domingo, 3 de enero de 2021

TERCER DÍA EN CRAZYWORLD VI

 





-Su faceta de payaso oculta pulsiones muy oscuras. Hace reír a todo el mundo, pero en el fondo le gustaría encerrarnos a todos en las celdas de aislamiento, como hace el doctor Sun, violar a las mujeres, torturar a los hombres y someternos a todos a la esclavitud. A mí no me ha dejado en paz desde que llegué y a mi hija tampoco hasta que lo amenace con romperle la cabeza tras dormirlo con una droga. Después de mi amenaza se lo pensó dos veces. Estoy convencida de que es un psicópata, un pedófilo, un violado, un malnacido, que se oculta tras la máscara de payaso.

-Por favor, Patricia, vosotras lo conocéis mejor que yo que solo llevo tres días aquí, pero en ellos no me ha dejado ni a sol ni a sombra, es absolutamente insoportable, narcisista, tiene un serio problema con el sexo y habla más que un sacamuelas, pero de ahí a convertirlo en un violador y asesino en serie hay mucho trecho. El doctor Sun no le hubiera encomendado esta investigación de creer que sufre las psicopatologías que tú has desmenuzado, Patricia. Lo que me faltaba, quedarme ahora solo al cargo de la investigación. ¿No hay un solo agente de seguridad que sea de confianza?

-Heather es la única de fiar, como tú bien lo sabes, bandido, que te has pasado la noche con ella. Los demás son peligrosos, unos más que otros.

-Pero bueno, Dolores, cómo puedes saber algo que acaba de ocurrir y que ningún testigo presenció. Estoy seguro.

-Es su secreto. Si fuera ingeniera informática apostaría a que nos tiene a todos vigilados como una Gran Hermana. No lo descarto porque se llevaba muy bien, y puede que se siga llevando, con la Gordita, de la que es posible que Jimmy te haya hablado. Es una paciente con unos conocimientos de informática y electrónica que podrían sacarnos a todos de aquí, si se centrara, estoy segura.

-Bueno, bueno, bajemos de las utopías a la realidad. No voy a desvelar mis secretos. De eso podéis estar seguros. Yo estoy más de acuerdo con el amigo amnésico que contigo, Patricia, creo que le has tomado demasiada tirria por su acoso desesperado a tu persona. No creo que tenga tanta psicopatología sexual, como dice aquí el amigo, porque a mí ni me ha mirado un segundo más de la cuenta, ni ha tenido el menor pensamiento libidinoso ni en los estratos más oscuros de su subconsciente. Tampoco lo ha intentado con la Gorda, y es una pena porque la pobre hubiera comido en su mano y además se hubiera centrado. A estas horas estaríamos todos fuera de aquí. El Pecas no sería capaz ni de clavar un alfiler a una mosca, es un cobardica y lo disimula hablando mucho y haciendo el payaso siempre que puede. En cambio en la plantilla de agentes de seguridad hay algunos que dan miedo. Yo pondría al menos media docena de nombres en la lista.

-Pues ponlos y sigamos con las mujeres.

No es que no deseara retrasar el momento de salir de allí, pero tanta cháchara me estaba mareando, sin contar con los efectos de aquel exquisito vino, que entraba muy suave pero que me estaba manipulando demasiadas neuronas. No estaba yo para pensar mucho, casi prefería irme tambaleando y haciendo eses con Dolores, camino de su casa, que continuar con aquella busca detectivesca que no nos iba a llevar a ninguna parte. En cuanto a mujeres la lista se acortó mucho. Patricia habló de Kathy como sospechosa, aunque admitió a regañadientes que el veneno le iría mejor que las armas blancas. Dolores admitió que si Patricia era sospechosa por motivos obvios, todas las mujeres acosadas, violadas o simplemente chantajeadas y manipuladas por el director tenían necesariamente que engrosar la lista. Yo no conocía a nadie o casi nadie por lo que no cesaba de hacer preguntas, en parte por interés detectivesco y en otra parte porque si iba a quedarme allí de por vida, como parecía muy probable, esperaba conocerlas a todas y muy íntimamente. No en vano era Johnny, el gigoló, el caramelito de las damas. Me quedé pasmado de que semejante idea hubiera llegado a la superficie desde profundos y remotos remolinos. Tendría que profundizar en ello a la mayor brevedad posible. Suspiré aliviado cuando Dolores dijo que lo esencial de la lista ya estaba confeccionado y como se había hecho tarde para comer, nos teníamos que ir sin más. Patricia me hizo jurar que volvería a hablar de los avances detectivescos o de lo que quisiera. Puede que su hija ya estuviera mejor y aceptara hablar conmigo, que era el único hombre simpático de Crazyworld. Lo cierto es que me costó un poco ponerme en pie, entre unas cosas y otras, pero luego, ayudado por Dolores logré salir al exterior. Patricia nos despidió desde la puerta, a dolores con la mano y a mí lanzándome un beso. Pronto detuvimos nuestra caminata para sentarnos en un banco. Era una suerte que no hubiera nadie por allí para vernos caminar como dos borrachos, dos cojos de diferentes categorías en los pesos del cuadrilátero o como dos amantes que no sabían cómo agarrarse.



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