domingo, 5 de julio de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD VII




Ya tenía suficiente información, al menos de momento. Decidí ver al completo la cinta del Sr. Múltiple Personalidad, un espectáculo así solo se da una vez en la vida, si se da. Claro que iban a ser muchas horas, así que le rogué a Heather que estuviera atenta a mis indicaciones para acelerar la cinta, prometiéndole que en cuanto acabara nos tomaríamos un descanso. Se acomodó a mi lado en la silla, me tomó de la manita e iniciamos la aventura más estrafalaria jamás contada. Rebobinó hasta el principio y estuve muy atento a la escena inicial. La señorita Ruth abría la puerta, entraba con el Sr. Múltiple, la cerraba y con paso pausado, agarrada a su brazo, caminaban hacia el lecho. Parecían dos novios tan románticos como esperpénticos. Ella le hablaba con voz suavecita y cariñosa, como a un niño rebelde al que hay que convencer que ha llegado la hora de irse a la cama. Entre cariño por aquí y cariño por allá logró sentarlo en la cama. Sin dejar de hablarle un momento le quitó las pantuflas, los calcetines de colores y el resto de la ropa, poniéndole a continuación un pijama infantiloide, con animales de peluche, lunas y estrellas. Le besó en la frente, le tumbó en la cama, le arropó, le quitó las gafas y se disponía a irse cuando el Sr. Múltiple protestó. Quiero un cuento. Y allá que veo a la señorita Ruth remangarse y contarle un gracioso cuento de hadas sin pies ni cabeza pero muy meritorio. Aquel momento íntimo subió muchos puntos en mi estima a la señorita Ruth. Dejó de parecerme un marimacho insoportable, una beata resabiada, tan vengativa como la serpiente de cascabel, para transformarse en una mujer traumatizada por una vida dura y una estancia en un infierno de lujo, pero infierno, como era Crazyworld. Hasta me dije que tal vez mereciera la pena conocerla más a fondo.

Me quedé pasmado cuando para despedirse, esta vez definitivamente, la señorita Ruth le dio un cálido y largo beso en los labios al Sr. Múltiple Personalidad. Fue algo definitivo, aquella mujer tenía algo, algo, no sabía muy bien qué, pero algo. Salió, cerró la puerta y el paciente no tardó en dormirse, lo supimos por los estentóreos ronquidos. No pasaron ni cinco minutos cuando el ritmo musical de la locomotora se detuvo y una vocecita infantil preguntó algo que no pude entender. A patadas se quitó de encima la ropa de cama y se bajó de ella dando un saltito infantil. Comenzó a moverse por toda la habitación como si llevara un avión de juguete en una mano, haciendo el clásico ruidillo que hacen los niños en estos casos. Algo así como bruz, bruz y bruuzz. No me pidan que haga imitaciones, porque soy muy malo… creo. Luego el avión ametralló algo en el suelo, él se puso de rodillas, le cambió la voz, era como la de una mujer muy obsequiosa, casi diría que cariñosa, preguntando a seres invisibles si estaban bien. Supuse que ella era una enfermera, que estaba en un hospital de campaña y atendiendo a soldaditos a quienes acababa de ametrallar el cruel piloto infantil. La voz de la enfermera era tan seductora que casi deseé ser un soldadito ametrallado. Aquello tampoco duró mucho porque sonó una voz melodiosa, también de mujer, entonando una vieja canción del cine en blanco y negro. Danzó con una sensualidad pervertida tan atractiva como la de Gilda, incluso se quitó un supuesto guante, por lo que supongo que aquella era su personalidad Gilda, me lo confirmó su movimiento de cabeza como al recibir un formidable bofetón. No se quedó quieta, no que se lanzó sobre su supuesto agresor y comenzó a morderle con rabia asesina. Cayó al suelo como desmayada, allí permaneció un tiempo que se me hizo tan largo que indiqué a Heather que acelerara la cinta, lo que hizo. Quien se levantó no fue una mujer sino un hombre y bastante razonable, para mi gusto, incluso llegué a pensar que esa era su verdadera personalidad, el hombre que había sido antes de caer en las garras de múltiples personalidades liberticidas que le habían atrapado en su tela de araña. Se lo comenté a Heather.

-Puede que tengas razón. Esta personalidad no la había visto nunca y ninguno de mis compañeros la comentó. Desde luego que si es su personalidad núcleo parece muy razonable y debería aparecer más a menudo. Cuando pase todo esto se lo comentaré a Sun, a ver si puede hacer algo.

-Oye, hablas como una psicóloga. ¿Lo eres también?

-Aquí  los guardianes tenemos que hacer de todo y ser de todo aunque no seamos de nada.

-Se me ocurre una cosa. ¿Cómo es que vosotros os quedáis aquí tan pimpantes cuando sois los únicos que os podríais marchar?

-¿Tú crees? Se ve que eres un novato. En efecto, puede parecer que los guardianes podríamos marcharnos cuando nos diera la gana y que si no lo hacemos es porque estamos tan bien pagados que merece la pena seguir aquí confinados el resto de nuestras vidas, pero no es así. Nosotros tampoco podemos marcharnos, aunque tengamos más oportunidades que el resto de reclusos. No lo sabes, pero en el exterior hay patrullas vigilando el perímetro de forma constante, día y noche. Como sabes las vallas están electrificadas y tienen cámaras de seguridad que no solo nos dan imágenes a nosotros sino a un centro de control exterior. Los guardianes externos tienen sus turnos de trabajo, sus vacaciones, pueden irse a casita, a ver a su familia y llevan una vida como los patrulleros de frontera, un poco incómoda pero no muy diferente del resto de los mortales. No me preguntes cómo es que alguno de ellos no se ha ido de la lengua y ha vendido la exclusiva. No lo sé, pero supongo que hay mucho más que estar muy bien pagados. Tal vez haya a  su vez otra sección invisible de espías infiltrados o detectives en la sombra que vigilen a todos esos patrulleros. Sea como sea los guardianes de dentro estamos tan recluidos y deseosos de marcharnos como los demás.

-¿Puedo preguntarte si te espera alguien fuera?

-Puedes preguntar y te voy a responder. Mr. Arkadin no es tonto, todos los profesionales que estamos dentro somos seres más bien solitarios, la mayoría sin familia, marginados por esa sociedad hipócrita de ahí fuera, o tan traumatizados por determinados acontecimientos que el permanecer aquí, aislados del mundo, viviendo a cuerpo de rey, no parece tan malo. No, no es necesario que me hagas la pregunta que tienes en la lengua. A mí no me espera nadie, por desgracia mis padres murieron en accidente de tráfico, estaban enemistados con el resto de la familia que ni siquiera supo de mi nacimiento y existencia. Tuve alguna que otra aventurilla sentimental –como no podía ser menos porque estoy muy buena, y tú lo sabes y lo estás pensando- pero me fue fatal, los hombres sois una mierda, tú eres la excepción porque no te acuerdas de tu pasado, pero te volverás una mierda cuando lo recuerdes, así que por favor no lo hagas, al menos dame un tiempo. Y no, no, como no me espera nadie fuera puedo estar dentro con cierta comodidad y más si puedo disponer de un yogurín como tú, tan guapo, tan alto, tan fuerte, tan dulce, tan sensible, tan-tan-tan y voy a dejar de tocar el tambor de momento.

-Menos mal. Anda rebobina hasta cuando se levanta que me he perdido ese monólogo prodigioso.

Así lo hizo y pude disfrutar de un monólogo memorable interpretado por el mejor actor que había conocido, si es que conocí alguno porque mi amnesia se había centuplicado una vez que Heather me hizo saber que estaría disponible para mí mientras no recobrara la memoria. La personalidad que había asomado al exterior era extraordinaria. Parecía conocer al resto de personalidades y muy a fondo. Sabía cómo llamarlas, controlarlas, hacer que bailaran para ella como muñequitas de cancán. Las hacía asomar llamándolas dulcemente por su nombre, las interrogaba, las daba instrucciones y todas se le sometían, incluso algunas oscuras, muy oscuras, llenas de inquietantes presagios. Desde aquel momento mi pena por la enfermedad del Sr. Múltiple Personalidad decreció mucho y me dispuse a estar muy atento a todo lo que hiciera o dijera, porque allí se estaba fraguando algo y la portentosa interpretación de aquel genial actor no me iba a engañar. No creo que en aquella noche asomaran al exterior todas las personalidades ocultas, pero me hice una idea aproximada de lo que podía esperarse de semejante colmena de abejas, avispas y toda clase de insectos, reptiles y demás ralea que no deja de ser menos temible que los especímenes humanos que pululan por nuestra sociedad.  Cuando la personalidad nucleica terminó su trabajo de supervisión, algo que supuse hacía todas las noches en sueños, comenzó un monólogo hamletiano en el que había muy pocas dudas. Tenía claro lo que iba a hacer, cómo se iba a divertir, e incluso con quién intentaría tener sexo, algo totalmente insólito que dejó de piedra a Heather porque entre los nombres susurrados, no solo de mujeres, también estaba el suyo, lo que no me sorprendió ni mucho ni nada porque sin duda era una de las mujeres más buenas de Crazyworld y también en el buen sentido de la palabra bueno, porque me parecía una persona encantadora y digna de confianza.






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