viernes, 9 de enero de 2015

RELATOS ERÓTICOS VIRTUALES I

RELATOS ERÓTICOS VIRTUALES

EL SEXO CON HUMOR SE DIGIERE MEJOR



SEXO GRATIS



I

ANA-MARÍA

Desconozco si todos los divorciados son como yo, o les pasan las mismas cosas, o tienen los mismos sentimientos y deseos o acaban actuando igual, como una manada de toros tras la capa roja o tras Caperucita roja, que viene a ser lo mismo. Creo que hay muchos divorciados sobre el planeta y también muchas divorciadas, casi el mismo número, y desconozco cómo actúan las divorciadas. Por eso mi historia es única e irrepetible, aunque tal vez tenga concomitancias y parecidos con algunas otras o con casi todas... A saber... porque yo no sé nada. Solo sé lo que me pasó a mí, y eso porque lo anoté en una libreta.

Cuando me divorcié me puse fúnebre, incluso me acerqué a un cementerio para imaginar lo bien que estarían los muertos. Dejé de comer y adelgacé tanto que hasta yo me encontraba guapo. Finalmente abrí los ojos y vi mujeres, un mundo repleto de mujeres y todas querían acostarse conmigo porque era el único hombre divorciado y porque los solteros son una raza aparte, hay que echarles de comer aparte... y ni siquiera te comen. Y vi la capa roja y embestí, y me dije que estamos en el siglo XXI, ahora se liga por Internet. Todo es más fácil, más sencillo, basta un ratón y ¡zás! Ya estás dentro. 

Y me conecté, sino lo estaba ya, porque no me había dado ni cuenta, y navegué y navegué, como un barquito velero. Y me encontré con lo inesperado... Sexo gratis. ¿Desde cuándo el sexo es gratis? O pagas o no hay sexo. O te casas o no hay sexo. O te haces pareja de hecho y para mucho tiempo... o no hay sexo. ¿Sexo gratis? ¿Milagritos a mí? Esto es un timo como una casa, como una catedral.

¡Pues que me timen! Yo nunca desaprovecharé el sexo gratis. Y contesté al anuncio de la ejecutiva, 37 años, rubia, ojos azules, muy necesitada de sexo. ¿Cómo puede una mujer de 37 años, rubia, ojos azules, 1,75, tipo de modelo estar hambrienta de sexo? Esto es un timo como... como lo que sea, como una galaxia, pongamos por caso. Pues piqué. No desaprovecho una ejecutiva y menos rubia y con los ojos azules ni así me ahorquen. Y no solo eso. Esto es un timo, seguro, así que contesto a la empresaria que me va a poner un pisito, como mínimo. Y como esto es un timo, seguro, contesto también a la azafata y a...

Je,jé, pensé, en menudo lío de tres pares me estoy metiendo. Ponía un teléfono de contacto, pero no llamé. Aquí tienen mi correo electrónico, para lo que gusten. Je,jé. No me contestaron y acabé llamando, y colgué, no fuera que me cobraran mil euros por la llamada. Y me dije que era un primo, un panolí y me olvidé...

Me olvidé veinticuatro horas, porque la ejecutiva me mandó un SMS, que quería conocerme, que estaba ansiosa, que llamara a ese número... Y llamé, vaya si llamé, cómo iba a dejar a una ejecutiva en pura ansia viva. Y me dijeron que cada minuto se cobraba a dos euros, y calculé... aguantaré cinco minutos. Se estaba descodificando el aparato ( no sé qué aparato ni el de quién) y ahora me darían su teléfono... ahorita mismo... en cuanto suba la tarifa. Y de pronto... y de pronto... y de pronto... se cortó.

¡Maldita sea mi suerte! Pues no vuelvo a llamar. Pero al día siguiente la ejecutiva venga a insistir, pero qué ansiosa estoy, mira que te pago los gastos, mira que no me dejes tirada, aquí en la cama, con las piernas abiertas. ¿Y quién dice que no a una ejecutiva con las piernas abiertas? Y llamé, y esperé, y me dije que esta vez, esta vez sí. Y esta vez... pues que fue si (¿alguien había pensado lo contrario?) Una voz sensual, maravillosa, me habló, sí me habló a mí, al único divorciado del planeta y me dijo cosas muy lindas y me preguntó por mi vida... y la tarifa continuaba subiendo. Y me dijo que tomara nota de su teléfono... Y yo me puse a ello como un desesperado, como un sediento en el desierto del Sáhara. Y cuando había tomado la mitad de los números... pues se cortó.

¡Maldita sea mi suerte! Pero esta vez no fue culpa suya, esta vez me falló el móvil, se le acabó la batería. Había pensado que me duraría todo el día, hasta que lo recargara por la noche, pero me falló, me falló en el momento cumbre del orgasmo. ¡Maldito cabrón! Y eso fue lo que me perdió, pensar que todo había sido culpa mía, del cabrón de mi móvil. Y llegué a casa y lo cargué y llamé. Quiero hablar con Ana-María (así me había dicho que se llamaba la ejecutiva de voz sensual) y quiero hablar ya, que estoy empalmado. Y espera que decodifico y espera que esto va lento y... Y aguanté una hora, y desesperado colgué y lo mandé todo a la mierda, a la puta mierda. Y por primera vez mi operadora de telefonía vino en mi ayuda y me bloqueó el número. Ya no podría llamar a ese número. Y llamé a información y me dijeron lo que había gastado. Un pastón, con ese pastón yo habría podido pagar a dos prostitutas una hora o incluso hacer un trío con las dos. Y como andaba a dos velas me privé de comer, para adelgazar un poco más y me dije que no hay mal que por bien no venga.

Y me olvidé...y me olvidé hasta que la empresaria me dijo que estaba ansiosa y me esperaba en su casa. ¿Qué casa? ¿Dónde vivía la ansiosa empresaria? No me lo dijeron. Y mandé un SMS, que eso sí me lo permitía la operadora, y pregunté en qué casa. Y me dijeron que llamara al número de marras. Y contesté por SMS que tenía bloqueado el teléfono y que por Dios bendito, que la ansiosa empresaria me diera su teléfono o su dirección, que iba como un cohete... Pero no me lo dieron.

Y maldije y me olvidé...hasta que la azafata y luego el ama de casa hambrienta me pedían que por favor las satisficiera. Y contesté por SMS que tenía el teléfono bloqueado y que me dieran el suyo, o su dirección. Nada.

Y me olvidé, hasta el día siguiente, en que la ejecutiva, Ana-María, la voz sensual, me citaba en una cafetería a las cuatro. Y me pedía que confirmara. Y confirmé por SMS y me fui a la cafetería y esperé y esperé y esperé y me tomé café y miré por ver si ella, la bendita Ana-María, con blusa blanca y pantalón negro aparecía por allí... y no apareció. Pensé que tal vez no le había llegado mi SMS de confirmación. Y pensé que aquello era un timo como una catedral. Y razoné, si es que podía razonar pensando en Ana-María, la ejecutiva, 1,75, 37 años, rubia, ojos azules. Y fantaseé lo que pude. Y... decidí que se fuera todo a la mierda. A un divorciado se le puede timar una vez, pero no dos, y como ahora estás solo puedes permitirte tirar unos billetes a la basura, al fin y al cabo con no comer una semana o quince días arreglado.

Y me olvidé...Hasta que Rocío, una doctora hambrienta, rubia y guapa como ella sola, me pedía ayuda. Y yo de nuevo con el SMS. No puedo gastar mucho con unos cuantos SMS. Y comencé a elucubrar cómo funcionaba el tinglado.

Ellas se apuntaban para tener sexo con desconocidos. ¿Pero no podían salir y hacérselo con el primero que encontraran? Claro, están casadas y no quieren que se entere su marido. Pero bueno, si lo hacen con discreción no se enterará, no veo para que necesitan del maldito teléfono de la esperanza. Sí, debe ser esto tan moderno que vi en un documental, se codifica todo para que los empleados no tomen nota y hagan chantaje. ¿Seguro? Eso no lo entiendo. ¿Y por qué tengo yo que pagar la tarifa extra del teléfono si es sexo gratis y ellas, las muy pudientes, lo pagan todo? ¿Y dónde se apuntan ellas? ¿Van a una agencia? Y busco por Internet, esta empresa solo tiene apartado de correos. Y no hay datos. Bueno, sí, en un foro unos cuantos se quejan de que no dejan de mandarles SMS y hay uno que dice que él no ha hecho nada, que se los mandan porque sí. ¡Ay picarón! Seguro que tú has picado como yo.

Y sigo elucubrando. Junto con el teléfono de pago hay otro, se supone que de la interesada, ejecutiva o empresaria o azafata, que parece normal. Llamo, comunicando, llamo al de la ejecutiva, Ana-María, que ya me ha enamorado. Y comunica, y llamo a las otras, y comunican, menos uno, buzón de voz. Dejo un mensaje, expreso mi situación angustiosa y le dejo teléfono y dirección. Yo no tengo nada que ocultar, soy divorciado. Si ellas son ricas, si pagan por un polvo con un desconocido, pueden permitirse el lujo de pagar tarifa extra por escuchar mi mensaje. Lógico, de una lógica aplastante. ¿Pero hay algo lógico en esta vida? Creo que no. ¿Cuánto pagaran, de qué forma, cómo contratan este servicio? ¿Y si son tan ricas y generosas por qué no pagan el polvo, todo gratis para mí, y pagan mi tarifa y así puedo llamar gratis, a cobro revertido por ejemplo? ¡Ah,ya! Es la codificación, la maldita codificación. No lo entiendo, de verdad que no lo entiendo.

Y me olvido... hasta que insiste la ejecutiva, Ana-María, te quiero,te adoro, lindo tesoro, ¡qué no haría yo por echarte un buen polvo! Y creo un mensaje estandar, diciendo que den mi número de teléfono y dirección a todo el mundo, a ver si me llaman todas las ejecutivas del planeta o a ver si forman cola ante mi puerta, o a ver... Yo no veo nada, tengo los ojos rojos y el cerebro a punto de sufrir un ictus. Y mando el mensaje y me olvido. Y espero... y nada.



Al día siguiente un mensaje de Ana-María, y me derrito. Llamo a los buzones de voz, y esta vez sale una voz, sensual, que responde a todos, sea la ejecutiva, la empresaria, la azafata, el ama de casa... Todas tienen la voz, la misma voz sensual que Ana-María, la ejecutiva. Y pienso que tal vez han puesto la misma voz en todos los buzones de voz. ¿Pero porqué la voz de Ana-María? ¿No es una cliente? ¿Entonces? No entiendo nada. Y dejo un mensaje desesperado en el buzón de Ana-María. Te quiero, te adoro, lindo tesoro, me muero por ti. No me dejes así, haz algo si me quieres tanto... No hace nada.

Y elucubro y elucubro sobre esta empresa y si es un timo porqué no la han denunciado y enchironado a todas... a todas... a toditas. Porque no solo he recibido mensajes de Ana-María o de las restantes, es que me mandan mensajes las empleadas diciendo que no sea tonto y llame, que la empresaria me ha prometido el oro y el moro,que Ana-María se muere por mí, que la ansiosa me invita a comer. ¡Oh my God! ¡Con lo hambriento que estoy yo! 



¿Y si no es un timo? Entonces no entiendo a las ansiosas. Si tanto me desean por qué no hacen algo. ¿Por qué me desean a mí, un miserable divorciado del que no conocen nada, ni la edad, porque no me la han preguntado, ni si soy un flanín o un yogurín que está para comerse? ¿Qué ocurre aquí? 

Y me dice la coordinadora que es urgente, que la llame, que no quiere que me pierda lo que me ofrecen, que no quiere que tenga yo problemas. ¿Problemas yo? Llevo un montón de días empalmado, cada vez que oigo el sonido de recepción de un mensaje se me pone tan dura que sufro mucho. ¿Por qué insisten conmigo, es que no hay más machos en el planeta? ¿Es que las he enamorado a todas, las he vuelto locas, tarumbas perdidas? Pero si ni me conocen. 

Y recuerdo que por una posible confusión en la llamada larga, larga, larga, carísima, me dieron una contraseña y una dirección, pero parecía el laberinto de Creta, no una dirección de mi ciudad. Y por lo complicado de esa dirección a mi me pareció que podía ser un edificio con contraseñas, más propio de unas fulanas de lujo que de un edificio normal, donde viven todos los corrientes de este mundo. ¿Se habían equivocado? Una operadora, con voz del otro lado del charco, me dijo también en la llamada larga, larga, que yo no era el único al que se le había cortado la comunicación. Vale. No soy el único, ¡bendito sea Dios!

Y recapitulo, primero pensé que era un timo, luego que eran fulanas que te daban su sexo gratis a cambio de que lo pagaras previamente en la llamada telefónica, luego que eran casadas pingüinas que no querían que se enterara el marido y la decodificación era algo muy raro pero tal vez funcionara como ocultación de adulterios. ¿Cómo podía funcionar de esa manera? Cosas más raras nos ocurren todos los días. Y finalmente... me volví loco. Y decidí que iba a visitar el cementerio, para ver lo bien que estaban los muertos.

Y olvidé... hasta que la ejecutiva insistió, lo poco que había hablado conmigo por teléfono la había enamorado. Y llamé al teléfono privado de la coordinadora, no al de tarifa, y tuve la inmensa suerte de que no estaba lleno o comunicando, y le dejé un mensaje, que me diera de baja...Y recordé que ya se lo había pedido en la llamada larga, larga, y me pasó con otra operadora, con voz del otro lado del charco, y para darme de baja tenía que esperar a que el sistema se descodificara, y colgué, porque iba a tener que pagar y mucho por darme de baja. 



Y recapitulé y me olvidé de algunos detalles, porque eran muchos, muchísimos y tenía mi móvil lleno de mensajes, de la operadora, de la coordinadora, de Ana-María, de Rocío, de la empresaria, de la...Y yo estaba tan empalmado y sufría tanto que decidí cortármela con el cuchillo de cocina,pero cuando iba a hacerlo recibí otro mensaje de Ana-María y sufrí tanto como debió sufrir Tristán cuando Isolda le dijo que llamara al … que le iba a dar todo lo que tenía y más. Y morir de amor fue una opción... pero no morí.

Y finalmente todo se calmó y no recibí mensajes durante unos días, y de pronto otro número me mandó mensajes y como no tenía ese número bloqueado por mi operadora decidí llamar porque tal vez Ana-María, mi Isolda, había logrado la fórmula de comunicarse conmigo. Y la operadora, del otro lado del charco, me dijo que tenía mensaje urgente pero tenía que esperar a que se descodificara. No me dijeron que fuera tarifa extra, pero no me fié. Otra vez... y esperé cinco minutos y colgué. Ese número era nuevo. ¿Cómo se habían enterado de mi número? ¿Se lo había dado la otra empresa, lo había encontrado en Internet, dónde?

Y me fui de putas, y pagué por un servicio, la tarifa acordada, ni más ni menos, y ella me dio lo acordado, ni más ni menos. Y me fui satisfecho de haber pagado, porque sabía a lo que iba y lo que recibiría. No fue sexo gratis, pero fue sexo y me desempalmé por un rato.

Y de allí me fui al cementerio, para imaginar lo bien que estarían los muertos. Y entonces pensé que si me suicidaba me iría al infierno y como allí se tenían que haber modernizado, tal vez las demonias me tentaran exhibiéndose desnudas ante mí, y cuando estuviera empalmado y sufriendo como un condenado me darían un teléfono y me dirían que llamara a ese número... a ese maldito número... a ese número infernal. Claro que allí no podría cobrarme mi operadora telefónica... Pero no, ni por Ana-María ni por ninguna otra, yo no volvería a llamar a ese teléfono ni desde el infierno. Y me imaginé siendo torturado de esa manera en el infierno, por toda la Eternidad, y se me quitaron las ganas de suicidarme, aunque pudiera seguir pensando en Ana-María, mi ejecutiva sensual, de 1,75, rubia, ojos claros, tipo de modelo, voz de demonia tentadora del infierno, mientras la pez hirviendo de la caldera de Pedro Botero me cocía los testículos. 

Y decidí no suicidarme y marcharme del cementerio, pensando en Ana-María, empalmándome, y haciéndome cruces de los inventos modernos.

Y llegado a casa recibí un nuevo mensaje de Ana-María,que era la empresaria, que me esperaba en su casa y que blá, blá y blá.¿Pero Ana-María no era la ejecutiva? ¿Ahora resulta que empresarias y ejecutivas son lo mismo? Y me desvestí y me pegué una ducha de agua fría de no te menees y como no fue bastante me fui a la cocina, a por el cuchillo, y cuando me había abierto la bragueta recibí un mensaje en el móvil.

Esto parece el cuento de la buena pipa que me contaba mi padre de niño. ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipa? Sí ¿Pero tu quieres que te cuente el cuento de la buena pipa?

¡Maldita pipa de mierda! Me la voy a cortar.

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