miércoles, 2 de noviembre de 2016

HIPOPÓTAMUS HIPOCONDRIACUS



NOTA: El motivo de sacarme ahora de la manga este personaje –que fue el primer personaje humorístico que construí- tiene mucho que ver con el homenaje a Ana-Cecilia, la directora de cortometrajes en el homenaje que le estoy haciendo en el foro. En este homenaje aparece Hipo, el diminutivo de Hipopótamus hipocondriacus, y me ha parecido oportuno que se pueda conocer un poco de su biografía. Ya hace unos años, cuando empezaba con el humor, me dije que la mejor manera de iniciarme en este noble arte era el parodiarme a mí mismo. Esta es la primera parodia, muy elemental, pero que con el tiempo se convertiría en un entrañable personaje. Hipo es mucho más gordo que su autor, más generoso y bondadoso, mucho menos cínico y a veces un poco tonto, pero la suerte ayuda a los tontos que son buenos y de esta manera conoce al profesor Cabezaprivilegiada del que se convertirá en ayudante. He cortado el final, unas frases de los editores que no venían muy a cuento. Con Hipo inicié una serie de relatos sobre zoo-antropología, la nueva ciencia que diseñan este buen par de dos. No he vuelto a subir ningún episodio más de la serie (tengo varios, Leon-leonado sin garras, el pajarito pio-pio, etc) porque me parecen muy amargos y demasiado vengativos, ahora que me encuentro emocionalmente más equilibrado. Sin embargo Hipo permanece porque con el tiempo y muchas aventuras llegaría a ser mi personaje favortio.


                                      UNA HISTORIA SURREALISTA

                                                 “HIPOPOTAMUS  HIPOCONDRIACUS”


 Nadie, de no haber sido John "Cabezaprivilegiada", hubiera logrado el milagro de dar forma y peso específico a la nueva ciencia. Recién salida de la nada, como un pan del horno aún calentito, el feliz acontecimiento se debía en gran parte a la delicadeza y buen hacer de la comadrona: un anónimo catedrático de universidad conocido por compañeros y alumnos por el cariñoso apodo de "Hipopotamus Hipocondriacus". Aunque no lo confesaran todos sus alumnos sentían un gran cariño hacia la oronda figura del profesor, lo que les llevaba a la exagerada manifestación de que sin duda era el genio más grande desde Einstein.
Como nos ocurre a todos –siempre, antes o después, terminamos por encontrar la horma de nuestro zapato -el admirado profesor la encontró en forma de alumno, vago y vengativo como los dioses mitológicos. Su malevolencia tenía que llevarle necesariamente a la venganza debido a los suspensos que con dolosa reiteración hacía caer sobre su cabeza de chorlito el admirado profesor. Venganza que decidió enfocar mediante un contundente argumento "ad hominem", que por ser anónimo resultó aún más demoledor, no se puede replicar a un anónimo como no se puede contestar a las acusaciones de una pared.
         Precisamente el vengativo alumno decidió utilizar una de las numerosas paredes que salpicaban el Campus como lechugas en una huerta y que el alumnado respetaba tanto como a los profesores. Allí dibujó lo que él consideró un nuevo espécimen biológico, mitad hombre, mitad bestia. La parte de bestia correspondía a un enorme hipopótamo, todo barriga, y la parte humana, más pequeña, estaba ocupada por la presunta cabeza de nuestro hombre, un cráneo mondo y lirondo ostentando un único pelo en lo alto como si se tratara de la bandera de un nuevo país adjudicado a la especie recién salida de la espuma de las olas, como Afrodita pero en gordo. Al lado del dibujo rezaba una leyenda: "conozca al nuevo espécimen, mitad hombre, mitad bestia, conozca a Hipopótamus Hipocondriacus".

           ¿Quién hubiera podido imaginar que de algo tan pueril surgiría una nueva ciencia?. Evidentemente nadie en su sano juicio, ni siquiera los que aún siguen creyendo que en los áridos desiertos del planeta algún día brotaran jugosas cebollas capaces de alimentar las lágrimas de todos nosotros como lo consiguieron en su día los profetas bíblicos y lo conseguirán también los otros,  esos que sin duda nos deparará el próximo futuro, tan jugositos ellos y llorones como cebolla que se pela a sí misma.

Resulta de todo punto increíble cómo los acontecimientos se precipitaron en una catarata de escenas que muy bien hubieran podido sacarse de alguna película cómica, una de esas películas en las que el autor aún no tiene claro el final. Hipopótamus Hipocondriacus, herido en su amor propio, escribió debajo del dibujo de su esperpéntica figura la descripción en latín del nuevo espécimen. No contento con ello dedicó todas sus energías a crear un zoológico, recolectando, como trigo maduro, los ejemplares más vistosos del Campus. Emborronó las paredes de todos y cada uno de los edificios del complejo universitario con torpes dibujos y descripciones detalladas, en latín, de cada uno de los ejemplares. Naturalmente que fue despedido, aunque costó arrojar su voluminosa figura fuera de los límites del Campus. De hecho se necesitó a todo el equipo de rugby de la universidad, dándole patadas en su redondo trasero, para conseguir que atravesara los límites del reputado centro.

Coincidencias geniales, extrañas y milagrosas coincidencias, de las que muchas ciencias han sorbido todo su néctar divino (Newton sorbió el néctar de la manzana y vean la que armó). Con la última patada Hipopótamus Hipocondriacus cayó encima de John "Cabezaprivilegiada" que se apresuraba por llegar puntual a la conferencia que sobre las leyes matemáticas de la violencia debía dictar dentro de quince minutos en el amplio salón "Newton". John fue derribado, aplastado y al mismo tiempo librado de una muerte agónica por el propio Hipopotamus, que con agilidad felina, pudo levantarse a tiempo de salvar, de algo peor que la muerte, el fibroso cuerpo de la conocida eminencia.

          Cuenta la historia que John "Cabezaprivilegiada" no solo no pudo llegar puntual, por primera vez en su larga vida docente a una cita, sino que ni siquiera llegó. Al conocer de primera mano la causa de aquel sorprendente evento decidió hacerse acompañar por Hipopótamus recorriendo todas y cada una de las paredes pintarrajeadas, donde tomó abundantes notas en su agenda azul que muchos hubieran dado media cabeza por llegar a leer. Al tiempo que su acompañante le contaba toda la historia, globalmente y con pelos y señales, en la fibrosa cabeza de John empezaron a surgir las simientes de la nueva ciencia.

La denominó "Zooantropología", nombre rimbombante como el de casi todas las ciencias, que prefieren ostentar títulos aristocráticos en lugar de nombres comunes que cuadrarían más a esa recolecta de observaciones y datos, hecha por concienzudos servidores del agro - lo que en realidad son las ciencias, no nos llamemos a engaño-.

          Ediciones "La Mente Despierta" tiene el honor y el privilegio de adelantar para ustedes la primera descripción de espécimen que aparece en el libro de John "Cabezaprivilegiada", titulado "Zooantropología" o la ciencia del futuro. Libro que John ha aceptado encantado -por la elevada suma que se ha embolsado- publicar en nuestra editorial que acaba de dar sus primeros pasos con este libro, iniciando así su andadura hacia, solo los dioses saben, qué nuevos horizontes editoriales.

El libro estará pronto en sus librerías habituales, pero antes pueden llamarnos al 00-000-0000, prefijo 0-0-0, y les remitiremos por correo totalmente gratuito un vale por descuento de hasta un cincuenta por ciento del precio del nuevo best-seller. Además, y aunque no se lo crean, acompañaremos el ejemplar, preciosamente encuadernado en oro y platino, de otro completamente gratuito debido a la pluma del reputado estudioso de las ciencias sociales, profesor Tiquis Miquis, se trata de su  obra maestra "Politología, maravillas de la naturaleza".
      Y ahora queridos amigos -llamen, llamen, no sean tontos, ni desconfíen, ese número existe- les daremos un pequeño adelanto para que vayan abriendo boca, no tanto como para que parezcan hipopótamos, pero algo es algo, queridos amigos.


            Hipopotamus Hipocondriacus
Ejemplar único en su especie- o casi único porque sino no podríamos explicarnos el olvido de haber sido excluido de las especies en peligro de extinción- aún más voluminoso que la media de sus congéneres de la otra especie "hipopótamus normalis" o "dicharacherus". Su incapacidad para moverse en tierra y la gran capacidad de desalojo de toneladas cúbicas de agua, le hacen un ejemplar solitario e hipocondríaco, de ahí su nombre. Su tendencia a la hipocondría va en sus genes -tan locos que han convertido la espiral del ADN en un laberinto inextricable- lo que le hace especialmente querido por doctores y psiquiatras, cuyas consultas llena, no sólo con su volumen, sino aún más con sus berridos lamentosos sobre la desgracia de haber recibido genes no merecidos de sus progenitores.
Su desgracia no es aparente al observador puesto que la esconde bajo toneladas de comida que el caudaloso río de la vida va introduciendo de lleno en su enorme boca desdentada hasta llenar sus ocultos vacíos internos. gourmet incorregible, siempre disfrutará de una buena comida, esté donde esté, y aunque el cielo, sacudidas sus columnas sustentadoras por cualquier Sansón vengativo de tres al cuarto, esté a punto de caer, no únicamente sobre su cabeza, sino sobre el resto de animales de la sabana.
Suele reproducirse tarde, si es que lo hace -muchos prefieren no dejar descendencia tras las enormes huellas que van dejando sus patas- y solo si la suerte le resulta propicia, puesto que las hembras de la especia compatible "hipopótamus dicharacherus" huyen de él como de la sarna y las escasas hembras de "hipopótamus hipocondriacus" necesitan un severo cortejo para ser convencidas de un apareamiento que puede costarles la vida.
       Suele morir de inanición, a avanzada edad, debido a  haberse enamorado locamente y sin posibilidades de una hembra de "gacela felina" que tan solo sus ojos húmedos podrían alcanzar. Su hipocondría ha pasado a la historia y está en todos los manuales del "buen psiquiatra". Nos abstendremos de leerles la reseña de referido manual por temor a un nuevo diluvio universal que con la que está cayendo no imagino dónde nos podríamos refugiar. Me da risa lo del arca de Noé.

          Nota del autor.
       "Por Dios, que no se preocupen los amables y afectuosos lectores, el autor se ha puesto a dieta y en unos años espera alcanzarla estética adecuada para desenvolverse en esta sociedad a la que tanto quiere y tanto le quiere".

Nota de los editores
      "los editores advierten que caso de encontrar ejemplares de este nuevo y raro espécimen, así como de los restantes del libro, les llamen rápidamente al 0...( para qué repetirlo, ustedes ya se lo han aprendido de memoria). Prometen una recompensa del 20% de lo que obtengan con la distribución de fotografías y videos (lo de la contabilidad creativa corre de nuestra cuenta).
        "Por cierto que somos estúpidos. Que no llame nadie si se encontrare ejemplares de estas especies, podríamos terminar querellados y "apuñalaos". Solo deseamos que ustedes lo pasen bien y por favor que nadie se ofenda si se siente "retratao" que por lo visto el autor se ha puesto a parir y ninguna comadrona le ha "echao" una mano".

            Nota del lector.
"Buff... ¡Cómo han degenerado los surrealistas!.

      Nota del verdadero autor( el otro es un usurpador que se ha colado de rondón)
     Que el autor, el verdadero, está escribiendo una novela en la que la nueva ciencia de la "Zooantropología" tendrá todo un capítulo. Solicita la colaboración de los amables lectores con sus sugerencias. Promete enviarles un cheque, si la novela se convierte en best-seller mundial, desde su residencia de ancianos para que todos los colaboradores puedan costearse la suya en cualquier lugar del planeta. Caso de no llegar a best-seller mundial, lo que es harto probable, les incluirá en su página de agradecimientos, algo es algo.


        Slictik
                  
                   




KARL FUTURE



KARL FUTURE, VERSIÓN ANTIGUA

KARL FUTURE, NARRADO POR ÉL MISMO A SU DIARIO, LA CÁMARA-ROBOT CYBYL 4291


No esperaba a nadie, aún así salí de estampida en cuanto el pitorrín que llevo en la oreja derecha, la voz de mi hogar, me avisó de que estaban llamando a la puerta. Lo que no me dijo fue de quién se trataba por lo que la sorpresa que recibí fue mayúscula. Me había olvidado por completo de que en un programa interactivo de la televisión MXV había dado a una tecla del mando, como indicando que aceptaba el regalo de una cámara de video robótica, último modelo. Se trataba de un regalo interesado puesto que en un momento determinado podías dar a otro botoncito y salir en directo en el programa “Escenas en directo de la vida corriente y moliente”- Un jurado, compuesto por unos cuantos tontos de capirote elegía el mejor vídeo de la semana y ganabas una pasta gansa que solucionaba parte de tus problemas por el resto de tu vida, los otros problemas no los podría solucionar ni la pasta ni la gansa, pero mejor tener la mitad de los problemas que tenerlos todos.

Me toqué la oreja izquierda para abrir la puerta. No vi a nadie, avancé unos pasos y caí de bruces. Había tropezado con algo. Una risita metálica, muy repugnante, me sobresaltó. A la altura de mis ojos se movía en el aire una cámara robot con alas. Tenía la forma típica de estos artilugios, solo que más pequeñita, más aerodinámica. Semejaba un avión en miniatura. Tenía encendido su pilotito rojo y me estaba grabando con total desparpajo.

-Hola, amigo Carl Future,  soy la cámara-robot Cybyl 4291. He sido programada para que me ponga a tus órdenes hasta nueva programación.  Para activarme tendrás que aceptar verbalmente los términos y condiciones que paso a leerte.

Me leyó todos los términos, con tal detalle, con tanta pausa y regodeo, que cuando terminó yo me encontraba sentado en el salón, con una botella vacía de buen güisqui de centeno y una cogorza monumental, de “ no te menees porque no puedes”.  La maldita cámara no había dejado de grabarme todo el tiempo. Bueno, al menos me reiría luego un rato, cuando se me hubiera pasado la resaca, con mejor humor.  No se activó, la muy puñetera, hasta que repetí verbalmente la fórmula:

“Yo, Carl Future, acepto los términos y condiciones de este contrato y juro solemnemente  cumplirlos o soy consciente de que me veré en los tribunales”.

No comprendo muy bien cómo Cybyl pudo dar por válido el juramento con aquella voz de borracho, incomprensible e inextricable, incluso para un robot amamantado con güisqui de Kentucky. 

Pasadas unas veinticuatro horas, más o menos, decidí  ver la grabación y pude comprobar que mi aceptación de las condiciones del contrato sonaba algo así como: “ afeccctooo zodas, zodas, las conciciones y… y…”

Lo que sigue es incomprensible e inimitable. No he conseguido que Cybyl se desactive. He probado a darle todo tipo de órdenes. He revisado el manual, he llamado a la mandataria del robot, todo inútil. Al parecer sigo el protocolo correcto pero la dichosa “robotina” se ha bloqueado o es demasiado lista y hace lo que quiere. Podría llevarla al taller que la empresa ha señalado para su revisión, pero eso me llevaría mucho tiempo y además me he acostumbrado a la idea de dictarle mi diario a Cybyl. El problema es que nunca se desactiva, graba y graba, lo mismo que esté en el retrete que dormido (esto lo sé porque al despertar veo lo que ha grabado y hasta puedo escuchar mis ronquidos).

Creo que nunca fui sonámbulo, y por mucho que Lucy, mi ex novia, lo intentara, tampoco soy un borracho. Lo de roncador era algo que intuía, pero muy vagamente…

Por suerte ni borracho, ni sobrio, ni dormido ni despierto, toqué el botón que me ponía en directo al alcance de toda la audiencia del planeta.

Antes que nada me van a permitir que les explique en qué mundo vivo, no sea que alguno de ustedes haya quedado en hibernación dentro de su armario y de repente despierte, salga del armario y se encuentre realmente perplejo.

Estamos en el año 2224. Es una pena que no sea el 2222, porque me encantan los capicúas y creo que me dan suerte. ¡Qué le vamos a hacer! Uno tiene que aceptar la realidad tal como es y no como le gustaría que fuera o fuese.

El mundo que ustedes conocen, también llamado planeta Tierra, ha evolucionado tecnológicamente mucho, “la tira” como dirían ustedes si se hubiesen hibernado en el siglo XX, segunda quincena, década prodigiosa, para despertar ahora, tan sobresaltados como aterrorizados. Sí, cierto, hemos evolucionado -¡quién lo diría!- aunque en lo que se refiere a inteligencia emocional seguimos igual de “gilipollas” que antes (como diría, etc, ya se conocen la cancioncilla).

No les voy a contar de “una tacada” (jerga del... ya saben, que tanto me gusta y que emplearé mucho en este diario) cómo es actualmente su-nuestro planeta. Me limitaré a darles los datos más esenciales:

Me llamo Carl Future, soy nativo de Pensilvania, estado de la antigua USA. Estoy soltero, por desgracia, porque daría cualquier cosa, incluido un brazo biónico, por tener a mi lado a una preciosa mujercita, aunque me echara broncas todos los días y nos lleváramos fatal. La soledad es muy dura y ningún artilugio electrónico o robotina puede atenuar esta angustia.

En realidad la mayoría estamos solteros en el presente actual. En … Les he pillado, ahora me estoy refiriendo al siglo XXI, a sus comienzos, nos hubieran llamado “singles”. ¡Qué chorrada! Las razones son varias y tantas que me olvidaré de explicarles susodichas razones.

Trabajo un par de horas diarias a través de la red virtual que conecta todos los hogares del planeta y nos conecta a todos, lo queramos o no. A cambio vivo como un rey en Nueva York, solo que en Pensilvania.

En esta época histórica viajamos mucho, esencialmente somos turistas y comunicadores virtuales. Si ustedes vivieran en el pasado, presente para ustedes, es decir en el siglo XX o XXI y siguientes y concordantes, no sabrían que ahora, futuro para ustedes, sabemos muchas, muchas cosas, entre ellas hemos descubierto alguno de los grandes secretos de la mente. La razón del sueño, pongamos por caso. Aunque no se lo crean nuestras mentes son una especie de ectoplasmas de casi pura energía que están sobre nuestras cabezas, o dentro de nuestros cráneos, o al lado de nuestros cuerpos ( todo da igual porque el espacio no existe en la física cuántica, ni tampoco el tiempo, y esto es muy, pero que muy parecido a la física cuántica) y los sueños no son otra cosa que lo que ve la mente cuando no tiene puestas las orejeras de los ojos. Se lo digo por dos razones, la primera porque antes o después se van a enterar, porque con el tiempo les hablaré de todos los inventos del futuro, para ustedes, presente para mí. Y la otra razón es que así entenderán mejor estos concursos televisivos, tan esperpénticos, que invaden el gran ego planetario como así se le llama ahora a la Tierra, “Gran Ego Planetario” G.E.P. Uno de estos programas, del que ya les he hablado, “Ponga un espejo en su vida” me ha regalado a Cybyl.

Y me disculparán ustedes, porque no puedo seguir narrando esta historia. Cybyl se está “cachondeando” de mí y creo que voy a intentar apagarla como sea.

Continuará.





    ESBOZO

El doctor Sun se siente intrigado por este extraño hombre, como no saca nada en limpio decide hipnotizarlo. Al saber que le gusta Bach le invita a su despacho y le pone las variaciones Golberg.

ESBOZO FÍSICO

Josen Alto, guapo, con rasgos muy extraños, bien mirado parece blanco, aunque tiene un moreno que no es de sol, ojos orientales, hombros y envergadura de aborigen australiano, impasibilidad de la raza india, apache   Sun.

Al hipnotizarle descubre que viene del futuro, se llama Carl 24. Sun le pregunta si es un robot. Responde que es un hombre biónico. Ha huido del futuro porque no le gusta y ha viajado en el tiempo a diferentes. Ha decidido quedarse en esta época. 


CARL FUTURE

El Sr. Buenavista continuaba tomando filiaciones en la Torre de Babel. Con cada ejemplar, fechado y datado, la sensación de que en el edificio se habían recibido un conjunto de locos de lo más peculiar, iba aumentando y se hizo casi angustiosa al llegar a CArl Future.

Este se había adecentado un despachito en los sótanos y estaba reciclando un antiguo salón de máquinas (la calefacción se cambió a aire acondicionado hace algunos años) como centro de control de seguridad del edificio, numerosos monitores, consolas de mando, laberíntico cableado, aquello parecía una tienda de informática.

Carl Future es un hombre  alto,  con una envergadura de oso polar, de raza y colos indistinguibles. A simple vista parece un hombre blanco, pero bien mirado tal vez se haya echado algo de café en la leche, porque su moreno no es precisamente de terrenal en la Torre de Babel hay una gran terraza solarium que utilizban ejecutivos, ejecutivas, secretarios y secretarias para tomar el sol.

Carl Futuro podría considerarse una mezcla de hombre blanco, hombre negro, aborigen australiano (por los hombros y la cabeza) hombre chino o japonés ( por las rasgaduras de los ojos) y hasta incluso apache o comanche por su imperturbable postura, hiciera lo que hiciera el Sr. Buenavista hasta se planteó si no tendría algo de robot. No fue esta la primera pregunta que le hizo, sino otra.

-¿Nombre?

-¿Para qué quiere saberlo?

-¿No quiere participar en el grupo de empresas o Holding internacional que estoy construyendo con el dinero de Slictik. ¿Renuncia usted a lo que le comprende como personaje de este informe ocular?

-No me siento personaje de nadie. Pero si hay que serlo para recibir dinero no me importaría asumir que nací de una bola romana.

- A mi tampoco. En eso es usted como yo, el dinero es lo principal. ¿Me va a decir ahora el nombre?

-Carlo Future.

-¿Qué clase de nombre es ese?

-Bueno en realidad me llamo CArlo XXIV pero como he visto que ustedes siguen utilizando apellidos me busqué uno.

-¿Y no encontró nada más llamativo?

-Me pareció el más conveniente teniendo en cuenta que vengo del futuro.

-¿Del futuro?

El Sr. Buenavista asumió enseguida que estaba ante el loco más original del rebaño y decidió seguirle la corriente.

-Así es, vengo de un futuro que para ustedes no ha llegado aún, pero llegará.

-¿De qué futuro, si puede saberse?

-Claro que puede saberse. Del siglo XXXI concretamente.

-¿Antes o después de Cristo?

Su ironía pasó desapercibida a Carl Future.

-Después, por supuesto. El siglo XXXI antes de Cristo tenía su encanto, pero tecnológicamente era irrelevante.

-¿Y por qué eligió esta época?

-Muy sencillo, porque me permite utilizar mis conocimientos tecnológicos como si fuera un dios y porque este grupito de chiflados me resulta simpático en extremo.

-¿En su época no hay chiflados?

-¡Oh, sí! Casi todos lo estamos. Pero al menos en este presente aún queda un poco de libertad que uno puede respirar si abre bien la boca.

El Sr. Buenaivsta agotó su paciencia. Se despidió deprisa y corriendo y no paró ahsta el despacho del doctor Sun. Una vez tomó nota de su filiación le comentó su conversación con Carl Future.

Debería hipnotizar usted a este chalado a ver qué saca.

-¿Por qué lo llama chalado? Apenas lo conozco pero es el único de ustedes que ha ofrecido su ayuda antes de pedir un despachito. Si cree que venir del futuro allá él. Otros dicen haber sido abducidos por ovnis y nadie les encierra.

-Como quiera, pero hágame caso e hipnotícelo. Este hombre me da mala espina.

En cuanto Buenavista le dejó solo el doctor Sun se quedó pensativo. Tal vez no fuera mala idea. Debería hipnotizar a todos los residentes en la Torre de Babel. Si no encontraba allí el subconsciente colectivo no le encontraría en ninguna otra parte.

Les ahorraré todo el proceso para resumirla lo que encontró el doctor Sun en el subconsciente de Carl Future.

¿Qué quién soy yo? Lotario, el reportero más dicharachero del diario, el paparazzi más atrevido desde que se inventó esta profesión.

Disfrazado de empleado de Candelaria, con el pelo al cero y uniforme nazi fue pasando completamente desapercibido. 

Continuará

viernes, 23 de septiembre de 2016

BILLY ALINFERNO, UN TROVADOR MODERNO



BILLY ALINFERNO, UN TROVADOR MODERNO

 



A MODO DE PRESENTACIÓN

Me acabo de dar cuenta de que tengo muy pocos personajes humorísticos en Sonymage, almacenados en mi blog de humor como copia de seguridad no había sentido hasta ahora la necesidad de presentarles aquí y convertir esto en un circo. Bueno, algunos personajes ya fueron presentados en el llorado restaurante de Sonymage, donde intentaron alegrar el cotarro y los cumpleaños. Entre ellos recuedo que estaba Billy, un trovador capaz de cantarle las verdades del barquero al lucero del alba. Aunque su biografía está apenas esbozada, como les ocurre a la mayoría de mis personajes, creo que este otoño-invierno me dedicaré a repasar personajes y a rematar biografías, será un entretenimiento casi tan divertido como mis gatitos Mici y Zapi.

No recuerdo ni cuándo nació este personaje que quise formara parte de mis mil y uno personajes humorísticos, cada uno tocando un tema diferente, pisando un terreno distinto. Puede que lo creara en el Hotel de los líos de Asterión para alguna escena concreta o puede que fuera anterior. Lo cierto es que como tantos otros personajes ha permanecido muchos años como un simple esbozo. Creo que ha llegado el momento de darle una auténtica biografía y escribir para él un auténtico repertorio. Releyendo la primera canción, me temo que debió de haber sido escrita cuando sufría un desquiciante mobbing, un acoso en el trabajo que estuvo a punto de acabar conmigo. Confieso que aunque el personaje no esté basado en ningún cantautor real sí me inspiré en las canciones del Bruce S. un cantante que adoro y al compás de cuyas canciones decidí ponerme a escribir las letras. Aunque Billy Alinferno no tiene nada que ver con Bruce sí es una especie de parodia de algunos cantantes de rock que entre drogas, alcohol y rock vivieron vidas realmente desatinadas, aún así lograron que su música pasara a la historia y tejieron un auténtico laberinto infernal que describe muy bien nuestra sociedad contemporánea.

Sin perjuicio de que me ponga a ello en serio, utilizando los esbozos de su biografía y otras canciones que tengo perdidas por ahí en algunas libretas que no sé cómo lograré encontrar, vaya este adelanto de un personaje que me encandiló en una época de mi vida pero que dejé tirado en la carretera, como a tantos otros, cuando fueron surgiendo otras aventuras.

BILLY ALINFERNO, UN TROVADOR MODERNO

Este cantautor o cantante de rock, o trovador moderno, como le definió cierta parte de la crítica, diletante y pija, fue una figura señera de la música moderna y sus conciertos multitudinarios hicieron época. Estrenó varias canciones, que con el tiempo llegarían a ser iconos para la juventud moderna y desenfadada. Este es el caso de esta segunda canción, cuyo título en inglés desconocemos, puesto que todas las traducciones del inglés las ha hecho Slictik ayudado por un programa traductor (como sabemos, a pesar de las apariencias Slictik no entiende ni papa de inglés).


Mientras rasgueaba su guitarra eléctrica Billy dedicó esta canción, textualmente:" A todos los cabrones que han intentado joderme la vida desde la cuna".

El Mádison era un hormiguero vociferante. Se había llenado hasta los servicios. Los fans saltaban como canguros, gritaban como energúmenos y aplaudían sin cesar: ¡Billy, Billy,Billy!

Billy salió desde las sombras, con su melena al viento, su guitarra en bandolera y su típica vestimenta: pantalón de cuero negro muy ajustado, camiseta rojo sangre donde aparece dibujado el rostro de un demonio espantoso y botas vaqueras.

Tras él su famoso coro de voces femeninas. Seis jovencitas cuyos nombres y biografías podrán leer en su momento en la historia de Billy. Vestidas con falditas cortas, negras, de cuero; con blusas rojas muy ajustadas, donde se carcajea un demonio horrible y con botas vaqueras hasta las rodillas. Una es de raza negra, otra blanca, la siguiente es oriental, la otra cobriza, hay una india apache y otra de piel indescifrable (cuenta la leyenda que es extraterrestre).

Mueven sus caderas con una sutileza y sensualidad que estremece al auditorio. A lo largo de la canción harán los estribillos con voces angelicales que resaltan aún más la voz desgarrada de Billy, muy zarandeada por el alcohol, las drogas, la soledad, la angustia, el tabaco...

Al hacer la dedicatoria se produce un silencio opaco y siniestro. Pero Billy sabe cómo manejar a su público. A continuación dice:

-Esos cabrones no sois vosotros. Vosotros que me habéis dedicado la vida y los ahorros. Gracias a ellos ahora poseo un jet privado, una isla desierta y he invertido toda mi fortuna en comprar parcelas en el infierno.

Se produce un rugido que a apunto está de desmoronar los cimientos del Mádison. Todos chillan frenéticos: ¡Billy, Billy, Billy!

Billy hace un gesto y se inicia un ritmo hipnótico y satánico en el bajo y la batería. Luego se van sumando las guitarras eléctricas, acústicas, guitarra española, piano, violín... toda una orquesta.

Los fans enmudecen, es la primera vez que Billy arregla una de sus canciones de forma tan espectacular. Su voz se desgarra en dos: una ronca y la otra de tener acatarrado. Inician una grandiosa fuga, a la que se sumaran las voces femeninas, arcangélicas (sus coros son lo mejor de su show infernal).

El público ruge, pronto se hace un silencio sepulcral. Algunos que botan como canguritos se detienen y escuchan en religioso silencio. Esta es la canción estrenada en aquel concierto. Declino toda la responsabilidad por la posible querella: la traducción es obra exclusiva de Slictik.




TE HE CALADO, CABRÓN


Es fácil disculpar un error.
Es fácil aceptar un defecto.
Pero si un día perdonas
al mal reencarnado,
a Satanás, sin rabo,
estarás perdido,
habrás vendido
parte de tu alma.


Sí, amigo, recuérdalo,
no es sencillo aceptar
que el mal existe.

Algunos canallitas
se creen muy malos,
porque te han jodido
la cena y la merienda.
Pero ¡son tan predecibles!
Son como cucarachitas,
que siempre van a la mierda.

Basta con esconderte,
detrás de un tacho de basura,
para que, antes o después,
caigan en tu trampa.


Porque ellos son cucarachitas,
que siempre van a la mierda.




Sí, amigo, recuérdalo,
no es sencillo aceptar
que el mal existe.

No cejan en su empeño.
Si algo les sale mal
insisten al día siguiente.
Les va en ello el honor,
les va en ello el honor...
de todos los demonios del infierno.



Te sonríen, angelicales,
y dicen que jamás
han roto un plato.
Intentan convencerte
de que tú eres
el único culpable.

Les va en ello el honor
les va en ello el honor...
de todos los demonios del infierno.





Te he calado, cabrón,
se te mueve la ceja
cuando estás pensando
en darme un bofetón .





Se creen inmunes
al virus y a la norma,
porque otros malnacidos
aplauden sin vergüenza:
¡Olé, tus santos cojones!

Pero, ¡son tan predecibles!
caminarán en linea recta
hacia el tacho de basura.

Su caparazón quitinoso,
negro como el infierno
relumbra entre las flores.


Son cucarachistas,
son cucarachitas,
que siempre van a la mierda.

Sí, amigo, recuérdalo,
no es fácil aceptar
que el mal existe.


Puedes disculpar el error,
puedes perdonar el defecto,
pero si cierras los ojos
al mal reencarnado,
a Satanás sin rabo,
habrás vendido un trozo de tu alma.




Algunos canallitas
se creen muy malos,
porque te han jodido
la cena y la merienda.

Ellos no creen en el infierno
y puede que tú tampoco,
pero a tí te remuerde
la estricta conciencia
cuando das un pisotón.


Ellos en cambio matarían
por la mitad de un dólar,
si estuvieran muy seguros,
de no haber dejado huellas.

Te sonríen angelicales
y dicen que nunca
han roto un plato.

Intentan convencerte
de que tú eres
el único culpable.

Les va en ello el honor
les va en ello el honor
de todos los demonios del infierno.




No importa lo que hagan,
tú siempre debes estar atento.
Si sonríen... malo
si lloran...peor.


No pienses que has cumplido
cuando les dices:
Nos veremos en el infierno.

Ellos no creen en demonios,
puede que tú tampoco
y mientras tanto
todos te joden
y tú lloras solo.



Tiéndeles una trampa
tras el tacho de basura.
Porque son cucarachitas,
porque son cucarachitas,
que siempre van a la mierda.

Puede que algún día,
no demasiado lejano,
os encontréis a las puertas...
las puertas del infierno.
Pero no dejes que antes
se salgan con la suya.
Porque si perdonas
la maldad reencarnada,
A Satanás, sin rabo,
habrás perdido tu alma.

Te he calado, cabrón... etc etc.

©Slictik

jueves, 2 de junio de 2016

EN LOS BOSQUES DE CRAZYWORLD IV

EN LOS BOSQUES DE CRAZYWORLD/CONTINUACIÓN



Jimmy se sentó a mi lado, con otra copa en su mano, y olvidado de la prisa que tenía por enseñarme todo para poder llegar a cenar a Crazyworld, se puso a hablarme tranquilamente del millonario y su camarilla de cazadores de conejos.

-Aparte de cazar, lo más importante para el millonario y sus amigotes era celebrar aquí orgías, en las que se ponían tantos cuernos como los que ves en la pared.

Y El Pecas señaló las cabezas de ciervos y otras especies cinegéticas, algunas de ellas desconocidas para mí, no sabía muy bien si porque nunca llegué a conocerlas o debido a mi amnesia. Aquel era otro tema para consultar con Sun. Recordaba el nombre de las cosas y un montón de detalles, recordaba expresiones que mi memoria no podía asociar con escenas concretas de mi vida, recordaba vagamente todo tipo de detalles sobre temas que no era lógico que mi memoria retuviera, teniendo en cuenta el bloqueo casi total que sufría sobre mi personalidad pasada. Archivé en mi cabeza la pregunta y seguí la dirección del dedo de Jimmy que me invitaba a un paseo por la avenida de los cuernos. Estaba claro que por mucha orgía que se celebrara allí buena parte del tiempo lo pasaban en el bosque, cazando.

-No se conformaban con profesionales, ni con mujeres desconocidas a las que invitaban una sola vez, ni con grupos de jóvenes reclutadas aquí y allá, sobre todo en universidades, sino que a veces venían con sus propias esposas o esposas de amigos o conocidos que no formaban parte de aquel círculo, de la partida de los cazadores. En esos casos el millonario se cuidaba mucho de quiénes formaban parte de cada grupo de invitados. Incluso les obligaba a dejarse vendar los ojos o drogarse para que no pudieran recordar dónde se encontraba la cabaña. Les hacía creer que aquello era una especie de juego. Ignoro si entonces ya pensaba en el proyecto de transformarlo en un psiquiátrico, aunque imagino que cuando comenzaron las orgías, muchos años atrás, ni se le pasó por la imaginación esa posibilidad. Supongo que había comprado la finca solo para él y sus amigos, aunque a veces su mujer y el resto de la familia aceptaban pasar temporaditas en la casa principal, lejos del bosque y de esta cabaña.

-¿Cómo puedes saber eso, Jimmy? ¿No te estarás inventando toda esta historia?

El Pecas se sintió herido en su amor propio.

-¿Qué cómo lo sé? A la mierda con mi prudencia. Aún no había decidido si contarte el secreto ahora o esperar a ver si eres digno de confianza, pero voy a arriesgarme. A la mierda con todo. Si no me fío de ti, no sé de quién me voy a fiar en este maldito antro.



Y dicho y hecho. Se levantó y me invitó a seguirle. Subimos unas escaleras de madera que daban al piso de arriba. Ni siquiera me enseñó las habitaciones. Abrió un armario y se hizo con una escalerilla. Se subió a ella y hurgó en el techo. Parte de él, en forma rectangular, con yeso y todo, desapareció en la oscuridad. El Pecas hurgó y una escalerilla de cuerda quedó lista para trepar por ella. Sin mirarme se perdió arriba. De pronto se hizo la luz y Jimmy asomó la cabeza.

-Puedes subir. Este es un desván, muy bien disimulado por las razones que verás tú mismo.
Trepé sin problemas por la escalera de cuerda y cuando llegué arriba y asomé la cabeza me sentí muy intrigado por lo que veían mis ojos. Me puse en pie con cuidado, el techo era bajo, al menos para mí. Jimmy había encendido la luz del techo. Aquella era una buhardilla perfectamente preparada para los fines a que la había destinado el millonario. Era preciso caminar encogido, pero una vez sentado ante una especie de control de televisión (ignoro por qué razón me vino esa imagen a la cabeza) repleto de mandos, botones, grabadoras de video y deuvedés y otros adelantos técnicos, que me hicieron pensar había sido utilizado hasta pocos años antes, resultaba en general un lugar cómodo y acogedor.
Jimmy tocó unos botones y varios monitores, de buen tamaño incluso para ojos cansados, se encendieron. En uno pude ver el salón de donde acabábamos de subir, en otro un dormitorio y en un tercero un cuarto cuya utilidad no pude desentrañar de momento. Desde este íntimo y recoleto lugar el millonario observaba y grababa a sus colegas cazadores refocilándose en sus lechos con jovencitas, profesionales o invitadas.

-Oye, Jimmy, siento curiosidad. ¿Cómo es posible que esta sofisticada instalación se mantenga después de tanto tiempo sin ser usada?

-Bueno. Ya te comenté que una de las pacientes, una chica gordita, me ayudó a acceder al sistema informático de Crazyworld, me facilitó contraseñas y me ayudó a manejarme con cierta facilitad, a pesar de que soy un tanto negado para ese tipo de cosas. En cuanto al mantenimiento de la cabaña es cierto que el generador consume y me he visto obligado a transportar bidones de gasolina hasta aquí. Tuve que hacerlo en diferentes etapas y sudé la gota gorda, pero ahora que estás tú me ayudarás cuando sea necesario. No disponemos de señora de la limpieza, salvo que tú convenzas a alguna. Seguro que te harán más caso que a mí, pero tiene que ser de absoluta confianza. No podemos desvelar el secreto a cualquiera o esto dejará de ser nuestro secreto y un refugio perfecto para nuestras andanzas. Hay que andar con mucho ojo en Crazyworld, cualquier cosa que hagas o digas puede ser un boomerang que vuelve para abrirte la cabeza. Lo cierto es que el millonario lo preparó todo muy bien, incluido un bunker a prueba de catástrofe nuclear.

-¿Me estás tomando el pelo?

Jimmy me fue explicando cómo poner todo en marcha, los monitores, las cámaras de las dependencias que quisiera grabar, las grabadoras, a utilizar los zooms para ver una escena más de cerca. Cómo utilizar el temporizador cuando yo no pudiera estar a los mandos y todo lo que un buen espía debería saber. Me pregunté para qué demonios necesitaría yo saber todo aquello si la cabaña estaba vacía.

-¿Cómo descubriste la cabaña?



Fue por pura casualidad. En los archivos no se hablaba para nada de esta cabaña. La segunda vez que el doctor Sun quiso encerrarme en las celdas de aislamiento decidí escapar y encontrar la forma de vivir en el bosque durante una buena temporada. La primera experiencia en las celdas fue tan mala que cuando los celadores vinieron a buscarme salí de estampida. No pudieron pillarme cuando me refugié en el bosque. Me pasé tres días caminando, intentando encontrar algo que me pudiera servir, un refugio de cazadores, una choza de ramas, cualquier cosa. Me alimentaba de bayas y frutos silvestres, pero aquello no me llenaba la barriga. Tal vez fuera el sexto sentido el que me llevara hasta el claro, o el subconsciente, o el instinto de supervivencia, o lo que fuera. ¡Me importa una mierda! Lo importante es que decidí pasar la noche en el claro, si a la mañana siguiente no encontraba algo de mi gusto regresaría, aunque Sun me tuviera un mes entero en las celdas. Cualquier cosa sería mejor que pasar hambre y frío en el bosque, oyendo el sonido de las alimañas y temiendo que cualquier animal hambriento llegara a considerarme una pieza apetecible.

“Al despertar por la mañana me encontraba tan mal que me perdí. Quise salir del claro y buscar el camino de regreso, pero en su lugar me di de narices con una pared de madera. Tardé casi una hora en ser consciente de dónde me encontraba y de qué era aquello. Había ocurrido un milagro y decidí que aquel sería mi refugio secreto desde aquel momento. Intenté abrir la puerta pero estaba cerrada con llave. Busqué una ventana para romperla y poder entrar, pero no encontré ninguna. Con tanto ir y venir, tambaleándome, volqué la maceta de la entrada. Mi mente funcionaba tan mal que intenté devolver la tierra a su sitio y mientras la atropaba con mis manos me encontré una vieja llave oxidada. No podía creer en mi buena suerte. La probé en la puerta y conseguí abrir, con alguna dificultad, eso sí.

“Lo primero que hice fue buscar algo de comer. En la cocina encontré algunos botes de carne. Comí hasta saciarme y dormí en el sofá del salón. A la mañana siguiente exploré todo esto con mucha calma. Era fantástico, ni en mis mejores sueños hubiera podido imaginar algo parecido. Me quedé allí hasta que se acabó la comida enlatada que había en la cocina. Creo que fueron quince días. Cuando regresé a Crazyworld el doctor Sun ya se había olvidado de mí. A ese cabeza hueca no le suelen durar mucho los berrinches, como sabrás con el tiempo.



“Le pedí a Mary, que me ayudara a entrar en los archivos encriptadas, donde constan los datos más sensibles, para ver si se mencionaba la cabaña del bosque. A cambio me pidió que durante una semana fuera exclusivamente suyo y le echara todos los polvos que su cuerpo pudiera aguantar. En el mío no pensó, pero así es Mary, una chica muy egoísta, aunque un poco ingenua a veces y bastante tonta en los temas que no le interesan. Follar le interesa mucho, por eso las negociaciones con ella sobre ese tema son de las más duras que he tenido que soportar en Crazyworld. Ella se asombró de que yo me rindiera tan pronto, sin luchar. Me limité a decirle que llevaba un mes sin follar porque ninguna quería hacérselo ya conmigo y que ella me gustaba tanto, aparte del periodo de abstinente que llevaba encima, que no estaba dispuesto a soportar el consabido tira y afloja. Para demostrárselo tapé la cámara y el micrófono y nos pusimos de inmediato a la faena. Eso la animó tanto que no solo encontró menciones a la cabaña, sino incluso sus planos secretos y lo que más me encandiló, la existencia de un bunker nuclear y el código de acceso. En cuanto tomé nota del código y tuve en mi mano los planos impresos de la cabaña, salté de alegría, la bese en la boca y sin ninguna consideración la desnudé y nos pusimos de nuevo a la faena.

Mary es una buena chica y siempre se puede contar con ella para todo, especialmente para temas informáticos. Es la mejor hacker del mundo, sin la menor duda. Su única debilidad es el sexo. Por un buen polvo sería capaz de vender a su madre. Cualquiera le sacaría los secretos más sensibles a cambio de las correspondientes prestaciones sexuales. En ese tema es inflexible y es capaz de negociar hasta el agotamiento. Por si fuera poco no solo le gustan todos los hombres, también todas las mujeres. No te puedes fiar de ella a no ser que la tengas servida y contenta. Por suerte creo que solo yo en Crazyworld conozco su debilidad. Como es gordita no recibe muchas ofertas y nadie intenta seducirla a no ser que sea el último recurso. Hasta ahora come en mi mano, pero nunca estaré seguro de que la situación no cambie de un día para otro. No la he mencionado mis planes de fuga, pero en algún momento tendré que hacerlo porque sin su ayuda jamás lograremos salir de aquí. Creo que tú le gustarás mucho y será capaz de encontrar la forma de desactivar las alarmas y las alambradas electrificadas, e incluso de mantener el secreto así la torturen o la violen… bueno, si el que la va a violar le gusta menos que tú. Ya te la presentaré, pero tienes que prometerme que la satisfarás, no en todo lo que te pida, porque con ella hay que ser duro o pensará que estamos en sus manos y nos estrujará hasta dejarnos sin un solo espermatozoide.

-¿Por qué está aquí?

-Es una larga historia que ya te contaré otro día. Ahora andamos escasos de tiempo.

-¿Solo yo sé de la existencia de la cabaña?

-Saber, saber…solo nosotros dos, aunque he traído aquí a algunos de mis ligues, siempre ha sido con la condición de que se dejaran vendar los ojos y se tomaran un somnífero. He procurado escoger a las más delgadas porque las he tenido que traer hasta aquí a hombros. Claro que a veces el chico del almacén me ha prestado una carretilla motorizada, de esas que usan para colocar las cosas en las estanterías. Aunque es complicado atravesar el bosque con ella he descubierto un camino de tierra que llega cerca de aquí, aunque hay que dar un gran rodeo. Cuando puedo disponer de ella no me importa el peso de la mujer, la vendo los ojos, la doy un somnífero y la traigo hasta aquí. Lo pasamos divinamente hasta que nos cansamos y luego la vuelvo a vendar y a dormir. Ninguna sabe que se trata de una cabaña en el bosque, creen que es un apartamento secreto que yo he conseguido con mis trapicheos y que quiero mantener en secreto para que nadie más pueda usarlo.

-¿Quieres decirme que a veces las traes hasta aquí en una carretilla mecánica? No puedo creerlo.

-Es cierto y cuando quieras traer aquí a alguno de tus ligues te aconsejo que hagas lo mismo o el secreto dejará de serlo y tendrá graves consecuencias. Si quieres la carretilla deberás comentármelo con antelación y te acompañaré por el camino de tierra.

-¿Y no podemos decírselo a nadie, aunque sea de confianza?

-Si es de confianza, de absoluta confianza… Yo estuve a punto de decírselo a Kathy pero justo entonces rompió conmigo…Seguro que antes o después ella te asaltará y no podrás resistirte…

-¿Por qué dices eso? Reconozco que Kathy es una preciosidad, pero a cualquier mujer se le puede decir que no.
- A Kathy no. Ya lo sabrás por ti mismo.

-¿Qué tengo que saber por mí mismo?

-Cuando te suceda comprenderás que no quiero hablar de ello ahora. Si luego quieres traerla aquí no me parecerá mal, aunque sí me gustaría que me lo dijeras antes.

-Si decido hacerlo no lo haré en carretilla. Puedes estar seguro.

-Ni falta que hace. Kathy es de fiar. Incluso me gustaría que como quien no quiere la cosa, le comentaras de la posibilidad de fugarnos. Su ayuda nos sería imprescindible.

Me asombró la forma en que Jimmy hablaba de Kathy. ¿Tanto le había cambiado el paseo por el bosque? ¿O acaso estaba tramando algo? O puede que la explicación fuera más sencilla. Solo conocía al Pecas desde la mañana. Tal vez tuviera doble personalidad o su patología fuera aún más rara de lo que yo había imaginado. Fuera como fuera, para mí lo importante era la cabaña y los planes de fuga de Jimmy. Quería salir de Crazyworld cuanto antes, incluso aunque no me hubiera curado de la amnesia. Aquel mundo delirante me estaba crispando los nervios. Aquel chiflado estuvo buscando algo en un armario cerrado con llave, que abrió con una de su numeroso llavero. Colocó una cinta de video y le dio al play.
-Perdona que insista pero me gustaría que tuvieras muy claro que aquí no puedes traer a todos tus ligues, pronto sabría de esta cabaña hasta el gato. -¿Hay gatos en Crazyworld?

Estaba bromeando, pero Jimmy no lo vio así. Aquel maldito lugar no dejaría de sorprenderme ni aunque tuviera que vivir allí un año. ¡Dios no lo quisiera!

-Gatos, perros, caballos, gallinas…Ya te enseñaré también la granja. Aquí hay mucho que ver y solo llevas un día. Tómatelo con calma. Seguro que le caes muy buen a Don Pascuale.

-¿Don Pascuale?

-Sí es un gato. Le llamo así por su porte majestuoso y su pinta de macho mafioso que lo mismo persigue a las gatas que se restriega contra las piernas de las señoras. Es un gato muy rijoso. Solo por eso ya me caería simpático, pero es que además es muy listo y no sé por qué razón le he caído bien. No suelo gustar a los animales.

Me centré en el monitor. La grabación correspondía a uno de los dormitorios de la cabaña. Entró un tipo alto, maduro, vestido de cazador, impecable, con botas militares y uniforme verde. A su lado una rubia opulenta, con voz de pito se tronchaba de risa por algo que le había dicho el hombre. Se magrearon un poco y comenzaron a desnudarse, sin mucha prisa.



-Nuestro millonario era un “voyeur” compulsivo. Al principio creí que se trataba solo de eso. Que traía aquí a sus amigos para verles follar, pero luego encontré escondidas algunas cintas en las que él mismo aparece con todo tipo de mujeres. Además de “voyeur” también era fetichista, como verás en estas cintas. Se pasa horas muertas acariciando zapatos de tacón, braguitas, sujetadores y toda clase de prendas femeninas. Le gusta quedarse con ella a escondidas de sus amantes. Eso parece que le produce aún más placer. Aún así no es mal amante, a juzgar por las cintas en las que aparece en plena faena. Comparadas sus grabaciones con las de sus amigos y demás personal que acudía aquí para sus orgías, son muy pocas. Imagino que se pasaba la mayor parte del tiempo aquí, espiando a todo el mundo. Hay mucho material. Está en esos armaritos que se apoyan contra las paredes y las cintas más divertidas las guarda en una caja fuerte, disimulada tras uno de los armarios. Ya te la enseñaré cuando vengamos con más tiempo.

-¿Crees que se las dejó adrede? ¿Viene por aquí de vez en cuando?

-No entiendo cómo decidió dejar esta cabaña tal como estaba cuando Crazyworld comenzó a funcionar. A lo mejor nunca imaginó que alguien pudiera encontrarla. No sé si viene alguna vez por aquí, aunque nunca encuentro signos de que alguien, aparte de mí, esté visitando la cabaña. Y en cuanto a las cintas seguro que hizo copias. Esta cabaña es uno de los enigmas de Crazyworld que aún no he conseguido desentrañar del todo. Si el millonario está tan loco como pienso nunca destruirá este lugar. Es su refugio si alguna vez estalla una guerra nuclear. Tiene almacenada suficiente comida y con estas cintas se podría entretener durante algunos años.

-¿Cuándo me vas a enseñar el bunker?

-Luego, no seas impaciente. Esto es lo más divertido de la cabaña.

Jimmy paró la cinta y colocó otra, justo cuando empezaba a ponerse interesante la escena del millonario y la rubia.

-Este es Robert y una de sus amiguitas.

-¿Estás seguro de que sólo tú conoces este lugar y de que nadie lo ha utilizado antes o lo está haciendo ahora?

-No puedo asegurarlo al cien por cien, porque aún no he conseguido ver todas las cintas. Paso mucho tiempo aquí, pero el material es muy numeroso y de vez en cuando descubro algún nuevo escondite. Antes de descubrir el bunker sentí la tentación de invitar a algunos para chantajearles.
Luego me lo pensé mejor. Este es un refugio demasiado valioso para compartirlo con personas en las que no puedes confiar. Sé que contigo me estoy arriesgando, pero me caíste bien desde el principio y estoy convencido de que eres alguien en quien se puede confiar de forma absoluta.