-Muchas gracias, Artemoisa. Ha sido una exposición larga,
pero muy instructiva. Y ahora damos paso a nuestra intrépida reportera Alirina, porque ya están llegando al bosque
de los kooris y en cuanto lleguen no tendremos respiro porque estos monitos
armarán un gran alboroto en cuanto los descubran. Creo que tenéis previsto
almorzar en un claro para así atraer a estos simpáticos amiguitos. ¿No es así?
-Intrépida reportera el holograma de tu madre, Arminido. Que
es que no espabilas. Aquí te quería yo ver, siendo objeto de las bromas pesadas
de estos simpáticos amiguitos. Que la idea de almorzar aquí fue tuya y nos la
impusiste. Que no sé cómo te aguantan nuestros anfitriones. Paciencia que
tienen los pobres. ¿No es así, querida Elielina?
-No sabría decirte, simpática Alirina. Este día está siendo
especialmente entretenido. Nunca imaginé que uno se pudiera divertir tanto sin
el casco virtual, sin el sexo virtual y sin viajar por el Omostron, nuestro
Internet holovisivo. Creo que de ahora en adelante saldré más al mundo real,
como decís vosotros, y también veré vuestro canal, que antes apenas veía. Sé
que eso os puede ofender, pero las cosas son así. Cuando nos propusisteis este
programa tuve que informarme de quiénes erais. Creo que os merecéis sinceridad
después de este maravilloso día que nos estáis proporcionando.
-Sinceridad por sinceridad. Vuestro adorable esposo no parece
estar disfrutando tanto como tú. ¿No es así, Oloviris?
-Si tan adorable te parece, te lo regalo. Jajá.
-Ella siempre tan divertida y dicharachera. Bueno, ahora que
puedo hablar diré que para mí está siendo toda una experiencia, aunque confieso
que no salgo de un susto para caer en otro. Me dan miedo los animales y me da
miedo un entorno que no puedo controlar. En cuanto a dejar nuestro mundo mental
y virtual por esta realidad, debo decirte, adorable Alirina, que hubiera
preferido encontrarte en Omostron que aquí.
-Olvídese de ello, Oloviris, no pienso convertirme en una durmiente
a tiempo completo. Y ahora, mientras ven
las imágenes de nuestro aterrizaje en el claro Rosindra nos explicará los
planes para las próximas horas.
-Pues son unos planes muy sencillos, Alirina. A través del
monolito de nuestro transporte recibiremos a un robot doméstico que instalará
una mesa de camping, sillas ergonómicas y una red electrificada que dará
pequeñas sacudidas a los kooris que pretendan penetrarla. De esta forma
podremos jugar con los kooris cuando nos apetezca y comer tranquilamente cuando
se vuelvan pesados. Cada uno pedirá el menú que quiera y hablaremos de nuestras
cosas.
-Buen plan, Rosindra. En cuanto empecemos a comer puedes ir a
publicidad, Arminido, que a nuestros espectadores no les va a divertir vernos
comer como hace todo el mundo. Y ahora, mientras los holovidentes ven las
interesantes imágenes de la instalación del merendero y de los primeros kooris
que se están acercando, te devuelvo la conexión para que comentéis lo que os
plazca.
-Muchas gracias, Alirina. Para los holovidentes que hayan
decidido apagar la imagen y quedarse con el sonido, como hacían nuestros
ancestros cuando solo podían disfrutar de ondas sonoras a través de un aparato
que al parecer llamaban radio, no sé por qué, les describiré someramente lo que
está ocurriendo.
“Habrán visto el suave aterrizaje de nuestro vehículo en el
hermoso claro de este bosque que se extiende casi hasta el infinito. Si han
apagado la imagen, les diré que un robot doméstico MX ha sido teletransportado
hasta el interior del vehículo y ha esperado que fuera apareciendo el
mobiliario desplegable. Lo ha trasladado hasta el exterior sin ninguna prisa,
lo ha desplegado y colocado con mimo y luego, tras instalar un enorme parasol para
proteger a nuestra expedición del sol, ha extendido una red electrificada sobre
el techo del vehículo y en un círculo de varios metros. Aún no ha electrificado
la red para permitir que los primeros koories se puedan acercar a nuestros
invitados y jugar con ellos. De hecho estamos viendo a un diminuto koori,
seguramente una cría de la última camada, por eso es tan pequeño, que ha
levantado la red y se ha colado por debajo. Sin pensarlo un instante ha trepado
por el cuerpo de Alirina ha intentado quitarle su casco donde están situadas
varias cámaras y su cabecita ha aparecido en una de ellas. Habrán visto –los
que no han apagado la imagen- que sus ojos son enormes y tan expresivos que da
risa. Se ha tocado con un dedito su bigotito de cerdas muy sensibles, como
pensando, y visto que no podía arrebatarle el casco se ha colado por el escote
de Alirina. ¡Simpático koori! No, no se preocupen por la bronca que me voy a
llevar, porque nuestra intrépida reportera ha cortado totalmente el sonido, de
ida y de vuelta, por lo que no puede oírnos. Como cariñosa amante de los
animales que es, ha tomado con delicadeza al koori con sus manos y le ha dado
un besito. Seguro que le gustaría adoptarle, pero si lo hace tendrá que hacerlo
también con toda su familia, como nos han explicado antes.
“Observen la gran inteligencia y astucia de este animalito
que se ha hecho el dormido. Alirina se ha sentado con él en brazos, acunándole
como un bebé. En cuanto nuestra intrépida reportera se ha descuidado un segundo
ya lo tenemos otra vez en su escote. Ha buscado una postura cómoda entre sus
senos y se ha quedado dormidito como un ángel. Puede que no lo esté, lo
sabremos si hace alguna de las suyas. El resto de intrépidos aventureros se ha
ido sentando alrededor de la mesa conforme nuestro simpático robot-mayordomo ha
situado las sillas. Ha servido unos vasos con refresco de frutas que los
sedentes se han apresurado a apurar. Debe hacer mucho calor en ese claro, a
pesar de que el gigantesco parasol no deja pasar ni un rayo de sol. Tampoco
parece que sople la menor brisa agradable. Una vez que todos han saciado su sed
parece que se acaba de iniciar una jugosa conversación que van a escuchar en
directo porque acabo de hacer un gesto a control para que restablezcan el
sonido de llegada, no así el de ida, porque no queremos que Alirina sepa que
les estamos escuchando. ¡Qué pillines somos! Escuchemos su conversación a
hurtadillas.
-Bueno, ahora que no nos escuchan, podemos hablar como buenos
amigos que celebran una merienda campestre. ¿Lo está pasando bien, Elielina?
-Muy bien. Es algo novedoso. Reconozco que la vida que
ustedes llaman real tiene también sus encantos.
-¿Tantos como para renunciar al casco virtual y probar
nuestra forma de vivir?
-Eso no, Alirina. El mundo real tiene algunas cosas
interesantes que viene bien probar de vez en cuando, pero el encanto del mundo
virtual es incomparable. No se puede comparar.
-Esta noche la vamos a seguir con un avatar para conocer cómo
es ese mundo. ¿Pero ahora puede adelantarnos algo? Aparte del sexo promiscuo y
sin restricciones ¿qué otros alicientes tiene ese mundo para quienes aún no lo
hemos probado?
-Solo con el sexo ya sería suficiente, pero es que además uno
puede viajar a donde quiera, a la playa de una isla desierta, por ejemplo,
tomar el sol, bañarse y si te sientes sola puedes contactar con alguno de tus
amigos o amigas que vendrán a hacerte compañía, a charlar, a pasar el día
contigo. Los que gustan de practicar deportes pueden hacerlo en el sitio que
elijan. Puedes ir a un hotel de lujo para celebrar un cumpleaños o sin motivo
alguno, con tu grupo de amigos y disfrutar de un spa de lujo. No hay nada que
sea imposible, jugar en un casino y ganar o perder, según prefieras. Incluso hacer
un viaje espacial a cualquier planeta habitado y deshabitado y correr todo tipo
de aventuras. Hay quienes prefieren el riesgo, otros la placidez de no hacer
nada. Te pueden crear una película a tu medida, siguiendo tus instrucciones, y
vivirla como si fuera absolutamente real. Puedes hacerlo de día o de noche,
despierta o dormida. Sí, porque está permitido elegir sueños o pesadillas. Una
de las cosas que elegiré esta noche seré tener a esta simpático koori entre mis
pechos.
-Si quieres puedo pasártelo.
-¡Oh, no! En la vida real te pueden pasar las cosas más
inesperadas y nadie controla eso.
-Bien, qué me dice usted, Oloviris. ¿Lo está pasando bien?
Perdone que se lo diga, pero no ha abierto la boca, parece muy aburrido.
-No, en absoluto, Alierina. Como ha dicho mi esposa, esto
tiene su encanto, especialmente si está usted, y me disculpo por la sinceridad.
No estoy acostumbrado a relacionarme. Imagino que ustedes, los que viven de
continuo en el mundo real deben mentir más que hablan.
-¡No lo sabe usted bien, Aloviris! Jajá. ¿Y usted, Rosindra,
también prefiere el mundo virtual cuando no está trabajando?
-Sí confieso que me lo paso bien, aunque prefiero este mundo
mientras pueda simultanear los dos.
-Perdone la intromisión en su intimidad, ahora que no nos
oyen, ¿puedo preguntarle si está soltera, si tiene familia, si se relaciona con
otras personas en el mundo físico, si visita a sus padres o demás familiares,
si piensa tener niños?
“Disculpen los oyentes y holovidentes, pero esta conversación
puede convertirse en cualquier momento en un cotilleo sin sentido, de hecho ya
está ocurriendo. Vamos pues a aprovechar para endilgarles nuestra ración de
publicidad y enseguida volvemos. Ni se les ocurra cambiar a otro canal del
bueno de “H” por mucho que se haya publicitado. Volvemos enseguida.
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