lunes, 6 de abril de 2020

MANIFIESTOS DE LA MENTE ENMASCARADA. COM IX



TERCER MANDAMIENTO/ Antes de seguir tu vocación política deberías imponerte voluntariamente un retiro en un monasterio o cueva y allí en la soledad y el silencio meditar en profundidad lo que te lleva a la política. Aparecerán los demonios para tentarte, como a San Antonio, el demonio que se hincha como un globo por la vanidad, la megalomanía, el narcisismo, el halago, salir todos los días en la tele y que todo el mundo te dé palmaditas en la espalda y te diga lo guapo que eres y lo bien que piensas y cómo salvarás al mundo de sus miserias. Serás tentado por el demonio del oro, de las cuentas corrientes infladas en paraísos fiscales, por el demonio de la corrupción que choriza de la caja común de todos los ciudadanos y luego no es consciente porque sabe que la justicia es lenta y necesita pruebas y todo el mundo es inocente hasta que se pruebe lo contrario –maravilloso principio democrático que hasta a los corruptos no deja de caérseles de la boca-y aún cuando acabes en chirona siempre podrás sembrar la duda y esperar que los amigos hagan algo por ti, lo que puedan, mientras les dejen.

Querido amigo, querido hermano en el Todo (un saludo de Milarepa del que me apropio encantado): Serás tentado por los demonios de los siete pecados capitales, algunos tan seductores que hasta quien esto te escribe podría caer en ellos, sobre todo en ese que llaman de la lujuria. Te confieso que nunca me meteré a político, no por no ser tentado por el demonio del oro, que no aprecio lo suficiente, sino para no ser tentado por el demonio de la lujuria. No podría resistir esa clase de tentaciones, lo asumo, que de pronto hermosas mujeres me dijeran lo guapo que soy –yo que soy feo y gordo- y se ofrecieran como amantes tiernas y cariñosas (¡uf! Ya estoy cayendo en la tentación solo de pensarlo) es algo que me hace sudar sangre seca. Caería en la tentación, estoy seguro. Pero no te preocupes, sé que esa no será tu peor tentación. Si te fijas hay muchos más escándalos por corrupción que por delectación erótica, que por obtener sexo de forma trapacera y con abuso de poder. Y es que, amigo mío, el poder es tan erótico que buscarás más orgasmos en el sillón de tus entretelas y tu despachito oficial que buscando lujuria donde no debes.

Antes de dar el paso vocacional de abrazar la vocación política, al salir por la puerta del monasterio, donde has llevado a cabo tu retiro espiritual, lleva la mano derecha al corazón y jura que lucharás a muerte con esos demonios y que si caes en la tentación, no mentirás, y si tienes que irte a casita te irás. Todos somos humanos, todos erramos y nadie es perfecto, pero si no ocultas tus desaguisados y procuras reparar los daños colaterales, pides perdón y te vas a casita o a chirona, si procede, serás un político humano, pero honrado.

La relación con Zapi va miel sobre hojuelas. Parece mentira lo que estropea la política, levanta a hermano contra hermano, miembro de la pareja contra miembro de la pareja, padres contra hijos y al revés y no digamos cuando se juntan uno de derechas y otro de izquierdas y además viene uno de centro, entonces comienza la guerra civil. ¡Vade retro! Hay algo tóxico en la política que nos envenena a todos. Me temo que es la falta de valores. Fíjense en el deporte, los ánimos pueden encresparse hasta la violencia, pero viene el “fair play” y lo arregla todo, hay hasta abrazos y abrazos cariñosos. En verdad, en verdad os digo que algún día llegarán los abrazos a la política y el político de derechas se abrazará con el de izquierdas, y al revés, y ambos abrazarán al del centro, porque todos pensarán en el ciudadano y en el bien público y trabajarán juntos en lugar de bailar con los demonios tentadores.

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