miércoles, 23 de marzo de 2022

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XVIII

 


-Muchas gracias, Artemoisa. Ha sido una exposición larga, pero muy instructiva. Y ahora damos paso a nuestra intrépida reportera  Alirina, porque ya están llegando al bosque de los kooris y en cuanto lleguen no tendremos respiro porque estos monitos armarán un gran alboroto en cuanto los descubran. Creo que tenéis previsto almorzar en un claro para así atraer a estos simpáticos amiguitos. ¿No es así?

-Intrépida reportera el holograma de tu madre, Arminido. Que es que no espabilas. Aquí te quería yo ver, siendo objeto de las bromas pesadas de estos simpáticos amiguitos. Que la idea de almorzar aquí fue tuya y nos la impusiste. Que no sé cómo te aguantan nuestros anfitriones. Paciencia que tienen los pobres. ¿No es así, querida Elielina?

-No sabría decirte, simpática Alirina. Este día está siendo especialmente entretenido. Nunca imaginé que uno se pudiera divertir tanto sin el casco virtual, sin el sexo virtual y sin viajar por el Omostron, nuestro Internet holovisivo. Creo que de ahora en adelante saldré más al mundo real, como decís vosotros, y también veré vuestro canal, que antes apenas veía. Sé que eso os puede ofender, pero las cosas son así. Cuando nos propusisteis este programa tuve que informarme de quiénes erais. Creo que os merecéis sinceridad después de este maravilloso día que nos estáis proporcionando.

-Sinceridad por sinceridad. Vuestro adorable esposo no parece estar disfrutando tanto como tú. ¿No es así, Oloviris?

-Si tan adorable te parece, te lo regalo. Jajá.

-Ella siempre tan divertida y dicharachera. Bueno, ahora que puedo hablar diré que para mí está siendo toda una experiencia, aunque confieso que no salgo de un susto para caer en otro. Me dan miedo los animales y me da miedo un entorno que no puedo controlar. En cuanto a dejar nuestro mundo mental y virtual por esta realidad, debo decirte, adorable Alirina, que hubiera preferido encontrarte en Omostron que aquí.

-Olvídese de ello, Oloviris, no pienso convertirme en una durmiente a tiempo completo.  Y ahora, mientras ven las imágenes de nuestro aterrizaje en el claro Rosindra nos explicará los planes para las próximas horas.

-Pues son unos planes muy sencillos, Alirina. A través del monolito de nuestro transporte recibiremos a un robot doméstico que instalará una mesa de camping, sillas ergonómicas y una red electrificada que dará pequeñas sacudidas a los kooris que pretendan penetrarla. De esta forma podremos jugar con los kooris cuando nos apetezca y comer tranquilamente cuando se vuelvan pesados. Cada uno pedirá el menú que quiera y hablaremos de nuestras cosas.

-Buen plan, Rosindra. En cuanto empecemos a comer puedes ir a publicidad, Arminido, que a nuestros espectadores no les va a divertir vernos comer como hace todo el mundo. Y ahora, mientras los holovidentes ven las interesantes imágenes de la instalación del merendero y de los primeros kooris que se están acercando, te devuelvo la conexión para que comentéis lo que os plazca.

-Muchas gracias, Alirina. Para los holovidentes que hayan decidido apagar la imagen y quedarse con el sonido, como hacían nuestros ancestros cuando solo podían disfrutar de ondas sonoras a través de un aparato que al parecer llamaban radio, no sé por qué, les describiré someramente lo que está ocurriendo.

“Habrán visto el suave aterrizaje de nuestro vehículo en el hermoso claro de este bosque que se extiende casi hasta el infinito. Si han apagado la imagen, les diré que un robot doméstico MX ha sido teletransportado hasta el interior del vehículo y ha esperado que fuera apareciendo el mobiliario desplegable. Lo ha trasladado hasta el exterior sin ninguna prisa, lo ha desplegado y colocado con mimo y luego, tras instalar un enorme parasol para proteger a nuestra expedición del sol, ha extendido una red electrificada sobre el techo del vehículo y en un círculo de varios metros. Aún no ha electrificado la red para permitir que los primeros koories se puedan acercar a nuestros invitados y jugar con ellos. De hecho estamos viendo a un diminuto koori, seguramente una cría de la última camada, por eso es tan pequeño, que ha levantado la red y se ha colado por debajo. Sin pensarlo un instante ha trepado por el cuerpo de Alirina ha intentado quitarle su casco donde están situadas varias cámaras y su cabecita ha aparecido en una de ellas. Habrán visto –los que no han apagado la imagen- que sus ojos son enormes y tan expresivos que da risa. Se ha tocado con un dedito su bigotito de cerdas muy sensibles, como pensando, y visto que no podía arrebatarle el casco se ha colado por el escote de Alirina. ¡Simpático koori! No, no se preocupen por la bronca que me voy a llevar, porque nuestra intrépida reportera ha cortado totalmente el sonido, de ida y de vuelta, por lo que no puede oírnos. Como cariñosa amante de los animales que es, ha tomado con delicadeza al koori con sus manos y le ha dado un besito. Seguro que le gustaría adoptarle, pero si lo hace tendrá que hacerlo también con toda su familia, como nos han explicado antes.

“Observen la gran inteligencia y astucia de este animalito que se ha hecho el dormido. Alirina se ha sentado con él en brazos, acunándole como un bebé. En cuanto nuestra intrépida reportera se ha descuidado un segundo ya lo tenemos otra vez en su escote. Ha buscado una postura cómoda entre sus senos y se ha quedado dormidito como un ángel. Puede que no lo esté, lo sabremos si hace alguna de las suyas. El resto de intrépidos aventureros se ha ido sentando alrededor de la mesa conforme nuestro simpático robot-mayordomo ha situado las sillas. Ha servido unos vasos con refresco de frutas que los sedentes se han apresurado a apurar. Debe hacer mucho calor en ese claro, a pesar de que el gigantesco parasol no deja pasar ni un rayo de sol. Tampoco parece que sople la menor brisa agradable. Una vez que todos han saciado su sed parece que se acaba de iniciar una jugosa conversación que van a escuchar en directo porque acabo de hacer un gesto a control para que restablezcan el sonido de llegada, no así el de ida, porque no queremos que Alirina sepa que les estamos escuchando. ¡Qué pillines somos! Escuchemos su conversación a hurtadillas.

-Bueno, ahora que no nos escuchan, podemos hablar como buenos amigos que celebran una merienda campestre. ¿Lo está pasando bien, Elielina?

-Muy bien. Es algo novedoso. Reconozco que la vida que ustedes llaman real tiene también sus encantos.

-¿Tantos como para renunciar al casco virtual y probar nuestra forma de vivir?

-Eso no, Alirina. El mundo real tiene algunas cosas interesantes que viene bien probar de vez en cuando, pero el encanto del mundo virtual es incomparable. No se puede comparar.

-Esta noche la vamos a seguir con un avatar para conocer cómo es ese mundo. ¿Pero ahora puede adelantarnos algo? Aparte del sexo promiscuo y sin restricciones ¿qué otros alicientes tiene ese mundo para quienes aún no lo hemos probado?

-Solo con el sexo ya sería suficiente, pero es que además uno puede viajar a donde quiera, a la playa de una isla desierta, por ejemplo, tomar el sol, bañarse y si te sientes sola puedes contactar con alguno de tus amigos o amigas que vendrán a hacerte compañía, a charlar, a pasar el día contigo. Los que gustan de practicar deportes pueden hacerlo en el sitio que elijan. Puedes ir a un hotel de lujo para celebrar un cumpleaños o sin motivo alguno, con tu grupo de amigos y disfrutar de un spa de lujo. No hay nada que sea imposible, jugar en un casino y ganar o perder, según prefieras. Incluso hacer un viaje espacial a cualquier planeta habitado y deshabitado y correr todo tipo de aventuras. Hay quienes prefieren el riesgo, otros la placidez de no hacer nada. Te pueden crear una película a tu medida, siguiendo tus instrucciones, y vivirla como si fuera absolutamente real. Puedes hacerlo de día o de noche, despierta o dormida. Sí, porque está permitido elegir sueños o pesadillas. Una de las cosas que elegiré esta noche seré tener a esta simpático koori entre mis pechos.

-Si quieres puedo pasártelo.

-¡Oh, no! En la vida real te pueden pasar las cosas más inesperadas y nadie controla eso.

-Bien, qué me dice usted, Oloviris. ¿Lo está pasando bien? Perdone que se lo diga, pero no ha abierto la boca, parece muy aburrido.

-No, en absoluto, Alierina. Como ha dicho mi esposa, esto tiene su encanto, especialmente si está usted, y me disculpo por la sinceridad. No estoy acostumbrado a relacionarme. Imagino que ustedes, los que viven de continuo en el mundo real deben mentir más que hablan.

-¡No lo sabe usted bien, Aloviris! Jajá. ¿Y usted, Rosindra, también prefiere el mundo virtual cuando no está trabajando?

-Sí confieso que me lo paso bien, aunque prefiero este mundo mientras pueda simultanear los dos.

-Perdone la intromisión en su intimidad, ahora que no nos oyen, ¿puedo preguntarle si está soltera, si tiene familia, si se relaciona con otras personas en el mundo físico, si visita a sus padres o demás familiares, si piensa tener niños?

“Disculpen los oyentes y holovidentes, pero esta conversación puede convertirse en cualquier momento en un cotilleo sin sentido, de hecho ya está ocurriendo. Vamos pues a aprovechar para endilgarles nuestra ración de publicidad y enseguida volvemos. Ni se les ocurra cambiar a otro canal del bueno de “H” por mucho que se haya publicitado. Volvemos enseguida.

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