-Así es, querida Alierina, todos nuestros holovidentes pueden
ir tomando nota para participar en el juego cuando se de la campanada de
salida. Podemos ver que vuestro transporte se ha estabilizado por encima de una
manada de caeros que pastan la escasa hierba que pueden destapar con sus
pezuñas en el suelo nevado. Mientras todos observamos a estos deliciosos
animales, voy a pedir al doctor Mirseini, biólogo, entre otras muchas cosas, y
que no sabemos si ha intervenido en nuestra tertulia, ni siquiera si estaba
aquí desde el principio, o se ha incorporado en este momento… Bueno, sí lo
sabemos, pero intentamos confundir a los holovidentes que no han permanecido
visualizando nuestro programa desde el comienzo. Esto forma parte del juego.
Bueno, doctor Mirseini, no desvele ningún dato que pueda ayudar a nuestros
pacientes y constantes holovidentes, y háblenos de estos maravillosos animales
mientras los contemplamos.
-Hola, hola, holovidentes, queridos y apreciados porque los
holovidentes siempre tienen razón. No voy a desvelar lo que nuestro
presentador, el Sr. Arminido, no quiere
que desvele, pero sí les voy a hablar, escuetamente de cómo era nuestro planeta
Omega antes de que lo visitara el Mesías de Omega, momento en el que se sitúa
la edad moderna, considerando todas las etapas anteriores como prehistóricas.
Por cierto que el próximo programa estará dedicado al Mesías y los profundos
cambios que trabajo con su nave espacial y sus compañeros extraomeguianos…
Perdón, perdón, Arminido, veo un rictus en su rostro y temo haber desvelado
algo que no debería haber hecho. Pido perdón y no volverá a suceder. Nuestro
planeta no ha cambiado mucho desde que en él surgiera la vida. Demos gracias a
Dios, los que creemos en Dios, o a los dioses, los que creen a los dioses, o al
azar, los que creen en el azar, o a los elegidos los que creen haber sido
elegidos por algo o por alguien. Por suerte la nave intergaláctica que nos
visitó hace tanto tiempo que yo no lo recuerdo - y dejo en manos de las
historiadoras de esta tertulia poner fechas y tiempos- lo hizo antes de que
nuestros antepasados omeguianos hubieran evolucionado lo suficiente para
convertir este planeta en un basurero. Tuvimos mucha suerte porque el Mesías y
sus compañeros eran ecologistas como toda especie avanzada que se precie y
establecieron un decálogo ecologista que ha sido respetado y actualizado por
nuestra inteligencia artificial. El chiflado del profesor Helenio de Moroni, su
creador, no era tan tonto como pudiera parecer, y la programación y los
algoritmos que insertó en su IA nos han permitido sobrevivir hasta este momento,
han permitido sobrevivir a nuestros queridos animales y han mantenido este
planeta con una vitalidad admirable. Por cierto que no todo fueron aciertos en
la programación de Helenio. El permitir el sexo virtual fue un gravísimo error.
De no ser porque nuestra IA tiene autonomía para tomar decisiones y se le
permite avanzar y evolucionar y eso ha sido providencial porque le ha permitido
poner parches aquí y allá, digo que gracias a eso nuestra especie omeguiana no
se ha extinguido. Recuerden que de no ser por los cuantiosos créditos que
obtienen los que procrean, bien al estilo tradicional, bien por fecundación in
vitro, o sea en laboratorio, ningún omeguiano habría tenido hijos y ahora solo
un individuo inteligente reinaría sobre los valles y montañas de este planeta,
HDM-24, quien solo cuidaría de los animales y no de las personas. Reitero que
el sexo virtual es un gran error y proseguiré mi campaña por cambiarlo en cada nueva legislatura. Yo no lo practico
y me limito al sexo tradicional a pesar de mi escaso éxito. Por lo que
aprovecho la ocasión que se me da para hacer un llamamiento a todos los
partidarios del sexo tradicional para que nos reagrupemos y utilicemos el
programa de Arminido, que tan generosamente nos ofrece, para los contactos que
sean precisos para que nadie sufra el síndrome de abstinencia sexual, tan
doloroso, por cierto. Y aprovecho específicamente para hacer un llamamiento a
las mujeres heterosexuales que deseen sexo tradicional conmigo para que se
pongan en contacto cuanto antes…
-Un momento, un momento Sr. Mirseini, que yo no he ofrecido
este programa para contactos entre partidarios del sexo tradicional, ni tampoco
le he dado permiso para hablar de un tema que podría ser objeto de otro
programa específico. ¿Por qué no? En este canal y en este programa en concreto
tratamos todos los temas, sin censuras previas, pero este no es el momento. Por
lo que le ruego que nos habla de la evolución de los animales sobre el planeta
y concretamente del caeros o calle para siempre.
-Está bien, está bien. Les decía que los animales en este
planeta han seguido una evolución bastante placentera. No se tienen noticias de
grandes extinciones, aunque es evidente que alguna que otra especie se ha
extinguido, como se ha podido comprobar en los yacimientos de huesos que se han
estudiado. Todos los animales han interactuado con normalidad, comiéndose unos
a otros, salvo los herbívoros que se han comido a las plantas. Unos animales
eran muy grandes y otros muy pequeños, como los insectos. Los bosques y las
plantas eran enormes, como se ha comprobado con el descubrimiento de bolsas de
líquidos surgidas de la putrefacción de esas plantas. Este líquido hubiera
podido ser utilizado como combustible en artefactos mecánicos que nuestra
civilización no ha conocido gracias a la invasión extraomeguiana que dio lugar
a la etapa conocida como la manifestación del Mesías de Omega y sus
consecuencias que condujo la evolución del planeta por caminos armoniosos,
alejados de las terribles crisis que sufrieron otros planetas que al parecer
pasaron por esas etapas. Tal como consta en los archivos de “H”, incluidos
testimonios de viajeros o turistas que aterrizaron en el planeta Noctor, por
ejemplo, y se trajeron abundante documentación de su historia, plagada de
guerras con armamentos diabólicos, tal como las bombas nucleares que a punto
estuvieron de hacer saltar el planeta en pedazos. Solo un milagro, o más bien
una dictadura militarista que unió a todas las tribus noctorianas,
transformándolas en un solo y único ejército que se vio obligado a salir al
exterior para combatir con alguien, intentando anexionarse cuanto planeta
estuviera a su alcance. De ahí su apodo de planeta guerrero. Por cierto
Arminido, que debería usted dedicar un programa a Noctor y su historia, así
como a la fulminante derrota que sufrió a manos de nuestro “H”. Me gustaría
plantear en ese programa por qué el bueno de “H” nos sigue manteniendo en
cuarentena, a pesar de que aquel intento de invasión ocurrió hace tanto tiempo
que ya nadie se acuerda y los pocos que recordamos algo es porque buceamos en
los archivos de nuestra IA. Y…
-No me parece mala idea, doctor Mirseini, pero se ha ido
usted por las montañas Negras y no precisamente buscando caeros de los que no
ha dicho ni una sola palabra y era por lo que le preguntábamos básicamente.
-Bueno, vale, usted manda. Como les decía Omega ha sido un
planeta afortunado, por muchas cuestiones que no voy a concretar ya que veo en
su mirada que desearía fulminarme. Nada ni nadie sufrió mucho excepto por
aquella terrible carnicería conocida como la carnicería, digo como la batalla
del Valle de la Muerte, donde hubo tantos muertos que de no ser por la
intervención de nuestro Mesías no hubiera quedado nadie para contarlo. Los
animales vivieron vidas apacibles, dentro de lo que cabe porque hasta que llegó
la nave extraomeguiana, nuestros ancestros eran carnívoros redomados. Algún
otro tertuliano o tertuliana podrá dar más detalles de las diferentes especies
animales de este planeta, porque aunque yo soy biólogo, también soy muchas otras
cosas y como usted sabe, Arminido, el que mucho abarca poco aprieta. Para
terminar, porque veo que está a punto de estallar, le hablaré por fin de los
caeros. Una especie verdaderamente adorable, como bien sabe nuestro amigo
Artotis. Se alimentan de la hierba que pueden destapar con sus pezuñas en las
llanuras o montañas nevadas y hacen poco daño a otras especies, salvo cuando
son atacadas por depredadores, con las que se las tienen tiesas. Forman un
círculo de cuernos y pezuñas y cornean y cocean a cuanto bicho viviente se
acerca a una distancia peligrosa para su supervivencia. Cuando esto no sucede
son animales pacíficos, que viven en manadas bastante democráticas porque las
hembras eligen a los machos con los que desean aparearse y éstos aceptan las
decisiones de las hembras por la cuenta que les trae, sin necesidad de pelearse
entre ellos para poder elegir a la hembra o hembras de su gusto. Una vez que
las hembras eligen, su comportamiento es muy monógamo, establecen vínculos de
pareja duraderos, tienen sus caeritos que cuidan entre todas y mandan a los
machos a distancia, para que pazcan tranquilamente y exploren el terreno,
regresando a gran velocidad para defender a la manda del asalto de los
depredadores que anden por allí. Ese es
el prototipo de caeros salvaje. El doméstico, solo existente en las montañas
Negras, que yo sepa, y como mascota es el animal más tierno y fiel que se
conoce. Especialmente los caeritos se hacen inseparables de los niños y
mantienen una tierna relación de por vida. De esto supongo que podría hablar
Artotis que tiene en su finca al menos un par de familias de caeros, que yo
conozca. No es por nada pero me gustaría saber de dónde ha sacado tanto crédito
para poseer semejante finca y semejantes mascotas…
-Por alusiones pido la palabra. Estoy harto de insinuaciones,
así que voy a explicar el tema del derecho y del revés y…
-Está en su derecho. Luego lo hará y nos hablará de la
ternura de sus caeros. Pero ahora nos pide paso Alierina porque está ocurriendo
algo importante. ¿No es así?
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