jueves, 11 de agosto de 2022

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXI

 


-Querida Rosindra, espero que ningún koori se haya quedado escondido en el interior o se haya aferrado a algo en el exterior y nos veamos obligados a regresar.

-No sería la primera vez que sucede. Estos pequeños demonios son capaces de todo con tal de divertirse.

-Perdona. Acabo de caer en la cuenta de que estamos volando y no sé muy bien cómo hemos podido despegar con semejante caos. ¿La nave tiene piloto automático, o la pilota un robot o es un voluntario tan discreto que ni siquiera nos hemos dado cuenta de su presencia?

-En efecto. Buena pregunta. La mayoría de las naves al servicio del zoológico son pilotadas por robots, salvo excepciones hay dos tripulantes robóticos, uno pilota la nave y el otro es un mayordomo para todo, como has podido ver. Existen voluntarios que pilotan naves, como existen guías, como yo, que hacen los honores a los visitantes. También hay guías robóticos, porque nunca tenemos voluntarios suficientes para atender todas las necesidades de este complejo, muy visitado en verano y menos en invierno. Esta nave está pilotada por un voluntario al que no has visto porque permanece en su cabina, allí al fondo, separada del resto de la nave por un mamparo. Es un chico un tanto rarito al que le gusta comer en su cubículo y nunca sale a comer con los demás, guías y visitantes. Se llama Loirni.

-¿Puedo entrevistarlo?

-No le gustará, pero está obligado a seguir los protocolos. Si quieres podemos intentarlo, ahora que parece que todo está en calma.

-Pues vamos allá.

-Como pueden ver nuestros queridos holovidentes, esta pequeña nave es un prodigio tecnológico, se mantiene siempre en horizontal sin la menor sacudida y despega y aterriza desplazándose en vertical hacia arriba o hacia abajo. No voy a entrar en detalles técnicos, porque los desconozco y porque se lo pueden preguntar a nuestros colaboradores técnicos que participan en otros programas de este canal y también en el segundo canal que ha comenzado a emitir no hace mucho tiempo. Nos desplazamos sin problemas, como en suelo firme. Ahora Rosindra ha oprimido un intercomunicar con la cabina.

-¿Qué quieres, Rosindra?

-Hola, Loirni. Como sabes estamos en directo en el canal 1 de Omega humanizada. Alirina, la reportera que nos acompaña, quiere hacerte unas preguntas. Será breve. ¿Podemos pasar?

-Sabes que no me gusta interactuar con los visitantes, pero dadas las circunstancias y que el protocolo así lo exige, aceptaré unas breves preguntas.

-Estamos en el interior de la cabina. Un cubículo diminuto, como pueden ver los holovidentes. Nuestro piloto se llama Loirni y es un guapo mozo, bastante joven, que viste un uniforme en color verde, plagado de dibujos de animales. Vamos a comenzar la entrevista y procuraremos que sea breve. ¿Cómo es que se dedica a pilotar naves en el zoo de Vantis, pudiendo estar tan ricamente en su casa, disfrutando de todas las comodidades que nuestra civilización nos otorga sin trabajo y sin mérito alguno por nuestra parte? ¿Es usted de los nuestros, querido Loirni, quiero decir de los que pensamos que la vida no es vida si todo se nos da a la boca, sin el menor trabajo y sin la libertad de hacer lo que queramos, cuando queramos, sin que una inteligencia artificial guie nuestros pasos?

-A la primera pregunta contesto que en parte estoy aquí porque necesito créditos para la construcción de mi casa independiente. Sí, soy joven, y anhelo independizarme de mis padres, pero para ello necesito conseguir suficientes créditos y convencer a “H” de que soy un nuevo ciudadano omeguiano con el derecho a ser independiente y formar una nueva familia, si quiero y si no quiero, no, puedo vivir solo como hacen muchos. La segunda razón, y no menos importante es porque me gustan los animales. Cuando no tengo trabajo y hay alguna nave libre, he sido autorizado por “H” para viajar por el zoológico y establecer contacto con los animales. Algunos ya me conocen y me saludan cuando me ven. En cuanto a la segunda pregunta, debo decir que me gusta la vida que nos proporciona nuestra inteligente y bondadosa IA, si bien me gustaría que hubiera más omeguianos que vivieran la vida como se debe vivir, en contacto con la realidad y no idiotizados permanentemente por el mundo virtual. En ese sentido comparto algunas cosas con ustedes y suelo ver sus canales de vez en cuando. ¿Alguna pregunta más?

-Pues sí, me gustaría saber por qué estas naves no vuelan en automático, dirigidas por el bueno de “H” y necesitan pilotos robóticos o voluntarios. Usted debe saberlo.

-Que “H” podría pilotarlas todas, es evidente, si puede con la logística de todo un planeta, podría hacerlo. Si no lo hace es porque le gustaría que tanto ciudadanos como robots tuvieran sus propias vidas y fueran más activos, en lugar de convertirse en patéticos habitantes del mundo virtual. Sí, ya sé lo que me va a preguntar. ¿Cómo puedo saber lo que piensa “H”? Pues bien, hablo mucho con él, algo que deberían hacer todos los omeguianos. Y en cuanto a que los robots no viven en el mundo virtual, por ahora no, gracias sean dadas a quien haya que darlas, pero sí sé de algún caso de un robot al que sus amos le pusieron el casco virtual, en una broma sin gracia, y luego hubo que llevarlo al taller de reparación porque se pasaba las horas muertas, navegando virtualmente, sin hacer caso de nadie. Sí, también lo sé porque me lo ha dicho “H”. Y ahora, si no hay más preguntas, me gustaría seguir con mi trabajo.

-Una última pregunta, paciente Loirni. ¿Qué futuro le gustaría tener cuando consiga su casita?

-Quiero que tenga una gran extensión de terreno, para tener allí a todas mis mascotas, que serán muchas y robots que cuiden de mis nenes y cuanto sea necesario para que todas ellas lleven una vida muy feliz. Viviré solo mientras no encuentre a la mujer de mi vida, que sería Rosindra, si ella quisiera. Continuaré trabajando en el zoológico y nunca me pondré el casco virtual, porque la vida real es mucho más agradable. Y ahora…

-Sí, paciente Loirni, le dejamos con su trabajo. Gracias por su amabilidad.

-Ya estamos fuera del cubículo. Rosindra ¿por qué no quiere convivir con Loirni, parece un buen chico?

-Aún soy joven para atarme a nadie. Ni siquiera sé si deseo pasar por la complicada experiencia de vivir con alguien. A Loirni me une nuestro mutuo amor a los animales, pero no sé si sería suficiente para que nuestra convivencia fuera posible.

-Muchas gracias, Rosindra, por tu generosidad al contestar preguntas tan personales e íntimas. Y ahora, queridos holovidentes, les adelanto nuestro programa para el resto del día. Nos dirigimos a la hacienda de Artotis, donde nos espera su esposa Arleina, junto con su numeroso servicio robótico. El propio Artotis hará de anfitrión desde el estudio y nos presentará a su pequeña manada de kaeros dirigida por su matriarca, Kaerina, que en cierta ocasión salvó la vida de nuestro tertuliano. Pero eso mejor nos lo contará él. Luego nos desplazaremos por Vantis, que seguro nuestros anfitriones nunca han visto en su totalidad. Y para rematar, regresaremos a su casa, cenaremos y les acompañaremos en su viaje virtual cuando se pongan el casco. Cómo lo haremos es una gran sorpresa que no vamos a desvelar. Me comunican que Arminido y nuestros tertulianos ya están de regreso de su ágape. Así que le paso a él la comunicación, que ya tengo la garganta rasposa de tanto hablar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario