sábado, 23 de mayo de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD II




Atravesamos el salón con el turbo encendido. Aunque resulte grosero decirlo y de esta forma, pero la verdad es la verdad, y el desayuno nos había generado ciertos gases volátiles que luego con el susto querían salir a toda costa.

Pensé que todos los locos se habrían desmandado con el evento. Algunos estrellaban las bandejas del desayuno contra las paredes., otros bailaban un foxtrot encima de las mesas, los menos se habían desnudado y hacían gestos obscenos encima de las mesas, en pelota picada, y con caras de sátiros, lo mismo hombres que mujeres. El resto prefiero no contarlo, porque me llevaría mucho tiempo… y no se lo creerían.

Salimos a la piscina donde J.Smith dormitaba en una hamaca. Recorrimos el jardín hasta llegar a su epicentro. En un claro apareció ante mis incrédulos ojos una formidable composición estaturaria. Un gigantesco Zeus lanzaba rayos desde un pedestal contra el resto de los dioses, que aparecían derribados sobre el suelo.

Jimmy trepó al pedestal y le tocó la “pirindola” al mismísmo Zeus (estaba desnudo). El pedestal comenzó a moverse mientras yo permanecía paralizado, observando el espectáculo.
Pronto apareció un hueco bajo el pedestal. Observé que unas escaleras descendían a lo profundo del Hades. El Pecas me tomó de un brazo, obligándome a descender con él a los infiernos. ¡Menos mal que no había Cancerberos! Al menos a simple vista.

Se encendieron unas lámparas y pude ver un pasillo amplio, abovedado. Al parecer toqué la pared. Puro mármol, el suelo y los techos del mismo material. ¡Aquellos malditos locos vivían como millonarios excéntricos! Me contuve de preguntar a mi acompañante si era mármol de Carrara.

·         ¿Qué es esto, Jimmy?
·         El tanatorio. Aquí están dos salas de exposición, los hornos crematorios y hasta  una sala de autopsias.
·         ¡Lo sabes todo!
·         Hay que saberlo todo si quieres sobrevivir en Crazyworld. Creo que ahora no hay nadie. No creo que hagan la autopsia hasta que nosotros aceptemos hacernos cargo de la investigación.
·         Oye, amigo, ¿No me habías dicho que nos esperaba el doctor Sun o lo he soñado? Por cierto, ¿cómo sabes que ese mequetrefe quiere que nos encarguemos de la investigación?
·         ¿No te lo había dicho? Entonces lo he soñado. Verás, no he sido el primero en enterarme, pero casi. Avisaron al doctor Sun y éste en cuanto vio la escena del crimen hizo que me llamaran. Sabe que soy el único que puede sacarle las castañas del fuego. Lo encontré derrumbado en un sillón, llorando a lágrima viva. ¿Puedes creerlo? Sabrá mucho de subconscientes, no te lo niego, pero es como un niño cuando tiene que enfrentarse a la realidad. En cuanto me vio se levantó como un tiro, se secó las lágrimas con la sábana con la que habían cubierto el cadáver y me abrazó como a un amigo de toda la vida. ¿Puedes creerlo? Luego se arrodilló y me pidió por mi santa madre que le ayudara o todos estaríamos perdidos. Lo primero que le dije fue que tú serías mi ayudante o no había trato. Aceptó de inmediato y me preguntó qué era lo que teníamos que hacer primero. Se empecinó en levantar el cadáver sin más y traerlo a la sala de autopsias. Me las vi y deseé para convencerle de que antes se hicieran fotografías, es lo que se hace en las películas, al menos tendríamos un escenario para elucubrar los movimientos de los personajes, del asesino y su víctima. De otra forma la investigación empezaría coja. Volvió a abrazarme mientras con voz meliflua no dejaba de repetir una y otra vez. ¿Qué haría yo sin ti? ¿Qué haría yo sin ti? Yo mismo me encargué de hacer las fotos con una buena cámara que él sacó de su caja fuerte, donde atisbé cosas muy interesantes que husmearemos en cuanto tengamos un rato libre. Lo que más me llamó la atención fueron unos cuadernos amontonados. En el de arriba pude leer: Diario del doctor Sun, cuaderno XXV.
·         ¿Lleva un diario? Eso nos podría ayudar mucho para trazar un plan de escape. ¿No te parece? ¿Pero cómo vas a abrir la caja fuerte?
·         ¿Crees que soy idiota? Estaba tan angustiado que no se apercibió que yo me situaba a su lado y memoricé la combinación que marcó.
·         Eres un genio, Jimmy, un auténtico genio.
·         Lo soy, pero te cambiaría toda mi genialidad por la noche que has pasado con Kathy.
·         Ya empezamos. Que estaba encerrado en la habitación, te repito.
·         Ya. Sé que Kathy se las sabe todas y cegó la cámara y desconectó el micrófono. Lo sé porque estuve en el centro de seguridad. Emborraché al agente de guardia y me froté las manos con lo que me esperaba. Pero el monitor de tu habitación estaba en negro. Supe de inmediato lo que había hecho, por eso me escondí tras un matorral del jardín, frente a tu ventana y la vi subir como una mona y luego no bajó hasta las primeras luces. ¿Quieres decirme que os habéis pasado la noche roncando como locomotoras?  En cuanto tenga algo muy sólido para intercambiar te pediré que me cuentes la noche de pé a pá.
·         -Oye, no es por nada, pero el doctor Sun nos va a encerrar en las celdas de aislamiento como lleguemos tarde.
·         -No lo hará, nos necesita. Que espere ese cabrón. ¿No quieres ver el cadáver?
·         -¿Está aquí?
·         -Por supuesto. En cuanto hice las fotos, tomé medidas y dibujé la silueta con una tiza, ya no pude retenerlo. Llamó para que lo trasladaran al tanatorio y se quedó sentado en el sillón con las manos en la cara. Seguro que su mente entró en bucle y no pensaba en otra cosa en cómo se lo iba a explicar al millonario.
·         -¿Qué puede hacer ese tipo? ¿Dejar que nos marchemos todos? –casi me entra la risa tonta-.

-No nos caerá esa breva. Seguiremos aquí hasta el juicio final. Ni siquiera nos llevarán a otra parte. ¿A dónde nos podrían llevar? Puede que al doctor Sun lo eche a patadas, pero a nosotros no nos tocará un pelo de la ropa. Eso sí, querrá saber quién es el asesino. Por eso el doctor está tan interesado en que le demos la solución. Es lo único que puede salvarle de la debacle. Para él esto es una mina. Nunca encontrará tantos subconscientes y tan a mano para su sagrada misión de probar la existencia del subconsciente colectivo. Pero vamos a ver el cadáver antes de que le hagan la autopsia, es lo que hacen en las películas. No sé qué sacaremos en claro, puede que nada, pero más que leyendo el informe de autopsia. Eso seguro. Harán trampa si alguien está interesado en ocultar algo. Dalo por hecho. Vamos allá.



Y allá que nos fuimos. Jimmy no dudó ni un paso. Parecía tener un mapa en el cerebro. Nos encontramos de pronto ante una puerta cerrada con el aparatito ese para marcar el código. Tampoco lo dudó. Oprimió unos números a toda velocidad y la puerta se abrió. Entramos.

-¿Cómo sabes el código?

-No recuerdo si te he hablado de la chica gordita que es una genia de la informática. Te he hablado de tantas cosas que no puedo recordarlas todas. Me consiguió un código personal y eliminó para mí el paso de la identificación del iris. Tenía previsto traerme aquí a todos mis ligues, para estar tranquilo y evitar la cámara y el micrófono en las habitaciones, pero son muy asustadizas, este lugar les da mal yuyu.

-¿Y qué te pidió a cambio?

Su risa estrepitosa reverberó en las paredes produciendo un efecto extraño que a mí me pareció macabro en aquel lugar.

-¿Qué crees que pude pedirme? ¿Qué crees que puedo yo dar a una mujer?

-No entiendo entonces por qué no has dejado de quejarte desde que nos conocimos por tu falta de sexo.

-Yo no me quejo si no me falta. Puedes hacerte una idea de mi situación cuando he tenido que recurrir a la señorita Ruth. Esa chica no era capaz de hacerlo aquí y yo me negué a hacerlo en su habitación. En cuanto ciegas las cámaras y desconectas una vez el micrófono ya estás fichado. La llevé a la cabaña pero luego no quiso volver, piensa que aquel lugar está embrujado, la cabaña y el bosque, no hubiera podido volver a llevarla allí ni a rastras.

Puso mala cara y decidió cortar el tema. Se acercó a una pared llena de tiradores metálicos y sacó del nicho un cadáver tapado con una sábana.

-Este es nuestro querido director. Un hombre odioso donde los haya, pero ni siquiera él merecía una muerte tan violenta. Acércate y echa un vistazo antes de que los médicos le pongan las manos encima, luego quedará irreconocible.


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