lunes, 17 de agosto de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD XI

 

Y no me preocupé. Nos pusimos de nuevo con las grabaciones. Esta vez a toda pastilla, buscando solo una grabación en la que alguien se moviera de la cama y se acercara a la puerta. Si no había salido de su dormitorio tenía una coartada perfecta y habría que descartarlo de la lista. Nadie se movió, la medicación les hacía dormir como marmotas. Se me ocurrió pensar en la posibilidad de que alguien utilizara el viejo truco de la almohada, colocada en forma vertical bajo la ropa, simulando un cuerpo. Eso solo sería posible si la señorita Ruth no acostara a todos y no cerrara la puerta después. Se lo pregunté a Heather. Me dijo que solo se ocupaba de los más conflictivos y de sus preferidos, no tenía tiempo para todos. Volví a preguntar, esta vez si existía alguna lista de las puertas que quedaban abiertas y a quién pertenecía el dormitorio. Me respondió que eso se lo tendría que preguntar al doctor Sun que era quien confeccionaba la lista de los grados. Quise saber si la grabación se interrumpía en algún momento entre la entrada de la señorita Ruth con el enfermo y su salida. Las grabaciones eran ininterrumpidas aunque no se podía saber a ciencia cierta si algún enfermo tapaba un momento la cámara, colocaba la almohada y luego salía, destapándola con una cuerda o artilugio semejante. Allí la inventiva estaba a la orden del día y era muy creativa. Tendría que hablar con la señorita Ruth para salir de dudas.

-¡Dios me libre!

-¿Pero por qué, joven? Es muy simpática.

-Vamos, preciosa, no me tomes el pelo. En resumidas cuentas, que esto es una pérdida de tiempo, porque nunca podremos estar absolutamente seguros de que alguien no se fugó de su dormitorio durante la noche, al menos los que tienen las puertas cerradas, salvo que su inventiva raye la genialidad. Al resto habrá que someterles a una batería de pruebas hasta descartarles. Bueno, creo que podemos poner esto a la máxima velocidad. ¿Cuáles son tus planes, cariño?

-Pues cariño, en cuanto terminemos aquí nos vamos a mi apartamento. Cerramos todo bien cerradito y pasamos la noche tan rícamente.

Y eso fue lo que hicimos. Cuando terminamos ya era de noche, a pesar de la velocidad turbo que pusimos a la reproducción de las grabaciones. Heather tardó muy poco en dejarlo todo como estaba antes, apagó las luces, cerró el chiringuito y nos fuimos por los corredores subterráneos, imagino que para despistar a posibles acechadores, aunque con el caos que debía de reinar en Crazyworld eso casi estaba descartado, salvo que el asesino nos hubiera escogido como las siguientes víctimas. Eso me sobresaltó bastante. Por fin Heather dio por terminado el viaje por aquel laberinto. En un pasillo estrecho y oscuro, de techo bajo, abrió una trampilla disimulada en el techo y me pidió que la diera un empujoncito en el trasero, lo que hice de mil amores. Desapareció de mi vista y por un momento temí me hubiera jugado una mala pasada, hasta que escuché su voz.

-Tienes que encaramarte por tu cuenta porque esta es la salida que vas a utilizar siempre que quieras visitarme en mi apartamento por la noche.

-Tendrás que hacerme un plano, guapa, porque ya estoy completamente perdido.

-Jajá. Me encanta tu sentido del humor. Casi tanto como tu guapura. Estás encerrado aquí de por vida, un asesino anda suelto y aún te quedan ganas para bromear.

-Bueno, puede que esto no sea tan malo al fin y al cabo si encontramos al asesino y puedo visitarte las noches que no tengas guardia la estancia será muy agradable, dure lo que dure.. Dime qué tengo que hacer ahora.

-Eres alto. No tendrás problemas. Tantea con una mano el techo. Has visto que el agujero es suficiente, que no está tan elevado y que yo te espero aquí. Salta, haz fuerza con los brazos y apoya la barriga en el borde. Está chupado.

No tanto como ella decía pero no fue tan complicado como esperaba. Me encontré a su lado en menos de lo que canta un gallo, suponiendo que hubiera gallos en Crazyworld. Algo que anoté para preguntarle en otro momento. Lo que sí inquirí es si aquella salida tenía alarma y la había desconectado desde el centro de seguridad o no debería preocuparme. Nadie sabía de aquella salida. Ya, pensé, excepto Jimmy y puede que alguno más. Pensé en mi colega y compañero de investigación. Deseaba que nuestro encuentro se retrasara todo lo posible, porque no iba a ser agradable. Heather encendió una linterna y pude observar que nos encontrábamos en una especie de caseta para guardar herramientas de jardinería. Abrió una puerta que no estaba cerrada con llave, apagó la linterna y salimos.

Estábamos en el jardín, en una zona poco iluminada, solo una farola a una distancia prudencial para poder pasar desapercibidos. Recordé con miedo a los perros. Me dije que al menos ladrarían antes de morder, a pesar del viejo dicho de perro ladrador, poco mordedor. Los robots me daban menos miedo y además no se alejaban mucho, al parecer de la valla. Quise que ella me lo confirmara y me habló de las precauciones a tomar cuando fuera a visitarla. Nada de ruido y tenía que memorizar el camino que íbamos a seguir desde allí. De los pasillos subterráneos ya me daría un plano. Hablaba casi en susurros por lo que decidí callarme de momento, tomar su mano y seguir sus pasos como si fuéramos dos jóvenes ladrones alejándonos del lugar del crimen, nunca mejor dicho.

A pesar de la concentración que puse en recordar todos mis movimientos, apenas pude situar en un mapa imaginario el apartamento de Heather. Atravesamos una zona del jardín, es cierto, así como unos edificios bajos a oscuras, que no sabía qué podían contener ni tampoco quise preguntarlo; también pude ver un bosquecillo a la izquierda, luego una pequeña urbanización de casitas con jardín y al final un bloque de apartamentos rodeado de un bonito jardín, pero me hubiera perdido de día y solo, tendría que practicar mucho. Me sentí aliviado cuando llegamos sin tropiezo alguno ante la puerta de su edificio que abrió con una tarjeta magnética. La misma que le sirvió para abrir la de su apartamento, un bonito ático en la tercera planta, según pude comprobar. Habíamos subido en ascensor sin decir palabra porque ella me hizo un signo de advertencia poniendo su índice en los labios.

Entramos, encendió las luces, apagó lo que pienso sería una alarma y activó lo que creo, porque me lo dijo a continuación, era un artilugio para interferir todo tipo de espionaje. Entonces y solo entonces me dijo que ya podíamos hablar de lo que quisiéramos. Lo primero que me sorprendió fue la mesa del salón, adorablemente puesta, con dos cubiertos, velas y toda la parafernalia que requiere una buena cena romántica.

-¿Y esto? ¿No me dirás que ya dabas por supuesto que te acompañaría esta noche?

-No las tenía todas conmigo, pero me hubiera sentido muy decepcionada de no haber sucedido así. La cena ya está preparada, el asado en el horno y la ensalada y los aperitivos en la nevera. Tengo algunos vinos californianos muy buenos, me he decidido por un Chardonnay pero si no te gusta podemos probar otros. No sé si sabes que en 1976 los vinos californianos ganaron a los franceses en un concurso en París.

-Pues no, ni siquiera recuerdo si me gusta al vino, aunque sería raro que no me gustara. No sé si es un recuerdo verdadero pero me ha estado viniendo a la cabeza que antes era un gigoló y que soy español.

-No me sorprendería. Con lo guapo que eres me encaja lo de gigoló. Espero que te conformes con la botella de vino como pago a disfrutar de tus favores. Oye, si eres español seguro que te gusta el vino. Allí tienen buenos vinos, Rioja, Ribera del Duero…

-Hablas como una experta en vinos, pero tendrás que explicarme cómo llegan a Crazyworld los vinos. Ya puestos podrías también explicarme cómo va la logística. ¿Tenéis huertos y granjas o todo llega de fuera?

-Ya veo que tienes muchas preguntas. Puedes hacerlas hasta que llegue el postre, a partir de ese momento exijo una conversación totalmente romántica, nos espera una noche muy, muy romántica, cariñito. Iré contestando a tus preguntas, pero antes permite que te enseñe mi modesta morada.

Y así lo hizo. El salón era grande para una sola persona, aunque quedaba chico para una gran reunión. El mobiliario estaba bien, en madera, como la mesa y las sillas. Un armario de salón con cristaleras y lleno de vajilla, un sofá cómodo, un televisor empotrado en una esquina, un pequeño piano cerca de una cristalera que daba a una terraza… Decidí salir a tomar el aire. Estaba repleta de flores y pequeñas plantas, perfectamente ordenadas. Todo muy bonito, pero me pregunté si un tercer piso sería obstáculo para que trepara hasta allí catwoman. Y luego si los cristales serían a prueba de bomba y si habría una alarma que activara trampas anticacos, tal como una buena descarga eléctrica. No quise preguntar para no chafar la bonita noche que nos esperaba. Heather se colocó tras de mí y me abrazó.

-¿Te gusta?

-Ya lo creo. Oye, eres una caja de sorpresas. ¿Tocas el piano?

-¿Para qué lo querría si no lo tocara? Te puedo tocar desde un nocturno de Chopin a cualquier canción que recuerdes, si es que recuerdas alguna.

-La música tiene que gustarme, pero no he oído nada hasta ahora. Por cierto que no he visto calendarios ni relojes. ¿Cuánto llevó aquí? Me siento como si ya llevara un año.

-No me extraña. Crazyworld está fuera del tiempo. Pues esta es tu tercera noche. Llegaste la noche del lunes y hoy estamos a miércoles. Dos días y tres noches con esta.

-Antes de que me olvide. ¿Cómo diablos consigues el vino y lo demás? Aunque os paguen un buen sueldo, no parece que aquí podáis gastar mucho.

-Tienes razón. Nos pagan bien pero el dinero se lo queda Mr. Arkadin. A todos nos prometió que nos lo daría, con intereses, cuando salgamos de aquí. Pero eso es una de sus trapacerías. Lo que sí parece ser cierto es que hace llegar el dinero a los familiares de algunos de los que trabajan aquí. No hay muchos con familiares fuera, pero sí algunos. Creo que conoces a Dolores. Pues bien, ella manda todos los meses parte de su sueldo a su familia. Según Mr. Arkadin les llega. Le hizo llegar a Dolores un video en el que sus familiares le dan las gracias, pero a saber si no será otra de sus trapacerías. El resto no vemos un dólar. Cuando necesitamos algo que no hay aquí le hacíamos llegar la petición al director que a veces cumplía y otras no. Resulta muy sospechoso que a algunas que no hemos querido saber nada de él no nos haya llegado nada de lo que pedimos.

-¿Y el piano?

-Estaba en una sala de música, muerto de risa. Se lo pedí al doctor Sun y al día siguiente lo tenía a la puerta. No es mala persona. A mí me cae bien.

 


lunes, 10 de agosto de 2020

BREVES HISTORIAS DE OMEGA VI

 









BREVES HISTORIAS DE OMEGA VI

NOTA INTRODUCTORIA:

El esbozo de las conductas sexuales en Omega fue muy divertido. No tenía claro si la reproducción sería sexual o habrían llegado a un nivel evolutivo que les permitiera dejar el sexo solo para el placer o si tal vez convenía que el avance no fuera tan importante… Fantasear sobre el tema me llevó tiempo y al final, tras muchas elucubraciones, decidí que debería separar sexo y reproducción, de esa forma todo lo que tenía esbozado encajaría a la perfección. Solo así podría explicar el trauma que sufre el padre de Ermantis, el protagonista, y que le lleva a vivir en las montañas negras, donde se casa con Eraia y tienen a Ermantis, cuyo diario da título a la primera novela de la trilogía, Diario de Ermantis.

Decidí que habría un sexo físico y otro virtual y que la promiscuidad fuera algo tan natural que ni siquiera se hablara de ello, pero me encontré con un problema serio para encajar ese tipo de relación sexual con una vida familiar normal y mínima. Necesitaba, por razones internas de la historia, que existiera en Omega algún tipo de vida familiar. Me puse a ello y encontré algunas razones que lo justificaran: A pesar de que la inteligencia artificial podía diseñar un número casi infinito de casas y pedir a los robots a su servicio que las construyeran, lo cierto era que el espacio en el planeta era limitado, sobre todo si se pretendía crear una sociedad humanizada y no un hormiguero, además la programación de Helenio de Moroni exigía que el número de robots fuera el imprescindible, aquel profesor chiflado odiaba la posibilidad de una robotización y mecanización en la sociedad que había planificado al crear su inteligencia artificial. Esto exigía que de alguna manera se formaran unidades familiares ya que la adjudicación de casas se hacía de forma preferente a las familias y cuanto más numerosas mejor. Por otro lado la programación de la inteligencia artificial la predisponía a crear todo tipo de incentivos para que se acabara retomando la forma de vida tradicional, familiar y tribal, que la sociedad omeguiana había abandonado tras la tragedia genocida de la batalla del valle de la Muerte y la necesidad de una relación promiscua entre los escasos hombres que sobrevivieron y las numerosas mujeres en edad fértil. Esto creó una sociedad muy diferente a las que existían en otros planetas del Cuadrante, habitadas por especies inteligentes.

El tema del sexo aparece poco en la novela, lo imprescindible, por lo que todo aquel material manuscrito que fui creando necesitaba una salida. Este estudio de la doctora Almidina es solo un aperitivo puesto que habrá toda una serie de episodios dedicados al sexo y al romanticismo en Omega.

EL SEXO EN OMEGA

Breve extracto de la tesis doctoral que presentó Almidina Arnaica para su doctorado en sexología por la universidad de Vantis

PREÁMBULO INTRODUCTORIO

Debido a la peculiar historia de Omega, de la que solo fuimos conscientes al entrar en contacto con otros planetas habitados del cuadrante galáctico. Las etapas del desarrollo sexológico, lo mismo que en otros temas, como economía, política o tecnología, por las que atravesó nuestra sociedad no tienen parangón en ninguna otra sociedad galáctica conocida.

Tras la batalla del valle de la Muerte, el mayor genocidio de la historia de Omega, y tal vez de la historia planetario de todos los planetas habitados conocidos, toda la concepción tradicional del sexo en las diferentes civilizaciones tribales omeguianas sufrió un duro golpe y se vino debajo de forma irreversible. La mayoría de los hombres habían muerto en esa batalla y de entre los que sobrevivieron había que descontar ancianos y niños por lo que solo un número muy reducido eran actos para la procreación. Los ejércitos que se enfrentaron en la legendaria batalla habían reclutado a todos los hombres disponibles, en una horquilla de edades muy amplia, desde jóvenes imberbes, apenas salidos de la adolescencia, hasta auténticos ancianos que aún se conservaban en una forma aceptable para el combate.

Los supervivientes de la batalla fueron muy pocos por lo que para la tarea de la procreación hubo que recurrir a auténticos ancianos y a adolescentes, muchos de ellos aún sin desvirgar. Se buscaron hombres en los parajes más recónditos que hubieran podido librarse del reclutamiento. Aún así su número era ridículamente bajo comparado con las mujeres en edad fértil. Fue por ello que se pidió ayuda a los dioses “como así fueron llamados los tripulantes de la nave en la que había llegado El Mesías de Omega. Incluso éste fue requerido y suplicado hasta la extenuación para que no solo engendrara el mayor número posible de hijos en su amada, sino que no se conformaron con ello y utilizaron al mayor número de mujeres en edad fértil para engendrar.

Los tripulantes de la destino terminaron agotados después de mantener un número tan elevado de relaciones sexuales que hubieran dejado fuera de combate a un dios mitológico. A pesar de lo placentero que sin duda debió resultar tal actividad sexual con distintas y bellas mujeres todos, sin excepción, por unanimidad acabaron aprobando la propuesta del comandante, el Mesías de Omega, para otorgar a los omeguianos la tecnología genética necesaria que les permitiera la fecundación in vitro, incluso la clonación directa. Hasta la tripulación femenina de la nave, ante la presión ejercida por los omeguianos se vio obligada a embarazarse año tras año del omeguiano que eligieran. Los dioses tenían que procrear sin pausa, y solo cuando la tecnología genética logró que la población subiera exponencialmente pudieron darse un respiro y tomárselo con calma. Es cierto que habrían podido negarse puesto que la fuerza estaba de su parte, pero tal vez la tentación de unas relaciones sexuales ilimitadas con cualquiera que les apeteciera fue demasiado fuerte incluso para los dioses, que una vez convencidos por el Mesías de Omega de la necesidad de ayudar al pobre planeta diezmado y decidido él mismo a permanecer allí por tiempo indefinido, al enamorarse perdidamente de una omeguiana, no dejaron de rodar cuesta abajo, saltándose todo el protocolo establecido para el primer contacto con una civilización inteligente en un nuevo planeta y los topes morales que les imponía el decálogo moral de la expedición.

Esta situación propició un cambio drástico en el concepto de relaciones sexuales que se habían mantenido hasta entonces en las diferentes sociedades omeguianas. La promiscuidad se convirtió en una necesidad insoslayable y cada hombre capaz de engendrar tuvo a su disposición un incalculable número de mujeres. Sin duda fue una época extraña, tanto para mujeres como para hombres, y marcaría para siempre el concepto de sexualidad en Omega.
Solo décadas más tarde, cuando gracias al esfuerzo reproductivo y a la tecnología genética puesta a disposición de la sociedad omeguiana por la tripulación de la nave en la que llegara a nosotros el Mesías de Omega, el planeta recobró una población aceptable, se produjeron algunos intentos de regresar a los viejos tiempos, pero éstos ya habían pasado y como sucede siempre en estos casos, quienes lo intentaron quedaron tan obsoletos como la tecnología prehistórica que había utilizado la civilización omeguiana hasta la llegada de nuestro mesías particular.

Durante años los habitantes de Omega se dedicaron con gran celo a la reproducción y a cuidar de sus retoños, alimentándoles y educándoles con los medios que les fue dando con cuentagotas la tripulación de la Destino. Se establecieron turnos rotatorios para la reproducción, el cuidado y alimentación de la población y el estudio, en escuelas especiales, de la tecnología alienígena. Omega dio un salto gigantesco en su evolución y toda su civilización cambió para siempre.

Una vez que se saltara la línea roja por parte de la tripulación de la Destino, no tuvieron el menor inconveniente en saltarse las demás líneas y poner a disposición de los omeguianos cuanta tecnología les fuera requerida y aprendida por sus habitantes. No tardaron en hacerse con la tecnología del viaje por el espacio y así descubrir que no estaban solos en el Cuadrante. Todo se hubiera descontrolado provocando consecuencias imprevisibles de no haber sido llamada la Destino a volver su hogar. Pero de eso hablaremos en otro capítulo.
Resumiendo lo visto hasta ahora podemos decir que la vivencia actual de la sexualidad en Omega, con sus indudables lacras, procede de aquel momento. A nuestros amados ancestros les hubiera parecido una espantosa aberración, y de hecho un número importante de ciudadanos, en cuanto vieron claro que la población de Omega no se extinguiría, decidieron exilarse refugiándose en las Montañas Negras, lo que dio origen a lo que hoy conocemos como granjeros rebeldes.

Continuará.




lunes, 3 de agosto de 2020

PRIMER ASESINATO EN CRAZYWORLD X




-Puedo leer los labios. Primero te traduzco y luego te lo explico.

-¿Y no sería más fácil activar el sonido?

-Fácil sí, pero sería terrible. Ya conoces un poco del vocabulario de Jimmy, pero nunca lo habrás visto tan histérico. Me está insultando con unas palabras tan soeces que no te las voy a traducir. Dice que ya sabía que dejarte en manos de esa zorra, lo dice por mí, era un gravísimo error. Que ya sabe lo que estamos haciendo mientras él se dedica a investigar. Que ha descubierto una sospechosa de primera. Que cuando termines conmigo vayas a ver a Dolores, que ella te lo explicará todo. Que él va ahora a interrogar a la sospechosa, pero cree que no sacará nada, que luego vayas tú, cuando puedas –eso lo dice con sorna- porque a ti te hacen caso todas las mujeres. Que ya ha leído la autopsia pero que esos cabrones lo han manipulado todo, como se temía. Que reces porque no haya otro asesinato en Crazyworld, porque será el tuyo. El mismo te va a matar con sus propias manos. Y nada más, puñetazo-puñetazo, patada-patada. Que eres el cabrón más desalmado que ha conocido y que no quiere volver a saber de ti. Patada fuerte que ha debido hacerle daño. Mira cómo cojea mientras se aleja.

-Bueno, al menos de momento no ha habido otro asesinato, era lo que me estaba temiendo. Creo que hoy tendremos un día tranquilo y mañana Dios dirá. Pero ahora tienes que explicarme cómo aprendiste a leer los labios.

-Muy sencillo. El cabroncete de Mr. Arkadin –ese sí que es un verdadero cabrón- lo tiene todo controlado. A los de seguridad nos obligó a hacer un montón de cursillos sobre todo lo que se te ocurra, entre ellos uno de lectura de labios. Mira tú por dónde ahora me ha servido, algo que nunca sospeché. Y ya puestos a ponerte al día te diré que todo lo que nosotros vemos en las cámaras le llega también a él. Hay un centro de seguimiento, vete a saber dónde, que le permite estar al tanto de lo que aquí sucede…No, no creo que sepa lo del asesinato del director. Como sabes no hay cámaras en su apartamento ni en el pasillo. Por cierto, seguro que no sabes algo. Jimmy no te lo habrá contado. ¿Cómo crees que te introdujeron aquí sin que esos perrazos malazos te devoraran?

-No se me había ocurrido hasta ahora, pero es que no he tenido tiempo de pensar. Tienes razón. Ahora me pregunto cómo alguien pudo abrir la puerta tranquilamente para meterme dentro, cuando lo lógico es pensar que se habría dado a la fuga dejándome allí tirado. Sí, explícamelo, anda.

-No fue alguien, bueno sí, pero no exactamente, fue un robot.

-Cielos, eso sí que no lo imaginaba. ¿Hay robots en Crazyworld?

-Ya te he dicho que Mr. Arkadin es un genio maléfico. Ha pensado en todo. No los has visto porque solo patrullan de noche y por el perímetro de la valla. El que te rescató a ti recibió instrucciones desde aquí. Yo no estaba de guardia pero lo contó un compañero. Abrió la puerta con un código que solo conocen ellos, te tomó en brazos y te trajo directamente a la enfermería.

-Siento curiosidad por saber cómo se llama ese robot. ¿O es una robotina?

-Jajá. La vanidad te puede muchacho. Ten cuidado o un día te hincharás tanto que reventarás. Eres muy guapo, eso no se puede negar, yogurín, pero de ahí a pensar que puedes seducir a una robotina hay un trecho. Además son neutros, no necesitan el sexo para llevar a cabo su tarea. Al parecer los diseñó un científico loco al que llaman Cabezaprivilegiada, creo que se llama John. Salen a patrullar por las noches, en cuanto todos estáis recluidos en vuestras habitaciones. Ni nosotros tenemos idea de dónde salen, tal vez de un búnker bajo tierra. Son ellos los que sueltan los perros y luego los recogen por la mañana. Si te acercaras a menos de cincuenta metros de la valla, un robot te pediría muy amablamente que regresaras, eso si el perro no se le adelanta y muerde tu delicioso culito. Si no le hicieras caso el robot dispararía un dardo tranquilizante, te dormiría y te llevaría directamente a las celdas de aislamiento.

-Esto es increíble. Ni en mis peores pesadillas habría imaginado algo así, suponiendo que las recordara. ¿Y qué pasa con los perros?  Porque vosotros regresáis a vuestros hogares cuando ya están sueltos, al menos los que estáis aquí de guardia.

-Están muy bien entrenados, ni se les ocurriría atacar a alguien que no se acerque a menos de cincuenta metros.

-Mira, siento curiosidad por muchas más cosas, entre ellas cómo pudiste tú aceptar este puto trabajo, pero será mejor que vea todas las grabaciones y luego ya veremos.

-Si quieres esta noche puedes dormir en mi apartamento.

-¿No me habías dicho que tenías guardia, o lo he soñado?

-Mira tal como están las cosas les dije a mis compañeros que me encargaba yo de todo y que no aparecieran hasta el turno de mañana. No sabía si tú querrías venir conmigo, así que por si acaso ya tenía previsto pasar la noche contigo, aquí o en mi casa, como prefieras. Me importa un bledo que esta noche se produzca otro asesinato. Ahora que el director ha palmado por mí como si destruyen esto a cabezazos.

-De acuerdo, iré contigo. Mejor en tu casa que aquí, estaremos más cómodos, aunque tengo miedo de que Kathy o catwoman como la llamo, logre acceder a mí. ¿No es esto más seguro?

-Tú por eso no te preocupes, si esa gata entra en mi casa la recibiré a tiros.