidos. Hemos conseguido que el bueno de “H” nos haya fabricado algunos artilugios importantes, sin los cuales no podríamos enterarnos de lo que les va a suceder a Alirina y a Rosindra. En los cascos virtuales de ambas se ha instalado un diminuto transmisor que nos permite recibir imágenes del Omostron. Es la primera vez que sucede. Solo los que viajan a este mundo fantástico pueden ver, oír, oler, tocar y sentir lo que allí ocurre. Cada uno elige un cuerpo virtual, que puede ser el mismo que poseen en el mundo real, mejorado o no, o muy diferente. Algunos eligen incluso cuerpos muy diferentes, de distinto sexo, con todos los detalles que han seleccionado en una especie de vestuario que hay a la entrada. Os preguntaréis cómo conozco esto, y haréis muy bien, porque es cierto que yo lo mismo que Alirina, que todos los miembros del equipo, los tertulianos y en general todos los que nos negamos a participar en esta farsa, no sabemos nada del Omostrón. La respuesta a vuestra pregunta es sencilla, le pedimos a “H” que nos diera una breve sinopsis de lo que nos espera en este mundo virtual, y lo ha hecho con la precisión que le caracteriza.

“Estáis viendo cómo Alirina y Rosindra han decidido quedarse con sus cuerpos reales y su vestimenta. En la preparación del programa lo hablamos y estuvimos de acuerdo que, para vosotros, los holovidentes, es mucho mejor, de esta forma no habrá confusiones. En sus cascos hay otro diminuto artilugio que es una cámara especial para que podáis ver lo que ellas miran. En los habitantes del Omostron todo funciona, más o menos como en la vida real, es decir, ellos perciben con sus sentidos virtuales algo parecido a lo que percibiríamos nosotros en el mundo real. Nadie les sigue con una cámara para que los espectadores se hagan una idea de su entorno. No es necesario, puesto que lo que allí sucede no se transmite. Nosotros utilizaremos las cámaras de ambas para hacernos una idea del entorno que están pisando. Eso supone un reto para nuestros técnicos, que seguro lo harán muy bien.

“Nuestros anfitriones no tienen ningún artilugio extraño, van como hacen siempre y se comunicarán entre sí y con nuestras reporteras como lo hacen con el resto de habitantes del Omostron. Vosotros no percibiréis lo que ellas están sintiendo. Las imágenes holovisivas serán las habituales que os llegan a través de vuestros holovisores. No necesito daros más detalles. Os llegarán sonidos, olores, sensaciones táctiles como en la holivisión, ni más ni menos.

“Otro artilugio nos permite hablar con ellas y a ellas con nosotros. De esta forma el programa será interactivo hasta ciertos límites. Podéis sugerir movimientos o que hagan preguntas a otros habitantes del mundo virtual y éstos responderán si quieren. Se ha confeccionado un guion al que nos ceñiremos. Es bastante flexible. Hasta cierto punto, claro. Será inútil pedir que tengan sexo con este o aquel o que hagan esto o aquello. Nuestras intrépidas reporteras son libres para actuar como deseen, si alguna de ellas, o las dos, deciden hacer caso de alguna sugerencia de los holividentes, es cosa suya.

“Nos espera toda una noche de sorpresas y aventuras. Si alguno de vosotros, tras terminar el programa, decide apuntarse al Omostron, es cosa vuestra, ya sois mayorcitos. Yo y el programa os sugerimos que no lo hagáis y confiamos en que el desarrollo de la noche os convencerá de que es mejor, mucho mejor el mundo real que el virtual. Si en algún momento en el desarrollo del programa es preciso daros más detalles, para eso tenemos los subtítulos. Y con esto me despido, de momento, y dejo la palabra a Alirina, cuya voz, lo mismo que las otras, os llegará con una pequeña distorsión. “H” nos ha dicho que estos artilugios son nuevos y están a prueba. Con su humor habitual nos ha comunicado que él lo puede casi todo, pero no todo. No es dios, utilizando la palabra que se usaba en las leyendas omeguianas para nombrar a las entidades que eran capaces de todo, omniscientes, todopoderosas, impresionantes. Si el programa se repite, cosa que dudo, “H” nos ha prometido más artilugios y más perfectos… Bien Alirina, puedes comenzar la narración cuando quieras y salvo que sea precisa alguna intervención por nuestra parte, nos quedaremos en silencio. Que todo vaya bien.

-Gracias, Arminido, estás de un amable que no te reconozco y tan serio que espero no te hayan cambiado. Me gustas como eres. Y si no me interrumpes es que ya no te conozco, querido amigo. Bien. Como habéis visto, queridos holovidentes, En lo que llamaremos vestuarios, a falta de otra palabra mejor, habéis comprobado que cada visitante del Omostron elige el cuerpo y las ropas que desea. Tanto Rosindra como yo hemos preferido seguir como estamos. Y también nuestros amables y pacientes anfitriones, para que vosotros no sufráis confusiones. Vamos a ir en grupo, sin perjuicio de que alguno de nosotros se separe, de forma provisional, o definitiva, allá cada cual. Voy a ceder la palabra a Rosindra, para que os salude y comente lo que quiera. ¿Cómo lo llevas, querida amiga? ¿Te está sorprendiendo este mundo virtual o es lo que esperabas?

-Gracias, Alirina. Debo confesarte que tengo mucho miedo y que jamás me hubiera atrevido a iniciar esta aventura sin tu compañía. Tengo plena confianza en ti y en tu intrepidez, no en vano Arminido te llama la intrépida reportera. Por cierto que estoy de acuerdo contigo en que está desconocido, más serio, más respetuoso, muy cambiado. No quiero tomarle el pelo, porque él no nos puede responder, pero yo juraría que tiene aún más miedo que nosotras. Contestando a tu pregunta, diré que hasta ahora no me he sorprendido mucho. Claro que acabamos de empezar. Los vestuarios son muy técnicos, nada especial. Ahora estamos siguiendo a nuestros anfitriones que conocen este mundo y nos mostrarán cómo es a grandes rasgos. Me dicen desde el control que me sitúe frente a ti para que la cámara pueda reflejarte mejor. Por lo visto hasta ahora nuestras cámaras han danzado conforme nosotras mirábamos en una dirección o en otra. Luego lo harás tú. Se me ocurre que para la próxima vez, si es que la hay, pidáis a “H” una especie de diminuto dron con una cámara panorámica, para que nos siga y los holovidentes puedan hacerse una idea más amplia de este mundo.

lunes, 2 de junio de 2025

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXX

 


-Hola, hola, Arminido. Aquí tu intrépida reportera, Alirina. Te aviso de que ya estamos preparados. Nuestros anfitriones no han querido cenar y me han convencido de que yo tampoco lo haga, porque es mejor entrar en el Omostron con el estómago vacío. Puedes dejar que el grupo musical nos deleite y cuando termine nos das paso, si te parece. Imagino que tienes preparados subtítulos para que nuestros holovidentes sigan la música con aprovechamiento.

-Así es, Alirina. Vamos a disfrutar todos de esta bella música y luego dejaremos  que inicies tu aventura en el Omostron. Utilizaré los subtítulos como narrador. para que el sonido de mis palabras no se entremezcle con la música.

Barra de subtítulos

El grupo se llama Viejas tradiciones de Omega. Está dirigido por Almonada y compuesto por un par de docenas de músicos con instrumentos tradicionales que enfocaremos cuando intervengan, haciendo una breve descripción de ellos. Media docena de bailarines nos deleitarán con coreografías ancestrales. Se han documentado en los archivos de “H” a los que todo el mundo que lo desee tiene acceso. Advertimos a los holovidentes de que se está preparando un programa especial sobre evolución en la música en Omega hasta la llegada de nuestra Inteligencia Artificial que la ha acaparado toda, unos dicen que esto ha mejorado nuestra música, despreciando la tradicional, y otros, nosotros, estamos convencidos de que la música omeguiana es mucho mejor. Sin despreciar la música de “H”, es otra cosa.

El recital ha comenzado ya con una canción tradicional de siembra. La están escuchando. Es alegre, divertida, picaresca. Aunque muchos de ustedes no lo sepan, en otros tiempos en Omega la siembra era un periodo muy alegre, porque se confiaba en poder alimentarse de las plantas que crecerían con el tiempo. De ello dependía su subsistencia. La buena cosecha dependía de tantos acontecimientos favorables que era un milagro cuando llegaba el momento de recoger el fruto y todo había concluido como se esperaba. Dependían del clima y sus avatares, de que los animales que se alimentaban de ellos no los esquilmaran, de que las tribus enemigas no lo quemaran todo como una estrategia de guerra.

Ha comenzado la segunda canción del recital, un canto de cosecha. Aún más alegre que el canto de siembra, más divertido, más picaresco. Todos bebían y bailaban, celebrando el gran acontecimiento. Los hombres jóvenes buscaban a las chicas jóvenes, los adultos aplaudían la danza, confiando que a lo largo del año el cortejo creara nuevas parejas, nuevas familias, nuevos infantes que con el tiempo colaboraran a la subsistencia de toda la aldea, de todo el territorio tribal. Ahora solo hay que dar una comanda al monolito de tele trasportación y esperar unos segundos a que los platos lleguen a la mesa. Hemos perdido la alegría de sembrar y cosechar, de reunirse para comer, beber y danzar porque la cosecha ha sido espléndida y todos van a tener un buen año. Ahora se come casi por obligación, porque el bueno de “H” aún no ha decidido transformar nuestros cuerpos para que no coman, no beban, no excreten, no se muevan de su sillón ergonómico, con el casco virtual en la cabeza, moviéndose las consciencias que lo habitan en universos virtuales donde ocurre de todo y no pasa nada, porque todo es pura fantasía. No sé para qué quieren sus cuerpos los omeguianos y vantianos que se dejan llevar de acá para allá en un mundo falso e inútil.

Para terminar este breve recital, preludio del gran programa que dedicaremos a la música y danza de nuestros ancestros, presenciaremos una danza de cortejo, hilarante, divertida, sensual, extraordinaria. Es preciso informar de que en aquellos tiempos la heterosexualidad, única forma de procrear, era asumida como la única relación posible de pareja. Las otras formas de sexualidad se practicaban a escondidas, como algo pecaminoso para las religiones existentes. Hoy en día cada uno practica la sexualidad como desea, es lo más natural. La procreación ya no es necesaria para que sigan existiendo omeguianos. Nuestra inteligencia artificial lo tiene todo previsto y solucionado. Casi parece como que se hubiera programado la desaparición de la especia omeguiana con el tiempo. Como si “H” ya no nos necesitara para nada y solo las órdenes que su creador, Helenio de Moroni, implantó en sus circuitos le impidieran destruirnos sin más.

Vean la alegría de esta danza y disfruten de lo que es la verdadera vida…

-Ha terminado el recital. Agradecemos a Almonada y a su grupo Viejas tradiciones de Omega, su presencia en el plató, y la alegría que han vertido en nuestros corazones. Soy Arminido y paso la palabra a Alirina para que nos dé cuenta de los últimos preparativos antes de su inmersión en el mundo virtual, donde ella, Rosindra, y alguno más que se apunte, exploraran el Omostron y nosotros lo veremos gracias a un artilugio que nos ha facilitado “H”. Nuestra inteligencia artificial nos facilita todo lo que le pedimos, pero no se dejen engañar, está trabajando por nuestra extinción. No tiene prisa porque para él no hay otra meta que suprimirnos y eso no le corre prisa a una entidad casi inmortal. Adelante, Alirina.

-Hola, hola. Veo Arminido que te has puesto serio y filosófico. ¡Quién lo diría con lo alegre que era la música de la que hemos disfrutado! Como ven nuestros holovidentes ya estamos todos preparados. Sentados con comodidad en nuestros sillones ergonómicos, con los cascos en nuestras cabezas y un nuevo artilugio diminuto en nuestros ojos, que les permitirá seguirnos en la aventura que vamos a emprender, solo queda que nuestros anfitriones decidan sumergirse en el Omostron y guiarnos por un mundo que para nosotros es completamente desconocido… Nos hacen señas, podemos empezar. Sígannos y disfruten, si pueden o quieren.

miércoles, 7 de mayo de 2025

DIARIO DE UN GIGOLÓ IX









Su risita era un poco desagradable, parecía una de esas chicas pijas, de familia adinerada que parecen haberse olvidado de la finalidad del lenguaje y haberse convencido desde la cuna que el dinero de papá lo puede todo. Miré a Paco que se encogió de hombros. Bueno, pensé, mejor bailar que dormitar, y si la chica me quiere llevar a la cama no diré que no, al fin y al cabo esta noche ya está totalmente perdida para mí.

El otro camarero me miró con cara de sentirse ninguneado y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo se acercó a otra chica y tras una breve conversación comenzaron a bailar muy cerca de nosotros. Eso acabó de animar al personal que se buscó la vida para bailar, aunque fuera con la fregona que uno sacó del almacén. Se produjeron risas y el ambiente se animó. Paco se puso tras la barra, se sirvió un cubalibre y nos observó sonriente y frotándose las manos, aquel gesto parecía ser una manía compulsiva e incontrolable cuando se entusiasmaba demasiado o se le tensaban los nervios.

La chica se frotaba contra mí con la tranquila decisión de la ola que sabe que antes o después acabará conquistando la playa. Me preguntó el nombre y fue enlazando pregunta tras pregunta hasta que comprendió que nos veíamos obligados a levantar mucho la voz. Estábamos llamando la atención y eso la desanimó. Se apretó aún más y dejó que yo la acariciara con suavidad las nalgas sobre su vestido de boutique cara. Todo iba muy bien hasta que la mala suerte quiso que uno de los discos que había apilado en el soporte, para que fueran cayendo uno a uno sobre el plato, estuviera rayado. Tuve que soltar a mi “partenaire” y salir pitando, entre las risas, silbidos y la bronca del populacho. Me costó un tiempo probar a ver si aquella rayadura se debía a la suciedad del disco o era ya una cicatriz irremediable, repasé los dos discos que aún quedaban por caer y busqué alguna balada más con la intención de prolongar el “tete a tete” con aquella chica cuyo físico no me disgustaba aunque me repateaba un poco aquella risita tonta y aquella forma de hablar tan engolada, como si fuera la reina del baile. Cuando me disponía a regresar a la improvisada pista de baile observé que el grupo de jóvenes había desaparecido dejando las mesas sin colocar. Miré a Paco quien se encogió de hombros.

-La juventud es así, tarambana hasta para mear. Coloca las mesas y vamos cerrando, que esto parece que no va a dar más de sí por esta noche.

Aquella fue mi primera noche en el pub de Paco. Antes de cerrar éste me recordó que fuera por la mañana, antes de la una, a la dirección que me había dado. Allí me arreglarían el uniforme que llevaba y me harían un par de ellos.

-Eso corre por mi cuenta, pero con la condición de que no vuelvas a acercarte a Bea. Fui su padrino y para mí es como una sobrina, qué digo, como una hija. Como se te ocurra desgraciarla da por hecho que te buscaré y te rajaré allí donde te encuentre.

Pensé que no era para tanto y así se lo hizo saber. Paco se enfadó mucho y a punto estuvo de arrearme un bofetón. La cosa iba en serio, mejor saberlo antes que después. Me escabullí sin despedirme y en cuanto llegué al piso me tumbé sobre la cama tal como estaba.

lunes, 21 de abril de 2025

El profesor Alíen experto en farsas de control. Estoy como niño con zapatos nuevos. Es lo que andaba buscando, algo que me permitiera convertir mis fotos en caricaturas para ilustrar mis personajes humorísticos. La vida y milagros de este profesor la pueden encontrar en m blog Taller humorístico hotel monasterio de los disparates
Puede ser una imagen de 1 persona, anteojos y texto que dice "ElprofesorAlien El profesor Alíen"
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jueves, 27 de marzo de 2025

OBRA COMPLETA XIII

 


OBRA COMPLETA DE SLICTIK XIII







A-DE ANA-CECILIA

ANA-CECILIA, DIRECTORA DE CORTOMETRAJES.

Conocí a Ana-Cecilia en el mismo lugar y al mismo tiempo que a Sally, la cantante de la Tropicana. No sé la razón por la que me empeñé en transformarla en una directora de cortometrajes…Bueno, en realidad lo sé muy bien aunque lo haya disimulado utilizando un viejo truco: la pregunta o la negación retórica cuando uno sabe muy bien de lo que está hablando. Eso da alicientes en una narración directa y simple como es esta.Sus textos me parecieron muy visuales, puede que no lo sean, pero a mi se me representaban escenas o secuencias muy concretas al terminar su lectura. Nunca analicé a fondo esta cuestión aunque ahora, con mucho tiempo, espero poder hacerlo y encontrar una respuesta.

Cuando hace unos años accedí al mundo virtual, me dejé llevar por una vieja fantasía: el mundo interconectado o el subconsciente colectivo de Jung. Imaginé que oprimía una tecla y hacía llegar mis correos electrónicos, mis opiniones y mis textos a cualquier lugar del mundo. Más tarde me burlaría de semejante ingenuidad en una de mis series de relatos sobre Internet. En realidad a menudo más te valdría salir de casa y echar a correr para entregar en persona un mensaje a una persona que mandarlo por correo electrónico. Admito que es un poco exagerado pero dada mi relación con la informática no lo es tanto como se pudiera pensar. Esto viene a cuento porque no solo me dejé llevar por esta fantasía sino por otras muchas, entre las que –y no es la más inocua- la de transformar a los internautas en personajes y crear mundos y vidas como si yo fuera un diosecillo malévolo. Era tan ingenuo que lo hacía a menudo sin pedir permiso, tal vez pensando que las bofetadas en el mundo virtual no son tan dolorosas como en el mundo real (creo que estaba equivocado, aún no estoy seguro). En mi descargo decir que al primer internauta que transformé en personaje fue a mi mismo. Como tengo tanto de donde tomar no solo saqué un personaje sino un montón de ellos. No supuso un duro trauma –pasar de un ser normal a uno de múltiple personalidad- porque ya lo era sin darme cuenta.

Uno de mis personajes favoritos es Hipo o Hipopótamus Hipocondriacus que aparece por primera vez en un relato surrealista titulado precisamente así. Este Hipo es bastante más pesado que yo e infinitamente más bondadoso aunque un tanto ingenuo o tonto en muchas ocasiones. Fue a él a quien elegí para dar la bienvenida a una diosa, Almina, que viajaba a la Tierra desde la isla del paraíso con una prodigiosa cámara, regalo del dios Cinematógrafo. Esta diosa, aburrida de la insulsa vida del paraíso, llega a este planeta por pura casualidad y tras una ajetreada temporada adaptándose a las costumbres humanas decide quedarse. Se transforma en humana y toma el nombre de Ana-cecilia. Con su prodigiosa cámara irá retratando las conductas y hasta los pensamientos más íntimos de esta especie, bípedo sin plumas, que llegará a fascinarla.

Hipo se convertirá en su productor en la sombra y en ese espectador anónimo que irá al estreno de todos sus cortometrajes. Nadie disfrutó como él cuando la directora de cortometrajes se pasó al largometraje. Creo que han estrenado su primera película en Argentina aunque no tengo muchas noticias al respecto. Como no consigo abrir el disquete donde tengo los comentarios de ese espectador sobre muchos de sus cortometrajes, improvisaremos sobre la marcha. Para empezar narraremos el encuentro de la diosa Almina e Hipo en una montaña. Luego el espectador anónimo irá de sala de cine en sala de cine persiguiendo los cortometrajes de esta directora que acabará pasando de las salas de arte y ensayo al gran público. Entre medias el autor comentará sus impresiones sobre su persona y su estilo como escritora. Naturalmente la propia directora podrá intervenir cuando quiera y matizar o cambiar lo que le parezca oportuno, así como cualquier espectador anónimo que decida exponer su opinión en una papeleta y pasársela al director.

Ni siquiera he logrado salvar el archivo del encuentro de Almina e Hipo y he tenido que recurrir a mis pequeñas libretas donde está anotado todo con pelos y señales. Esta narración fue una colaboración entre la directora y un servidor pero no tengo su texto o textos por lo que no puedo exhibirlos en pantalla. Así iniciamos este homenaje y veremos como acaba.

Ana-Cecilia.—Su personalidad (sus virtudes y defectos, jaja, es broma) Definir la personalidad de un internauta es tan complejo como medir y pesar nuestras propias almas. Puede que podamos medir y pesar nuestros cuerpos con facilidad, pero eso de la personalidad es mucho más complejo. El alma es algo demasiado impalpable para encerrarla en medidas humanas. No obstante a través de los textos de Ana-cecilia, de sus mensajes y otras comunicaciones (señales de humo entre otras) intentaremos demarcar un poco los límites de su personalidad y hasta donde no se pueda llegar con medios normales llegaremos con la videncia, la improvisación o la caradura.

Creo, si no me falla la memoria, que era signo de agua, lo que viene a ser casi lo mismo que decir: vital, móvil, fecundante, inaprensible, pero también insegura, dubitatiba y siempre buscando nuevos territorios. Su edad es cosa suya aunque todo indica que se trata de una mujer madura en plenitud de facultades, físicas, intelectuales y espirituales. ¿Qué más datos obran en mi poder?. Pocos más. Creo que era profesora, que procedía de Bahía Blanca (aunque ahora parece andar por Buenos Aires), que era o es alumna de un taller literario que lleva un escritor argentino que ha presentado su largometraje y que no padece de mal de amores. Al menos no más que el resto de los mortales. La homenajeada ha tenido la deferencia de comunicarme su edad exacta, pero no se lo voy a decir a ustedes (soy un caballero,jeje). Sigue siendo joven aunque esté en la madurez de su talento y como mujer. Al parecer ella es de Bahía Blanca aunque viaje a Buenos Aires. Y en cuanto a su maestro apunté el nombre por ahí y ahora no lo encuentro. Menos mal que Ana-Cecilia es comprensiva. Pero sigamos narrando las andanzas de la directora de cortometrajes.

El estilo peculiar de la directora de cortometrajes.

Desde luego su estilo es inconfundible. Lo que resulta más difícil es rastrear las influencias de clásicos y modernos en su obra. Por ejemplo el estilo formal de Bergman no parece haber influido gran cosa en sus cortometrajes. Ese plano inmóvil en el que los personajes del director sueco hablan hasta por los codos, de cosas íntimas, de las que el 99% de los matrimonios convencionales no lo hacen nunca, apenas aparece en los cortometrajes de nuestra directora favorita, en los que escasea el diálogo, tal vez porque consumiría el poco tiempo del que dispone para mostrar el alma de los personajes y su entorno.

Si sacrifica el diálogo, en cambio utiliza otras técnicas muy efectivas para alcanzar sus objetivos, tales como el primer plano del rostro de sus personajes, que con una mirada son capaces de mostrarnos lo que mil palabras no lograrían hacernos entender.

El movimiento de su cámara es apenas perceptible, solo la mueve cuando es imprescindible y no siempre, puesto que con un potente zoom y un primer plano muy expresivo puede situar la cámara en cualquier lugar o momento histórico y mostrarnos los rincones más ocultos sin efectismos tales como la panorámica o el traveling. Recuerdo en este sentido su corto sobre los campos de concentración, donde la sobriedad produce un efecto infinitamente más intenso que el histerismo. ¿Pero cuáles son los rasgos más determinantes de su estilo cinematográfico? Esto lo dejaremos para otra ocasión.

Un estilo nace siempre de la filosofía de la vida que tiene el autor, de unas ideas muy concretas, de unos determinados sentimientos, de una respuesta a la conducta del otro y de una reacción frente a su entorno. El estilo no es otra cosa que la forma estética de esa respuesta. En el caso de la directora de cortometrajes además su estilo está influido por el formato elegido para su manifestación creativa….El cortometraje exige una sobriedad en el tratamiento de los temas que obliga al director a planteamientos novedosos buscando la forma más intensa y contundente de decir las cosas, con la mayor economía de medios… En la mayoría de los casos se prescinde de los actores-personajes utilizando a veces, y en muy contadas ocasiones, espectadores, gente que pasa por allí o actores secundarios haciendo un rápido cameo. El actor no es importante en el tratamiento temático que hace la directora de cortometrajes, en el desarrollo de su obra. Lo importante es la cámara, que como un ojo cosmológico, incluso como un tercer ojo o sexto sentido, puede verlo todo y hasta el fondo de su esencia…

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PRESEEENTAN

LA DIOSA QUE QUERÍA SER DIRECTORA DE CORTOMETRAJES

En la Isla del Paraíso los dioses están alegres, beben grandes copas de ambrosía, se les escapa la risa por todos los poros y se abrazan y se besan como si celebraran algo importante. Y así es porque Almina, La Bella, acaba de comunicarles que ya no aguanta más esa vida de hastío e inoperancia en que vegetan los inmortales como si esta cualidad divina tuviera alguna relación con el virus de la vagancia.

Sus vacaciones serán largas y productivas. No verán su alma en mucho tiempo, lo que sin duda les causa una profunda tristeza porque no en vano su nombre es Almina, La Bella. Los dioses se carcajean de esta preocupación de la diosa al tiempo que la animan a hacer rápidamente su equipaje.

Así lo hizo Almina que no soporta el imperturbable pasotismo de los inmortales. Apenas cerrado el baúl, regalo de Pandora, se presenta Cinemascope, el dios protector del celuloide, y pone en sus manos una diminuta cámara, poseedora de especialísima magia, capaz de registrar hasta el último matiz del sentimiento humano, los pensamientos más ocultos, los entornos más inaccesibles. Con ella la diosa podrá lograr los ángulos más insólitos, los travelling más sorprendentes, los zoom más impactantes. Con ella su manía de registrar todos los universos grabando pequeñas obras maestras que añade a la biblioteca de Alejandría de la Isla del Paraíso se verá tan satisfecha que duda sea capaz de volver en mucho, mucho tiempo.

Aquí hace un guiño a Almina y llama a Hermes para que se haga cargo del equipaje. En un descuido de la diosa intenta propinarle una amistosa palmadita en el trasero. Pero este gesto queda pausado en el aire ya que los poderes divinos de Almina tienen mucho que ver con el cinematógrafo y el videotógrafo. Indefenso el dios Cinema, así es llamado cariñosamente por el resto de sus compañeros, recibe un sonoro bofetón que hace temblar las columnas de la Isla del Paraíso.

Almina sale disparada en una nave muy parecida a un platillo volante, monoplaza por más señas, y se dirige hacia un planeta de azul deshilachado y verde charca-cenagosa. Es llamado Tierra y sus habitantes se caracterizan por una actividad desenfrenada y estúpida muy cercana al surrealismo. Adecuado, piensa Almina, muy adecuado para aprender el manejo de la cámara regalo del buen dios Cinemascope.

Así fue como dieron comienzo las oleadas de avistamientos de ovnis. Pero fue un ser humano el primero en ver lo que luego se denominaría platillo volante. Almina enfocó el objetivo de su cámara hacia una montaña y de esta forma pudo ver, al lado de una diminuta tienda de campaña, a un voluminoso espécimen del género Hipo quien esos momentos la estaba saludando con su gordezuela mano en un gesto muy cariñoso de bienvenida.

Almina se dijo que nadie mejor que él para secretario de producción. Un humano conocedor de todas las debilidades de sus congéneres y de todos los paisajes hozados por sus pezuñas. Envió señales en morse apagando y encendiendo las luces de su nave y se dispuso a establecer contacto con el humano.

Almina sólo atinó a mirar a ese nuevo ser humano, remontándose al pasado del amor. Su cuerpo atravesó el umbral de la distancia, para leer entre lágrimas su despedida a Hermes:

Amado mío:

Me he quedado con el hombre que te habita, en lo real que nunca acaba, en ese semblante taciturno, en el vuelo de tu mente o los deseos postergados. En vos, en tu frontalidad, en la amargura y el encanto que te forman, en la tibieza del espanto, en esa bondad de espíritu o la fortaleza amarrada al hueco de tu vientre. En lo que representa tu figura, en todo lo que desearías hacer y no es posible, en lo tanto que te quiero, para darme cuenta que cuando más hablas de tu interior, más se enaltece en mí tu vida, me es imposible salir de este mecanismo que sólo te realza…, estoy atrapada en esa red que te hace distinto, único, inalcanzable. Dame tiempo, fuerzas, ganas, olvido, realidad, para deshacerme del hechizo; aunque también amor, deseo, felicidad, pasión, locura, perpetuadas y eternas. Me voy de este lugar, no quiero vivir así, sintiendo tus pisadas dentro de mi alma, salgo de esta ruina de lamentos para perderme en espacios y galaxias. Tomaré imágenes de otras vidas, confrontaré especies, cruzaré océanos, pero nunca dejaras de palpitar en mis latidos, amarte es mi pasión que ahora delego en este oficio de cineasta, por siempre tuya, Almina.