BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DEL SR. ALADRO,
ABOGADRO, POR EL NARRADOR
SEGUNDA PARTE DEL PRIMER CAPÍTULO, CREO QUE
QUINTO PÁRRAFO
Muchos nos conformamos con poco. En mi
caso, soy el narrador, llegué a funcionario judicial y allí me detuve hasta que
me dieron la patada y colocaron en mi lugar a un robot, puede que fuera
Gestoreitor. Esta es una confidencia que no pensaba hacerles nunca, o bueno…
tal vez más adelante, no aquí y ahora. Ya saben lo que ocurre, a los narradores
se nos suelta la sin hueso y no dejamos títere con cabeza, incluidos nosotros.
Pues sí, yo fui un funcionario como ustedes, hasta que ocurrió lo que ocurrió y
ahora me veo de guionista en una playa de Hawai, concretamente la de Perdidos,
ya saben. Puede que piensen que me va muy bien. Pero echo de menos mi
silloncito oficial y estoy pensando en hacer la revolución, desterrar a los
robots al almacén de hibernación y hacer que todos mis compañeros humanos
regresen.
Pero esa es otra historia. Aquí les estaba
contando la biografía del Sr. Aladro, abogadro. Como les decía unos nos
conformamos con poco o nada, pero hay otros que nunca se conformarían, ni con
todo. Ese y no otro era Aladro. Cuando vio que se le bloqueaba el ascenso, por
carecer de una mísera licenciatura en derecho, decidió ponerse a estudiar con
los ahorritos de su sueldo de funcionario. Entonces era joven y no tenía muchos
ahorritos pero le dieron para ir a la universidad. Es cierto que tuvo que
trabajar de camarero por las noches, para ayudarse una “miaja” pero esa leyenda
urbana de que no dormía ni comía, solo estudiaba y trabajaba, no parece ser
cierta, de otro modo ahora estaríamos narrando la historia de un cadáver. Se
dice que no cató el sexo ni tuvo novia, eso sí debe ser cierto, porque de otra
manera no habría sacado la carrera en solo tres añitos, con un llamativo “cum
laude” entre las cejas y la felicitación de todo el claustro (excepto la de
Doña Romualda, la profesora de derecho romano, quien al ver rechazado el beso
que intentaba propinarle en los morros a nuestro Aladro, decidió no felicitarle
y santas pascuas) y les decía que eso sí debe ser cierto –por si se han perdido
en este parrafito- porque el sexo y las novias son lo peor de lo peor para un
estudiante, no pega golpe, al menos donde debiera, y termina sacando la carrera,
si es que la saca, allá a los setenta u ochenta añitos, siendo un abuelito con
cachavita.
Esto le permitió optar, por promoción
interna, al cargo de Secretario, y no lo desaprovechó. Pero esa es una historia
para contar con más calma.
NOTA DEL SR. ALADRO
Todo lo que está contando de mí es falso y
calumnioso. Estoy preparando una querella contra el narrador que le van a
temblar los “pinreles”. ¿Qué yo fui
virgen en la universidad? No se lo cree ni él. Bueno, eso de camarero se lo
admito, no todos nacimos de familias pudientes. Y en cuanto a la pobre Romualda
debería darle vergüenza hablar así de la que hoy es una pobre ancianita,
retirada en el campo y cultivando geranios. En cuanto a lo demás tengo que
estudiarlo a fondo. Parece como si lo que dice de mí me beneficiara, me diera
buena imagen, pero no sé, no sé, creo que aquí hay gato encerrado. Ya veremos.
ENSAYO HISTÓRICO-EVOLUTIVO SOBRE LA
COMISIÓN JUDICIAL… POR EL SR. ALADRO, ABOGADRO
SEGUNDA
PARTE
Las comisiones judiciales están formadas
por una pareja. Uno podría pensar que no existe obstáculo para que fueran tríos
o cuartetos o quintetos, etc. Una comisión suena a más de dos personas o de
tres, parece aludir a un montón de personas. ¿Cuál es la razón de que sean
precisamente dos?
Existen tantas razones prácticas como de
presupuesto. Cuantas menos personas menos sueldos. Eso es evidente. En cuanto a
las razones prácticas… Dos hacen inviable que uno haga de su capa un sayo. Se
controlan mutuamente, dentro de sus competencias, y la fe pública queda a
salvo. Si uno dice: vas a poner que esto ha sucedido así, aunque no sea cierto.
El otro puede decir: Me niego, soy honrado y doy fe de que en realidad ha
ocurrido de esta otra manera. ¿Conocen algún caso de dos dictadores que hayan
gobernado un país de mutuo acuerdo? Yo no. Los dictadores son únicos e
irrepetibles. Las parejas son más democráticas, aunque multiplican por dos los
problemas.
Dos pueden llegar a ponerse de acuerdo (ni
“pa” ti, ni “pa” mí; la perra chica “pa” ti) pero lo más fácil es que estén en
desacuerdo. En el caso de la justicia todos sabemos que las conciliaciones y
acuerdos son tan raros como un pingüino en el trópico. Esto garantiza, dentro
de los límites de la naturaleza humana, la veracidad de lo que ocurra durante
el desarrollo de una diligencia judicial.
¿Por qué no tres? Aún sería más complicado
que se pusieran de acuerdo. “¿Ni “pa” ti, ni “pa” mi? Pues entonces me lo quedo
yo”. Dejaos de perras chicas y a ver quién invita a un café.
¿Y por qué no un cuarteto, un quinteto, un
sexteto…? Sería imposible llegar a un acuerdo, ni con fondo musical y siguiendo
una partitura.
¿Se han parado a pensar alguna vez la razón
por la que las parejas de la guardia civil son parejas y no tríos o cuartetos?
¿Por qué los policías van de dos en dos? ¿Han visto en las películas como los
detectives americanos siempre van en pareja? Es más seguro y desde luego más
complicado el abuso de autoridad. Parece que dos es un número mágico. La magia
de la vida: el día y la noche; la luz y la oscuridad; la vigilia y el sueño; la
tristeza y la alegría… ¿Se han fijado también en el gran número de parejas humorísticas
que han pasado a la historia? Tip y Coll; Martes y Trece, Gomaespuma, Cruz y
Raya, El Gordo y el Flaco, etc. ¿Le viene a la cabeza algún trío o cuarteto o
quinteto humorístico? Bueno, dejando aparte a los hermanos Marx, claro, un caso
realmente excepcional.
Una comisión judicial está formada por un
Juez y un Secretario o un Agente Judicial y un Oficial, o si lo prefieren un
Alguacil y un Escribano o un Aux-Ejecuteitor y un Gestoreitor. Así ha sido a lo
largo de toda la historia y así continuará para siempre… salvo que la Nueva
Oficina Judicial acabe con ello, lo mismo que el divorcio termina con un
matrimonio que se pensaba era para siempre. De hecho la NOJ acabó con las
comisiones judiciales, pero solo por un tiempo, luego hubo que volver a ellas.
Pero esa es una historia que no viene a cuento, al menos de momento.
Las rupturas siempre-siempre son dolorosas.
Que la Comisión Judicial termine sus días tirándose los trastos a la cabeza,
por muy duro que sea, que lo es, es también ley de vida, lo mismo que el
divorcio sigue al matrimonio, la noche al día y la muerte a la vida. Pero no
sean nostálgicos. Todo será para mejor… hasta que sea para peor y haya que
volverse atrás. La historia es un baile, un pasito “palante” y otro “patrás”.
Las…
Basta, basta por hoy. Este Aladro me
levanta dolor de cabeza. Iré por una aspirina (sigue siendo el mejor de los
remedios en el año 3001).
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