NOTA: Presentado a un concurso de microrrelatos en Madrid con el resultado de siempre. Lo escribí deprisa y de un tirón porque el plazo estaba a punto de cumplirse. A pesar de ello no es de mis peores microrrelatos.
EL TIMO DEL ROMANCE VIRTUAL
Tristan tenía ochenta años, se sentía solo, por eso puso su perfil en una red social. Pronto acudieron timadores. Solo hizo caso de una mujer que no le pidió nada, tan solo hablaba de su belleza interior. Al fin consiguió quedar con ella en un bello paraje muy poco frecuentado. Al bajarse del coche observó que allí no había nadie, tan solo una perrita, de raza Golden retriever que se acercó mansamente, con una mirada tan cariñosa que conmovió su corazón. Le ofreció la carne guisada que había llevado en un taper y él se comió la tortilla de patata. Se hicieron compañía hasta la puesta de sol. Hubo un momento, al principio, que pensó que ahora los perros se servían de la IA para hablar y contactar con humanos en redes sociales. Esa era la única explicación que se le ocurrió sobre que su cita fuera una perra. Luego se fue calmando y pensó que la humana había querido deshacerse de su perra buscando un hombre bueno que la cuidara. No esperó a que se hiciera de noche. La bautizó Isolda, la subió al coche y regresaron a casa. Isolda se convirtió en el amor de su vida.
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