lunes, 25 de marzo de 2024

LA CANTANTE DE LA TROPICANA I


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NOTA INTRODUCTORIA

Hace ya algunos años, en una página hoy desaparecida, me embarqué en un divertimento muy romántico. Se me ocurrió utilizar a uno de mis personajes, el detective sin nombre, para hilvanar una serie de historias que me permitieran comentar los maravillosos versos de una doctora cubana que subía sus poemas en la página. Nos hicimos buenos amigos y acabé inventándome, o más bien reconstruyendo la mítica sala con este nombre. A esta poetisa la transformé en cantante de la Tropicana que decía sus versos con música y cada noche que ella actuaba allí mi personaje, el detective, se sentaba a una mesa, se tomaba un ron y disfrutaba del espectáculo al tiempo que rememoraba alguna de sus historias acunado por la letra de sus canciones. Aprovechando el texto de Mayte y la necesidad de subir de vez en cuando algún texto corto, completo en sí mismo, que no dependa de una continuación, he buscado y encontrado esta pequeña serie de relatos que puedo continuar. Aprovechando el comienzo de año nada mejor que inaugurar La Tropicana con este texto, con esta canción de la cantante de la Tropicana.

: Cecilia Santisteban Sánchez

Me detiene,
travesías por calles sin cerrojos,
puentes polvorientos de miedo,
miedos de acero.

Me detiene
el agónico mar de silencios,
silencios de salitre
en huesos con brillo.

Me detiene
pasos de escombros sin dueño,
escombros del tiempo
en amores sin rostros.
©sally04

En el fragor de la celebración del nuevo año una hermosa sombra ha salido a la ventana para cantar al silencio casi una nana. Nuestro detective se ha conmovido, el gorrito ridículo sobre la cabeza y el matasuegras en la boca. Estaba a punto de colarse en la celebración del hotel más próximo y allí buscar el orgasmo ilícito en alguna mirada femenina cargada de líquido espumoso para olvidar.

La soledad del detective es a veces apabullante, como la soledad del corredor de fondo. Al menos este último espera en la meta los vítores y la medalla de la recompensa al sacrificio. La soledad del detective de fondo solo puede ser enjugada por estas nanas prodigiosas que canta la cantante de la Tropicana, asomada a la ventana, cuando cree que nadie la ve ni la escucha, porque él siempre está al acecho. Se engaña creyendo que es obligación. En realidad hace tiempo que dejó de recibir cheques del cliente. Incluso no deja de calmar a Olvido, la secretaria que permanece en su despachito, atendiendo llamadas de gente estúpida que desea le busque amores que se han perdido por falta de presencia.

Olvido le recrimina que se pase el tiempo tras de una mujer, por bien que cante y por hermosa que sea. Ninguna mujer merece tanto, le chilla al detective y el móvil rebota en su oreja. El sabe que Olvido anda tras sus pasos pero nunca le encuentra. Los detectives son como los marinos, un amor en cada puerto. Pero esta vez está a punto de abandonar el barco y quedarse en este puerto. Alza su vaso de plástico donde el champán robado en la fiesta del hotel está caliente y sabe a orines y brinda en silencio con la cantante de la Tropicana que no deja de cantar.

Ha caído un nuevo año sobre las sienes plateadas del detectives, pero ahora ningún año será lo mismo. Tira el vaso al suelo y enciende un pitillo recostado en el coche al tiempo que escucha los últimos compases. La cantante se retira a su celebración particular y el detective se queda en silencio, con el pitillo en la boca, pensando en no se qué. Pasa un grupito de borrachos que se burlan de su requiebro a la luna, le llaman trovador con sus bocas pastosas y uno de ellos le arroja el contenido de una botella por la cabeza. Se marchan riendo y nuestro detective queda bautizado por el nuevo año.
Slictik

lunes, 18 de marzo de 2024

ALFREDO EL MONTAÑERO LLEGA EL PRIMERO

 







ALFREDO EL MONTAÑERO LLEGA EL PRIMERO




Con su mochila a cuestas, repleta de latas y alimentos congelados, porque en el bosque helado no se estropea nada, llega Alfredo el número uno de los montañeros, al bosque Sonymage, donde la administración nos ha ofrecido su cabaña veraniega, ahora invernal, para pasar una feliz Navidad y un próspero nuevo año 2014 que traerá buena suerte porque su número cabalístico es el 7, y sino sumad 2+1+4.

Busca la llave que le han dicho está bajo una estatua en un nicho y tras abrir la puerta se dispone a adecentar las dependencias. Coloca sus víveres en la despensa, sin saber que pronto llegará Iñaki Lizorno con las vituallas ofrecidas gentilmente por el millonario Slictik. Lo primero que hace es salir a cortar los troncos de leña artificial amontonados contra la pared de la cabaña,, porque aquí somos muy ecologistas y los árboles son nuestros amigos. Y con el hacha, la sierra y el serrucho amontona leña suficiente para pasar la navidad. Enciende la chimenea y se sirve un ponche calentito. Se sienta en el suelo, frente a la chimenea, y comienza a cantar, a grito pelado, la canción de los montañeros.

Somos, somos los montañeros,
y al entrar nos quitamos los sombreros
y como los siete enanitos
nos ponemos hacendosos
para limpiar la casita
antes de que llegue Blancanieves.

Y también llegará papá Nöel entre las nieves
con un montón de regalos para estos pelagatos.
Y hasta el gato con botas
se animará a visitarnos
y el bueno de Bambi asomará su cabecita
tras esta amplia ventanita.

Somos, somos los montañeros
y al calor de la lumbre
nos contaremos chistes
y viejas historias muy sabrosas
y comeremos y beberemos
y a los desheredados del mundo invitaremos
y entre turrón y champán francés
pondremos el mundo del revés.

Somos, somos los montañeros y etc etc

martes, 12 de marzo de 2024

ADALGISA, PITONISA

 


Adalgisa, pitonisa para todo





NOTA: Creé a Adalgisa para burlarme de todo este mundo surrealista de la videncia, en un principio fue un personaje que pretendía parodiar a las pitonisas televisivas y telefónicas que nos adivinan el futuro por dos duros… bueno, un poco más. Pero luego le tomé un afecto entrañable al personaje, al que fui utilizando para desarrollar con humor cierta etapa juvenil en la que me dedicaba a la astrología, el tarot, el I Ching y todo lo que se terciara. Ello con el objeto sibilino de seducir a chicas, parece que más propicias a estos temas que los “machos” de pelo en pecho. Esto no es totalmente cierto como diría Maribél, la top modél, otro de mis personajes, si apareciera ahora. Debo decir que algo de éxito si tuve puesto que eché el tarot a Conchi, la que hoy es mi mujer, anunciándole la aparición en su vida de un príncipe azul, lo que no le dije es que sería gordo, como así fue.
Como pueden ver de nuevo aparece la figura del narrador que tanta importancia tiene en la biografía de todos mis personajes humorísticos. No sucede así con todos (por ejemplo el telépata loco va narrando su vida a través de cartas mentales) y hay otros muchos que utilizan otros trucos y técnicas diferentes, pero esto del narrador cínico que va a hacer sangre a su biografiado es algo que “me pone” como dice ahora Antena 3.
Con el tiempo les haré llegar algunos de sus estudios astrológicos sobre todos los signos del zodiaco y otras muchas cosas de esta pitonisa insaciable. ¡Quién la iba a decir que un día no muy lejano un astrólogo con ganas de dar la murga descubriría que no son doce signos, sino trece! Escogí la imagen de la negrita zumbona de “Lo que el viento se llevó” porque me pareció una imagen adecuada de Adalgisa, aunque estuve dudando mucho tiempo sobre el color de su piel, su raza, su edad, sus encantos físicos, su… No lo tenía nada claro, y aún ahora tampoco he llegado a una conclusión definitiva. No obstante la imagen de “la zeñolita Ezcal-lata” sigue siendo la que más me gusta de Adalgisa.

ADALGISA, PITONISA PARA TODO.

HISTORIA NARRADA POR EL DETECTIVE ANONIMO QUE TIENE A SU SERVICIO.

Fui contratado por este portento hace ya algunos años, cuando sus predicciones comenzaron a fallar. Me paga bien, me divierte el trabajo y tengo una patrona que no me merezco. ¿Qué más puedo pedir?

Adalgisa es una mujer en la cincuentena. Se ha cuidado mucho, por eso parece más joven de lo que sin duda nos diría su D.N.I. si estuviera a nuestro alcance. Ultimamente la noto un poco rara, tiene reacciones que yo achaco a la menopausia aunque me guardo mucho de mencionárselo. Nadie tiene la culpa de las etapas que la naturaleza nos obliga a vivir y Adalgisa menos que nadie. Es una mujer amable, generosa y bien dotada para el amor. Esto último lo sé muy bien, no en vano llevo algunos años amancebado con ella, como se decía antes, o siendo pareja de hecho, como se dice ahora.

Sus dotes de vidente la vedaron el matrimonio. Era capaz de ver su relación con el pretendiente de turno de aquí a veinte años vista. Demasiado tiempo para que decidiera arriesgare a contraer vínculo. Tuvo sus amantes ocasionales, hasta que yo entré en su vida. A pesar de sus esfuerzos no podía ver nada sobre mí en su bola de cristal; las cartas no decían gran cosa, el I Ching era desconcertante y los astros no sabían qué hacer conmigo. Ese cúmulo de circunstancias la decicieron a liarse la manta a la cabeza y proponerme sexo. También ayudó algo mi cuerpo serrano. Pero no voy a darles detalles de mi anatomía, ni siquiera les diré mi edad aproximada. Recuerden que soy anónimo.

Para sus consultas acostumbra a llevar un vestido azul-cielo, con estrellas, astros, conjunciones, la estrella salomónica de cinco puntas y un compás y una plomada (nunca me ha dicho si pertenece o no a la masonería). Para obtener sus predicciones utiliza la bola de cristal, el tarot de Marsella, el I Ching, hace cartas astrales, lee los posos del café o del té, echa las tabas, interpreta los sueños o cualquier cosa que se les ocurra. La videncia no es una ciencia exacta. Ha tenido etapas y etapas. Hace unos años atravesó su desierto particular. Fue entonces cuando buscó en las páginas amarillas el nombre de un detective que no le diera mal fario. Yo acepté el trabajo como uno más, ni más raro ni más difícil que los otros. La misión que me encomendó fue la de obtener todos los datos posibles de sus clientes habituales y hacer encuestas por la calle para saber qué pensaba la gente de la astrología y otras artes adivinatorias. Recuerdo como algo muy divertido el obtener características de los signos astrológicos preguntando por la calle de qué signo eran los viandantes. Me pasó de todo, hasta cosas buenas.

Si me permiten ustedes voy a sacar a la luz, con permiso de Adalgisa, sus estudios juveniles sobre los diferentes signos astrólogicos. En ellos se nota la rebeldía juvenil que la embargaba por entonces y un ligero mal café, tal vez causado por sus dificultades para obtener empleo. Se dijo que si otros vivían de esto por qué razón no iba a poder hacerlo ella. Se pasó una temporadita hincando los codos y luego se anunció en la prensa. Un poco de parafernalia, mucha psicología y su don de gentes la auparon al carro del triunfo. Todo le fue bien hasta que apareció el desierto y entonces echó mano de este detective. Nos comprendimos a primera vista, nos caímos bien en cuanto nos sentamos en el sofá de su casa y nos amamos a los pocos días. ¿Hay algún mal en ello?. Conmigo no le funcionan las previsiones, pero he sido testigo de aciertos que han puesto lividez en rostros más duros que el cemento. Ni creo ni dejo de creer, tan solo ayuda a mi señora. Aunque sus estudios astrológicos pueden levantar ampollas, a mí no me ofenden y hasta pueden resultar divertidos. Al fin y al cabo eso es lo importante en la vida, pasarlo bien. ¿O no? Permítanme que empiece por mi signo astrológico, tauro. Algunas características coinciden plenamente. Otras no mucho, pero es que están los ascendentes, las casas, las conjunciones, las cuadraturas y otros matices que modifican mucho el signo puro.

jueves, 7 de marzo de 2024

DEDICADO A LAS MUJERES

 


           DEDICADO A LAS MUJERES

 

Ayer nuestras madres

Hoy nuestras esposas

Mañana nuestras hijas.

Siempre compañeras

Siempre luchadoras.

 

Hoy discriminadas

Mañana iguales

Hoy maltratadas

Mañana amadas.

 

Que mañana sea hoy

Tenemos que lograrlo

Tenemos que conseguirlo.

Son nuestras madres

Son nuestras esposas

Son nuestras hijas

Son nuestras hermanas

Son nuestras almas.

Son iguales a nosotros

Son los genes del universo.

Son lo que amamos

Son lo que somos

Son lo que seremos.

Son los espejos de la vida.

 

Están maltratadas

Están discriminadas.

Son humilladas.

Son asesinadas.

 

Que sean amadas.

Que siempre sean amadas.

Nuestras compañeras.

Nuestras iguales.

Nuestras hermanas.

 

 

sábado, 2 de marzo de 2024

EL HOMBRE-SUEÑO II


CAPÍTULO II



Mis padres vivían en un tiempo olvidado y yo trataba de olvidar un tiempo vivido.

Alguien –tuvo que serlo- gestionó la herencia de mis padres, el piso y unos ahorrillos sin importancia. Me acompañó a donde tuviera que ir -–no sé a donde- y guió mi mano para que echara unas firmitas –la esencia de la individualidad en nuestra burocratizada sociedad- . Seguro que hizo más que guiar mi mano porque sumergido en la ensoñación no es fácil mover la mano, ni siquiera coger un bolígrafo entre los dedos.

Alguien –puede que fuera el mismo- gestionó mi licencia por enfermedad en el trabajo y debió preocuparse de que comiera algo, de otra forma hubiera terminado por ensoñar sin cuerpo, algo que por otro lado sin duda sería mucho más fácil y divertido.

No recuerdo mucho de aquel tiempo, puede que exagere si digo que no recuerdo nada, pero lo cierto es que entre lo poco que recuerdo y nada no debe ni siquiera haber la distancia de una pulgada- de lo que sí estoy seguro –por las consecuencias posteriores- es de que debí aprender a ensoñar hasta adquirir una pericia digna de un gran profesional.

Creo que un día desperté un momento y miré a mi alrededor con ojos asombrados. Todo en el piso parecía ordenado y tan limpio que ni siquiera una ensoñación mágica podría haberlo logrado. Estaba solo, acostado sobre una cama bien hecha, aunque alguien había quitado la colcha para que no la manchara, el resto era sin duda una obra de arte que solo una mujer hacendosa puede lograr y tan solo después de mucha práctica.

Me toqué el cuerpo para cerciorarme de que no era un sueño, y advertí que estaba en pijama, un pijama nuevecito y a medida. Puse los pies en la alfombra y me calcé unas babuchas. Recorrí la casa como si fuera la primera vez que la veía desde la muerte de mis padres. Me gustó lo que mis ojos miraron y mis manos palparon. No era muy grande pero sí lo bastante para que un ser humano se sintiera solo, incluso alguien como yo.

Alguien me visitó a la mañana siguiente. Ni siquiera me dí cuenta al despertar de que era de noche. Debí quedarme dormido otra vez o tal vez ensoñando. Dijo ser una tía lejana que había estado cuidándome durante todo aquel tiempo –no quise preguntar cuánto- pero debía volver con su familia a una ciudad lejana –no recuerdo su nombre. Me dio un beso en la mejilla y me dijo que ahora ya estaba bien –nunca me sentí mal- pero no obstante una enfermera me echaría un vistazo de vez en cuando y una mujer vendría a limpiar la casa cada quince días. No tenía que olvidarme de firmar uno de los cheques del talonario que estaba sobre mi mesita ya relleno. Solo era preciso firmar y poner la fecha. Le daría uno de aquellos papeles una vez al mes a cada una de ellas. Solo una vez al mes, que no me engañaran. Se despidió y cerró la puerta tras de si. Nunca volví a verla.

Tardé unos días en recordar lo esencial. Creo que comí algo un par de veces. Mi tía me había dejado una larga carta en un sobre abierto, también sobre la mesita. La leí y pude hacerme una vaga idea de lo ocurrido y de lo que tenía que hacer –lo más urgente-. Mi baja por enfermedad terminaría dentro de siete días. La fecha estaba subrayada con bolígrafo rojo. Si no me sentía aún con fuerzas debería gestionar otra baja. Si quería volver al trabajo allí tenía la dirección exacta por si no me acordaba. Me tendría que poner la mejor ropa, ya apartada en el armario, y a las ocho en punto de la mañana entraría por la puerta de la oficina y hablaría con mi jefe, el señor…





EL GNOMITO CABRÓN

Sí, ese soy yo. ¿Qué quién soy? Satisfaremos su curiosidad, querido amigo. Soy un diminuto humúnculo, un gnomito, si ustedes lo prefieren, encerrado en el interior del cráneo de este ceporro. Podríamos decir que soy su “alter ego”. Pero si ustedes no saben latín me pueden llamar Subconsciente. Sí, efectivamente, ese soy yo. Pero no vayan a creer que el famoso subconsciente es un cuarto trastero donde todos guardan lo que no quieren ver. Es mucho más que eso. Se trata de un gigantesco ordenador creado por el cerebro, la mente o el consciente como ustedes quieran denominarlo para que la información subversiva no salga a la luz y se arme la de Dios es Cristo.

Claro que lo que ustedes no saben es que yo estoy a cargo de todo, yo el Gnomito cabrón. Que porqué este adjetivo tan excentríco y grosero. Pues porque así es como ustedes, vosotros, pensais de mi. Soy el cabroncete que os hago la Pascua cuando menos lo esperais. Os digo las verdades del barquero, os pongo ese video que os deja en un espantoso ridículo… Soy el Freddy de vuestras pesadillas. Creo que son motivos suficientes para que quede completamente explicado el calificativo.

Estoy aquí encerrado entre cuatro paredes de hueso, pasando el rato como puedo. A veces me asomo a las dos ventanitas de mi escueto cuarto y me entero de qué va la fiesta. Si no me agrada toco una campanita que os pone muy nerviosos y empezais a dar vueltas como peonzas para olvidarme

He salido un momento de mi retiro monacal para poner los puntos sobre las «ies». Mi alter ego se ha puesto muy dramático casi trágico y eso no me gusta. La vida es una fiesta queridos amigos y no voy a permitir que este ceporro la estropee.

Lo que ha dicho de la muerte de sus padres es cierto. Yo estaba allí, asomándome a la ventana cuanto recibió la llamada de un guardia civil de tráfico. De la cartera de su progenitor, lo único un tanto entero que quedó del amasijo formado por sus progenitores y el vehículo que les llevaba de vacaciones a la costa, consiguió su teléfono y dirección. El trío quedó echo fosfatina, el progenitor, la progenitora y el bonito ejemplar de carro con ruedas. De la sangrante cartera sacaron su dirección y teléfono y muy amables le llamaron para darle la noticia. Lo que no le dijeron, porque no lo sabían, era que su progenitor andaba elucubrando una salida airosa para la quiebra de su empresa. No, no fue un fraude para quedarse con el efectivo en perjuicio de tontos acreedores. El progenitor de mi alter ego era un ludópata aunque nunca se atreviera a confesarlo ni a su familia ni siquiera a sí mismo. Jugaba a la bolsa como otros juegan a la ruleta o al pocker. Antes o después tenía que suceder y sucedió. Se quedó en bragas, al menos pudo salvar el piso y unos ahorrillos. El accidente pudo ser perfectamente un suicidio. Tengo serias sospechas de que así fue puesto que la ultima vez que vi a su Gnomito cabrón se despidió muy lacrimoso de mí, estaba convencido de que no nos volveríamos a ver.

La noticia le produjo un shock –bonita palabra para definir una nueva situación en la que el Gnomito cabrón tira de las riendas- pero fue más bien su debilidad congénita la que le sumió en un letargo cercano a la locura. Mientras él era ingresado y sedado como un oso en hibernación yo seguía los acontecimientos con preocupación. Si mi alter ego se va yo me voy con él. Puede que me reencarne en otro ceporro de alter ego pero es tan solo una sospecha, ningún Gnomito cabrón recuerda sus vidas pasadas.