domingo, 10 de agosto de 2025

LOS PERVERTIDOS DE ANABEL V

      


               EL PARAJITO CANTOR/ CONTINUACIÓN

Sabes bien Johnny cómo me gustan tus espermatozoides, me los como cruditos y aun soy capaz de degustar ese delicioso sabor a pescado. Pero aquella vez casi vomito. Sin decir nada salí corriendo para el servicio y allí me lavé la boca, luego me enjuagué con un colutorio y vomité en seco. Tardé unos minutos en recuperarme. Al volver él me estaba esperando con la sonrisa de oreja a oreja. ¿Por qué no te habré encontrado antes? Me dijo sin ninguna ironía. Creo que tú y yo vamos a ser muy buenos amigos. Me pidió que me quitara la braguita y me echara a su lado. Me estuvo magreando el sexo con sus deditos hasta que notó que me ponía cachonda. Sabes que basta con que una hormiguita me hurgue allí abajo para que me ponga como una loca. El se dio cuenta de que sus manipulaciones me gustaban mucho y siguió con ellas hasta conducirme al orgasmo. Sabía hacerlo bien el pequeño demonio. Imagino que de alguna manera tenía que contentar a sus parejas aunque no creo que una profesional de la calle le consintiera algo así. Debieron reírse mucho del pobrecillo. ¿No crees Johnny?

 Estuve de acuerdo. Los pitos pequeños causan más bien risa y los grandes, destrozos. Pensé en Pichabrava. Nos vendría bien algo más flexible, más acoplable. Pero la naturaleza no se esmeró mucho en el hombre.

"Te confieso Johnny que lo pasé muy bien aquella noche. Zoilín me trabajó bien con los dedos. Era una lástima porque si ponía el bigote no le llegaba la boca. Me hacía muchas cosquillas. Era agradable jugar con su cosita aunque no logré que me pasara de los labios. Solo la vez que le unté la pilila logré notar su presencia dentro. Era como una hormiguita juguetona y agradable. Se sirvió una copa y se puso enseguida contento. No soportaba muy bien el licor. Me estuvo contando cosas que sabía de grandes hombre y que podían hacer caer castillos. Lo creí todo. Zoilín no era un mal chico aunque cuando se ponía a soltar trapitos sucios se le cambiaba la cara, algo verdaderamente desagradable.

 "Le serví una segunda copa y entonces ya no se contuvo. Todas sus fantasías sexuales salieron a relucir. Con quién le gustaría hacérselo y cómo. Los cotilleos sobre famosos que aparentaban ser muy machos y eran maricas. Quién era quién en la cama y cómo las mujeres son siempre mejores folladoras que los hombres cuando se ponen a ello. Me divertí mucho, aunque tuve que morderme la lengua varias veces para no reírme en su cara.

 Aquí se interrumpió Ani. Sus historias eran a menudo tan largas que necesitaba varios días para rematar la faena. Recuerdo que aprovechando una de nuestras noches libres semanales la invité a cenar y a un dansing en una discoteca, donde se había puesto de moda la salsa y otros ritmos caribeños. No soy un gran bailongo, pero quise animar a esta dulce mulata que entonces pasaba por una de sus rachas de melancolía e introversión. A ella sí le encantaba el baile, más que nada en el mundo, a excepción del sexo. Aceptó entusiasmada. Escogió un restaurante mexicano porque le apetecía comer algo picante y allí, mientras nos metíamos entre pecho y espalda un plato de chili con carne que era puro fuego (lo mitigábamos con copitas de ron que no hacían sino intensificarlo) decidió seguir contándome la historia de Zoilín. Disimuladamente enchufé la grabadora y la escondí bajo una servilleta aprovechando una de sus ausencias para ir al servicio (el picante parecía acentuar sus necesidades mingitorias).

 ¡Verlo para creerlo!, que diría el otro. Nunca imaginé que existieran hombres así. Salidos de madre,sí, naturalmente; impotentes, claro; eyaculadores precoces, a montones, pero como Zoilín ninguno. Era un caso excepcional en todos los sentidos. Anabel se transformó durante un tiempo en su mamá. El se encontraba tan entusiasmado como un infante con mamá nueva. Era cariñoso, discreto, delicado y generoso (sus regalos eran de poco valor, pero de muy buen gusto). Aparte de estas bellas cualidades Zoilín exhibió tal sinceridad que hasta Lily se hizo cruces cuando Anabel le contó las confidencias que aquel pervertido compartía con ella en horas de lecho y cháchara.

 Los secretos de Zoilín abochornarían hasta al mismo Satanás, que no teme el ridículo con tal de ganar almas para su causa. La propia Ani me lo contaba con la reticencia que hubiera puesto en hablarme de la desverguenza de algún hermano o familiar muy cercano. Ya a los postres, muy relajados e intentando hacer la digestión de la cena, Anabel se lanzó a contarme el resto de la historia que yo paso a contarles con mi propio estilo.

 "Zoilín gustaba de colocar su cabecita de pepino sobre mis pechos tan pronto como se le disparaba la pilulita, que era casi siempre al tocar mi chumino. En raras ocasiones logró meter el gatito en la cueva. Así puesto cerraba los ojillos de aprendiz de demonio y me contaba su vida de pe a pa.

 "Procedía de una familia numerosa -sus papás creían que cuantos más hijos tuvieran más los bendecía Dios- que fue bendecida con un indiano, su bisabuelo, que regresó, con una gran fortuna, al país de donde saliera con una mano delante y otra detrás. Con semejante fortunón no es extraño que se pasaran las noches buscándose las cosquillas.

 "Zoilín era el mediano de doce hermanos, la mitad machos. Ya de niño era tan enclenque y feo que sus propios hermanos se burlban de él, haciéndole objeto de las mayores perrerías. Lo que le llevó a suplicar a su padre para que lo mandara como aprendiz de cura a un seminario. Allí llegó un buen día, para alivio de todos sus hermanos y progenitores. Eligieron un lugar lejano, en el norte, donde no se veía el sol y la melancolía se te metía por el pecho hasta el fondo del alma.

 "El sufrió de melancolía hasta que el azar le descubrió que el pequeño pito servía para otra cosa, aparte de para mear a escondidas porque no le vieran sus compañeros y se burlaran de aquel regalo envenenado que le hizo la naturaleza. Si bien era diminuto cantaba sin parar, como un jilguerito alegre que saludara a la vieda desde el alba al ocaso, e incluso en sueños, pues siempre se despertaba tieso y con muchas ganas de pitar. La naturaleza le había provisto con flautín de impúber pero con huevos de avestruz que fabricaban leche merengada para surtir una ciudad.


domingo, 3 de agosto de 2025

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXXII

 


-Buena idea. No descarto que si todo va bien volvamos a hacer otro programa explorando lo que se nos quede fuera. Pero hagamos caso a Elierina, que nos hace señas. Creo que quiere mostrarnos algo.

-En efecto. Estamos en la recepción del Omostron. Como veis es un espacio muy amplio, con paredes luminosas con letreros e imágenes para servir de guía a los que entran aquí por primera vez. También hay holoimágenes en movimiento que actúan como guías para quienes así lo solicitan. En este caso como Oliviris y yo vamos a serviros de anfitriones en este nuevo mundo que desconocéis no es preciso que os hagáis con sus servicios. Nos vamos a acercar a recepción, donde varios voluntarios, por turnos, reciben e informan a todos aquellos que necesitan su asesoramiento. Los veteranos nos limitamos a saludar con un gesto al entrar. Los que aún conservamos ciertas normas de cortesía, porque aquí, como veréis, cada uno va a lo suyo. Os voy a presentar para que registren, porque aquí “H” interviene solo lo imprescindible, y a veces ni eso. Nos deja en absoluta libertad. Se limita a escanearnos antes de volver al mundo físico para ver si todo está bien o necesitamos alguna clase de cura o terapia. En ese caso nos sumerge en un sueño profundo y manipula nuestros cerebros y cuerpos. Esto está desierto, como es habitual. Os voy a presentar a Carienda, que es la más amable y simpática.

-Hola Carienda. Esta noche venimos con dos invitados, Alirina y Rosindra que están haciendo un programa de holovisión que a lo mejor tú conoces. Se trata del canal que “H” ha cedido a los no integrados en todos sus servicios, para que puedan seguir haciendo lo que deseen. Tienen su expreso permiso para esta visita. Vosotros veréis si necesitáis registrarlos o hacer algo en especial.

-Hola, Elierina. Nos consta el permiso de “H” por lo que solo vamos a registrarlas y les entregaremos esta pulsera por si surgiera algún inconveniente y “H” se viera obligado a intervenir personalmente. No hay ninguna restricción para ellos, podéis ir a donde queráis y hacer lo que hacen todos. Os deseamos una buena experiencia. Y a ti, Eli, ya que os habéis comprometido a enseñarles el Omostron, os rogaría que no les dejarais solos en ningún momento. A pesar de que no esperamos ningún incidente, nunca se sabe lo que puede pasar cuando “H” no está vigilando en persona. Encantado de conoceros y adelante.

-Gracias, Carienda. ¿Puedo hacerte una pequeña entrevista para el canal educativo y el programa de hoy, Un día en la vida de una familia vantiana?

-Claro, querida amiga. Como ves esto está desierto y no se espera mucha actividad esta noche. ¿Qué deseas saber?

-En primer lugar, me sorprende que haya voluntarios, aquí en el Omostron. Rosindra, aquí presente, también es voluntaria y nos ha servido de guía en el zoo de Vantis y se ha apuntado a acompañarnos también en esta visita, pero ella pertenece a los no integrados totalmente en los servicios de “H” y es normal que haga algún servicio de voluntariado, bien para recibir algún crédito o simplemente para ocupar su tiempo, pero en vuestro caso resulta un poco extraño. ¿También sois no integrados? En ese caso. supongo que necesitáis créditos, porque lo lógico es que estuvierais disfrutando de este mundo virtual como todos.

-Buena pregunta. Sí, hay algunos no integrados que necesitan créditos para algo y piensan que esta actividad es más cómoda que otras, pero en general somos integrados y hacemos de voluntarios porque nunca vienen mal unos créditos extras o porque aquí se pueden establecer relaciones. Cuando no estamos trabajando disfrutamos del Omostron como los demás.

-Disculpa la pregunta, pero yo particularmente nunca he estado en el Omostron. Se dice que este mundo genera adicción, que os olvidáis de la realidad física y que no vivís para nada que no sea disfrutar del mundo virtual. ¿Es cierto?

-No se puede generalizar. Hay quienes han decidido que el mundo físico no merece la pena y se pasan aquí todo el tiempo, salvo las restricciones que ha marcado “H”. En el mundo físico se limitan a comer, puesto que las comidas que se hacen aquí no alimentan nuestros cuerpos, y cuando sufren penalizaciones por incumplir las normas y no pueden conectarse en unos días o semanas, o incluso meses, en las penalizaciones más graves, son obligados por “H” a salir de sus casas y moverse en el mundo físico haciendo lo que sea o simplemente paseando o se les van descontando los créditos que tienen en sus cuentas. La vigilancia de nuestra Inteligencia artificial es muy severa, para evitar enfermedades físicas o mentales. Tras una estancia en el Omostron equivalente a las horas normales del sueño físico “H” hace un diagnóstico físico y mental y repara los daños sufridos. Aun así parece que el cuerpo físico necesita una mínima actividad y todos tenemos unos días obligatorios al mes en los que tenemos que realizar actividades físicas o salir a pasear por Vantis o donde nos encontremos. En cuanto a la adicción es cierto que en el Omostron podemos vivir vidas muy completas y hay quienes no saldrían nunca de allí si no les obligara “H”. Otros en cambio, este es mi caso, encontramos alicientes en los dos mundos y no sentimos más adicción que la que genera todo placer.

-Permíteme alguna pregunta personal, no contestes si no quieres. ¿Tú vives sola, en familia, tienes hijos, y en general todo lo que quieras contarnos al respecto?

-No tengo inconveniente en responderte. Vivo en mi casa, adquirida con mis créditos, con mi pareja que hace el mismo tipo de vida que yo. Entramos al Omostron cuando nos apetece, que no es siempre, nos movemos por Vantis con cierta frecuencia, incluso hemos visitado el zoo donde trabaja Rosindra. Estamos pensando en tener hijos y en cuidarlos a la manera tradicional. Nos preocupa que sufran el trauma de descubrir que han sido cuidados por hologramas de “H” y decidan dejarnos y escapar a las Montañas negras. Por lo que sabemos nosotros esto no es muy frecuente, salvo en el caso de vosotros, los no integrados. Tenemos relaciones sexuales físicas con naturalidad, aunque nos hemos dado permiso para tener también relaciones sexuales en el Omostron, si así nos apetece. En mi caso mantengo relaciones más o menos frecuentes con mis padres y con el resto de la familia, todos residentes en Vantis. Esto no debe ser muy frecuente, pero fuimos educados para aprovechar todo lo que nos facilita “H” evitando caer en la tentación de renunciar a la vida física para convertirnos en personajes virtuales en el Omostron. Nos costa que ha habido muchas peticiones para que “H” permita renunciar a los cuerpos físicos y transforme el Omostron en otra realidad donde sus habitantes no necesiten salir nunca de él. Ignoro si nuestra Inteligencia artificial no lo hace porque aún no ha conseguido convertir ese mundo en otra dimensión diferente o ha encontrado demasiados problemas para que funcione como es debido. No estoy muy informada, pero imagino que la cuarentena a la que está sometida Omega respecto a otros habitantes del Cuadrante no puede durar para siempre y una conquista del planeta por otras especies haría que la especie omeguiana pudiera desaparecer.

-Una reflexión muy razonable. Le propondré a Arminido que tratemos ese tema en otro programa. Rosinda, ¿tienes alguna pregunta para Carienda?

-Sí tengo muchas, pero no podemos pasar aquí el resto de la noche. Nuestros holovidentes se aburrirían mucho y no conocerían el Omostron. Me gustaría saber tu opinión respecto a la vida que llevamos los no integrados. ¿Crees que todo el mundo debería renunciar a los adelantos que nos proporciona “H” o es posible un futuro en el que integrados y no integrados podamos convivir? ¿Crees que “H” acabará destruyendo a la especie omeguiana si sigue por ese camino de proporcionar y poner al alcance de todos sus avances tecnológicos y de todo tipo?

-No tengo miedo de contestar a tu pregunta porque “H” ha demostrado mucha flexibilidad con todo tipo de opiniones, dejando que convivan hasta donde sea posible los que tienen opiniones contradictorias. Como ya os he dicho no soy de los que piensan que vivir en el Omostron como una realidad totalmente apartada del mundo físico sea lo ideal, y no solo por la posibilidad de que seamos aniquilados por otras especies invasoras, el mundo físico tiene sus virtudes y posibilidades y el mundo virtual las suyas. En mi opinión “H” ha cometido un grave error al concedernos todos los avances tecnológicos, transformando a la especie omeguiana en mentalistas hedonistas que no buscan otra cosa que el placer. Vivir sin dolor y con el máximo placer posible no me parece mal, pero si no hacemos algo por nuestra parte antes o después perderemos la voluntad y la libertad. En eso los no integrados tenéis razón, aunque no veo por qué no participar más en ciertos adelantos que “H” ha puesto a nuestra disposición.

-Muchas gracias, Carienda por tu amabilidad. Nos gustaría seguir charlando contigo, pero el programa debe continuar. Dejaremos que nuestros anfitriones nos enseñen este mundo.

-Ha sido un placer y espero que antes de salir volváis a despediros. Mi turno no terminará antes de que “H” os pida que abandonéis el Omostron.