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domingo, 7 de noviembre de 2021

UN INFORME EXTRATERRESTRE DE LA ESPECIE HUMANA III

 


UN INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA III

 

 

Ejem...ejem...Ya veo que están ustedes muy impacientes por conocer cómo me fue en el primer contacto con la especie humana. Tanto que algunos colegas salieron conmigo y aún no han regresado. El agua de fuego debe tener hoy un atractivo especial o tal vez la especie humana les trae al pairo. Pues que me permitan un consejo: no deberían adoptar esa actitud de sabelotodos, no, porque ello les hará perderse las historias más regocijantes que se han oído nunca en este viejo hemiciclo.

 

Se preguntarán ustedes qué criterios científicos utilicé para elegir el lugar del primer contacto. La respuesta no puede ser más sencilla. Con la mano izquierda de mi cuerpo terrestre (tan perfecto que ni la hembra humana -mi cuerpo era de macho- más experta en observar a su contrario hubiera descubierto en mí a un extraterrestre)  inicié un proceso secuencial muy sencillo. Conté con los dedos de mi mano derecha: pito, pito, gortorito, dónde vas tú, tán bonito....

 

Sí, sí, no se pongan ustedes de esa manera. ¡No son capaces ni de aceptar una broma inocente!. Si no fueran tan emocionales descubrirían que la lógica les estaba advirtiendo contra el engaño de que eran objeto. ¿Cómo podía yo saber de estos divertidos juegos terrestres cuando ni siquiera había pisado el planeta Tierra?. Lo que quiero decirles ( y no me abrasen con la telepatía, ya sé que ustedes no son idiotas), es que dejé que el azar eligiera mi destino. Puse mi índice humano sobre el plano que la inteligencia artificial de a bordo había fabricado siguiendo mis instrucciones expresas y me dije: sí, aquí tomaré tierra por primera vez. A continuación leí el nombre con el que bautizaron los terrestres ese lugar: Kansas city Kansas.

 

Mucho más tarde, con tiempo ya para el aburrimiento, vería un cuantioso número de lo que ellos llaman películas clásicas. Para que ustedes me entiendan, queridos colegas, el cine no es otra cosa que grabar en un pedazo de celuloide, en un principio, luego utilizarían otros materiales, unas determinadas escenas ordenadas por alguien al que llaman director, interpretadas por humanos a los que denominan actores, y que bien miradas tienen plena sentido. Aunque mal miradas la coordenada tiempo aparece muy distorsionada y el espacio está recortado aquí y allá, como si sobrara. En una de estas películas clásicas, titulada La Diligencia, y dirigida por un tal John Ford, el tuerto, que llegaría a ser mi director terrestre favorito, aparece un divertido personaje que repite una y otra vez su frase favorita: soy de Kansas city Kansas. Se lo dice a un doctor borracho que busca sus muestras de un delicioso licor, whisky -el de Kansas es vendedor de este apreciado licor- más que conocer la vida del anómino vendedor. Y en la película trabaja un joven actor, John Wayne, que ...

 

Vale, vale, dejen ya de patear que no voy a seguir con el resto del reparto. Mi énfasis en el detalle ha sido solo para poner de manifiesto esta casualidad y los escondidos designios que el azar tenía preparado para mi periplo terrestre. Así pues en Kansas city Kansas tomé tierra por primera vez con mi nave monoplaza. Como saben ustedes, la nave intergaláctica no puede acercarse a estrella alguna puesto que se produce un cortocircuito muy peligroso. La nave nodriza (utilizo el nombre que ellos han puesto a estas naves que dicen observar con frecuencia, muchos colegas de otras civilizaciones deben de estar visitando el planeta cada dos por tres) quedó a las puertas del sistema solar y yo salí a cien por hora (expresión popular terrestre muy anticuada) hacia el planeta, no sin antes poner el himno de esta prestigiosa academia: "Aventurero estelar, busca, busca, busca, la inteligencia remota...De galaxia en galaxia algún día encontrarás...la horma de tu zapato".

 

Bueno, bueno. No es para tanto que haya modificado una frasecita de nada en el conmovedor himno que ustedes conocen tan bien. Y aunque no tenga una voz excelente, admitan que peores voces se han oído en este hemiciclo y nadie ha protestado hasta ahora. Que conste en acta. Reconocerán ustedes, dilectos académicos, que mis conferencias son las más divertidas de todas las que se han visto obligados a soportar en esta cámara, que si hablara...¡uy lo que diría, si hablara!... Por lo tanto permítanme que de vez en cuando me tome estas libertades que ustedes tanto detestan.

 

¡Jesús! -perdonen de nuevo la expresión terrestre, me encanta este rico idioma- ¡vaya la que están ustedes montando!. Creo que no es para tanto. Como castigo voy a tomarme un nuevo receso a pesar de que veo en sus rostros el interés máximo que se han tomado por esta historia. ¿Cómo me fue en Kansas city Kansas?. Lo sabrán ustedes, si son buenos, dentro de unos instantes.

 

Continuará.

miércoles, 27 de octubre de 2021

UN INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA II



UN INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA II

Apreciados colegas: Aún con el delicioso sabor de la proteína mineral, extraída de la roca Grano de Néctar, en el paladar, me dispongo, de muy buen humor, a contarles cómo llegué al planeta Tierra y cómo se produjo el primer contacto con un nativo terrestre.

Cuando me sugirieron un estudio de la raza terrestre, raza inteligente según los parámetros consensuados por todas las especies inteligentes, me encontraba terminando un ensayo sobre la especie cuatrópeda aratorna, del planeta Ératon. Les confieso que nunca abandoné con mayor placer un estudio. Los aratornos serán inteligentes, que no lo niego, pero su conducta carece del menor interés para quien considera el humor la más alta manifestación de la inteligencia. Esta especie es tan sumamente pragmática que no se encuentra en ella la menor contradicción, razón por la cual su sentido del humor está aún por descubrir.



Elegí viajar al planeta Tierra utilizando medios convencionales. Para ello me hice instalar en una nave intergaláctica, concretamente la Galax II, renunciando al viaje instantáneo de nuestro transformador mental. Como saben se trata del último ingenio de nuestra muy ingeniosa tecnología. El TM transforma nuestras partículas físicas en mentales y zís-zás!, basta un simple pensamiento para llegar al tiempo y lugar que previamente has elegido. En cambio en un viaje convencional tienes tiempo sobrado para estudiar sin prisa los numerosos datos, enviados por sondas no tripuladas, sobre los terráqueos. Puedes hacerte tus propios diseños corporales con el fin de pasar desapercibido entre sus nativos y probártelos ante el espejo, dando pequeños retoques aquí y allá. Así mismo estudias con calma sus numerosas lenguas, idiomas y dialectos, intentando desvelar la profunda filosofía de la vida que late necesariamente en todo lenguaje. Les confieso que me divertí mucho repitiendo las lecciones de nuestra máquina parlante, profesora de idiomas titulada. Buenos dias, good morning, bon jour…etc, etc.

Me apasiona el estudio e interpretación de los datos recopilados por nuestras eficientes sondas, que tal vez merecerían una medallita al trabajo. Tal vez apasionante no sea la palabra adecuada para describir la emoción que me produjo estudiar una especie inteligente que lo posee todo y en grandes cantidades, excepto tal vez una adecuada dosis de inteligencia. ¡Hermosa contradicción!

Como ustedes saben, nada resulta más sencillo que adaptar la forma física de cada especie inteligente a estudiar. Ellas aún ignoran, ¡pobres!, que no es preciso conectar neurona con neurona, siguiendo su peculiar diseño, para que un extraterrestre pueda expresarse a través de un cuerpo físico. Poniendo una comparación muy querida por los terrestres, es como si alguien se introdujera en uno de sus vehículos motorizados y, una vez aprendido para qué sirve cada pedal, se pusiera a conducir tan campante por sus autopistas. Ellos son tan inteligentes que ni siquiera saben diferenciar la parte valiosa de su individualidad, su mente consciente, de un simple trozo de carne que ha moldeado su consciencia en una larga evolución de milenios, para lograr satisfacer su necesidad elemental, propia de seres poco evolucionados, de seguir manteniendo contacto con el mundo material. ¡Riánse ustedes!. Y sigan riéndose puesto que nosotros hacemos tres cuartos de lo mismo.¿O no me acabo yo de zampar un stranwich de proteína mineral?

Nuestra tecnología, casi milagrosa, y sobre todo nuestra mente, evolucionada hasta extremos que la especie humana consideraría divinos, me hizo fácil hacerme con el cuerpo humano más adecuado para pasar desapercibido entre ellos y que menos problemas me diera, porque era inevitable que me diera algunos. Tuve que probar varios cuerpos, de infantes, de ancianos, de mujeres y de hombres, hasta elegir el que me pareció menos problemático. La computadora de Galax II creó un entorno virtual donde pude experimentar con ellos a gusto y gana hasta decidirme a encargar al sastre el que me pareció más interesante.

Paso a delimitar someramente las conclusiones a las que llegué en la probatura de cuerpos: 1º)El cuerpo de infante sería un engorro, puesto que las crías de la especie no tienen papel relevante alguno que desempeñar en su sociedad. 2º)El cuerpo del anciano me marginaría automáticamente del centro social más activo. 3º) El cuerpo de la mujer me daría una estética muy apreciada entre los nativos terráqueos, pero a cambio me vería excluido de los grandes centros de poder, aún en manos del macho aunque yo diría que no por mucho tiempo.



Así pues mi conclusión fue sencilla: elegir un cuerpo de macho adulto, ligeramente atractivo, de una edad que ellos consideran ideal ( la mitad de su vida estándar, más o menos). El resto de adminículos resultaron sencillos de diseñar: una tarjeta de crédito sin restricciones, toda la documentación necesaria para demostrar que había nacido en un lugar concreto de su planeta, en un día determinado de su calendario, que tenía unos padres X e Y, que había realizado estudios ( no quise abusar y convertirme en un genio, puesto que ser un genio en su sociedad es aceptar un riesgo demasiado elevado) y el resto del papeleo imprescindible para tener libertad de movimientos en su compleja organización social. Les advierto que no tuve otro remedio que mandar fabricar un maletín como el que llevan sus ejecutivos o yupis, para guardar toda la documentación necesaria. ¡Menos mal que nuestra tecnología permite hacer virguerías con estas cosas!

Y con esto pasaré a contarles a continuación -en cuanto haga un breve receso para beberme un litro de agua, de sabor múltiple, burbujeante y convenientemente preparada para facilitar la digestión del stranwich de alga y proteína mineral- el primer contacto con los terráqueos o terrestres.

Permítanme que les diga algo: no nos vendría mal desprendernos de una vez por todas de estos cuerpos de cristal carbónico energetizado hasta la décima potencia al cuadrado. Tienen su encanto, puesto que nos permiten saborear un stranwich y darnos lingotazos de toda clase de líquidos, pero me temo que dan más problemas que otra cosa.

Y ahora, con su permiso, me tomaré un receso, que se me está secando la boca.

Continuará.

miércoles, 13 de octubre de 2021

UN INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA I




UN INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA I




INFORME EXTRATERRESTRE SOBRE LA ESPECIE HUMANA I

– COMUNICACIÓN DEL INTELIGENTÓLOGO DR. MCHCOK A LA ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS DEL PLANETA STRANVIROV –



Muy estimados amigos y colegas:

Como bien sabéis, puesto que fue idea vuestra el enviarme, he pasado una larga temporada en el planeta al que sus nativos denominan Tierra, con un vocablo muy pedrestre y poco espiritual como es toda su cultura.

El planeta Tierra ha sido el primer descubrimiento del nuevo telescopio-escaneador de formas inteligentes o sea del T.E.F.I. o tefito como nos gusta llamarle. Como ustedes no ignoran se trata de una auténtica maravilla de la nueva tecnología mentalista que está invadiendo nuestra sociedad. Y tiene que serlo dada la distancia en siglos luz a que se encuentra Tierra de Stranviron y de la escasa energía inteligente que se desprende de los cráneos terrestres. Es un auténtico milagro que llegara a encenderse el pilotito verde, ese que nos avisa de la existencia de hasta un solo átomo inteligente en una galaxia.

Ejem…ejem… A pesar de la poco abundante inteligencia de sus nativos, con cráneos duros como pedruscos y tan vacuos como lo está en estos momentos mi estómago ( estoy en ayunas para evitar que el nerviosismo que me embarga habitualmente en estos casos me haga vomitar) creo estar en condiciones de confirmarles lo larga y divertida que será esta comunicación. Les hará reír como nunca hasta ahora lo habían hecho, razón por la que les aconsejo sujeten sus ingles con el cinturón risitas para evitar accidentes por descoyuntamiento inguinal.

Nos veremos obligados a parar en repetidas ocasiones para alimentarnos, dormir o estirar las piernas, pero eso no será un grave inconveniente, puesto que ustedes no tienen nada mejor que hacer y yo tampoco. Voy a dividir esta comunicación en varias partes y un prólogo. Me disculparán que aún ignore el número de partes, esto dependerá de su paciencia, y en cuanto al prólogo consistirá en una breve historieta sobre cómo llegué al planeta Tierra y el primer contacto con un especimen humano.

Y ahora, lo quieran o no, me van a permitir un breve receso para echarme al diente un stranwich de algas con proteina mineral. Continuaré la comunicación en cuanto tenga el stranwich en el estómago. Nosotros estaremos muy adelantados en el plano inteligente pero nos vemos precisados a alimentarnos como las especies más tontas.



Apreciados colegas: Aún con el delicioso sabor de la proteina mineral, extraída de la roca Grano de Néctar, en el paladar, me dispongo, de muy buen humor, a contarles cómo llegué al planeta Tierra y cómo sucedió el primer contacto con un nativo terrestre.

Cuando me sugirieron un estudio de la raza terrestre, raza inteligente según los parámetros consensuados por todas los seres inteligentes, me encontraba terminando un ensayo sobre la especie cuatrípeda aratorna, del planeta Áraton. Nunca abandoné con mayor placer un estudio. Los aratornos serán inteligentes, que no lo niego, pero su conducta carece del menor interés para quien considera el humor la más alta manifestación de la inteligencia. Esta especie es tan sumamente pragmática que no se encuentra en ella la menor contradicción, razón por la cual su sentido del humor está aún por descubrir.

Elegí viajar al planeta Tierra utilizando medios convencionales. Para ello me hice instalar en una nave intergaláctica, concretamente la Galax II, renunciando al viaje instantáneo de nuestro transformador mental. Como saben se trata del último ingenio de nuestra muy ingeniosa tecnología. El TM transforma nuestras partículas físicas en mentales y ¡zás!, basta un simple pensamiento para llegar al tiempo y lugar que previamente has elegido. En cambio en un viaje convencional tienes tiempo sobrado para estudiar sin prisa los numerosos datos, enviados por sondas no tripuladas, sobre los terráqueos. Puedes hacerte tus propios diseños corporales con el fin de pasar desapercibido entre sus nativos y probártelos ante el espejo, dando pequeños retoques aquí y allá. Así mismo estudias con calma sus numerosas lenguas, idiomas y dialectos, intentando desvelar la profunda filosofía de la vida que late necesiaramente en todo lenguaje. Les confieso que me divertí mucho repitiendo las lecciones de nuestra máquina parlante, profesora de idiomas titulada. Buenos dias, good morning, bon jour…etc, etc.

Me apasionó el estudio e interpretación de los datos recopilados por nuestras eficientes sondas, que tal vez merecerían una medallita al trabajo. Tal vez apasionante no sea la palabra adecuada para describir la emoción que me produjo estudiar una especie inteligente que lo posee todo y en grandes cantidades, excepto tal vez una adecuada dosis de inteligencia. ¡Hermosa contradicción!.

Como ustedes saben, nada resulta más sencillo que adoptar la forma física de cada especie inteligente a estudiar. Ellas aún ignoran, ¡pobres!, que no es preciso conectar neurona con neurona, siguiendo su peculiar diseño, para que un extraterrestre pueda expresarse a través de un cuerpo físico. Poniendo una comparación muy querida por los terrestres, es como si alguien se introdujera en uno de sus vehículos motorizados y, una vez aprendido para qué sirve cada pedal, se pusiera a conducir tan campante por sus autopistas. Ellos son tan inteligentes que ni siquiera saben diferenciar la parte valiosa de su invididualidad, su mente consciente, de un simple trozo de carne que ha moldeado su consciencia en una larga evolución de milenios, para lograr satisfacer su necesidad elemental, propia de seres poco evolucionados, de seguir manteniendo contacto con el mundo material. ¡Riánse ustedes!. Y sigan riéndose puesto que nosotros hacemos tres cuartos de lo mismo.¿O no me acabo yo de zampar un stranwich de proteína mineral?.

Nuestra tecnología, casi milagrosa, y sobre todo nuestra mente, evolucionada hasta extremos que la especie humana consideraría divinos, se me hizo fácil hacerme con el cuerpo humano más adecuado para pasar desapercibido entre ellos y que menos problemas me diera, porque era inevitable que me diera algunos. Tuve que probar varios cuerpos, de infantes, de ancianos, de mujeres y de hombres, hasta elegir el que me pareció menos problemático. La computadora de Galax II creó un entorno virtual donde pude experimentar con ellos a gusto y gana hasta decidirme a encargar al sastre el que me pareció más interesante.

Paso a delimitar someramente las conclusiones a las que llegué en la probatura de cuerpos: 1º) El cuerpo de infante sería un engorro, puesto que las crias de la especie no tienen papel relevante alguno que desempeñar en su sociedad. 2º) El cuerpo del anciano me marginaría automáticamente del centro social más activo. 3º) El cuerpo de la mujer me daría una estética muy apreciada entre los nativos terráqueos, pero a cambio me vería excluido de los grandes centros de poder, aún en manos del macho aunque yo diría que no por mucho tiempo.

Así pues mi conclusión fue sencilla: elegir un cuerpo de macho adulto, ligeramente atractivo, de una edad que ellos consideran ideal ( la mitad de su vida estandar, más o menos). El resto de adminículos resultaron sencillos de diseñar: una tarjeta de crédito sin restricciones, toda la documentación necesaria para demostrar que habia nacido en un lugar concreto de su planeta, en un día determinado de su calendario, que tenía unos padres X e Y, que había realizado estudios ( no quise abusar y convertirme en un genio, puesto que ser un genio en su sociedad es aceptar un riesgo demasiado elevado) y el resto del papeleo imprescindible para tener libertad de movimientos en su compleja organización social. Les advierto que no tuve otro remedio que mandar fabricar un maletín como el que llevan sus ejecutivos o yupis, para guardar toda la documentación necesaria. ¡Menos mal que nuestra tecnología permite hacer virguerías con estas cosas!.



Y con esto pasaré a contarles a continuación – en cuanto haga una pequeña pausa para beberme un litro de agua, de sabor múltiple, burbujeante y convenientemente preparada para facilitar la digestión del stranwich de alga y proteína mineral – el primer contacto con los terráqueos o terrestres.

Permítanme que les diga algo: no nos vendría mal desprendernos de una vez por todas de estos cuerpos de cristal carbónico energetizado hasta la décima potencia al cuadrado. Tienen su encanto, puesto que nos permiten saborear un stranwich y darnos lingotazos de toda clase de líquidos, pero me temo que dan más problemas que otra cosa.

Y ahora hagamos otro receso, que se me está secando la boca.