-Así es. Nuestra anfitriona Elierina ha solicitado y obtenido
permiso para bajar hasta los caeros y acariciar sus peludas testudes. Nuestra
amable y bella guía, Rosindra, ha accedido sin dificultades, porque como nos ha
contado, es muy común que los visitantes del zoo quieran socializar con los
animales que visitan. Desde hace ya bastante tiempo el zoo dispone de unos
artilugios fabricados por “H” que instalados a la altura de la barriga, sujetos
por un cinturón, se activan automáticamente cuando los sensores detectan
movimientos o gestos que anuncien una posible agresión y de esta forma se forma
una barrera protectora de rayos omega, que al parecer sirven para todo. ¿Existe
algún peligro, querida Rosindra, de que bajemos a tierra y nos enfrentemos a
estos monstruosos caeros, que por muy pacíficos que sean, la verdad es que dan
un poco de miedo?
-Adorada Alierina –soy tu fan desde hace mucho tiempo- tienes
mi palabra de que no hay el menor peligro, aunque no tengas mucha confianza en
“H” la experiencia es incontrovertible, desde que viene sucediendo el contacto
directo, no solo con los caeros, si no con el resto de animales del zoo, nunca,
nunca hemos tenido el menor problema, y eso que la mayoría de visitantes
aceptan esta aventura, salvo los miedosos o medrosillos, que haberlos hay. Por
cierto, querida amiga, que me gustaría formar parte de la excursión al palacio
de “H” que parece hoy no será posible, cuando lo sea, como le has prometido a
tu amable anfitriona.
-Hecho, amiga del alma. Hoy no será posible, no porque
nuestra amable IA no haya accedido a ello, si no porque el tiempo de que
disponemos es limitado y el zoo tan grande que tendremos que renunciar a ver a
algunos animales. Ya hemos prometido dedicar un programa al Mesias de Omega, me
comprometo a dedicar otro a esa visita a la mayor brevedad posible, empeño en
ello mi palabra.
-Sé que abuso de tu paciencia, pero me pregunto si no podrías
entrevistara Ermantis, ese jovencito que vino de las Montañas Negras y se ha
convertido en el preferido de “H”. En ese caso me harías un gran favor si me lo
presentaras. Se dice que ya tenéis una buena relación.
-¡Será posible! Esto se ha convertido en un bulo insufrible.
Todo el mundo parece dar por hecho que él y yo somos amantes, cuando en realidad
solo nos hemos visto tres o cuatro veces y todas porque estoy intentando que
haga de guía del programa que venimos preparando desde hace tiempo sobre los
granjeros rebeldes. Es cierto que hay entre nosotros feeling, lo que no es
extraño porque los dos somos jóvenes y ambos somos un poco reticentes a todo lo
que procede de “H”, pero de ahí a dar por supuesto intimidades que aún no se
han producido hay un largo trecho. Hecho también, si conseguimos su
participación en el programa más complicado de producir hasta la fecha, te lo
presentaré, pero ahora dejemos eso de lado y bajemos hasta esa manada de
caeros. Voy a pedirle a Arminido que haga de locutor de la aventura, aunque sé
muy bien que se aprovechará para ponerme en entredicho, porque me va resultar un
poco difícil narrarlo yo en persona. No tengo inconveniente en confesar que me
da un poco de miedo acariciar la testuz de esos enormes animales. ¿Estás listo, compañero?
-Lo estoy, desconfiada compañera, seré un narrador objetivo y
sabes muy bien que mi afecto hacia ti me impedirá cualquier broma o parodia.
¿Estáis listos?
-Lo estamos.
“El vehículo de nuestros anfitriones está descendiendo con
lentitud para posarse en el suelo, cerca de la manada de caeros que están
viendo. Como es silencioso y estos animales están más que acostumbrados a las
visitas, su reacción está siendo de lo más pacífica. Se han limitado a elevar
la testuz y mirar lo que tienen sobre ellos, para luego desentenderse y seguir
paciendo. Se abre la puerta del vehículo ZO-10 y en primer lugar desciende la
simpática guía Rosindra, con su uniforme de trabajo que tanto realza su figura.
Un vestido color cielo, con faldita corta que ha permitido apreciar sus
hermosas piernas, tan bien torneadas…
-Que te estoy escuchando, Arminido, como digas algo semejante
de mí, te voy a capar.
“Pido perdón, me he
dejado llevar por el impulso. No te preocupes Alierina, que con tu precioso
mono de trabajo, color verde pasto florido, no se pueden apreciar tus piernas.
Por cierto que en segundo lugar desciende nuestra intrépida reportera, seguida
de nuestra anfitriona y a continuación, y en último lugar, su silencioso
esposo. No queda nadie más porque la gerencia del zoo ha tenido la deferencia
de facilitarnos el vehículo en exclusiva para el programa, que habitualmente
está ocupado por unas dos docenas de ciudadanos de Vantis o de omeguianos de
todos los puntos del planeta. Rosindra
se pone en cabeza y el pequeño grupo avanza con paso pausado hacia el lugar que
ocupa la que parece ser la madre guía del rebaño. Luego nuestra tertuliana
Artemoisa, profesora de ciencias biológicas, nos hablará de los caeros, su vida
y costumbres, anatomía, morfología y demás. Pero eso será luego, porque no
queremos perdernos el fin de esta atrevida aventura.
“Caminan en fila y se van acercando a la líder de la manada. Parece buena idea empezar por la que manda, antes de intentar acariciar a otras caeros y mucho menos a sus crías. Parece que Rosindra será la primera en acariciar la testuz de la líder de la manada. Para ello tendrá que estirarse o tal vez hacer que la caeros baje la testuz. Como lo ha hecho ya muchas veces con otros visitantes, no tendrá que pensarlo mucho, le bastará con seguir el protocolo. Es posible que el animal ya conozca su olor. Eso se lo preguntaremos luego a nuestra tertuliana. Los demás se van quedando rezagados, puede que sea el miedo, la desconfianza, la superstición de que a ellos sí les puede pasar algo que no les ha pasado a miles y miles de visitantes anteriores. Tenemos a varios drones tomando imágenes desde diferentes perspectivas y también la cámara de Alierina nos muestra una imagen a ras de tierra. El momento crucial se va acercando. Rosindra está ya a un paso de la testuz, alarga la mano, deja que la caeros la huela, ésta baja ligeramente la testuz. La mano se acerca, se va acercando…
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