sábado, 22 de mayo de 2021

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XIII

                 


-Así es, querida Alierina, todos nuestros holovidentes pueden ir tomando nota para participar en el juego cuando se de la campanada de salida. Podemos ver que vuestro transporte se ha estabilizado por encima de una manada de caeros que pastan la escasa hierba que pueden destapar con sus pezuñas en el suelo nevado. Mientras todos observamos a estos deliciosos animales, voy a pedir al doctor Mirseini, biólogo, entre otras muchas cosas, y que no sabemos si ha intervenido en nuestra tertulia, ni siquiera si estaba aquí desde el principio, o se ha incorporado en este momento… Bueno, sí lo sabemos, pero intentamos confundir a los holovidentes que no han permanecido visualizando nuestro programa desde el comienzo. Esto forma parte del juego. Bueno, doctor Mirseini, no desvele ningún dato que pueda ayudar a nuestros pacientes y constantes holovidentes, y háblenos de estos maravillosos animales mientras los contemplamos.

-Hola, hola, holovidentes, queridos y apreciados porque los holovidentes siempre tienen razón. No voy a desvelar lo que nuestro presentador, el Sr. Arminido,  no quiere que desvele, pero sí les voy a hablar, escuetamente de cómo era nuestro planeta Omega antes de que lo visitara el Mesías de Omega, momento en el que se sitúa la edad moderna, considerando todas las etapas anteriores como prehistóricas. Por cierto que el próximo programa estará dedicado al Mesías y los profundos cambios que trabajo con su nave espacial y sus compañeros extraomeguianos… Perdón, perdón, Arminido, veo un rictus en su rostro y temo haber desvelado algo que no debería haber hecho. Pido perdón y no volverá a suceder. Nuestro planeta no ha cambiado mucho desde que en él surgiera la vida. Demos gracias a Dios, los que creemos en Dios, o a los dioses, los que creen a los dioses, o al azar, los que creen en el azar, o a los elegidos los que creen haber sido elegidos por algo o por alguien. Por suerte la nave intergaláctica que nos visitó hace tanto tiempo que yo no lo recuerdo - y dejo en manos de las historiadoras de esta tertulia poner fechas y tiempos- lo hizo antes de que nuestros antepasados omeguianos hubieran evolucionado lo suficiente para convertir este planeta en un basurero. Tuvimos mucha suerte porque el Mesías y sus compañeros eran ecologistas como toda especie avanzada que se precie y establecieron un decálogo ecologista que ha sido respetado y actualizado por nuestra inteligencia artificial. El chiflado del profesor Helenio de Moroni, su creador, no era tan tonto como pudiera parecer, y la programación y los algoritmos que insertó en su IA nos han permitido sobrevivir hasta este momento, han permitido sobrevivir a nuestros queridos animales y han mantenido este planeta con una vitalidad admirable. Por cierto que no todo fueron aciertos en la programación de Helenio. El permitir el sexo virtual fue un gravísimo error. De no ser porque nuestra IA tiene autonomía para tomar decisiones y se le permite avanzar y evolucionar y eso ha sido providencial porque le ha permitido poner parches aquí y allá, digo que gracias a eso nuestra especie omeguiana no se ha extinguido. Recuerden que de no ser por los cuantiosos créditos que obtienen los que procrean, bien al estilo tradicional, bien por fecundación in vitro, o sea en laboratorio, ningún omeguiano habría tenido hijos y ahora solo un individuo inteligente reinaría sobre los valles y montañas de este planeta, HDM-24, quien solo cuidaría de los animales y no de las personas. Reitero que el sexo virtual es un gran error y proseguiré mi campaña por cambiarlo  en cada nueva legislatura. Yo no lo practico y me limito al sexo tradicional a pesar de mi escaso éxito. Por lo que aprovecho la ocasión que se me da para hacer un llamamiento a todos los partidarios del sexo tradicional para que nos reagrupemos y utilicemos el programa de Arminido, que tan generosamente nos ofrece, para los contactos que sean precisos para que nadie sufra el síndrome de abstinencia sexual, tan doloroso, por cierto. Y aprovecho específicamente para hacer un llamamiento a las mujeres heterosexuales que deseen sexo tradicional conmigo para que se pongan en contacto cuanto antes…

-Un momento, un momento Sr. Mirseini, que yo no he ofrecido este programa para contactos entre partidarios del sexo tradicional, ni tampoco le he dado permiso para hablar de un tema que podría ser objeto de otro programa específico. ¿Por qué no? En este canal y en este programa en concreto tratamos todos los temas, sin censuras previas, pero este no es el momento. Por lo que le ruego que nos habla de la evolución de los animales sobre el planeta y concretamente del caeros o calle para siempre.

-Está bien, está bien. Les decía que los animales en este planeta han seguido una evolución bastante placentera. No se tienen noticias de grandes extinciones, aunque es evidente que alguna que otra especie se ha extinguido, como se ha podido comprobar en los yacimientos de huesos que se han estudiado. Todos los animales han interactuado con normalidad, comiéndose unos a otros, salvo los herbívoros que se han comido a las plantas. Unos animales eran muy grandes y otros muy pequeños, como los insectos. Los bosques y las plantas eran enormes, como se ha comprobado con el descubrimiento de bolsas de líquidos surgidas de la putrefacción de esas plantas. Este líquido hubiera podido ser utilizado como combustible en artefactos mecánicos que nuestra civilización no ha conocido gracias a la invasión extraomeguiana que dio lugar a la etapa conocida como la manifestación del Mesías de Omega y sus consecuencias que condujo la evolución del planeta por caminos armoniosos, alejados de las terribles crisis que sufrieron otros planetas que al parecer pasaron por esas etapas. Tal como consta en los archivos de “H”, incluidos testimonios de viajeros o turistas que aterrizaron en el planeta Noctor, por ejemplo, y se trajeron abundante documentación de su historia, plagada de guerras con armamentos diabólicos, tal como las bombas nucleares que a punto estuvieron de hacer saltar el planeta en pedazos. Solo un milagro, o más bien una dictadura militarista que unió a todas las tribus noctorianas, transformándolas en un solo y único ejército que se vio obligado a salir al exterior para combatir con alguien, intentando anexionarse cuanto planeta estuviera a su alcance. De ahí su apodo de planeta guerrero. Por cierto Arminido, que debería usted dedicar un programa a Noctor y su historia, así como a la fulminante derrota que sufrió a manos de nuestro “H”. Me gustaría plantear en ese programa por qué el bueno de “H” nos sigue manteniendo en cuarentena, a pesar de que aquel intento de invasión ocurrió hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda y los pocos que recordamos algo es porque buceamos en los archivos de nuestra IA. Y…

-No me parece mala idea, doctor Mirseini, pero se ha ido usted por las montañas Negras y no precisamente buscando caeros de los que no ha dicho ni una sola palabra y era por lo que le preguntábamos básicamente.

-Bueno, vale, usted manda. Como les decía Omega ha sido un planeta afortunado, por muchas cuestiones que no voy a concretar ya que veo en su mirada que desearía fulminarme. Nada ni nadie sufrió mucho excepto por aquella terrible carnicería conocida como la carnicería, digo como la batalla del Valle de la Muerte, donde hubo tantos muertos que de no ser por la intervención de nuestro Mesías no hubiera quedado nadie para contarlo. Los animales vivieron vidas apacibles, dentro de lo que cabe porque hasta que llegó la nave extraomeguiana, nuestros ancestros eran carnívoros redomados. Algún otro tertuliano o tertuliana podrá dar más detalles de las diferentes especies animales de este planeta, porque aunque yo soy biólogo, también soy muchas otras cosas y como usted sabe, Arminido, el que mucho abarca poco aprieta. Para terminar, porque veo que está a punto de estallar, le hablaré por fin de los caeros. Una especie verdaderamente adorable, como bien sabe nuestro amigo Artotis. Se alimentan de la hierba que pueden destapar con sus pezuñas en las llanuras o montañas nevadas y hacen poco daño a otras especies, salvo cuando son atacadas por depredadores, con las que se las tienen tiesas. Forman un círculo de cuernos y pezuñas y cornean y cocean a cuanto bicho viviente se acerca a una distancia peligrosa para su supervivencia. Cuando esto no sucede son animales pacíficos, que viven en manadas bastante democráticas porque las hembras eligen a los machos con los que desean aparearse y éstos aceptan las decisiones de las hembras por la cuenta que les trae, sin necesidad de pelearse entre ellos para poder elegir a la hembra o hembras de su gusto. Una vez que las hembras eligen, su comportamiento es muy monógamo, establecen vínculos de pareja duraderos, tienen sus caeritos que cuidan entre todas y mandan a los machos a distancia, para que pazcan tranquilamente y exploren el terreno, regresando a gran velocidad para defender a la manda del asalto de los depredadores que anden por allí.  Ese es el prototipo de caeros salvaje. El doméstico, solo existente en las montañas Negras, que yo sepa, y como mascota es el animal más tierno y fiel que se conoce. Especialmente los caeritos se hacen inseparables de los niños y mantienen una tierna relación de por vida. De esto supongo que podría hablar Artotis que tiene en su finca al menos un par de familias de caeros, que yo conozca. No es por nada pero me gustaría saber de dónde ha sacado tanto crédito para poseer semejante finca y semejantes mascotas…

-Por alusiones pido la palabra. Estoy harto de insinuaciones, así que voy a explicar el tema del derecho y del revés y…

-Está en su derecho. Luego lo hará y nos hablará de la ternura de sus caeros. Pero ahora nos pide paso Alierina porque está ocurriendo algo importante. ¿No es así?

No hay comentarios:

Publicar un comentario