-Queridos holovidentes. Están viendo en sus pantallas lo que
sucede. Les voy a dejar que disfruten, pero antes es necesario que les ponga en
antecedentes de algunos detalles importantes, sin los cuales se sentirán un
poco perdidos. Hemos conseguido que el bueno de “H” nos haya fabricado algunos
artilugios importantes, sin los cuales no podríamos enterarnos de lo que les va
a suceder a Alirina y a Rosindra. En los cascos virtuales de ambas se ha
instalado un diminuto transmisor que nos permite recibir imágenes del Omostron.
Es la primera vez que sucede. Solo los que viajan a este mundo fantástico
pueden ver, oír, oler, tocar y sentir lo que allí ocurre. Cada uno elige un
cuerpo virtual, que puede ser el mismo que poseen en el mundo real, mejorado o
no, o muy diferente. Algunos eligen incluso cuerpos muy diferentes, de distinto
sexo, con todos los detalles que han seleccionado en una especie de vestuario
que hay a la entrada. Os preguntaréis cómo conozco esto, y haréis muy bien,
porque es cierto que yo lo mismo que Alirina, que todos los miembros del
equipo, los tertulianos y en general todos los que nos negamos a participar en
esta farsa, no sabemos nada del Omostrón. La respuesta a vuestra pregunta es
sencilla, le pedimos a “H” que nos diera una breve sinopsis de lo que nos
espera en este mundo virtual, y lo ha hecho con la precisión que le
caracteriza.
“Estáis viendo cómo Alirina y Rosindra han decidido quedarse
con sus cuerpos reales y su vestimenta. En la preparación del programa lo
hablamos y estuvimos de acuerdo que, para vosotros, los holovidentes, es mucho
mejor, de esta forma no habrá confusiones. En sus cascos hay otro diminuto
artilugio que es una cámara especial para que podáis ver lo que ellas miran. En
los habitantes del Omostron todo funciona, más o menos como en la vida real, es
decir, ellos perciben con sus sentidos virtuales algo parecido a lo que
percibiríamos nosotros en el mundo real. Nadie les sigue con una cámara para
que los espectadores se hagan una idea de su entorno. No es necesario, puesto
que lo que allí sucede no se transmite. Nosotros utilizaremos las cámaras de
ambas para hacernos una idea del entorno que están pisando. Eso supone un reto
para nuestros técnicos, que seguro lo harán muy bien.
“Nuestros anfitriones no tienen ningún artilugio extraño, van
como hacen siempre y se comunicarán entre sí y con nuestras reporteras como lo
hacen con el resto de habitantes del Omostron. Vosotros no percibiréis lo que
ellas están sintiendo. Las imágenes holovisivas serán las habituales que os
llegan a través de vuestros holovisores. No necesito daros más detalles. Os
llegarán sonidos, olores, sensaciones táctiles como en la holivisión, ni más ni
menos.
“Otro artilugio nos permite hablar con ellas y a ellas con
nosotros. De esta forma el programa será interactivo hasta ciertos límites.
Podéis sugerir movimientos o que hagan preguntas a otros habitantes del mundo
virtual y éstos responderán si quieren. Se ha confeccionado un guion al que nos
ceñiremos. Es bastante flexible. Hasta cierto punto, claro. Será inútil pedir
que tengan sexo con este o aquel o que hagan esto o aquello. Nuestras
intrépidas reporteras son libres para actuar como deseen, si alguna de ellas, o
las dos, deciden hacer caso de alguna sugerencia de los holividentes, es cosa
suya.
“Nos espera toda una noche de sorpresas y aventuras. Si
alguno de vosotros, tras terminar el programa, decide apuntarse al Omostron, es
cosa vuestra, ya sois mayorcitos. Yo y el programa os sugerimos que no lo
hagáis y confiamos en que el desarrollo de la noche os convencerá de que es
mejor, mucho mejor el mundo real que el virtual. Si en algún momento en el
desarrollo del programa es preciso daros más detalles, para eso tenemos los
subtítulos. Y con esto me despido, de momento, y dejo la palabra a Alirina,
cuya voz, lo mismo que las otras, os llegará con una pequeña distorsión. “H” nos
ha dicho que estos artilugios son nuevos y están a prueba. Con su humor
habitual nos ha comunicado que él lo puede casi todo, pero no todo. No es dios,
utilizando la palabra que se usaba en las leyendas omeguianas para nombrar a
las entidades que eran capaces de todo, omniscientes, todopoderosas,
impresionantes. Si el programa se repite, cosa que dudo, “H” nos ha prometido más
artilugios y más perfectos… Bien Alirina, puedes comenzar la narración cuando
quieras y salvo que sea precisa alguna intervención por nuestra parte, nos
quedaremos en silencio. Que todo vaya bien.
-Gracias, Arminido, estás de un amable que no te reconozco y
tan serio que espero no te hayan cambiado. Me gustas como eres. Y si no me
interrumpes es que ya no te conozco, querido amigo. Bien. Como habéis visto,
queridos holovidentes, En lo que llamaremos vestuarios, a falta de otra palabra
mejor, habéis comprobado que cada visitante del Omostron elige el cuerpo y las
ropas que desea. Tanto Rosindra como yo hemos preferido seguir como estamos. Y
también nuestros amables y pacientes anfitriones, para que vosotros no sufráis
confusiones. Vamos a ir en grupo, sin perjuicio de que alguno de nosotros se
separe, de forma provisional, o definitiva, allá cada cual. Voy a ceder la
palabra a Rosindra, para que os salude y comente lo que quiera. ¿Cómo lo
llevas, querida amiga? ¿Te está sorprendiendo este mundo virtual o es lo que
esperabas?
-Gracias, Alirina. Debo confesarte que tengo mucho miedo y
que jamás me hubiera atrevido a iniciar esta aventura sin tu compañía. Tengo
plena confianza en ti y en tu intrepidez, no en vano Arminido te llama la
intrépida reportera. Por cierto que estoy de acuerdo contigo en que está
desconocido, más serio, más respetuoso, muy cambiado. No quiero tomarle el
pelo, porque él no nos puede responder, pero yo juraría que tiene aún más miedo
que nosotras. Contestando a tu pregunta, diré que hasta ahora no me he
sorprendido mucho. Claro que acabamos de empezar. Los vestuarios son muy
técnicos, nada especial. Ahora estamos siguiendo a nuestros anfitriones que
conocen este mundo y nos mostrarán cómo es a grandes rasgos. Me dicen desde el
control que me sitúe frente a ti para que la cámara pueda reflejarte mejor. Por
lo visto hasta ahora nuestras cámaras han danzado conforme nosotras mirábamos
en una dirección o en otra. Luego lo harás tú. Se me ocurre que para la próxima
vez, si es que la hay, pidáis a “H” una especie de diminuto dron con una cámara
panorámica, para que nos siga y los holovidentes puedan hacerse una idea más
amplia de este mundo.
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