martes, 22 de enero de 2019

DICCIONARIO ZOOANTROPOLÓGICO V



AVESTRUZ TONTORRONA/AVESTRUS TONTORRONIS

ESPECIE/TONTORRONIS
SUBESPECIE/AVESTRUS
NOMBRE COMÚN/AVESTRUZ





PERFIL/Especie de largas patas, cabeza pequeña con duro pico capaz de abrir las cabezas màs duras ,de alcanzar altas velocidades pero no obstante es incapaz de enfrentarse al agresor màs indefenso e incluso de huir a toda velocidad cuando es necesario .Es tontorrona hasta decir basta.A veces descarga con el animal màs cariñoso y generoso que se encuentra,creyèndole un peligroso agresor.Siempre en el lugar y momento equivocado.



MORFOLOGÍA: Piernas largas, torneadas, atléticas, con la fuerza de la coz de un elefante, si el elefante diera coces. Minifalda plumífera, tanto en machos como en hembras. Cuello largo, fuerte, perfecto periscopio si quisiera utilizarlo como tal. Cabeza pequeña donde no cabe un gran cerebro, pero sí podría tener un cerebro pequeño pero inteligente, sutil, discriminador, práctico, con las capas necesarias y ni una más, nada de restos de cerebros de reptil u otros tan inútiles como deformadores de la personalidad. Podría ser hermos@ si quisiera, pero no quiere. Prefiere andar como si pisara huevos, deformada, exhibiendo su peor estética.

ENTORNO: Prefiere siempre la llanura, la más llana posible, fiándolo todo a carrera olímpica. Podría adaptarse a la montaña y trepar por las laderas en mejores condiciones que el resto de especies. Se le podría decir aquello de "échale un galgo". Sería imbatible en alta montaña y todos los depredadores sacarían la lengua y se dejarían resbalar por las laderas. No se sabe si permanece en la llanura porque es allí donde está el alimento o porque es tonta. Dada su personalidad cobarde o medrosilla, según sus partidarios, seguidores o fans. Teniendo en cuenta que en una llanura despejada, sin árboles, sin arbustos, sin hierba, sin otra cosa que polvo no puede pasar desapercibida, la conclusión que llegan los etólogos es que la avestruz es tonta y no hay que buscarle más patas al gato que las que tiene, en este caso dos.

LA LEYENDA URBANA DEL AVESTRÚZ QUE NUNCA VIVE EN URBES, NI SIQUIERA EN CAUTIVIDAD

Dice la leyenda que cuando al avestruz no quiere ver el peligro, esconde su cabeza bajo el ala o bien hace un agujero en la tierra con el pico y allí esconde la cabeza. Dice la leyenda que es tan tontorrona que cree que puede esconder su cuerpo de pivot de baloncesto superdesarrollado si esconde su cabecita. Que se deja cortar el cuello por sus depredadores, a pesar de que puesta en pie y mirando cara a cara no podrían llegar a su cuello de cisne ni con escaleras. La leyenda dice muchas cosas, todas o casi todas inciertas, porque puede ganar los cien metros lisos a casi todo el mundo y en caso de necesidad podría patear a cualquier dientes largos con una formidable coz. Al parecer fue la estupidez de un tal Plinio, historiador humano que nada sabía de animales y menos de avestruces, la causa generadora de la leyenda. Es cierto que el avestruz es muy alta y cuando baja la cabecita hasta el suelo para comer piedrecitas que ayuden a su digestión, puede dar la impresión de que esconde la cabeza, y cuando mueve los huevos donde están sus polluelos, para evitarles un sobrecalentamiento global, puede dar la impresión de que no quiere ver lo que hay a su alrededor. Pero todo esto es falso y si Plinio hubiera sido mejor observador animal que humano no habría dicho las estupideces que dijo.

LA VERDADERA HISTORIA DE LA AVESTRUZ TONTORRONA

No ha sido hasta tiempos modernos, que con la evolución darwiniana, se creó una especie nueva denominada "tontorronis" por los biólogos y etólogos. Dentro de esta especie globalizada caben todo tipo de subespecies atontadas por la vida en las grandes urbes, que con el tiempo han ido perdiendo su capacidad para sobrevivir, su astucia e inteligencia. En este caso la avestrus tontorronis es uno de los ejemplos más preclaros de hasta dónde puede llegar una especie que ha perdido el instinto de supervivencia, que ha ido reduciendo su cabeza hasta comprimir el cerebro en un espacio minimalista.

Esta especie que habita en suburbios y solo se acerca por el centro cuando llegan las rebajas, es el paradigma universal de la huida de la realidad. Sus machos se dejan atrapar por los capitalistas que los encierran en corrales donde les hacen trabajar de sol a sol y de ocaso a alborada, por toda comida les dan piedrecitas, y son despedidos mediante ERES subrepticias o arrojados directamente al paro. En lugar de correr tras estos depredadores de tres al cuarto y picotearles el culo con denuedo, buscan cualquier lugar, lejos del asfalto, tierra reseca y estéril, esperan a que llueva y cuando se forma barro esconden la cabeza bajo tierra, a la espera de que llegue el capitalista de turno y les corte el cuello con su motosierra multiusos. Dada su envergadura, sus dotes atléticas, su capacidad para enfrentarse a cualquier depredador, están capacitadas para acabar con el capitalismo en dos días y medio, pero en lugar de hacerlo con dos coces prefieren esconder la cabeza bajo el barro y además de uno en uno, con lo que son liquidados por las multinacionales capitalistas que dejan tras de sí cadáver y más cadáveres, en un genocidio familiar sin precedentes. Se van a otros lugares del globo terráqueo, sin resbalar nunca porque llevan botas de clavos, y allí establecen sus nuevos corrales, buscando especies tontorronas que trabajen las veinticuatro horas y solo se alimenten de piedrecillas.

La hembra de esta especie tiene un serio problema a la hora de deambular por las urbes, dado que su plumaje natural, hace pensar a algunos depredadores sexuales que viste minifalda porque quiere provocar. De ahí que hayan surgido manadas de pequeños depredadores, casi ratoniles, con una envergadura tan diminuta que podría ser pisoteada por la avestrus, quienes atacan a los ejemplares solitarios que intentan vivir su vida como los demás. Incluso a pesar de su soledad las manadas ratoniles no se fían ni un pelo y procuran drogarlas con cualquier truco al alcance de sus cerebros de ratón. Necesitan que la avestrus esté drogada, incapacitada, para atreverse con ella, y eso que van en manada. Su cobardía y envergadura ratonil es tal que no se atreven con la avestrus despierta y menos de uno en uno, e incluso tienen que justificarse luego proclamando a voz en grito que ella les provocó con su minifalda de plumas. Tiempo llegará en que las avestrus solitarias se unirán y cocearán a las manadas ratoniles hasta hacerlas correr más que un avestrus atléticus. Tiempo llegará en que la avestrus proletarius no esconderá su cabeza en el barro y se enfrentará a los depredators internacionales corriendo tras ellos y picoteando sus orondos traseros hasta decir basta.

La avestrus tontorronis tiene los días contados, o bien evoluciona y rápido y se convierte en la avestrus inteligentísimus o será depredada en un entorno hostil, como es el urbanita. Dada su envergadura sólo necesita dejar de esconder la cabeza en el barro, alzar su cuello como un periscopio, observar a sus depredadores -si son ratoniles, bajando un poco la cabeza- y enfrentarse a ellos con formidables coces. A veces no les quedará otro remedio que salir corriendo, porque la vida es así, el que no corre vuela, pero correrá con razón y cuando el otro tenga la lengua fuera se volverá y correrá tras él con el pico en ristre.

Dicen los etólogos que esta especie está preparada para adueñarse del planeta en unos años, basta con que deje de esconder la cabeza, bajo el barro o bajo el ala, con que observe su entorno con ojos astutos, con que se una contra los depredadores y proteja a sus hembras que a su vez se protejan en grupos convenientemente preparados en gimnasios donde aprenderán las artes de la defensa personal, para que de aquí a unos pocos años serán los depredadores los que escondan sus cabecitas ratoniles bajo el barro y sean bombardeados con piedrecitas que la entonces avestrus intelligentísima dejará caer sobre sus cabecitas de chorlito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario