Así es, Arminido. Acabamos de aterrizar y ya lo está haciendo
también Artotis que parece se ha dado mucha prisa. Os vamos a pasar las
imágenes, mientras yo voy narrando lo que está sucediendo, más para explicar lo
que a nuestros holovidentes se les pase desapercibido que para reiterar lo que
ellos ya están viendo. Su esposa Arleina –cuyo nombre se parece mucho al mío, y
no voy a decir si es su verdadero nombre o forma parte del juego de los nombres
cambiados, con el que nuestros holovidentes podrán ganar unos créditos al final
del programa- ha salido disparada para recibir a su amado esposo. ¡Oh el amor,
el amor! ¡Oh lamore, lamore! Como dice un poema clásico que he podido leer
escarbando en los archivos remotos de “H” que a nadie interesan y que no
recuerdo si estaba escrito en una de las lenguas ancestrales de Omega o procede
de otro planeta. Otro día, Arminido, tendremos que tratar de las relaciones de
pareja que han existido a lo largo de la historia de Omega hasta llegar a las
actuales, que ni son relaciones, ni son pareja, ni son nada. Incluso las
podremos comparar con las existentes en otros planetas del Cuadrante, un
estudio etnográfico en toda regla. ¿No te parece, Arminido?
-Ya lo creo que me parece, querida Alierina, incluso
podríamos escenificarlas tu y yo.
-Acepto, siempre que empecemos con el matriarcado. Para ello
tendrás que pedir permiso a “H” para acceder libremente a sus archivos secretos
sobre otros planetas del cuadrante. El que algo quiere, algo le cuesta.
-Hecho. Sigue contándonos lo que ven tus ojos.
-Y los vuestros. Como veis Artotis y su pareja se han fundido
en un abrazo del que tardarán en separarse. Elielina y Aloviris los contemplan
con la boca abierta. Ésta excursión fuera del hogar les está haciendo algo de
mella. Cuando tengamos un rato les preguntaremos sobre sus impresiones del
mundo exterior. Nuestro programa, una vez que disfrutemos de la finca de
Artotis, es dar una vuelta sin prisas sobre Vantis, para que la conozcan los
que nunca salen de sus casas. Cenaremos en casa de Elielina y nos prepararemos
para una larga noche virtual que promete muchas sorpresas, al menos para mí que
nunca he estado en esos mundos artificiales… Pero qué ocurre. Me parece que a
Artotis y a Arleina los van a separar antes de lo que habíamos pensado. Como
estáis viendo una caeros viene trotando hacia ellos, seguida de su rebaño.
Seguro que Amantanimalis, el robotdrón del que ya hemos hablado, les ha
comunicado la llegada del bueno de Artotis y han salido disparados. Se nota que
le tienen mucho cariño. ¡Increíble! Caerina, la lideresa de la manada, le está
lamiendo la calva a nuestro compañero Artotis que ha tenido que separarse de su
amada y responde besando su frente y acariciando su testuz. Por suerte ya tenemos
al robotdrón encima de nuestras cabezas, contemplando la escena.
-Por favor, Arleína, ¿podrías decirle a Amantanimalis que nos
traduzca los berridos que iba soltando Caerina mientras llegaba al trote y la
conversación que parecen mantener estos dos buenos amigos?
-Puedes pedírselo tú misma, nuestro robotdrón obedece a todo
omeguiano que le ordene algo, salvo que confronte con las famosas tres leyes
robóticas que diseñó Helenio de Moroni para que ningún robot o IA pueda dañar
por acción o inacción a cualquier omeguiano con el que se encuentre.
-Pues allá vamos…Hola Amantanimalis. ¿Cómo te encuentras?
¿Podrías traducirnos todo lo que ha venido diciendo Caerina y la conversación
que está manteniendo ahora con Artotis?
-Hola Alirina, intrépida reportera. Me encuentro muy bien y
para mí será un placer hacer de traductor, si bien debo advertir que la
traducción del lenguaje animal al omeguiano, así como al revés, no es tan
exacto como el lenguaje que empleáis para comunicaros entre vosotros. En el
lenguaje animal el tono de la voz, la mirada y la gesticulación es casi tan
importante como el mismo núcleo del mensaje. Se podría traducir los berridos de
Caerina como “Papi, papi, nos tienes abandonados, qué poco nos quieres. Déjame
que te dé una buena lamida”. Todos los caeros de la manada lo llaman así. Algo
curioso porque la palabra “papi” no existe en su lenguaje habitual. Han debido
imitarlo de Artotis que suele gustar de emplearlo con las crías. Lo que le está
diciendo Artotis a Caerina no necesita traducción, ésta responde que todos los
caeros de la manada lo echan mucho de menos y que debe prometer no pasar tanto
tiempo fuera de la finca. Ahora el resto de la manada se aproxima y Caerina se
retira para que todos puedan lamerle en señal de bienvenida. Lo que le están
diciendo las crías es especialmente enternecedor. Podría traducirse como “papi,
te queremos, déjanos dormir esta noche contigo”. Artotis suele hacerlo de vez
en cuando, se suma al montón que forman las crías para resguardarse del frío
por la noche. Cuando no está Artotis todas duermen entre las barrigas de las
mamás que forman un círculo muy curioso que deberías ver alguna vez. Artotis
está intentando convencerlas de que esta noche no es posible porque debe dormir
con Arleína, pero que mañana lo hará. Las crías no comprenden el tiempo por eso
mi traducción topa con muchas dificultades.
-Mientras la manada recibe a su “papi”, lo que llevará un
tiempo, os he preparado un refrigerio que os ayudará a recobrar fuerzas.
-Gracias Arleína, hoy no hemos podido almorzar a gusto porque
los kooris nos han obligado a salir pitando. Por cierto, ¿No tendréis kooris en
la finca?
-Artotis está intentando convencerme de que adoptemos a una
familia, pero yo me resisto porque pondrían todo esto patas arriba.
-Seguro que acabará convenciéndote. Yo misma voy a adoptar
una familia en cuanto me sea posible.
-Todo dependerá del cariño con el que me trate durante una
larga temporada. Puede que acabe cediendo.
-Seguro que sí. Bueno, te acompañamos. Arminido, vamos a
alternar las imágenes de Artotis y los caeros con las del refrigerio de que
vamos a disfrutar gracias a la generosidad de Arleína. Si no te molesta, puedes
tomar tú las riendas, puesto que a mí me costará seguir narrando con la boca
llena.
-Encantado Alirina. Aprovecharé para que Amantanimalis nos
explique un poco del lenguaje animal y si existen otros programas para
comunicarse con el resto de animales del zoo.