domingo, 8 de abril de 2012

RECEPCIÓN-NATALIA Y FAMILIA

Aceptaron la sugerencia de la doctora Sara, de viajar a Alcázar de San Juan y alojarse en el Hotel Convento de Santa Clara, Sonia y Andrés, prepararon sus maletas y el sábado por la mañana, a las ocho, se dispusieron a iniciar su viaje y a recorrer los150 kilómetros que distan desde Madrid, en poco más de una hora si el tráfico se lo permitía.

Natalia fue muy nerviosa todo el tiempo, pero a la vez, alegre y contenta. Era su primer viaje fuera de Madrid y presentía que iba a ser una aventura inolvidable. El viaje transcurrió sin incidentes. Pararon a mitad de camino en un área de servicios para estirar las piernas y tomar un café, y a las nueve y media llegaron al aparcamiento del hotel.
Cuando bajaron, Natalia quedó sorprendida al mirar la fachada principal y dijo:
-Mira papá, mira mamá, qué bonita es. Nos lo pasaremos muy bien aquí. Y más cuando vengan Juanito y sus padres. Él me prometió que jugaría conmigo.

-Claro, hija, todos pasaremos unas vacaciones estupendas. Me he documentado en un poco. Este es un hotel situado en un edificio histórico. El hotel Convento de Santa Clara ocupa un convento del siglo XVI reformado. De la primitiva construcción renacentista, tan sólo se conservan, la portada exterior y la estructura del patio interior. El resto, ha sido reconstruido para albergar el establecimiento hotelero. La portada, a la que accederemos mediante seis escalones, es de sillares de arenisca roja y está formada por un arco de medio punto rematado por un frontón triangular en cuya parte central se abre una hornacina. De gran sobriedad decorativa, lo más destacado es el juego geométrico de las esferas de influencia escurialense.

A los padres como a Natalia, les gustó mucho el frontal del edificio y después de contemplarlo durante unos minutos, se dirigieron al atrio al que se accede por una suave rampa y de ella a la entrada que conduce a la recepción. Entraron a una estancia no muy espaciosa que está decorada con cierta estrategia; una mezcla de enseres antiguos y modernos como si quisieran mostrar el paso del tiempo.

Una lámpara de pie, a cada lado de la entrada, de un estilo antiguo en cuyas pantallas hexagonales acristaladas, lucen tres velas en cada una situadas a diferente altura. En el centro, una mesa redonda; una estructura de hiero sobre la que se apoya un grueso cristal. A la derecha, una mesa con mantel y sobre ella unos adornos. Un macetón con una palmera y dos sillas con respaldo muy alto probablemente de estilo modernista. Al fondo, una puerta con dos hojas que seguramente da paso al patio interior. En el centro del techo, una gran lámpara de araña. Y a la izquierda, una silla como las descritas, un macetón con una planta de interior y el mostrador de recepción.

Se dirigieron al mostrador, y como si les estuviera esperando, un hombre salió a su encuentro.

Buenos días señores, soy el conserje, pero todos me llama Don Serge. ¿Desean alojarse?

-Sí. -Contestó Andrés. Tenemos habitación reservada. Somos la familia Fuentecilla Agüera. Mi nombre es Andrés, mi esposa Sonia y nuestra hija Natalia.

-Ah, sí. Ya recuerdo que hicieron la reserva por teléfono...

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