domingo, 12 de abril de 2020

MANIFIESTOS DE LA MENTE ENMASCARADA.COM XI



UN DECÁLOGO ÉTICO PARA POLÍTICOS

QUINTO MANDAMIENTO/Lucharás por la justicia como un auténtico superhéroe. No te voy a pedir que te hagas un traje a medida de superhéroe, tipo Batman o Spiderman, y aparezcas con él en las cámaras de representación o en los despachitos oficiales, porque los gestos no hacen a un político, ni siquiera las palabras, sino los hechos. Y cuando hablo de justicia no me refiero solo a la de los jueces, que está dispensada por un poder que debería ser independiente de los otros, la famosa separación de poderes, creo que de un tal Montesquieu, y en la que los políticos no deberían pintar nada, salvo luchar a brazo partido contra las injusticias, en los tribunales o donde sea. Me refiero a la justicia como valor, es decir, la justicia que es la línea roja de separación entre la selva y la sociedad civilizada. Todos sabemos que en la naturaleza no hay justicia. Un depredador, dotado por la naturaleza o por quien sea, de agilidad felina, de colmillos afilados, de mandíbulas como cepos de acero inoxidable, no piensa en la justicia cuando atrapa a un bóvido y se lo zampa a dentelladas. ¿Es justo esto? No, porque no hay igualdad de oportunidades y ninguno ha escogido voluntariamente ser bóvido para salvar el futuro de la naturaleza. Te hacen bóvido y tienes que comer hierba hasta que te zampe un depredador. ¡Y ahora vete a quejarte a la madre naturaleza!

La diferencia entre selva y sociedad civilizada está en el pacto. Un depredador no pacta con el bóvido, se lo come y san-se-acabó. Pero los ciudadanos de una sociedad pactan. No importa que uno haya nacido con unos incisivos de a kilo y otro sea tan medroso que tenga que comer hierba mirando a todas partes y moviendo las orejas para percibir el más pequeño ruido. Se pacta que es justo que el depredador no se coma a su hermano humano y se hacen leyes y manos ejecutoras de las leyes. Y esto se hace porque si la naturaleza es como es - solo Dios sabe por qué- la sociedad elige ser fraternal y no depredadora. No importa que uno tenga una ideología espiritualista o práctica. No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti, porque donde hay un depredador puede haber cientos más grandes y fieros, y se trata de vivir el mayor tiempo posible y de la forma más agradable que se nos permita. Además los bóvidos, si no son tontos, pueden agruparse y una numerosa y fiera manada podría acabar con un depredador o incluso con cientos. Para eso se nos dio la inteligencia –suponiendo que la tengamos- para que pactemos, porque no hay otro remedio o porque si estamos en sociedad es porque nos va mejor que si cada uno va a lo suyo.

No te pido que ames a tu hermano, que deberías, simplemente que aceptes que la justicia es la base de una sociedad civilizada. ¿Quieres vivir en sociedad o quieres vivir solo? Si la respuesta es la correcta, trabaja por la justicia, y no porque de los que luchan por la justicia será el reino de los cielos, porque aquí todos somos más descreídos que Santo Tomas, no sabemos lo que habrá tras la muerte, pero sí sabemos lo que hay aquí y ahora. Si eres político y no trabajas por la justicia serás como un fontanero que en lugar de arreglar tuberías, las rompe, y aquí nos inundamos todos, de aguas fétidas principalmente. Hasta los gatos son justos, que lo he visto con mis propios ojitos. Una vez que saben que hay comida para todos dejan de pelearse y arañarse por ser los primeros en el comedero y hacen cola, con su culito en el suelo; puede que los jerarcas sean los primeros, que no siempre es así, que he visto a gatazos esperar tranquilamente su turno y dejar a gatitos juguetones y ansiosos atiborrarse antes que ellos. Hasta Zapi aprende, con alguna dificultad, que el hecho de ser un gatito burgués no le da carta blanca, porque su amo, que es justo, le toma en brazos y lo mete en casa, cerrando la puerta para que no se pelee con gatitos proletarios que invaden su territorio porque el amo justo los deja. Un político debe mamar la justicia de las ubres de la igualdad desde el momento en que reconoce su vocación de político, incluso antes, o sino que abandone y se haga fontanero, por muchos destrozos que haga no será peor que los que haría de político si piensa que la justicia no es para él y que aquí manda la ley del embudo, que decía mi papá que en paz esté. Lo ancho para mí y lo estrecho para los demás. Yo me muevo en espacios siderales y los demás que se arrastren como los marines por el suelo porque el techo está tan bajo que se darían de coscorrones y que se pongan a dieta, porque los gordos quedan atrapados en la parte delgada del embudo. Que así sea y que se cumpla este mandamiento por encima de todas las cosas.

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