lunes, 29 de julio de 2019

BREVES HISTORIAS DE OMEGA IV


BREVES HISTORIAS DE OMEGA IV




NOTA INTRODUCTORIA/ Cuando decidí ir esbozando, por partes y temas, los distintos aspectos de la sociedad omeguiana tras el advenimiento de “H”, la gran inteligencia artificial, una especie de Mesías virtual, sabía muy bien que me enfrentaba a una compleja tarea que me llevaría años. Algunos temas fueron más sencillos de esbozar que otros. Por lo que se refiere al ocio y la cultura después de que “H” tomara las riendas, consideré bastante lógico que si la inteligencia artificial se ocupaba de la alimentación, la vivienda y toda la logística en aquella sociedad, también terminara por ocuparse del ocio y la cultura. Los seres humanos somos muy cómodos, muy vagos, si nos dan todo hecho, sin tener que trabajar, lo aceptamos encantados, a no ser que lo que se nos ofrece sea auténtica basura, y aún así nos lo pensamos dos veces antes de rechazarlo.

Los omeguianos fueron esbozados como seres humanos, solo que en otro planeta y con otras circunstancias. Si como vemos en nuestra sociedad la mayoría de la gente es absolutamente pasiva en cuanto al ocio y la cultura (aceptan lo que les echen de comer a través de la televisión o cualquier otro medio de comunicación) no veía la necesidad de que en Omega las cosas fueran muy distintas. Teniendo en cuenta que “H” era una inteligencia artificial con capacidades casi “divinas” o si lo preferimos, verdaderamente “demoniacas”, y que mi profesor chiflado, Helenio de Moroni, la había programado para dar a todos los omeguianos lo que desearan, en una sociedad democrática, justa e igualitaria, cómo podría ser el ocio y la cultura, diseñados por “H”, estaba bastante claro.

Si Helenio hubiera programado a su artilugio para dar a los omeguianos lo que verdaderamente necesitaran y no lo que quisieran o desearan, todo hubiera sido muy, muy diferente, pero como bien sabemos en nuestra sociedad humana lo importante no es lo que las personas necesiten si no lo que deseen, con el fin de que al satisfacer sus deseos los empresarios del ocio y la cultura puedan recibir a cambio sus deseables y deseados emolumentos (Mi tesooorooo de Gollum). Tampoco es muy importante saber lo que los ciudadanos desean puesto que los deseos se pueden crear, primero, para satisfacer, después. Algo que es paradigmático en el mundo de la publicidad.

La inteligencia artificial podía crear algo parecido a la televisión, la holovisión, y en ella unir todo lo que en nuestra sociedad son los medios de comunicación, Internet, prensa, radio, etc. Como no necesitaba personal creativo o burocrático, ni tampoco financiación alguna, crear un ocio, una cultura, y programarla y distribuirla por el canal único y complejo de la “holovisión” era coser y cantar. Se crearon presentadores, actores y todo tipo de figuras virtuales para que aparecieran en programas, obras teatrales, películas, etc. La inteligencia artificial no necesitaba profesionales del ramo ni tampoco guionistas o creativos, todo lo podía hacer ella y mejor o casi mejor que nadie.

No tuve claro cómo sería este mundo virtual hasta ver la famosa película, Matrix, entonces grité “¡eureka!” como al parecer hizo Arquímides, y comencé a esbozar la holovisión, el cine, el Internet omeguiano y otras muchas cosas más. Luego cuando vi la película Avatar y otras que trataban el mundo virtual tales como Johnny Mnemónic, ya ni tuve que gritar eureka, simplemente me puse a trabajar como un poseso.

En Omega todo el mundo del ocio y la cultura acaba siendo virtual y generado por la inteligencia artificial quien crea actores virtuales, holovisivos, en tres dimensiones, y todo tipo de películas y programas. Los no rebeldes aceptan encantados lo que les da “H” pero como ocurrió en otros terrenos, con más razón en este, hay quienes no soportan que toda la creatividad de su especie resida en un cerebro artificial, les repugna visceralmente, y es por ello que deciden rebelarse y crear su propio ocio y cultura. Y este es el tema de este nuevo capítulo de Historias breves de Omega. Como es muy amplio me limitaré a esbozarlo y lo iré desarrollando en otros breves capítulos de esta serie. El resultado de la falta de creatividad humana lo desarrollo en otra novela, “La vida es pura sensación”, que nada tiene que ver con el universo de Omega, pero que desarrolla este tema hasta las últimas consecuencias.

ACTORES DE CARNE Y HUESO

Extracto del diario manuscrito del actor Eriditis Asuras.

“Soy un actor de carne y hueso, me llamo Eriditis Asuras y en otros tiempos tal vez habría sido un actor famoso, respetado y halagado por crítica y público. Hoy, en estos aciagos tiempos, debo pelear a brazo partido con una inteligencia artificial para poder representar obras creadas por mí o por otros creativos rebeldes.

Bueno, tal vez no esté diciendo toda la verdad y me pueda la repugnancia que siento hacia todo lo virtual o artificial. En realidad el bueno de “H” nuestra portentosa inteligencia artificial, colabora con nosotros, facilitándonos todo tipo de infraestructuras para que podamos desarrollar nuestra creatividad, incluso ha puesto a nuestra disposición uno de sus canales holovisivos para que podamos difundir nuestra propia cultura.

Me gusta visualizar al bueno de “H”, como hombre, un anciano longevo y barbudo, aunque bien podría visualizarlo como una mujer y entonces la llamaría la buena de “H”, y no sería descabellado puesto que cada omeguiano elige bajo qué figura quiere que se le aparezca la inteligencia artificial para comunicarse. Si la llamáramos inteligencia podríamos visualizarla como mujer, pero si la llamáramos cerebro bien nos la podríamos imaginar como hombre. En realidad el bueno o la buena de “H” es asexual, se limita a “pensar” con los algoritmos que le programara el maldito chiflado del profesor Moroni, y tal vez se deba a ello que nuestra creativa minoría sea tratada con todo decoro, dejando aparte los derechos numéricos que siempre tiene la masa.

Hasta que se produjo la batalla del Valle de la Muerte, el desarrollo teatral de Omega, lo mismo en otros campos, como la narrativa y el arte y la cultura en general, fue tan lógico como razonable. Se generaron toda clase de mitos y leyendas que luego pasarían a la ficción literaria y los viejos ritos religiosos se transformaron, como suele ser común en todas las culturas, en representaciones teatrales que poco a poco se desgajaron del árbol madre para producir su propia dramaturgia profana. Todos conocemos a los grandes dramaturgos de aquella época, especialmente a Sofonoros Sapestis, el más grande autor de todos los tiempos.

Tras la famosa batalla y el salto que se produjo en todos los terrenos, la dramaturgia despreció su herencia y sus raíces, dedicándose a la burla del pasado, a ironizar sobre el presente y a utilizar todos los artilugios puestos a su alcance por la moderna tecnología para convertir al teatro en un híbrido incomible. Con el advenimiento de nuestro emperador “H” al poder (permítaseme la ironía) el teatro y demás artes y manifestaciones culturales pasaron a ser un simple producto de la fábrica “hachiana” para gran contento de la mayoría de la población que come lo que le dan, viste lo que una máquina diseña, vive en las casas que los robots fabrican, a las órdenes de nuestro cerebrito preferido y se entretiene con lo que sus circuitos generan.

Por suerte ya vamos siendo algunos más los que consideramos que estamos en nuestro derecho de utilizar nuestra propia creatividad para nuestras diversiones. En cuanto a trabajar para construir nuestras propias casas o cultivar la tierra para comer los productos de la tierra cultivados con nuestras manos… la verdad es que resulta muy cómodo dejar que el bueno de “H” nos suministre todo lo necesario, e incluso lo accesorio. Eso nos permite un ocio total, y muy productivo, si uno se dedica a ello y no a dejar que los circuitos de un cerebrito nos digan lo que nos entretiene y lo que no.

Dejando a los granjeros rebeldes, que comen aparte, se puede decir que la rebeldía cultural se ha centrado en la universidad de Vantis, donde el gran director de biblioteca y universidad, nuestro ínclito Aris Orbotón, centraliza y hace juegos malabares para preservar nuestro pasado cultural. El grupo dramático, compuesto por autores, actores, decoradores y demás attrezzistas, nos dedicamos a representar obras para los rebeldes culturales, siguiendo lo que en otro tiempo hubiera sido una temporada teatral al uso.

Pero esta representación, cuyo estreno está señalado para mañana, es algo insólito y esperanzador. Por cierto que acabo de salir del ensayo general de la última obra de nuestro peculiar genio Aloris Agoris, quien nos presenta un drama muy humano que se desarrolla en la tienda donde uno de los reyezuelos que participaron en la batalla del Valle de la Muerte y sus generales, diseñan la estrategia del día siguiente, al tiempo que comen, beben y follan con las cortesanas que acompañan a todos los ejércitos. No puedo estar más satisfecho del ensayo general. La participación de “H” ha sido espléndida.

Hace un mes, mientras ensayábamos la obra en la gran sala teatral del palacio de cristal de “H”, para lo cual nuestro cerebrito preferido nos dio el correspondiente permiso, escuchamos una voz etérea que nos costó identificar. Paralizamos el ensayo y nos dedicamos a husmear por el escenario, para ver quién nos gastaba la broma. El bueno de “H” se rió un rato. Luego nos propuso su colaboración. ¿Por qué limitarnos a un pobre decorado que remedara el interior de una tienda de campaña y a los personajes diseñados por Aloris? El nos ofreció todo el Valle de la Muerte como escenario. Con sus medios técnicos podía hacer que la representación fuera algo apoteósico. Incluso podía ofrecernos unos cuantos de sus actores virtuales y holográficos que tan buen resultado daban en los culebrones holovisivos.

No respondimos de inmediato, muy sorprendidos por la propuesta. La reunión que se celebró fuera del recinto (aunque todos sospechamos que los ojos y las orejas de “H” llegan a todas partes) estuvo muy animada. Muchos querían rechazar el ofrecimiento, alegando que los resultados dramáticos del “holocine” y de las series holovisivas, eran detestables y que los actores virtuales repugnaban a cualquiera por su frialdad y falta de sensibilidad humana. Me costó convencerles de que nada perdíamos probando, puesto que la inteligencia artificial no iba a imponernos nada que nosotros no quisiéramos utilizar. Y así fue como, tras un trabajo previo conjunto humano-artificial-, se creó un guión que se fue poniendo en práctica con resultados tan esperanzadores que a la semana no quedó nadie que se opusiera a esta colaboración.

El ensayo general ha demostrado que la colaboración máquina-humano puede llegar a producir resultados fantásticos. Ahora solo queda que mañana se llene el gran salón teatral (lo que dudo mucho) y de que la transmisión holovisiva en directo sea un éxito (¡imposible!). No tengo muchas esperanzas en el resultado del experimento, pero aún así confío en que se produzcan nuevas oportunidades para los actores de carne y hueso. No niego la perfección maquinista en las interpretaciones de los actores holovisivos creados por “H” e incluso yo mismo llegué a enamorarme de una conocida actriz virtual, pero no nos engañemos, donde esté la carne y el hueso que se quiten los circuitos.

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