sábado, 15 de mayo de 2021

TERCER DÍA EN CRAZYWORLD XI












-Bueno, si no quieres hablar de nada, al menos come, que todo está muy rico. ¿O no?

-Sí, sí, ya lo creo. Gracias por darme este fabuloso banquete –dije con la boca llena- aún tengo muchas preguntas más. Este no parece un buen lugar para las parejas, las familias y los niños, entre otros. ¿Os escogió Mr. Arkadín pensando en eso?

-Bueno. No sé qué criterios empleó en la selección del personal, pero parece que eso debió de influir. Con la doctora Patricia no hablo mucho porque siempre está metida en casa, pero al parecer tuvo algún problema para ser contratada por su hija. Tuvo suerte porque el casting de doctores anduvo escaso. Pobre mujer. Tenía problemas con su marido, del que se divorció y que al parecer la maltrataba. Creo que por eso aceptó venir aquí, aunque ya se olía algo, como todos. No conozco a ninguna familia completa que haya aceptado firmar el contrato sin tener serios problemas ahí fuera. Ahora mismo me cuesta enumerarte alguna, son muy pocas y todas pasaron el casting porque cada uno de sus miembros encajaba con las necesidades de personal.

-Oye, Dolores, Jimmy me habló de mercenarias del sexo, contratadas para aliviar las necesidades del personal y de los pacientes, si es que hay alguno que sienta alguna necesidad, embutido de medicación. Esto me suena a rechifla, pero si El Pecas me lo dijo tiene que ser verdad.

-Jajá. Ese pinche no piensa en otra cosa. Es cierto que hay un grupo de mercenarias residiendo en unas casitas bastante separadas del grupo de edificios principales y también un grupito de mercenarios para satisfacer a las damas. Por cierto que si acabas recordando y confirmando que fuiste un gigoló, podrías unirte al grupo, yo sería tu principal clienta. Se rumorea que fue el doctor Sun quien aconsejó este pequeño ejército, algo así como Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosa, aunque no creo que le inspirara la novela, el chifladito de Sun lee muy poco. No como yo, que aquí donde me ves paso mucho de mi tiempo libre leyendo libros…

-Por cierto Dolores, que aún no he visto la biblioteca.

-No me extraña. No creo que El Pecas haya leído un libro en su vida. Y no lo digo para hundir aún más su imagen, que bastante hundida la tiene, ni porque le tenga más manía de lo que es normal teniendo en cuenta sus conductas aberrantes, me limito a constatar hechos y si puedo convencerte para que le des de lado, mucho mejor. Ya te ha molido las costillas y puedes darte con un canto en los dientes que no haya sido peor. No te preocupes que ya te llevaré yo a la biblioteca y si necesitas conectarte al mundo virtual, con las drásticas restricciones que tenemos aquí, puedes venir a mi casa cuando quieras. Luego te enseño mi ordenador y cómo manejarte con él.

-Ok. Dolores, pero sigue con lo que me estabas contando.

-Bueno, te decía que la sugerencia pudo proceder del doctor Sun, pero Mr. Arkadin la aprovechó para sus intereses, como hace con todo. Imagino, no, no imagino, lo sé, que Jimmy te habrá contado lo de la choza en el bosque y las orgías de Mr. Arkadín y sus amigotes. También te habrá llevado allí y te lo habrá enseñado todo, incluso los vídeos guarros…

-Oye, oye, Dolorcitas. ¿Cómo demonios sabes tú eso? Si es por el telépata loco quiero que me lo presentes cuanto antes. Ya estás anotando en tu agenda eso con letras rojas.

-No te preocupes, amorcito, que Dolores se acuerda de todo.

-¿No habrás estado tú allí? No me lo puedo creer.

-Ultimamente no, porque mi peso ha subido sin parar y me duelen los pies cuando camino demasiado. ¿Pero puedes creer que cuando llegué a Crazyworld Jimmy me llevó allí? Antes me había hecho prometer que si se lo enseñaba tendríamos sexo en una de aquellas habitaciones y lo grabaríamos.

-¿Accediste?

-Ja,já. Te puede la curiosidad morbosa. Estaba dispuesta, apenas conocía a Jimmy y aunque me parecía un tipo estrambótico, el trato me pareció justo y además saldría ganando, porque conocer aquel secreto de Mr. Arkadín bien podría serme de mucha utilidad en el futuro… pero, pero eso de grabar algo tan íntimo me echó para atrás. No soy una mujer pudibunda y puritana, a pesar de la educación religiosa católica que recibí de niña, pero qué quieres que te diga, la posibilidad de que Jimmy luego enseñara la grabación a quien quisiera, era algo superior a mi voluntad.

-No me digas que Jimmy te enseñó la choza antes de que tú le dieras lo que ansiaba.

-No, no te lo digo, porque me vi obligada a hacer ciertas concesiones. Un beso a la entrada, magreos cada vez más atrevidos conforme íbamos avanzando de habitación en habitación… Intentó llegar al final en el dormitorio de Mr. Arkadin, pero me negué en redondo, hasta que no viera hasta los lugares más secretos de aquel antro, no habría más concesiones. Creo que estaba ya tan salido que no le importó enseñarme la sala de grabaciones, algunos vídeos y hasta los secretos más secretos de aquel lugar de perversión. Aproveché un descuido por su parte para encerrarle en el jardín interior.

-¡Cielos! ¿Y le dejaste allí mucho tiempo?

-Lo que tardé en regresar y enviar a la chica gordita, la informática, ya sabes de quién te hablo. Gordita por gordita, pensé. Ella aceptó encantada y pasó allí la noche, lo que me hace suponer que no fue tan remilgada como yo. Ahora ya sabes por qué El Pecas no quiere sexo conmigo ni aunque sea su última opción.

-Pero entonces ¿cuántos conocen el secreto? Eso es un secreto a voces.

-Bueno, no sabría decirte el número, pero no somos muchos.

-Se me ocurre que podríamos encerrar allí a Mr. Arkadin hasta que nos dejara fugarnos a todos.

-Si viniera solo no sería mala idea, no, pero con su ejército de mercenarios no es una buena idea, mi pequeño, vete pensando en otra cosa. ¿Qué te parece si antes del postre te sientas a mi lado, traes el café y el tequila y un puro de la caja que ves allí en la encimera. Si te apetece fumar hay también cigarrillos. Podemos seguir hablando mientras hacemos hueco para el postre.

Y así lo hicimos.



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