domingo, 9 de junio de 2019

BILLY ALINFERNO, UN TROVADOR MODERNO II



Mientras sigue el concierto en el Madison Square Garden vamos a intentar esbozar la biografía de este trovador de los tiempos modernos que sigue en lo alto de la cúspide, un poco molesto porque el pico se le clava en el trasero, pero feliz y contento porque a pesar de las nuevas tecnologías y de que todo el mundo piratea todo lo que se mueve en la Red, sigue ganando dinero con la música o el merchandising que acompaña a sus canciones. Consciente de que pueden piratear sus canciones, pero no sus calzoncillos, por ejemplo, un producto de merchandising que sus fans femeninas le quitan de las manos o sus famosas camisetas que ponen a parir a los políticos, se muevan o no, o a cualquier personaje que nos "esté jodiendo la vida" como dice Billy en su lenguaje coloquial muy trabajado y que no hay que traducir a ningún idioma. No se sabe si esta manera de vender música fue idea suya o del nuevo genio del marketing contratado por su manager a escondidas y que luego le caería bien a Billy cuando le fue presentado. Eso sí, le hace pagar muy caro su pasado capitalista, haciéndole objeto de toda clase de bromas y maldades. Se dice que Martín, director de marketín, que ese es nuestro hombre, tiene infiltrado a su equipo en el gran equipo que acompaña a Billy en sus giras, con la orden de hacerse con todo lo que sea desechado por el trovador, ropa, instrumentos musicales, coches, incluso comidas dejadas a medias que son criogenizadas y vendidas en tubos criogenizados transparentes, lo mismo que sus cabellos, certificados por una conocida empresa de genética especializada en toda clase de certificados que se les pidan, cabellos, uñas de los pies, etc etc.

Martín, calificado de cínico, sádico, manipulador, sin entrañas y miles más de epítetos, a cual peor, ha sido capaz de vender música en estos tiempos, algo casi milagroso, acompañando los estuches con toda clase de pertenencias de Billy, todas firmadas y certificadas por una empresa especializada. El ingenio de Martín no tiene límites, ha sido capaz de vender conversaciones y vídeos privados e incluso supuestas anécdotas desconocidas de la vida del trovador. Todo le vale a este genio capitalista, pero nosotros no vamos a hacer mucho caso de lo que se dice en estas falsas biografías que acompañan a sus estuches o packs completos con cada nuevo álbum que saca Billy.

Nada en su biografía es fiable, pero utilizando la lógica más elemental se pueden llegar a ciertas conclusiones verosímiles. Como por ejemplo que Billy nació de familia pobre, desestructurada, con padre alcohólico, madre maltratada, que pasó por varias familias de acogida, aún más desestructuradas que la suya propia. Que apenas estudió nada que no le gustara, es decir nada o casi nada, que fue castigado por todo tipo de autoridades, competentes o no, que le encontraron en su camino. Que fue un adolescente rebelde, que perteneció a tantas pandillas que éstas apenas le veían el pelo, a pesar de llevar una larga melena, y nunca sabían si estaba con una o con otra pandilla, haciendo esto o lo otro. Se dice que fue detenido tantas veces que los policías se confundían al ver otras denuncias de sus compañeros y le dejaban en libertad, pensando que estaba en otra comisaría, arrestado por otra denuncia. Dice la leyenda urbana que los jueces empezaron a hartarse de las denuncias que le situaban al mismo tiempo en una docena de comisarías después de haber cometido un centenar de delitos en varios lugares de la ciudad, a la vez y al mismo tiempo. Finalmente todos, jueces, policías, autoridades y todos los organismos competentes decidieron que era mejor dejarle vivir a su aire, puesto que se constató mediante una estadística fiable que cometía muchos menos delitos cuando le dejaban en paz que cuando le arrestaban y denunciaban todos los días y que en realidad era un buen chico que solo trataba de alcanzar su sueño: convertirse en un trovador moderno, aunque para ello tuviera que robar guitarras, baterías, garajes para componer y ensayar y todo tipo de ropas extravagantes que encontraba casi milagrosamente en tugurios de mala muerte, porque ninguna prenda de ropa era suficientemente extravagante para él.

 Pero vamos a interrumpir esta rápida biografía para escuchar una de las canciones que más me gustan del trovador. Otros críticos y biógrafos no están de acuerdo, pero a mí me la suda. Siempre he disfrutado con esta canción que es la balada más romántica y conmovedora que he escuchado nunca. El Madison se calla como si hubiera pasado un ángel y comienzan a escucharse los primeros acordes:


MIENTRAS VAMOS CAMINO DEL INFIERNO


El camino que lleva al infierno
fue elegido por ellos
y la luz, al otro lado del túnel,
se les impuso desde el mundo de los sueños.

Se cansaron de decirnos
que todo lo hacían por nuestro bien
pero pronto comprendimos
que eran sus bolsillos
los que estaban llenos.


Vamos, baby,
acurrúcate a mi lado,
que el infierno nos sorprenda
estrechamente unidos.

Vamos, baby,
no tengas miedo,
que las llamas del fuego
que ellos provocaron
no te quemarán tanto
como las llamas de mi amor.



Las palabras caían de sus bocas
como dulce rocío,
pero eran hiel en nuestras almas.
Nos prometieron un paraíso gratis
y nos llevaron al infierno
por una autopista de peaje.

Vamos, baby,
no tengas miedo,
que mi boca es dulce miel
en tus cándidos lábios
y mis palabras de amor
nunca se volverán hiel
en tus entrañas.


Vótame y tendrás gratis
todo el placer que puedas contener
en el profundo agujero de tu corazón.

Les votamos, a ellos,
y la mentira resbaló
por los túneles viscosos
de las cloacas de nuestro ser.

Vamos, baby,
no tengas miedo,
que el calor de mi cuerpo
fundirá todos los agujeros
de tu corazón.

Vamos, baby,
no tengas miedo,
que juntos iremos al infierno,
enroscados como dos desnudas serpientes.
Y allí haremos el amor,
sobre las brasas y el humo
que brotaron de bocas mentirosas,
de aquellos demonios
que llamaron un día a nuestras puertas,
prometiéndonos el paraiso gratis
si poníamos nuestras vidas
en sus manos.



¡Oh baby, baby!
no tengas miedo,
que mis brazos te acunan,
mientras caemos al infierno.


Coro

Oh Ooooh Ooh

Uh Uuuuh Uuh



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