LA CANTANTE DE LA TROPICANA IV

Antes de irme de vacaciones quiero encontrar un leitmotiv para Sally. Con su permiso me gustaría convertirla en una cantante de salsa ya que parece gustarle tanto el movimiento. De paso que da su primer recital con dos versiones de la vieja canción salsera «te quiero o quiero» aprovecho para presentarla al público en la sala de fiestas Tropicana de la Habana donde ha estado, que lo sé de buena tinta, a pesar de su disculpa de estar laborando en otros menesteres. La primera versión de la canción tiene mucho movimiento de manos y mucho ardor al ritmo de una música que es puro movimiento. El cuerpo de la cantante Sally danza hasta desfallecer y es que está cantando y danzando para un espectador escondido en la penumbra del fondo. No puede vérsele pero la manos de Sally se mueven hacia allí y todo su cuerpo es oleaje en una sola dirección. Enlaza la segunda canción con una mirada lánguida hacia el horizonte y las aguas cristalinas. Sus pestañan se dejan caer lánguidamente en un movimiento melancólico que entristece al espectador del fondo al que le gustaba jugar con ironías y desplantes. Debo decir que un servidor estaba allí por casualidad. Estaba buscando al profesor y al detective que se habían pasado de rosca al prolongar su estancia en el Caribe. Caí por Tropicana en un impulso del subconsciente y allí descubro a la morena cantante Sally que tiene una voz alegre, lánguida y aterciopelada a veces, y un cuerpo hecho para la danza. Desde luego si fuera productor musical me la traería a Europa pero bastante tengo con subir en el avión a patadas a estos dos juerguistas. El profesor dice que no es verdad que él no es juerguista y la culpa de todo la tiene el detective que está fumando en pipa, me mira y se encoge de hombros pensando: la salsa cubana es irresistible.
No he podido evitar sonreírme al leer la primera estrofa del poema. Soy morena, soy alegre, atrevida y pirulí. Mi santa es así, morena, alegre, movidita como una peonza e imparable en el camino de la vida ni con un placaje de rugby. Slictik es todo lo contrario por eso le gusta esa vitalidad. Por eso le gusta este poema de Sally. Es un retrato la mar de divertido y alegre, nada que ver con mis autorretratos, por supuesto. ¿Qué pensamos los amigos de Sally? Con esta fotografía ya me hago una idea, ya. Deliciosa la personalidad de Sally, pero solo una pega, o paráis de moveros, tanto mi santa como tú o me bajo del tiovivo.
Las caricias, la ternura, el contacto de dos cuerpos desnudos es una de las formas de comunicación más profundas y apasionantes de la especie humana. Existe ternura entre la madre y el hijo, pero sus caricias son de un género diferente. Estoy dispuesto a mandar al profesor que investigue pero estoy convencido así a bote pronto que la madurez de una persona se mide en el número e intensidad de las caricias que ha recibido y prodigado. Las caricias de dos cuerpos desnudos es sin duda la mejor manera de llegar a sus almas e incluso a la experiencia mística. Los orientales tienen la filosofía tántrica que explica esto. Los occidentales tenemos la religión judeo-cristina que nos ha privado del cuerpo como ente diabólico. Me quedo con el tantrismo.
¿Qué será, será el amor que todos venderían sus fortunas por un beso de sus labios? Desde luego si hay paraíso allí reinará el amor y si hay infierno a él serán castigados los que no sepan amar. Amar por toda la eternidad es un hermoso sueño. Que Sally siga soñando esos hermosos sueños. Tal vez la realidad se contagie algún día. Mientras hay sueños hay esperanza.
La soledad es inmensa como el universo donde dicen que sólo habitamos los terrestres. Un planeta perdido en el Cosmos habitado por una raza que se siente sola y desearía encontrar hermanos mayores que cogieran su manita y le llevaran a la isla del paraiso donde habitan los dioses. La soledad es inmensa porque las noches son frías, es el calor del otro lo que más se echa de menos en la inmensa soledad del Cosmos. Un viaje por el infinito en una nave estelar monoplaza eso me parece a veces la vida pero siempre está el otro. Hay que tender puentes, hay que buscar respuestas, hay que tender la mano, ahí está el otro. Cuando él llega el universo se puebla aunque estemos solos en un planeta perdido en cualquier parte.
El profesor e Hipo están cantando la canción de Sally debajo de una mesa en el rincón. Algún bromista ha debido de echar ginebra pura a la horchata y están borrachos como cubas. No paran de cantar y de manifestar a quien quiera oirles que este rincón no lo dejan ni a tiros. Se tambalean peligrosamente. Si hay alguna enfermera que vaya preparando un cubo de agua helada.
Con un manifiesto así se puede esperar todo lo bueno e incluso lo mejor de los versos de Sally. Dice que se inspira solo en el amor y en la vida, supongo que aún le parecerá poco. Seguro que con esos buenos sentimientos la inspiración se mantendrá y crecerá como un torrente.
Se ha escrito mucho sobre la mujer fatal pero es el primer poema que leo dedicado a un hombre fatal. Supongo que debe haberlos y supongo que hacen tantos estragos en el corazón femenino como la mujer fatal en el masculino. Creo que estamos poco acostumbrados a oir hablar de hombres fatales. Tal vez porque la mujer suele ser un poco reservada en este aspecto. Sally rompe el silencio y lo hace muy bien. El hombre que se mofa de las mujeres y las cosifica recibirá su castigo. Algún día encontrará su mujer fatal y su corazón se romperá en pedacitos. Lo tendrá bien merecido. Quien juega a romper corazones no se librará de que rompan el suyo.
Amores y engaños se entrelazan en las palabras que entrelazan nuestras vidas. Las palabras llenan el aire como el polen al primer viento. En ellas se entralazan amores y desamores, engaños y soledades. Hacen mucho daño. Son un mal presagio, auguran sendas diferentes. Creo que es el poema de Sally que más me gusta hasta ahora, al menos formalmente y el tema me llega, palabras que entrelazan amores y desengaños. Así es la vida. Un abrazo.
Amanece en un día primaveral. Sopla suave la brisa sobre trigos y amapolas. En el lecho de la tierra se desnuda un corazón. Está esperando el amor en primavera. Puede que no tenga que esperar mucho.
Nubes negras en los cielos de Sally. Tenía ganas de verla en un poema de tema duro, en uno de esos temas que a todos nos duelen. Aunque la musicalidad del piano sigue sonando al fondo las nubes negras traen desacordes emocionales y dolor. Llueven versos doloridos y el piano sigue sonando al fondo aunque ahora habla de tristeza. Un abrazo y no me hagas mucho caso normalmente cuando me hago caso a mí mismo me equivoco ¿imagina lo que se pueden equivocar los demás cuando me hacen caso?
slictik
Nívea mirada
Autor: Cecilia Santisteban Sánchez
En la estrangulada noche con sabor a sándalos posé para ti. Parapetada en la esquina del desafío mis pétalos cayeron en marcha onírica hacia el horizonte. Los colores del arco iris desdibujados, lenguas irritantes de calamidad, versos que languidecían en la franja del olvido.
Albores de miedo en roídos almohadones de esperanzas cobijaron tu nívea mirada. Tus enjutos párpados adosados al mutismo inerte del tiempo.
©sally04
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