viernes, 12 de febrero de 2016

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO IV




Vosotros os reserváis siempre las mejores carnes desnudas y a mí se me ofrecen las sobras, condenadas, feas y beatonas de tres al cuarto, y a menudo ni eso. En cuanto a los banquetes que se me prometieron son indigestos y asquerosos. En el infierno nunca se comió bien, todos los alimentos quemados o churruscados, las bebidas calientes, hasta las cervezas en verano, y qué decir del género, estropeado, maloliente. ¡Alguien ha podido pensar que un gourmet como yo podría satisfacerse con tan poco! Y en cuanto a mi asignación a los tormentos de los condenados nunca se aceptaron mis peticiones. No se me ha permitido torturar a Hitler, Stalin y los suyos. No he podido tocar a los millonarios más canallas, porque a pesar de no servir de nada el dinero en el infierno son unos lameculos profesionales de primera categoría y a cambio de besaros el culo a vosotros les habéis proporcionado lo mejor del infierno y librado de mis garras. Alguno hasta se ha dejado sodomizar por altas jerarquías, cuyo nombre no voy a mencionar aquí. Sí, porque entre vosotros hay sodomitas, y a pesar de que en el Infierno eso no es pecado, se avergüenzan de serlo. Ni siquiera se ha contestado a mis informes sobre la necesidad de un tormento psicológico, sutil y efectivo, y no esta mierda de calderas que solo calientan el cuerpo y a veces ni eso. Mi petición para que se formara una comisión, con el fin de estudiar la posibilidad de reimplantar la reencarnación, único tormento que me parece justo y rehabilitador, no solo no fue tenida en cuenta, sino que apareció en el boletín mensual de chorradas infernales y todo el mundo se burló de mí hasta que le vino en gana…

Y aquí Sloctik no pudo contener la emoción y se echó a llorar como un bendito, porque en el Infierno nadie llora. Lo que le sirvió al mismo tiempo para tomar resuello tras la larga parrafada. Satanás tenía el rostro como un tomate, no se sabe si por el calor o por la vergüenza, y los demás rechinaban dientes y daban pezuñazos en el suelo. Lo hubieran torturado allí mismo, de no ser por Miradiél, que había desenvainado la espada y les miraba muy fieramente.



Todo el Consejo demoniaco entrecruzó miradas de resignación. Hasta los tontos comprenden alguna vez que es inútil darse de cabezazos contra las ollas de Pedro Botero o enfrentarse por segunda vez a un arcángel con espada de fuego, y los demonios no eran tontos, aunque pudieran parecerlo a un visitante poco avezado. Satanás y Luzbel susurraron en voz muy bajo y al fin parecieron ponerse de acuerdo.

-Está bien. Vamos a aceptar lo inevitable sin poner el más mínimo obstáculo, pero queremos garantías de que al demonio Sloctik no se le ha lavado el cerebro ni está siendo arrebatado con astucias angélicas. Te rogamos, Miradél, que nos dejes estampar en su frente el sello infernal. Si no le asciende al Paraíso su libre voluntad, por cada puerta angelical que pase vomitará sapos y culebras y así hasta el habitante más beatífico del cielo y hasta el ángel más tontorrón sabrá que aquí hay gato encerrado. De otra forma estamos dispuestos a rebelarnos una tercera vez (la primera nos condujo al Infierno) y una cuarta y las que sean necesarias…Y a declararnos en huelga para siempre y todos los ángeles y arcángeles y serafines y demás huestes celestiales tendrán que bajar aquí y atormentar ellos mismos a los condenados. Tendrán que mancharse las manos. Y además dejaremos de pagar las hipotecas al Banco Central Celestial, el BCC, y nos declararemos en quiebra y el Infierno deberá ser subastado y…

-No es necesario. Estoy autorizado para aceptar estas condiciones.

Todo el Consejo infernal se quedó de piedra. Esperaban un largo regateo, una llamada a consulta, un tiempo de toma y daca que ellos aprovecharían para convencer a Sloctik de que como el Infierno no hay nada y que por mucho que te ofrezcan como en casita no se está en ninguna parte… y en el caso de que todas aquellas argucias fracasaran todos y cada uno de los miembros del Consejo estaba dispuesto a ofrecer su esposa a la lujuria del paupérrimo demonio de ultimísima clase y si ni aún así el demonio arrepentido se arrepentía una vez más y regresaba al redil…entonces, entonces aceptarían todas y cada una de sus condiciones: autorización para atormentar a Hitler y demás dictadores a su gusto y gana, para cambiar la estructura del Infierno de acuerdo a sus preferencias, contratando a arquitectos vivos o muertos de su cuerda, incluso a Santiago Calatrava y a Moneo. Por si esto fuera poco los condenados estarían bajo su supervisión desde principio a fin, es decir nunca, porque en el Infierno no hay final y todo es para siempre, como el matrimonio católico. Y… Las miradas de aquellos demonios sin corazón, de aquellas bestias pardas, lo decían todo. Estaban dispuestos a llegar a cualquier transacción, con tal de que Sloctik permaneciera con ellos. Todos sabemos lo terribles que son los precedentes. Basta con que algo suceda una vez para que todo el mundo se aferre a ello…Según el precedente de… Kramer contra Kramer… y la j…Donde hay un demonio arrepentido puede haber cientos, y se acabó el negocio. Satanás y Luzbel se miraron acongojados. ¿Tan bien les conocían ya en el Cielo que eran capaces de adelantarse a sus maniobras más astutas? Pues bien, de esta sacarían todo lo que pudieran y más.

-De acuerdo, Miradél, Sloctik, ese demonio cochambroso y repelente, el más vil de los demonios, es tuyo. Pero queremos algo más…

-Ni una palabra más. No hay más chantajes. Esto es todo lo que se me ha permitido concederos y sería inútil volver a comunicarme con la Sede central. Me llevo a Sloctik, este bendito y angelical arrepentido y quien se oponga sufrirá las consecuencias del fuego divino.

Todo el Consejo demoniaco se levantó como una piña, llevaron el puño derecho al corazón, que está en el costado izquierdo también en los demonios (hay cosas que nunca cambian) y a voz en grito se pusieron a cantar el himno infernal:
“Lasciate omnia speranza, voy chi intrate,
Lasciate, lasciate, condenati del averno,
Aquí esperati tuta clasi di tormento.

Lasciate il corpo materiale
Raiche del pecato originale.
Il fuoco eterno calentará vostro inverno.

Y vostro corpo espirituale
Sirá sodomizato a la brava
Y lascerato con látigo de sieti punti.

Alé Madrid… etc




Continuará

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