miércoles, 4 de marzo de 2015

MIS VIDAS FICTICIAS IV (NO ES FÁCIL LA VIDA DEL MILLONARIO)


    EN EPISODIOS ANTERIORES  Ya ni me acuerdo de lo que pasó en episodios anteriores, la vida de un millonario es tan ajetreada que no llegas a saber ni en el día en que vives... ni falta que te hace porque para eso está tu secretario, mejor tu secretaria, y sino se lo puedes preguntar a tu "mayormono"... mejor "mayormona"... no, sería imperdonable... a la aristocracia inglesa le daría algo. Bueno, que el que quiera saber cómo me va la vida que me lea...



                       NO ES FÁCIL LA VIDA DEL MILLONARIO

                         EPISODIO IV... SI NO RECUERDO MAL


Segundo día -¿o es el tercero?- y ya tengo que entrevistarme con los perros guardianes de mi tesorooo. Me aconsejan unas inversiones seguras por aquí, una empresa en quiebra por allá. Como quien no quiere la cosa les dejo caer que me gustaría producir una película. ¡Me apasiona el cine –Van Damme y Cia- pero no se lo digo. Hablan de una productora que busca una inyección de metálico. Les digo que sí, pero con la condición de poner yo a la estrella femenina por supuesto –y les pido me pongan en contacto conuna empresa de casting. Esto está hecho jefe. Bueno, en realidad es algo así como “Claro, señor, inmediatamente, señor”.

Quedo citado para el día siguiente. Aprovecho para comer en las modernas y privadas instalaciones de golf de las que soy socio gracias a mi eficiente mayormono. Voy en mi limusina, por supuesto. Al volante -¿chófera?- no chofer. ¡Les pillé!. Me recibe el maitre con mucha cirimonia –es la hora de comer-. ¿Una mesa para el señor?. Buena propina. ¿Desea otra mesa con mejores vistas el señor?



Leo el menú detenidamente y encargo algo sustancioso. Estoy ya harto de nouvelle cousine -¿se dice así?-. Me miran con discreción desde una mesa cercana. Al postre se presenta un señor muy elegante en su ropa de sport, a medida, creo que de alta costura o tal vez no, debo preguntarle a mi asesor de imagen... Y se presenta como...-¿permiten obvie identidad?-, sí hombre, empresas.... Encantado. Es un placer conocerle, me han hablado mucho de usted, tengo algunas inversiones que sugerirle. ¿Le molestaría tomar el postre con nosotros?



Nosotros son su santa esposa, modelo..bah, que importa, escote traviesillo y faldita corta, no muy corta, discreta comme il faut, y su hija menor, mozuela casadera, faldita corta, muy corta que deja ver unas deliciosas piernas largas, muy largas; escote para mirones y carita de angel moderno –ustedes me entienden. Ambas damos muy, pero que muy morenas, estoy a punto de preguntar: ¿rayos UVA?, pero me muerdo la lengua.

Postre, champagnee -¿Dom Perignon?, no, les pillé otra vez, pero sin duda de gran marca, tomo nota- y agradable conversación, muy agradable... La santa esposa no está por mis huesos -¿dónde estan mis huesos?, quiero mis huesos- pero se nota que está por otro esqueleto (miraditas a un joven adonis, camarero por más señas). La hija sí esta por mis....¿?.... lo que sea, tal vez porque su papá la ha aleccionado. Nouveau riche, soltero, pasta larga. Mis empresas necesitan metálico, mi adorable pimpollito.

Me ha dejado mirar su canalillo sin molestarse, me ha dejado mirar sus muslos, sin molestarse, me ha dejado piropearla, sin molestarse. Mu sospechoso tanto permiso. El papá me habla de su emporio, va muy bien (me  temo que no tanto) quiere que hablemos de ello...otro día, más tranquilos... Me invité a comer, en su club privado, me resisto y le invito ya. Tendré que consultar a mi asesor de imagen.

Como quien no quiere la cosa deja caer que a lo mejor su mozuela se deja caer por allí, tiene que probarse unos modelitos por allí cerca, usted ya sabe. ¿Me molestaría?. No, no y mil veces no. Bueno, tal vez sea una negativa muy rotunda, me muerdo la lengua. ¿Me dejará ver su canalillo, sus muslos bien torneados aunque un poco de pollo para mi gusto, me gustan más hechos... usted ya sabe- me dejará piropearla?. Digo mordiéndome la lengua hasta notar el sabor de la sangre.


Me invita a unos hoyos pero de pronto recuerda que tiene  una cita que no puede suspender. Negocios, usted ya sabe. Se levantan, se despiden efusivamente la mozuela me besa en entreambas mejillas acercando su canalillo a mis narices. Huele a rosas, mon Dieu, cómo sabrá.

Al poco de irse viene un camarero y me pregunta sin no me importaría invitar a mís amigos con tanto ajetreo se han olvidarlo de pasar la tarjeta. No son mis amigos, me muerdo la lengua y saco mi cartera de piel –marca, bah...- dudo entre varias tarjetas –oro, platino, iridio- hasta que el apresurado camarero me señala una. Se lo entrego, la paso, me la devuelve, le doy propina. El señor podría descansar a la sombra hace mucho calor para jugar unos hoyos. ¿quiere que más tarde le mande un caddie -¿se dice así?, o son los de los caballos?.- Vale tio. Me muerdo la lengua. Bien, digo en un susurro que el otro entiende muy bien.

Tarde apacible, me monto en un carrito que bien podría ser el de la compra si los ricos compráramos. Me enseña lo esencial, prueba el primero, pruebo yo después, fallo... así podríamos estar un tiempo precioso que a nadie le sobra. Hacemos unos hoyos, más bien él hace los hoyos y yo levanto cesped, si eso es que hacer hoyos. Finalmente le doy unas palmaditas en la espalda, me muerdo la... dejémoslo ya tío, me trago la... Le pregunto si sabe montar a caballo ( por su aspecto parece saber montar yeguas –perdón por la ordinariez y el machismos, pero algunos nuevos ricos somos así) No sé porqué se me ha ocurrido hacerle esa pregunta, los nervios, seguro que son los nervios. Me contesta que es un excelente jinete, profesor de tenis... para, para, para el carro. Antes de que pueda arrepentirme le le contrato. Ahora tendré que comprar caballos, hacer unas cuadras...-¿o ya tiene cuadra mon chateau?-. No he tenido tiempo de verlo todo, ni siquiera de preguntar. Seguro que tengo que hacer pista de tenis, eso seguro porque no la he visto y nada hay más a la vista.

Propina, me despido. Pienso que necesitaré bellas doncellas para que me acompañen, vean mis cuadras – antes de ser rico podría haberlas invitado a ver “mi cuadra”, pero no hubieran acudido- y jueguen al tenis mientras yo juego a ver sus bonitas piernas. ¡Ya estamos, vale tío, estás más salido que los ojos de un mirón!.

Ya en mi limusina –o es limousina- pienso que la vida del millonario es dura, vaya si es dura.

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