domingo, 28 de junio de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD VI




Y proseguimos, también con la serie de besos que me estaban excitando un poquito a pesar de ser por la mañana y de la noche que había tenido. Me hubiera sentido tentado de pedirle que nos tomáramos un descanso de no haber sido porque en aquella aburridísima película de durmientes, pasada a toda prisa, apareció de pronto un personaje que me hipnotizó. Tuve que pedirle a Heather que se relajara un poco mientras yo me centraba en lo que estaba pasando en la grabación. Se trataba del Sr. Múltiple personalidad y su actuación nocturna poco tenía que envidiar a la diurna. Cada cinco o diez minutos el pobre hombre sufría una sacudida o espasmo, se quitaba la ropa de encima a patadas, se levantaba e iniciaba un deambular tan peculiar por su habitación que me costó encontrar un patrón, mejor dicho lo creí encontrar aunque luego mis esquemas se vinieron abajo ante la ruptura brutal que supuso la intervención de alguna de sus múltiples personalidades. También tardé en advertir que no estaba despierto sino sonámbulo. Fue su peculiar monólogo con las voces de cada uno de sus personajes lo que me hizo advertir la diferencia con sus actuaciones diurnas. Como la intensidad de su voz decrecía en algunos momentos no tuve otra opción que pedirle a mi cariñosa compañera que me echara una mano. Le pedí que buscara otra silla y se sentara a mi lado. En cuanto echó un vistazo al monitor lo comprendió.

-Ya veo que te ha hipnotizado. Te puede parecer algo tan insólito que te pasarías las noches observándolo, pero te aseguro que acabarías muy pronto aburrido. Al cabo de un tiempo, para encontrar algo nuevo que mereciera la pena habría que ponerle un montón de guionistas de Hollywood trabajando a destajo.

-¿Quieres decir que ya lo habéis hecho vosotros? ¿Le habéis observado durante varias noches completas?

-De eso hace ya tanto tiempo que ni nos acordamos. Al principio fue un espectáculo circense. Nos pasábamos la noche entera observando su deambular y sus monólogos. Luego no teníamos tiempo para hacer el preceptivo informe completo al dejar el turno. Claro que tú no lo sabes, pero hay una especie de cuaderno de bitácora en el que anotamos lo ocurrido durante la noche en los dormitorios de cada paciente. Eso lleva mucho trabajo, mucho tiempo, sobre todo porque nos tenemos que cerciorar de que todos siguen vivos al despertar. Cualquier otro incidente carece de importancia y podría ser ocultado sin mucha dificultad, pero imagínate que en una habitación aparece el cadáver de un huésped que ha muerto de muerte natural o se ha suicidado, eso sí de forma muy creativa porque los protocolos son muy estrictos y nadie tiene en su dormitorio nada que pueda utilizar para quitarse la vida y tampoco lo podría introducir si lo consiguiera en algún lugar de Crazyworld. De eso se encarga la señorita Ruth, que les cachea sin contemplaciones antes de encerrarles en sus habitaciones.

-¿Quieres decir que les encierra a todos, no solo a mí?

-Jajá. Ya veo que te ha gastado la bromita de bautismo que hace con todos los nuevos. En realidad cierra todas las puertas… Bueno, no todas, porque ella es muy suya. Existe un protocolo que divide a los pacientes en clases, A,B y C para las noches. A los pacientes A hay que cerrarles la puerta del dormitorio todas las noches, son los problemáticos, los que gustan de salir de su dormitorio para colarse en otros, y no solo con fines sexuales, los hay que sufren de una curiosidad morbosa, patológica, y quieren saber cómo duermen los demás, otros sufren de insomnio crónico y gustan de recorrer el edificio –porque no pueden salir al exterior, la puerta queda cerrada herméticamente con un sofisticado sistema de seguridad- imaginando que van a encontrar toda clase de cosas extrañas…

-Oye, una cosa. ¿No sería más fácil medicarlos para que se pasaran la noche durmiendo como marmotas?

-Tienes razón, pero el doctor Sun no es muy partidario de la medicación, prefiere otras terapias que no anulen sus experimentos con el subconsciente colectivo. Ha dado orden de que les encierren durante la noche en lugar de dormirles como vegetales. Salvo casos raros, uno de ellos tu amigo Jimmy, a quien durante un tiempo le dio medicación para dormir a un elefante, la mayoría de los A no reciben pastillas especiales para dormir. Ese cabroncete de Jimmy es tan peculiar que ni siquiera la medicación le hacía dormir, es un hiperactivo de otra galaxia, no para quieto, ni durante el día ni durante la noche. Además es la cobaya preferida de Sun, por lo visto cuando logra hipnotizarle, no siempre, se abre como un mejillón al vapor. Pues bien, la medicación nocturna cerraba todas las puertas a su subconsciente, así que dejó de medicarle. Y siguiendo con los grupos. Los del B están en periodo de prueba, les han pillado deambulando por ahí por la noche y han prometido no volver a hacerlo. Se les deja la puerta abierta o cerrada aleatoriamente y se controla su comportamiento. Los del grupo C tienen la puerta abierta habitualmente, salvo que se porten mal y entonces pasan directamente al A y tras un periodo al B.

-¿Y quién les controla? ¿Vosotros?

-Bueno, la señorita Ruth termina la jornada en cuanto los ha cacheado a todos y metido en sus habitaciones, con la puerta abierta o cerrada. Como te he dicho es muy especial y se pasa el protocolo de Sun por la entrepierna.

-¿Y el director dio su consentimiento a la memez de Sun?

-Tanto él como el difunto director tenían absoluta confianza en la señorita Ruth, les quita mucho y preocupaciones. Salvo que alguien se queje la dejaban a su aire. Y nadie se queja por la cuenta que le trae, claro.

-¿Duerme aquí?

-No, está prohibido que el personal duerma en este edificio, salvo los que estamos en el centro de seguridad y no nos dormimos, al menos habitualmente. Ella tiene su propio apartamento en el edificio correspondiente que te habrá enseñado Jimmy o si no lo hará en su momento. Como muy tarde a las doce tiene que estar fuera de aquí. Ficha como fichamos todos, así que no le queda otra.

-¿Hay cámaras en su apartamento?

-Como en todos, pero las grabaciones se borran a las cuarenta y ocho horas, salvo que haya ocurrido algo que aconseje su revisión. Ni siquiera a nosotros se nos permite espiarles durante la noche. No son enfermos y las cámaras solo están para solucionar algún entuerto que se pueda producir.

-¿Eso quiere decir que la grabación de anoche se puede consultar?

-Sí. ¿No pensarás que ha sido ella? Es una cacatúa insoportable, una puritana de tres al cuarto y sufre unas patologías que la convertirían en paciente en otro sitio, pero el doctor Sun es como es.

-Vale, pero me gustaría ver la grabación luego para descartarla. Dime, ¿conoces a otra mujer que se la tuviera jurada al director?

-Ella no, desde luego, vivía a lo grande con él y lo peor que podría pasarle es que viniera otro director, como sucederá ahora. En cuanto a mujeres que quisieran castrarlo, como mínimo, creo que todas, incluida yo.

-¿Intentó propasarte contigo?

-Vaya, veo que Jimmy te lo cuenta todo, y lo que no te ha contado es porque no ha tenido tiempo. Sí, tenía fama de pervertido y miserable, pero sobre todo era un cobarde. Conmigo ni lo intentó. Tenía que saber que podría haberle reventado los huevos con mi revolver. No sé con cuántas lo intentó ni con cuántas tuvo éxito, pero que busques por ahí me parece un acierto. Yo misma lo haría si estuviera a cargo de la investigación.

-¿Tienes idea de por qué le ha encargado a Jimmy la investigación? Es algo que no tiene ni pies ni cabeza.

-Sabe que El Pecas está al tanto de todo y que le ayudará a cambio de ciertas libertades que él le concederá encantado.  Sun tiene tanto miedo de quedarse sin trabajo y perder este laboratorio tan perfecto para sus investigaciones del subconsciente colectivo, que se dejaría castrar como castigo si le dejaran quedarse aquí, pero el millonario Mr. Arkadin es muy suyo y si no le ofrece la cabeza del asesino o asesina en bandeja de plata es muy posible que lo mande a la luna de una patada. No se fía de los guardias de seguridad porque cree que entre ellos puede estar el asesino. El director nos trataba a patadas. En ese sentido creo que hace bien.

-Perdona que saque el tema. Te voy a hacer una pregunta, si no quieres contestarla no lo hagas. ¿Cómo es posible que Kathy campe a sus anchas de noche? ¿Es que no duerme en este edificio o no cierran su puerta por la noche?

-No sé por qué piensas que me puede molestar hablar de ella. Es cierto que no me cae precisamente simpática, pero no estoy celosa ni la odio. Aquí  no se podría vivir si solo nos relacionáramos con los que afuera llaman personas normales o con quienes nos resultan simpáticos. Aquí nadie es normal y si lo fuera se le quitaría ese problema en unos días, como te está ocurriendo a ti. Seguro que anoche encontró la forma de entrar en tu habitación y te mantuvo muy ocupado todo el tiempo. Nadie se lo puede impedir. Probará a cualquier hombre nuevo que entre antes que el resto de mujeres de Crazyworld y todos quedarán sometidos a sus encantos. Aquí todo el mundo sabe de su extraña monstruosidad. No hay secretos en Crazyworld. Si tú no te opones hoy te probaré yo. No veo por qué iba a odiar a Kathy por eso. En cuanto a tu curiosidad, imagino que ella también te habrá contado su vida o parte de ella. Lo hace con todos. Sabrás que estuvo en un circo donde aprendió toda clase de triquiñuelas y convirtió su cuerpo en tan felino como una gata y tan flexible como un junco. Sabe todo sobre este lugar, lo mismo que Jimmy. Por cierto que hacen una buena pareja, es una pena que se lleven tan mal. Nos dejarían a los demás en paz y nuestra vida sería mucho más relajado, sino feliz, porque no se puede ser feliz en el infierno. Kathy tiene su dormitorio aquí, como todos los pacientes y está en la clase A, nunca ha salido de ella. Todas las noches la señorita Ruth cierra su puerta y le da tantas vueltas a la llave como le deja la cerradura, pero es inútil, lo mismo daría que la dejara abierta de par en par. Kathy sabe de cerrajería, como el mejor cerrajero, también puede colarse a través de los barrotes de su ventana, la única que los tiene, como habrás observado. Y si la tapiaran saldría por el techo o encontraría la forma de hacer un agujero. El director y el doctor Sun se dieron por vencidos hace ya mucho tiempo…

-Por cierto, perdona que te interrumpa, ¿también se ha acostado Kathy con el doctor Sun y el difunto director?

-Buena pregunta. Nadie lo sabe a ciencia cierta porque nadie los ha visto en la faena, pero yo juraría que sí lo hizo con el doctor Sun que estuvo una temporada sin hablar del subconsciente colectivo, y eso solo es posible si algo muy gordo trastocó su vida. No se me ocurre algo más traumático que tener sexo con Kathy toda una noche. En cuanto al director…Ahí no me atrevo a jurar nada. Pienso que tal vez sea el único hombre con el que Kathy no se ha acostado y que haya estado cerca de ella. Sí, puedes pensar que quiero convertirla en sospechosa, pero es al contrario. Que el director le haya repugnado tanto como para pasar olímpicamente de él solo significa que su gusto por los hombres no se ha deteriorado del todo.

miércoles, 17 de junio de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD V


                  

                                                 *       *      *
Era mi segunda visita en…¿Era mi segundo día en Crazyworld? ¡Quién lo hubiera dicho! Juraría que llevaba allí una semana por lo menos, tal vez un mes. Aquello era un pandemónium de todos los demonios, si puedo expresarme así. Me habían ocurrido más cosas allí en un día que en un año o en una década en otro lugar. Y en todo aquel tiempo apenas me había separado de mi anfitrión, cicerone, mayordomo y guía en una sola pieza, Jimmy El Pecas. Sí señor, el más grande entre los grandes, el más astuto de toda la zorrería, el sabio, el hiperactivo, mi única esperanza de salir de aquel infierno cuanto antes, sobre todo antes de que al asesino en serie se le torciera la portería y me enfilara en su punto de mira. Sí, asesino en serie porque solo había un muerto hasta el momento pero los habría a docenas en unos días. Eso era al menos lo que los dos pensábamos.

En otro momento me hubiera encantado una segunda visita al centro de seguridad, especialmente solo. Heather era una mujer hermosa, deliciosa, maravillosa y todo lo que termina en osa, incluido el carácter que se le ponía cuando veía a Jimmy. Sentía la viva necesidad de adorarla, esperando que ella, como Kathy, me llevara al lecho cuanto antes, o me ofreciera su apartamento o incluso un sillón en aquel lugar, todo antes que volver a pasar otra noche con mi amada Kathy, no saldría vivo, de eso estaba seguro. Era muy temprano, por la mañana, un momento del día no especialmente favorable para mí. Sí, ya sé que soy amnésico pero era como un atisbo, una sensación, una intuición, algo me decía que prefería las tardes y las noches, bueno algunas noches. No sabía cómo nos recibiría Heather, aunque esperaba que ya se habría enterado de todo, al menos eso es lo que se espera de un centro de seguridad, aunque como dicen en mi pueblo, en casa del herrero cuchillo de palo. No sé por qué me puse a pensare en cuál sería mi pueblo, tal vez porque no quería adelantar acontecimientos.

Después de todo hubo suerte, y eso que era por la mañana. Hubo suerte de que ella tuviera el turno de mañana o tal vez lo había tenido de noche pero se había quedado para ayudar en lo que fuera preciso. Hubo suerte de que alguien le hubiera transmitido que Jimmy estaba a cargo de la investigación y yo era su adlátere o Watson, si lo prefieren. No sé quién pudo haberle transmitido semejante información pero lo seguro era que había tenido tiempo, dado que Jimmy y yo nos habíamos pasado nuestro buen tiempo en el tanatorio. Y por último hubo suerte de que yo fuera primero al llegar a la puerta. Heather me vio a mí y se le endulzó la sonrisa en la cara. Me abrió, me agarró por los hombros y me atrajo hacia sí, no porque deseara besarme, que puede que también, sino sobre todo porque quería tenerme dentro para cerrarle el paso al Pecas, quien consciente de la maniobra puso el pie y pasó después que yo, digamos que le gané por la cabeza, si hubiéramos estado en el hipódromo y sido caballos.

Heather hizo como que no veía al Pecas y en todo momento se dirigió a mí, y muy de cerca. Me llevó hacia la mesa circular de control, hizo que me sentara en la única silla, giratoria, que había allí, se colocó detrás, puso sus manos sobre mi barbilla, luego sobre mis hombros, como si fuera a darme un masaje y acercándose a mi oreja derecha me susurró: ¿Qué es lo que quiere de mí un yogurín como tú? Pude observar, con gran esfuerzo, que El Pecas permanecía a una distancia social más bien fría y precavida, observando la escena con sonrisa aviesa y ojos de fuego de dragón que quiere comerse a la dragona, pero como no puede, al menos se conformaría con incinerarla.

Puse a Heather en antecedentes, con voz normal, un poco meliflua, diría yo, de lo que nos había atraído hacia allí.

-Pero eso es un trabajo ingente, para un día y tal vez toda una noche. Me tienes a tu disposición si logras que ese sátiro de tres al cuarto nos deje solos.

Esto último lo dijo susurrando en mi oreja. No sé si Jimmy tenía claro que estorbaba allí o que el trabajo de visionar todas las grabaciones sería de un tedioso capaz de dormir a una marmota ya dormida o que era un buen amigo y quería dejarme el camino libre con Heather. El caso es que dijo con voz agria que él allí sobraba. Que me encargara yo de repasar todas las grabaciones de la noche, especialmente empezando por John Smith, nuestro asesino en serie particular y el primer sospechoso mientras no se demostrara lo contrario. Que él iba a sacar al doctor Sun de su estado catatónico para que nos firmara un salvoconducto que nos permitiera acceder a todos los rincones de Crazyworld y a todas las personas. Al mismo tiempo intentaría sacarle algo, lo que fuera, sobre la vida y milagros del finado director. Me voy, dijo dando un patadón en el suelo y luego escupió con ganas.

Heather alargó la mano hacia un botón y la puerta se abrió, desapareciendo por ella un Pecas al que debían de perseguir todos los demonios del Averno. A ella le faltó tiempo para dejar mi retaguardia, colocarse por delante y sentarse tranquilamente en mis rodillas.

-No te preocupes –me dijo, ahora con voz normal- ya limpiará ese gargajo la señora de la limpieza. Tú y yo nos vamos a dedicar todo el día y toda la noche a repasar los vídeos, empezando por el de John Smith. Teniendo un asesino en serie a disposición sería estúpido no ponerlo el primero de la lista. ¿No crees?

Le di mi aquiescencia como pude, no fue fácil, porque notaba los cálidos pechos de ella sobre el mío. Se había acurrucado sobre mí como una gatita melosa. También notaba su espléndido cuerpo, podía notarlo a pesar de mi ropa y de la suya. Lo que sí noté sin interferencias fueron sus labios ansiosos y carnosos sobre los míos. Fue un beso a tornillo sin prisas, percibí su lengua buscando la mía, como un gato juega con un ratón. Me sentí tan bien, tan relajado a pesar de la agitada noche que había sufrido, que hice una cuenta rápida. Mejor con ella que pasar otra noche con Kathy. A pesar de su intensa libido que palpitaba en sus venas y de lo mucho que parecía desearme, siempre sería mejor que me estrujara ella que catwoman, una gata insaciable. Tal vez pudiera tomarme un descanso de vez en cuando, ver las aburridas grabaciones, charlar como si tal cosa y hasta comer un poco cuando fuera la hora. Mi decisión estaba tomada. Me quedaría allí mientras fuera posible.

Todo esto lo pensé mientras ella se regodeaba en el beso, y aún me sobró tiempo para plantearme algunas cosillas más. Cuando se dio un descanso para respirar yo pude meter baza.

-¿Qué te parece si empezamos por John Smith y luego seguimos con los demás?

-Claro, cielito, debes de estar agotado tras una noche con esa lagarta.

-¿Cómo lo sabes?

-Sería la primera vez que ella no fuera la primera con un recién llegado. Pero yo voy a ser la segunda y nadie nos molestará.

-¿Cómo lo vas a conseguir?

-Fácil. Les he dicho a mis compañeros que yo me ocuparé de todo, aquí en el centro de seguridad. Que no nos molesten, salvo que se produzca un terremoto y entonces tampoco hace falta porque ya nos enteraremos. Nadie puede abrir desde fuera, una vez bloqueada la puerta, como yo voy a hacer ahora.

Y se puso en pie. Se separó un poco de mí, no mucho, para hacerse con un mando a distancia que no estaba muy lejos y regresó a mis rodillas. Se puso cómoda y me dijo que solo tenía que darle instrucciones y ella se encargaría de hacerme ver la grabación que quisiera. De nuevo se colgó de mi boca y como no podía decir nada intenté transmitirle por morse mis deseos. La abracé con ganas, respondí a su beso y bajé mi mano derecha hasta sus nalgas, allí tecleé con el dedo una vez. Lo entendió a la perfección. Su mano hizo algo con el mando y en la pantalla principal, más grande que las demás, apareció el cuarto de John Smith. Lo supe porque dormía a pierna suelta sobre su lecho, vestido, sin taparse, como si no hubiera tenido tiempo de prepararse y el sueño le hubiera tomado por sorpresa. La cámara hizo un zoom y pude ver su cara en primer plano. Entonces me llevé un formidable susto. Imagino que Heather hizo algo con el mando a distancia y todos los ventanales del centro de seguridad retemblaron, bajaron unas persianas metálicas que taparon todos los huecos posibles y nos quedamos a oscuras.

Heather dejó de besarme, separó su rostro del mío lo suficiente para ver la expresión de mi rostro y se echó a reír.

-¡Menudo susto te he dado! ¿Verdad cariño? El centro de seguridad puede bloquearse como ante un asalto de un ejército de tanques. Nadie nos verá ni podrá entrar hasta que yo lo diga.

-Me parece muy bien, querida, pero me gustaría tener un poco de luz, si fuera posible.

Ella tocó el mando y una luz muy atenuada se expandió desde el techo.

-Voy a dejar que te recuperes un poco y luego haremos un descanso para darnos un poco de cariño. Todo el mundo necesita su dosis de cariño y aquí en Crazyworld más que en ninguna otra parte. Aquí no se sobrevive sin la correspondiente dosis de cariño.

-¿Un descanso? Si ni siquiera hemos empezado.

-¡Oh, perdona! Vale, veremos unas cuantas grabaciones y luego descansamos.

-Si no te importa me gustaría ver a cámara rápida o nos tiraremos con la grabación de John Smith todo el día.

-Claro, claro. Que tonta soy. Dime a qué velocidad quieres verla.

-A toda la que sea posible mientras mis ojos puedan percibir que el bulto en la cama no se mueve.

-Ok, mi amor.

Y la grabación comenzó a rodar como una bola de nieve por una cuesta. Mucho me temía que allí no habría gran cosa que ver, como así fue. El asesino en serie no se había movido en toda la noche, ni siquiera para hacer pis. Nuestro primer sospechoso descartado.

-Bueno, el sospechoso más obvio tiene una coartada muy sólida. ¿Por dónde quieres seguir?

-Puedes poner las grabaciones tal como te resulte más cómodo, sin saltos, una tras de otra.

-De acuerdo, cariño, pero me vas a permitir que me acomode y te deje mirar a ti, que para eso has venido. Yo mientras tanto voy a disfrutar de mi dosis de cariño.

Y así lo hizo. Abrió sus piernas, yo cerré las mías. Se colocó sobre mis rodillas, buscando la postura más cómoda, como una gatita zalamera y buscó mis labios con la calma de quien tiene toda la vida por delante. Yo busqué colocar la cabeza de tal forma que no la molestara, con mis dedos puse sus cabellos sobre su orejita, que acaricié en un gesto cariñoso que no me costó nada y me dispuse a ver como pude las siguientes grabaciones. Estaban colocadas, al parecer, según la planta y la habitación, planta primera, habitación 101 y así sucesivamente. Todas las habitaciones tenían su correspondiente huésped, a algunos los conocía cuando la cámara hacía zoom y mostraba el rostro del durmiente. Supuse que esa era la forma de situar al huésped en su habitación. No sería lógico que alguno se equivocara de habitación o intercambiara la suya con la de otro, pero en Crazyworld todo era posible, como había experimentado en mi corta estancia. Imaginé que el que algún huésped invitara a una huéspeda, o al revés, a compartir habitación, o cualquier otra combinación nacida de los gustos personales en cuestión de sexo, podía ser lógico pero no posible, sobre todo si quien se encargaba de acostar a los huéspedes era la señorita Ruth. Resultaba entretenido saber cómo era la vida nocturna de Crazyworld, aunque no tanto como para detenerse a contemplar los bultos bajo las sábanas y mantas que bien podían no moverse en toda la noche. Por eso había establecido un acuerdo tácito con Heather. Cuando le daba un golpecito con mi índice en su nalga pasaba a otra grabación y cuando daba dos seguidos las imágenes se movían a la velocidad necesaria para que no se me escapara el que algún durmiente pudiera levantarse, aunque solo fuera para ir al servicio. No tenía reloj para hacerme una idea de cuánto tiempo tardaba una cinta en recorrer toda la noche a velocidad conveniente, pero llevaba su tiempo. El suficiente para que Heather tuviera que respirar varias veces, lo que yo aprovechaba para ir haciendo preguntas necesarias y pragmáticas para ir conociendo ciertos detalles que como novato desconocía.

-Imagino que también hay grabaciones del personal, incluso del vuestro, los agentes de seguridad.

-¿Las quieres ver?

-Ahora no. Prosigamos primero con los huéspedes y luego seguiremos con el resto.

Y proseguimos, también con la serie de besos que me estaban excitando un poquito a pesar de ser por la mañana y de la noche que había tenido.



martes, 9 de junio de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD IV




Y no sé si enfadado por mis malos chistes o porque se había dado cuenta de que habíamos desperdiciado mucho tiempo, el caso es que me arrastró hasta la salida. Imaginé que le tocaría el chirimbolo a alguna estatua para salir, ahora, porque antes era para entrar, pero no, lo que hizo fue tocarle el chichi, el monte de Venus, la cueva de Alí Babá, la cueva del dragón o como se la quiera llamar a una estatua de mujer que tal vez representara a una Venus de Milo o puede que Afrodita o a Elena de Troya. Le acarició la imaginaria pelambrera triangular y la puerta comenzó a abrirse, no tan rápido que no me fijara en el rostro de la estatua. Casi me caigo de culo. Se parecía tanto al rostro de Kathy que no necesitaba jurar que era ella porque lo era. Jimmy salió por piernas y yo tuve que acelerar para ponerme a su altura.

-¿Quién ha sido el loco que ha diseñado esto?

-Pensé que nunca me lo ibas a preguntar. Imagino que te has fijado. A ti no se te escapa una. Mr. Arkadin contrató a un arquitecto, no sé si el mejor del mundo, pero sin duda el más excéntrico, como has comprobado. Kathy fue el  primer huésped, obligatorio, como te habrá contado ella. El arquitecto, de quien no recuerdo el nombre, cayó en sus redes, como todos, y quedó tan tocado como los demás, o mucho más. Su venganza no fue nada sutil, puso su cara a la estatua de Venus y obligó a todo el mundo a tocar su monte púbico si querían salir de allí.

-¿Qué fue de ese pervertido?

-Participó en las orgías de Mr. Arkadin en la cabaña del bosque. Si estás interesado puedo enseñarte algunos vídeos. Hace ya bastante tiempo que no vienen por aquí. Algo debe estar pasando pero no sé qué es.

-¿Alguna vez te has planteado salir de aquí con su comitiva?

-Me lo he planteado todo. He estudiado todo. Es imposible. Tendrás que convencerte.
Jimmy no ha ralentizado el paso para poder hablar más cómodamente, así que he tenido casi que correr a su lado mientras le hacía las preguntas y recibía sus respuestas. Tiene prisa por llegar cuanto antes ante el doctor Sun. Y no sé por qué. Por fin comienzo a darme cuenta de que El Pecas no es precisamente un libro abierto. Habla mucho pero oculta mucho más. Hemos recorrido el jardín, llegado ante la puerta de entrada y subido las escaleras hasta el primer piso, sin dejar de hablar. Me falta el resuello pero también estoy ansioso por empezar la investigación. No parece que si hay un asesino en serie en Crazyworld la vaya a tomar conmigo. Además todo parece indicar que el crimen tiene un fuerte componente pasional, la víctima no fue elegida al azar. Pero un cosquilleo malsano no ha dejado de molestarme desde que me enteré. Me siento como un gato encerrado que no podría salir por ninguna gatera si entrara alguien. Y me pregunto cómo sé de gatos. Tal vez mi amnesia se esté reduciendo o puede que nunca me olvidara de todo y los recuerdos afloran automáticamente cuando es preciso. Me prometo reflexionar sobre todo ello cuando encuentre un momento de descanso, si es que lo encuentro.

Hemos llegado al apartamento personal del director, unas habitaciones conectadas en la primera planta. Jimmy entra directo al dormitorio, donde se ha producido el crimen. Lo que veo me deja muy afectado. El doctor Sun está sentado en un cómodo sillón orejero, con las manos en la cara. Parece que no se ha movido desde que lo dejara Jimmy tras su primera conversación. Está completamente ido. Al menos esa es la impresión que da. Cuando entramos ni se entera. No hay nadie más por allí. Me fijo en unas manchas de sangre sobre una alfombra y en un dibujo con tiza que parece haber sido hecho con el cadáver sobre el suelo. Ha tenido que ser el investigador principal, así empieza a llamarlo para mi coleto. Sherlock Holmes y el doctor Watson. ¿De qué conozco yo a esos señores?

Jimmy tiene que sacudirle por el hombro para que se haga cargo. Entonces contemplo una escena tan surrealista que me planteo si estoy soñando. El doctor Sun se pone de pie y abraza al Pecas como si fuera su hijo, luego se arrodilla a sus pies, le besa los zapatos y allí se queda hasta que es levantado a la fuerza. El doctorcito le suplica, con lágrimas en los ojos, que encuentre cuanto antes al asesino. Su hijo así se lo jura y perjura, señalándome con una sonrisa irónica mientras le dice que con un ayudante como yo será fácil. El doctor Sun me mira como si fue la primera vez que me ve. Creo que ni se acuerda del complejo test que me realizó ni de nuestra entrevista. Ni siquiera sabe quién soy, pero asiente con la cabeza una y otra vez. Observo  toda la escena del crimen con ojos ávidos, algo ha tenido que pasar por alto el asesino o asesina, esto no es una película, aquí estamos todos locos y los locos se lo pasan todo por alto. Le pido a Jimmy que me explique cómo encontró el cadáver.

El doctor Sun se sienta de nuevo en el sillón orejero y esconde la cara entre las manos. Regresa a su limbo donde seguramente tiene más posibilidades de encontrar a su subconsciente colectivo que en el subconsciente de todos los locos de Crazyworld. Por un momento me pregunto a qué puede deberse la angustia de quien es una autoridad que tiene la sartén por el mango, y ahora además la suprema, salvo que regrese de forma imprevista Mr. Arkadín, el millonario loco. Tal vez sea eso. Se lo preguntaré luego a Jimmy. Éste me explica con toda meticulosidad que al entrar se encontró el cadáver del ex director sobre la alfombra, en pijama taladrado por numerosos agujeros, cubierto de sangre, muerto sin duda, de todas todas porque no reaccionó a una formidable patada que le propinó en los cataplines, como venganza póstuma o post-mortem. El doctor Sun ya estaba casi catatónico, no se enteró de nada, ni siquiera se acordaba de haber hecho que le llamaran. Según Jimmy el muerto había sido asesinado en el lecho, tal vez pillado por sorpresa, dormido, antes de morir del todo consiguió arrastrarse hasta el suelo y allí quedó tendido, sobre la alfombra. La cama también estaba empapada de sangre. ¿Cómo consiguió acceder al dormitorio el asesino? Fácil. En el apartamento del director no había cámaras de seguridad, como en todo Crazyworld, se rumoreaba que para evitar que las mujeres que le visitaban en su lecho no fueran vistas ni grabadas desde el centro de control o de seguridad. Se rumoreaba que muchas mujeres eran chantajeadas de mala manera para que accedieran a sus deseos perversos, en cambio otras, sobre todo pacientes, accedían de buena gana. Todo eran rumores, claro, no había cámaras, ni testigos, ni pruebas concluyentes. En el pasillo tampoco había cámaras por lo que sería inútil consultar las grabaciones.

-Pero sí nos servirán para descartar posibles asesinos, serán coartadas perfectas.

-Salvo para algunos- y me miró como si fuera tonto-pero no está mal pensado, amigo Watson, si John Smith, el asesino en serie, no ha sido grabado durmiendo será el primer sospechoso. Bueno, mira a ver si te interesa algo de la escena del crimen porque nos vamos a ir y esto ya nunca estará igual que estaba, vendrán las señoras de la limpieza y lo dejarán todo como los chorros del oro a la espera de que sea nombrado el nuevo director, si es que quiere residir en una escena del crimen. Que esa es otra.

Me puse a mirar todo, como si el asesino hubiera dejado el rastro de un elefante enloquecido, pero no encontré nada. Las sábanas de la cama habían sido llevadas, a la lavandería, con toda seguridad, pero aún quedaban manchas en el colchón. Teníamos la figura de tiza, la sangre en la alfombra. Ni rastro del arma homicida, que bien podría ser un cuchillo de la cocina. No había grabaciones, no había huellas de zapatos en el suelo, no había nada.

-Yo creo que esto más bien es el crimen pasional de una víctima del execrable director. Hay que buscar a una mujer despechada por algo o con deseos homicidas de venganza. ¿Tienes alguna idea de las mujeres que le visitaban y su historial?

-Tampoco está mal pensado, amigo Watson. El problema es que según los rumores, porque no hay la menor prueba o indicio, casi todas o todas las mujeres de Crazyworld tienen un serio motivo para haberlo apuñalado reiteradamente hasta la muerte. En esto creo que nos sería de mucha utilidad que hablaras con Dolores. A ella acudían y acuden la mayoría de las mujeres buscando consuelo. Es una mina de confidencias. Tal vez consigas que te haga una lista de las mujeres más sospechosas. Pero antes, si te parece, deberíamos empezar por el principio, por las grabaciones. Eso nos quitaría de encima un montón de posibles sospechosos y quedaríamos más desahogados. Luego tú podrías ir a ver a Dolores y yo despertaría al catatónico doctor Sun para que nos entregue un salvoconducto oficial, debidamente sellado para tener acceso a todos los reductos de Crazyworld y para que todo el mundo se ponga a nuestras órdenes, pidamos lo que pidamos.

-¿Y por qué no lo haces ahora?

-Porque un sueñecito le vendrá muy bien. No quiero molestarle si no es imprescindible. Mucho me temo que si se vuelve también loco tendremos que dar un golpe de Estado y hacernos con el poder.

-Si tú lo dices.

Y le seguí hasta el Centro de Seguridad de Crazyworld con la sensación extraña de que esa y no otra podía ser la ocasión ideal para la fuga. Con la disculpa de acceder a todo para la investigación me haría una idea cabal de las posibilidades de escapar, porque ninguno de los guardianes, ni con salvoconducto con sello ni sin él sería tan tonto para abrirnos las puertas con la disculpa de investigar en el exterior o le caería encima el peso rotundo del Sr. Arkadín, con lo que eso significaba.