domingo, 15 de septiembre de 2024

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA FAMILIA VANTIANA XXVIII

   


 

-¡Còmo eres Rosindra! Ese papanatas de Arminido ya te ha contagiado su forma de hablar. Ni soy intrépida, ni soy reportera. Me gusta estar fuera del estudio haciendo lo que haya de hacerse, para lo que no se necesita mucha intrepidez, salvo la visita al mundo virtual de esta noche, que también a mí me da un poco de miedo. Y aprovechando que me dejas hablar, debo anunciar a los holovidentes que esta noche podrán seguirnos a Rosindra y a mí en ese viaje artificial, para el que el bueno de “H” nos ha facilitado cascos especiales conectados con nuestro programa. De esta forma podrán ver lo que nosotras veamos, aunque no de la misma forma, porque los efectos táctiles han sido censurados por nuestra inteligencia artificial. Lo que no entiendo, puesto que si está tan interesado en convencernos a todos los rebeldes de que aceptemos todo lo que nos ofrece, esta noche sería una buena ocasión para ello. Pero antes terminaremos de visitar Vantis. Te anuncio, Arminido, que voy a visitar todo el planeta Omega en una serie de reportajes que comenzarán cuando terminemos los programas ya programados. No hay pero que valga. Debo confesar que yo apenas conozco algo más que Vantis, y es una pena. Visitaré el resto de continentes e islas, para conocerlas y que nos conozcan sus habitantes, porque seguro que la mayoría de ellos ni habrán oído hablar de los vantianos y lo poco que conozcan de nosotros será a través del mundo virtual, si es que ellos lo utilizan, porque me da en la nariz que prefieren la realidad bien real que nuestras fantasías. Y ahora te cedo la palabra, Rosindra, para que hagas de anfitriona de lo que nos resta de ver de Vantis.

-Gracias, Alirina. Se me está ocurriendo que yo estaría encantada de acompañarte en ese viaje alrededor del planeta. Aún más, creo que tampoco me importaría formar parte de vuestro equipo, tan divertido y mono.

-No necesitas nuestra aprobación, aunque la mía ya la tienes. Ni siquiera el bueno de “H” nos ha pedido listas de nuestro equipo o de nuestros holovisores. Cualquiera puede formar parte de nuestro canal, y cuantos más mejor, así nos extenderemos y multiplicaremos. Pero me pregunto cómo te sentirías dejando a tus queridos animales por otros aún más animales y menos divertidos, como el propio Arminido, dicho sea con guasa. Imagino que no tendrías problemas para abandonar el zoo, bastaría con que lo anunciaras con alguna antelación para que tus tareas no quedaran desatendidas.

-Un momento, Rosindra, un momento, que quiero contestar como se merece a Alirina. No me importa que me llames animal porque todos lo somos, aunque algunos lo sean mejor que otros. Pero eso que no soy divertido me ha sentado como una patada en salva sea la parte. Aprovecho para anunciarte que acabamos de recibir la invitación en debida forma de “H” para visitar su palacio cuando queramos. Y para retarte. Te demostraré lo divertido que soy acompañándote en persona al palacio de HDM-24 y que nuestros holovisores decidan quién es el más divertido, nada menos que a presencia de “H”. Gastaremos bromas, le tomaremos el pelo y haremos un programa que no tendrá de serio más que el nombre. ¿Aceptas este reto, intrépida reportera?

-Lo acepto y todos nuestros holovisores son testigos. Y como vuelvas a llamarme intrépida reportera, te daré una patada en salva sea la parte tan pronto te vea en persona. Que ya está bien. Y aprovecho para invitar a todos nuestros tertulianos a que nos acompañen en la visita al palacio de HDM-24, ellos darán el tono serio, si es que hay alguno. Y aún más, aprovecho para invitar a cuantos holovidentes quieran a que también nos acompañen y nos jaleen. Sé que muy pocos darán ese arriesgado paso, pero quedan invitados.

-Yo también quiero ir, yo también. Ya me estáis poniendo en vuestra lista y aprovecharé para entregarte a ti, Alirina, la familia de kooris que has decidido adoptar hoy libremente.

-Maravilloso. Pero entonces dejaremos para la semana que viene la visita, porque quiero que me los eduques bien. Y ahora date prisa que estoy ansiosa por entrar en el mundo virtual esta noche.

-Así lo haré. Bueno, queridos, ahora estamos terminando de recorrer el último círculo de Vantis, donde están las nuevas urbanizaciones. Aunque la población crece con mucha lentitud, a pesar de los alicientes que “H” pone a disposición de todos los que quieran procrear, la inmigración de otras partes del planeta compensa un poco esa apatía reproductiva. Por cierto que le propondré al bueno de “H” que en el caso de que la reproducción no aumente el año que viene deje a todos los animales del zoo que se trasladen a Vantis, repoblando las parcelas que aún no tienen dueño.

“Como es lógico, cada círculo de los múltiples círculos concéntricos que conforman la capital planetaria, tiene su propio estilo de edificación. No es que “H” lo haya hecho así adrede, lo que ocurrió es que en cada época en que se fueron construyendo los diferentes círculos existían unos gustos, unas modas, y los que solicitaban su casa y su parcelita, según los créditos que poseyeran, pedían un determinado diseño. Eso sobre todo ocurrió al principio de los tiempos, cuando HDM-24 comenzó a funcionar como la Inteligencia Artificial que se iba a hacer cargo del planeta. Cuando su creador, Helenio de Moroni, aún vivía tuvo cierta influencia en cómo su invento se adaptaba a los omeguianos, pero a su muerte “H” tomó las riendas y diseñó lo que sería Vantis, la capital planetaria. Por eso los círculos más próximos al centro, donde se construyó su propio palacio, tienen un estilo más antiguo, más de los tiempos en los que Omega funcionaba sin ninguna Inteligencia Artificial que controlara a los omeguianos. Nos vamos acercando poco a poco al centro, el palacio de “H” será lo último que veremos antes de regresar al domicilio de nuestros anfitriones. Se irán dando cuenta de que las edificaciones más céntricas tienen mucho parecido con las que se construían en los tiempos primitivos o prehistóricos, como lo llaman algunos expertos tertulianos, mientras los círculos más externos son más modernos, más prácticos y con mayor extensión de las parcelas. Algo que tiene su lógica puesto que en los primeros tiempos, cuando “H” estableció el sistema de créditos se tardó un tiempo prolongado en que los vantianos se hicieran con una cantidad importante que les permitiera elegir sus viviendas a su gusto. Verán que en los primeros círculos hay también más parques y más grandes. Eso se debe a que el bueno de “H”, aún un bebé, una inteligencia ingenua y sentimental, estaba convencido de que los vantianos tendrían muchos niños que necesitaban parques para jugar y otros edificios públicos, como centros cívicos, escuelas públicas, lugares de esparcimiento y diversión para un buen número de personas. Luego, cuando creó el mundo virtual y los malhadados cascos que están a punto de acabar con la especie omeguiana, comprendió que había cometido un grave error que tendría muchas y nefastas repercusiones. Claro que en un principio no fue idea suya, sino del Consejo Planetario que se vio obligado a crear siguiendo los mandatos de su creador, Helenio de Moroni. Todos querían tener todo al alcance de su mano en sus casas de las que fueron saliendo cada vez menos hasta que se transformaron en avatares virtuales que rara vez salían de sus hogares, y solo en casos extraordinarios. Ahora los parques, las escuelas, los centros cívicos y todo el entramado de edificaciones públicas que creara al principio de los tiempos no sirven para nada, pero las mantiene con la estúpida confianza de que un día logrará cambiarlo todo y volver al principio. Mucho me temo que eso no será posible mientras no se deshaga del Consejo Planetario. Pero eso se lo podrán preguntar ustedes el día en que visitemos su palacio, que ahora comienzan a ver a lo lejos.

“Daremos solo una corta pasada puesto que en el programa que se le dedicará en su momento podremos verlos con detenimiento. Entonces se hablará de la razón de que decidiera vivir allí, en el centro de la ciudad que empezaba a crear y su evolución a lo largo de los tiempos.

-Muy bien, Rosindra. Lo has hecho muy bien, espero que no me acabes quitando el puesto. Ya hablaremos sobre tu incorporación al equipo. Ahora, Arminido, te dejamos con los tertulianos, mientras llegamos a casa de nuestros anfitriones, cenamos y nos preparamos para la gran noche.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario