EN EPISODIOS ANTERIORES Ya ni me acuerdo de lo que pasó en episodios anteriores, la vida de un millonario es tan ajetreada que no llegas a saber ni en el día en que vives... ni falta que te hace porque para eso está tu secretario, mejor tu secretaria, y sino se lo puedes preguntar a tu "mayormono"... mejor "mayormona"... no, sería imperdonable... a la aristocracia inglesa le daría algo. Bueno, que el que quiera saber cómo me va la vida que me lea...
NO ES FÁCIL LA VIDA DEL MILLONARIO
EPISODIO IV... SI NO RECUERDO MAL
Segundo
día -¿o es el tercero?- y ya tengo que entrevistarme con los perros guardianes
de mi tesorooo. Me aconsejan unas inversiones seguras por aquí, una empresa en
quiebra por allá. Como quien no quiere la cosa les dejo caer que me gustaría
producir una película. ¡Me apasiona el cine –Van Damme y Cia- pero no se lo
digo. Hablan de una productora que busca una inyección de metálico. Les digo
que sí, pero con la condición de poner yo a la estrella femenina por supuesto
–y les pido me pongan en contacto conuna empresa de casting. Esto está hecho
jefe. Bueno, en realidad es algo así como “Claro, señor, inmediatamente,
señor”.
Quedo
citado para el día siguiente. Aprovecho para comer en las modernas y privadas
instalaciones de golf de las que soy socio gracias a mi eficiente mayormono.
Voy en mi limusina, por supuesto. Al volante -¿chófera?- no chofer. ¡Les
pillé!. Me recibe el maitre con mucha cirimonia –es la hora de comer-. ¿Una
mesa para el señor?. Buena propina. ¿Desea otra mesa con mejores vistas el
señor?
Leo
el menú detenidamente y encargo algo sustancioso. Estoy ya harto de nouvelle
cousine -¿se dice así?-. Me miran con discreción desde una mesa cercana. Al
postre se presenta un señor muy elegante en su ropa de sport, a medida, creo
que de alta costura o tal vez no, debo preguntarle a mi asesor de imagen... Y
se presenta como...-¿permiten obvie identidad?-, sí hombre, empresas....
Encantado. Es un placer conocerle, me han hablado mucho de usted, tengo algunas
inversiones que sugerirle. ¿Le molestaría tomar el postre con nosotros?
Nosotros
son su santa esposa, modelo..bah, que importa, escote traviesillo y faldita
corta, no muy corta, discreta comme il faut, y su hija menor, mozuela casadera,
faldita corta, muy corta que deja ver unas deliciosas piernas largas, muy
largas; escote para mirones y carita de angel moderno –ustedes me entienden.
Ambas damos muy, pero que muy morenas, estoy a punto de preguntar: ¿rayos UVA?,
pero me muerdo la lengua.
Postre,
champagnee -¿Dom Perignon?, no, les pillé otra vez, pero sin duda de gran
marca, tomo nota- y agradable conversación, muy agradable... La santa esposa no
está por mis huesos -¿dónde estan mis huesos?, quiero mis huesos- pero se nota
que está por otro esqueleto (miraditas a un joven adonis, camarero por más
señas). La hija sí esta por mis....¿?.... lo que sea, tal vez porque su papá la
ha aleccionado. Nouveau riche, soltero, pasta larga. Mis empresas necesitan
metálico, mi adorable pimpollito.
Me
ha dejado mirar su canalillo sin molestarse, me ha dejado mirar sus muslos, sin
molestarse, me ha dejado piropearla, sin molestarse. Mu sospechoso tanto
permiso. El papá me habla de su emporio, va muy bien (me temo que no tanto) quiere que hablemos de
ello...otro día, más tranquilos... Me invité a comer, en su club privado, me
resisto y le invito ya. Tendré que consultar a mi asesor de imagen.
Como
quien no quiere la cosa deja caer que a lo mejor su mozuela se deja caer por
allí, tiene que probarse unos modelitos por allí cerca, usted ya sabe. ¿Me
molestaría?. No, no y mil veces no. Bueno, tal vez sea una negativa muy rotunda,
me muerdo la lengua. ¿Me dejará ver su canalillo, sus muslos bien torneados
aunque un poco de pollo para mi gusto, me gustan más hechos... usted ya sabe-
me dejará piropearla?. Digo mordiéndome la lengua hasta notar el sabor de la
sangre.
Me
invita a unos hoyos pero de pronto recuerda que tiene una cita que no puede suspender. Negocios,
usted ya sabe. Se levantan, se despiden efusivamente la mozuela me besa en
entreambas mejillas acercando su canalillo a mis narices. Huele a rosas, mon
Dieu, cómo sabrá.
Al
poco de irse viene un camarero y me pregunta sin no me importaría invitar a mís
amigos con tanto ajetreo se han olvidarlo de pasar la tarjeta. No son mis
amigos, me muerdo la lengua y saco mi cartera de piel –marca, bah...- dudo
entre varias tarjetas –oro, platino, iridio- hasta que el apresurado camarero
me señala una. Se lo entrego, la paso, me la devuelve, le doy propina. El señor
podría descansar a la sombra hace mucho calor para jugar unos hoyos. ¿quiere
que más tarde le mande un caddie -¿se dice así?, o son los de los caballos?.-
Vale tio. Me muerdo la lengua. Bien, digo en un susurro que el otro entiende
muy bien.
Tarde
apacible, me monto en un carrito que bien podría ser el de la compra si los
ricos compráramos. Me enseña lo esencial, prueba el primero, pruebo yo después,
fallo... así podríamos estar un tiempo precioso que a nadie le sobra. Hacemos
unos hoyos, más bien él hace los hoyos y yo levanto cesped, si eso es que hacer
hoyos. Finalmente le doy unas palmaditas en la espalda, me muerdo la...
dejémoslo ya tío, me trago la... Le pregunto si sabe montar a caballo ( por su
aspecto parece saber montar yeguas –perdón por la ordinariez y el machismos,
pero algunos nuevos ricos somos así) No sé porqué se me ha ocurrido hacerle esa
pregunta, los nervios, seguro que son los nervios. Me contesta que es un
excelente jinete, profesor de tenis... para, para, para el carro. Antes de que
pueda arrepentirme le le contrato. Ahora tendré que comprar caballos, hacer
unas cuadras...-¿o ya tiene cuadra mon chateau?-. No he tenido tiempo de verlo
todo, ni siquiera de preguntar. Seguro que tengo que hacer pista de tenis, eso
seguro porque no la he visto y nada hay más a la vista.
Propina,
me despido. Pienso que necesitaré bellas doncellas para que me acompañen, vean
mis cuadras – antes de ser rico podría haberlas invitado a ver “mi cuadra”,
pero no hubieran acudido- y jueguen al tenis mientras yo juego a ver sus
bonitas piernas. ¡Ya estamos, vale tío, estás más salido que los ojos de un
mirón!.
Ya
en mi limusina –o es limousina- pienso que la vida del millonario es dura, vaya
si es dura.
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