martes, 25 de agosto de 2020

BREVES HISTORIAS DE OMEGA VII

 

BREVES HISTORIAS DE OMEGA(El sexo en Omega II)

 
 
 
 
 
 
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CÓMO SE VIVE EL SEXO ACTUALMENTE EN OMEGA

Helenio de Moroni, nuestro particular profesor chiflado, fue considerado en su tiempo, y lo sigue siendo, como uno de los más astutos programadores y visionarios de todos los tiempos. Solo imaginar lo que tuvo que pasar por su mente para crear a nuestro fantástico “H”, nuestra inteligencia artificial, llamada “HDM-24” por su creador (HelenioDeMoroni) y 24 por ser ese el número de la suerte, ya que los anteriores veintitrés experimentos sobre el tema resultaron fallidos, se le ponen a uno los pelos de punta y el vello se le eriza, resultando ideal antes de la depilación, suponiendo que alguien la siga utilizando, además de las mujeres de los granjeros rebeldes y algunas de nosotras, rebeldes culturales.

Una de las condiciones básicas de la programación de esta inteligencia artificial, o el bueno de “H” como le tuteamos en confianza, fue la de respetar la libertad de todo ciudadano omeguiano y la defensa de una sociedad democrática a cualquier precio. Como mente privilegiada que era, a Helenio no se le pasó por alto las dificultades con que se encontraría su inteligencia artificial a la hora de decidir entre respetar las directrices básicas de su programación y respetar la libertad de los ciudadanos omeguianos, de todos ellos, y las condiciones esenciales para que la sociedad planetaria pudiera seguir siendo considerada como democrática. Fue por ello que su programador y luego nuestra inteligencia artificial, dotada de una cierta libertad y emotividad, gracias a los prodigiosos algoritmos creados por Helenio, tuvieron que hilar muy fino para que las contradicciones a las que deberían enfrentarse no les abocaran a un seguro fracaso.

Tras la batalla del Valle de la Muerte y la drástica transformación que sufrió Omega debido a la influencia del Mesías de Omega y de la tripulación de la nave galáctica “Destino”, las tradicionales instituciones omeguianas, tales como el matrimonio, la familia, el parentesco…sufrieron un impacto tal que casi llegaron a desaparecer. Fue sobre todo para defenderlas que un grupo relativamente numeroso de omeguianos decidieron refugiarse en las Montañas Negras y allí fundar una sociedad tradicional que defenderían durante milenios con uñas y dientes hasta el punto de ser respetados por los diferentes Consejos Planetarios que se formaron tras la muerte o abandono de Omega (no se sabe muy bien) del Mesías de Omega, máxima autoridad durante muchos años en todo el planeta. A la llegada de “H” los granjeros rebeldes ya habían alcanzado un estatus respetado por todo el mundo y prácticamente inalterable gracias a las condiciones climáticas de su territorio, que nadie en su sano juicio deseaba conquistar.

Allí el matrimonio y la familia permanecieron inalterados durante milenios, pero no así en el resto de la sociedad omeguiana. Fue imposible conseguir que el matrimonio y la familia volvieran a ser instituciones respetadas y queridas en Omega. La poligamia y la promiscuidad se convirtieron en algo tan natural en nuestra sociedad como antes lo fueron el matrimonio y la familia. La escasez de hombres y el exceso, si se le puede llamar así, de mujeres en edad fértil, propició todo tipo de asociaciones formadas por un numero importante de mujeres que se organizaran alrededor de un solo hombre, bien de forma institucional, como un matrimonio de un hombre con un indeterminado número de mujeres, bien en forma de convivencia promiscua, en la que un hombre convivía sexualmente con muchas mujeres a las que inseminaba y luego aceptaba el fruto de estos embarazos como hijos comunes.

La imaginación para formar y estructurar este tipo de uniones no tuvo límites y con el tiempo llegaron a autorregularse por sí mismas. Se puede decir que la sexualidad se vivió en aquellos tiempos como fue posible y siempre de forma promiscua, ya que resultaba inaceptable que una sola mujer acaparara a un solo hombre cuando existían tantas mujeres en edad fértil y un planeta prácticamente deshabitado. Por ello cuando con el tiempo la proporción de mujeres y de hombres se equilibró (sobre todo gracias a la inseminación artificial programada) a los Consejos Planetarios que siguieron les resultó imposible regresar a una sexualidad tradicional. Nadie hubiera asumido de buen grado que le privaran de una sexualidad libre y promiscua, razón por la que la poligamia y la convivencia libre continuaron siendo la forma normal de relación, sexual y de convivencia, en Omega.

Helenio de Moroni era muy consciente de las dificultades por las que atravesó la sociedad omeguiana, en parte debido a este tipo de instituciones abiertas que generaron serios problemas de atención y cuidado de los niños, educativas y de todo tipo. El turismo que fue llegando a Omega cada vez en proporciones más elevadas, logró en parte atenuar estos problemas logrando, por ejemplo, que el número de huérfanos no aceptados por sus padres biológicos disminuyera al ser adoptados por familias tradicionales que llegaban en viaje turístico a Omega.

Cuando “H” tomó el control se vio obligado a tomar decisiones drásticas con referencia a este tema, puesto que ni existía territorio suficiente para que él pudiera conceder una casa particular a cada omeguiano que se lo pidiera ni era aceptable para su programación que los niños tuvieran que ser cuidados en orfanatos por robots. Armonizando la libertad y el respeto a los derechos de todos, decidió que se respetaría la libertad sexual y de convivencia de todos y cada uno de los omeguianos, pero que al mismo tiempo se les incentivaría para que progresivamente fueran regresando a las tradicionales instituciones del matrimonio y de la familia que tendrían preferencia a la hora de convertirse en adjudicatarios de nuevas viviendas. Esto obligó a que de una forma oficial y burocrática quienes solicitaran una vivienda diseñada por “H” y fabricada por robots debieran especificar claramente cuántas personas residirían allí y qué tipo de convivencia legal habría entre ellas.

Esto propició el regreso al matrimonio y a la familia tradicional en algunos casos, aunque solo fuera para lograr una vivienda aceptable y no una verdadera comuna, edificios muy extensos y gigantescos para la convivencia de familias poligámicas o promiscuas. Estos nuevos matrimonios continuaron viviendo su sexualidad en absoluta libertad o promiscuidad, aunque de cara a los beneficios de “H” formaran un núcleo sólido familiar. La mayor dificultad de esta fórmula de convivencia fueron los hijos, muy desatendidos y para los que “H” tuvo que inventar la “niñera” virtual y luego los padres holográficos, con los consiguientes traumas y trastornos para los niños. Pero descubrir esta situación no me compete a mí sino a mis colegas sociólogos.

Se puede decir que actualmente la sexualidad sigue siendo libre y promiscua en todos los aspectos, aunque con el progreso que “H” ha propiciado en todos los terrenos, también en el sexual, las relaciones sexuales virtuales se han convertido en una moda a la que casi nadie se resiste. Pero de ello hablaremos en otro capítulo.

Continuará

lunes, 17 de agosto de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD XI

 

Y no me preocupé. Nos pusimos de nuevo con las grabaciones. Esta vez a toda pastilla, buscando solo una grabación en la que alguien se moviera de la cama y se acercara a la puerta. Si no había salido de su dormitorio tenía una coartada perfecta y habría que descartarlo de la lista. Nadie se movió, la medicación les hacía dormir como marmotas. Se me ocurrió pensar en la posibilidad de que alguien utilizara el viejo truco de la almohada, colocada en forma vertical bajo la ropa, simulando un cuerpo. Eso solo sería posible si la señorita Ruth no acostara a todos y no cerrara la puerta después. Se lo pregunté a Heather. Me dijo que solo se ocupaba de los más conflictivos y de sus preferidos, no tenía tiempo para todos. Volví a preguntar, esta vez si existía alguna lista de las puertas que quedaban abiertas y a quién pertenecía el dormitorio. Me respondió que eso se lo tendría que preguntar al doctor Sun que era quien confeccionaba la lista de los grados. Quise saber si la grabación se interrumpía en algún momento entre la entrada de la señorita Ruth con el enfermo y su salida. Las grabaciones eran ininterrumpidas aunque no se podía saber a ciencia cierta si algún enfermo tapaba un momento la cámara, colocaba la almohada y luego salía, destapándola con una cuerda o artilugio semejante. Allí la inventiva estaba a la orden del día y era muy creativa. Tendría que hablar con la señorita Ruth para salir de dudas.

-¡Dios me libre!

-¿Pero por qué, joven? Es muy simpática.

-Vamos, preciosa, no me tomes el pelo. En resumidas cuentas, que esto es una pérdida de tiempo, porque nunca podremos estar absolutamente seguros de que alguien no se fugó de su dormitorio durante la noche, al menos los que tienen las puertas cerradas, salvo que su inventiva raye la genialidad. Al resto habrá que someterles a una batería de pruebas hasta descartarles. Bueno, creo que podemos poner esto a la máxima velocidad. ¿Cuáles son tus planes, cariño?

-Pues cariño, en cuanto terminemos aquí nos vamos a mi apartamento. Cerramos todo bien cerradito y pasamos la noche tan rícamente.

Y eso fue lo que hicimos. Cuando terminamos ya era de noche, a pesar de la velocidad turbo que pusimos a la reproducción de las grabaciones. Heather tardó muy poco en dejarlo todo como estaba antes, apagó las luces, cerró el chiringuito y nos fuimos por los corredores subterráneos, imagino que para despistar a posibles acechadores, aunque con el caos que debía de reinar en Crazyworld eso casi estaba descartado, salvo que el asesino nos hubiera escogido como las siguientes víctimas. Eso me sobresaltó bastante. Por fin Heather dio por terminado el viaje por aquel laberinto. En un pasillo estrecho y oscuro, de techo bajo, abrió una trampilla disimulada en el techo y me pidió que la diera un empujoncito en el trasero, lo que hice de mil amores. Desapareció de mi vista y por un momento temí me hubiera jugado una mala pasada, hasta que escuché su voz.

-Tienes que encaramarte por tu cuenta porque esta es la salida que vas a utilizar siempre que quieras visitarme en mi apartamento por la noche.

-Tendrás que hacerme un plano, guapa, porque ya estoy completamente perdido.

-Jajá. Me encanta tu sentido del humor. Casi tanto como tu guapura. Estás encerrado aquí de por vida, un asesino anda suelto y aún te quedan ganas para bromear.

-Bueno, puede que esto no sea tan malo al fin y al cabo si encontramos al asesino y puedo visitarte las noches que no tengas guardia la estancia será muy agradable, dure lo que dure.. Dime qué tengo que hacer ahora.

-Eres alto. No tendrás problemas. Tantea con una mano el techo. Has visto que el agujero es suficiente, que no está tan elevado y que yo te espero aquí. Salta, haz fuerza con los brazos y apoya la barriga en el borde. Está chupado.

No tanto como ella decía pero no fue tan complicado como esperaba. Me encontré a su lado en menos de lo que canta un gallo, suponiendo que hubiera gallos en Crazyworld. Algo que anoté para preguntarle en otro momento. Lo que sí inquirí es si aquella salida tenía alarma y la había desconectado desde el centro de seguridad o no debería preocuparme. Nadie sabía de aquella salida. Ya, pensé, excepto Jimmy y puede que alguno más. Pensé en mi colega y compañero de investigación. Deseaba que nuestro encuentro se retrasara todo lo posible, porque no iba a ser agradable. Heather encendió una linterna y pude observar que nos encontrábamos en una especie de caseta para guardar herramientas de jardinería. Abrió una puerta que no estaba cerrada con llave, apagó la linterna y salimos.

Estábamos en el jardín, en una zona poco iluminada, solo una farola a una distancia prudencial para poder pasar desapercibidos. Recordé con miedo a los perros. Me dije que al menos ladrarían antes de morder, a pesar del viejo dicho de perro ladrador, poco mordedor. Los robots me daban menos miedo y además no se alejaban mucho, al parecer de la valla. Quise que ella me lo confirmara y me habló de las precauciones a tomar cuando fuera a visitarla. Nada de ruido y tenía que memorizar el camino que íbamos a seguir desde allí. De los pasillos subterráneos ya me daría un plano. Hablaba casi en susurros por lo que decidí callarme de momento, tomar su mano y seguir sus pasos como si fuéramos dos jóvenes ladrones alejándonos del lugar del crimen, nunca mejor dicho.

A pesar de la concentración que puse en recordar todos mis movimientos, apenas pude situar en un mapa imaginario el apartamento de Heather. Atravesamos una zona del jardín, es cierto, así como unos edificios bajos a oscuras, que no sabía qué podían contener ni tampoco quise preguntarlo; también pude ver un bosquecillo a la izquierda, luego una pequeña urbanización de casitas con jardín y al final un bloque de apartamentos rodeado de un bonito jardín, pero me hubiera perdido de día y solo, tendría que practicar mucho. Me sentí aliviado cuando llegamos sin tropiezo alguno ante la puerta de su edificio que abrió con una tarjeta magnética. La misma que le sirvió para abrir la de su apartamento, un bonito ático en la tercera planta, según pude comprobar. Habíamos subido en ascensor sin decir palabra porque ella me hizo un signo de advertencia poniendo su índice en los labios.

Entramos, encendió las luces, apagó lo que pienso sería una alarma y activó lo que creo, porque me lo dijo a continuación, era un artilugio para interferir todo tipo de espionaje. Entonces y solo entonces me dijo que ya podíamos hablar de lo que quisiéramos. Lo primero que me sorprendió fue la mesa del salón, adorablemente puesta, con dos cubiertos, velas y toda la parafernalia que requiere una buena cena romántica.

-¿Y esto? ¿No me dirás que ya dabas por supuesto que te acompañaría esta noche?

-No las tenía todas conmigo, pero me hubiera sentido muy decepcionada de no haber sucedido así. La cena ya está preparada, el asado en el horno y la ensalada y los aperitivos en la nevera. Tengo algunos vinos californianos muy buenos, me he decidido por un Chardonnay pero si no te gusta podemos probar otros. No sé si sabes que en 1976 los vinos californianos ganaron a los franceses en un concurso en París.

-Pues no, ni siquiera recuerdo si me gusta al vino, aunque sería raro que no me gustara. No sé si es un recuerdo verdadero pero me ha estado viniendo a la cabeza que antes era un gigoló y que soy español.

-No me sorprendería. Con lo guapo que eres me encaja lo de gigoló. Espero que te conformes con la botella de vino como pago a disfrutar de tus favores. Oye, si eres español seguro que te gusta el vino. Allí tienen buenos vinos, Rioja, Ribera del Duero…

-Hablas como una experta en vinos, pero tendrás que explicarme cómo llegan a Crazyworld los vinos. Ya puestos podrías también explicarme cómo va la logística. ¿Tenéis huertos y granjas o todo llega de fuera?

-Ya veo que tienes muchas preguntas. Puedes hacerlas hasta que llegue el postre, a partir de ese momento exijo una conversación totalmente romántica, nos espera una noche muy, muy romántica, cariñito. Iré contestando a tus preguntas, pero antes permite que te enseñe mi modesta morada.

Y así lo hizo. El salón era grande para una sola persona, aunque quedaba chico para una gran reunión. El mobiliario estaba bien, en madera, como la mesa y las sillas. Un armario de salón con cristaleras y lleno de vajilla, un sofá cómodo, un televisor empotrado en una esquina, un pequeño piano cerca de una cristalera que daba a una terraza… Decidí salir a tomar el aire. Estaba repleta de flores y pequeñas plantas, perfectamente ordenadas. Todo muy bonito, pero me pregunté si un tercer piso sería obstáculo para que trepara hasta allí catwoman. Y luego si los cristales serían a prueba de bomba y si habría una alarma que activara trampas anticacos, tal como una buena descarga eléctrica. No quise preguntar para no chafar la bonita noche que nos esperaba. Heather se colocó tras de mí y me abrazó.

-¿Te gusta?

-Ya lo creo. Oye, eres una caja de sorpresas. ¿Tocas el piano?

-¿Para qué lo querría si no lo tocara? Te puedo tocar desde un nocturno de Chopin a cualquier canción que recuerdes, si es que recuerdas alguna.

-La música tiene que gustarme, pero no he oído nada hasta ahora. Por cierto que no he visto calendarios ni relojes. ¿Cuánto llevó aquí? Me siento como si ya llevara un año.

-No me extraña. Crazyworld está fuera del tiempo. Pues esta es tu tercera noche. Llegaste la noche del lunes y hoy estamos a miércoles. Dos días y tres noches con esta.

-Antes de que me olvide. ¿Cómo diablos consigues el vino y lo demás? Aunque os paguen un buen sueldo, no parece que aquí podáis gastar mucho.

-Tienes razón. Nos pagan bien pero el dinero se lo queda Mr. Arkadin. A todos nos prometió que nos lo daría, con intereses, cuando salgamos de aquí. Pero eso es una de sus trapacerías. Lo que sí parece ser cierto es que hace llegar el dinero a los familiares de algunos de los que trabajan aquí. No hay muchos con familiares fuera, pero sí algunos. Creo que conoces a Dolores. Pues bien, ella manda todos los meses parte de su sueldo a su familia. Según Mr. Arkadin les llega. Le hizo llegar a Dolores un video en el que sus familiares le dan las gracias, pero a saber si no será otra de sus trapacerías. El resto no vemos un dólar. Cuando necesitamos algo que no hay aquí le hacíamos llegar la petición al director que a veces cumplía y otras no. Resulta muy sospechoso que a algunas que no hemos querido saber nada de él no nos haya llegado nada de lo que pedimos.

-¿Y el piano?

-Estaba en una sala de música, muerto de risa. Se lo pedí al doctor Sun y al día siguiente lo tenía a la puerta. No es mala persona. A mí me cae bien.