miércoles, 2 de noviembre de 2016

HIPOPÓTAMUS HIPOCONDRIACUS



NOTA: El motivo de sacarme ahora de la manga este personaje –que fue el primer personaje humorístico que construí- tiene mucho que ver con el homenaje a Ana-Cecilia, la directora de cortometrajes en el homenaje que le estoy haciendo en el foro. En este homenaje aparece Hipo, el diminutivo de Hipopótamus hipocondriacus, y me ha parecido oportuno que se pueda conocer un poco de su biografía. Ya hace unos años, cuando empezaba con el humor, me dije que la mejor manera de iniciarme en este noble arte era el parodiarme a mí mismo. Esta es la primera parodia, muy elemental, pero que con el tiempo se convertiría en un entrañable personaje. Hipo es mucho más gordo que su autor, más generoso y bondadoso, mucho menos cínico y a veces un poco tonto, pero la suerte ayuda a los tontos que son buenos y de esta manera conoce al profesor Cabezaprivilegiada del que se convertirá en ayudante. He cortado el final, unas frases de los editores que no venían muy a cuento. Con Hipo inicié una serie de relatos sobre zoo-antropología, la nueva ciencia que diseñan este buen par de dos. No he vuelto a subir ningún episodio más de la serie (tengo varios, Leon-leonado sin garras, el pajarito pio-pio, etc) porque me parecen muy amargos y demasiado vengativos, ahora que me encuentro emocionalmente más equilibrado. Sin embargo Hipo permanece porque con el tiempo y muchas aventuras llegaría a ser mi personaje favortio.


                                      UNA HISTORIA SURREALISTA

                                                 “HIPOPOTAMUS  HIPOCONDRIACUS”


 Nadie, de no haber sido John "Cabezaprivilegiada", hubiera logrado el milagro de dar forma y peso específico a la nueva ciencia. Recién salida de la nada, como un pan del horno aún calentito, el feliz acontecimiento se debía en gran parte a la delicadeza y buen hacer de la comadrona: un anónimo catedrático de universidad conocido por compañeros y alumnos por el cariñoso apodo de "Hipopotamus Hipocondriacus". Aunque no lo confesaran todos sus alumnos sentían un gran cariño hacia la oronda figura del profesor, lo que les llevaba a la exagerada manifestación de que sin duda era el genio más grande desde Einstein.
Como nos ocurre a todos –siempre, antes o después, terminamos por encontrar la horma de nuestro zapato -el admirado profesor la encontró en forma de alumno, vago y vengativo como los dioses mitológicos. Su malevolencia tenía que llevarle necesariamente a la venganza debido a los suspensos que con dolosa reiteración hacía caer sobre su cabeza de chorlito el admirado profesor. Venganza que decidió enfocar mediante un contundente argumento "ad hominem", que por ser anónimo resultó aún más demoledor, no se puede replicar a un anónimo como no se puede contestar a las acusaciones de una pared.
         Precisamente el vengativo alumno decidió utilizar una de las numerosas paredes que salpicaban el Campus como lechugas en una huerta y que el alumnado respetaba tanto como a los profesores. Allí dibujó lo que él consideró un nuevo espécimen biológico, mitad hombre, mitad bestia. La parte de bestia correspondía a un enorme hipopótamo, todo barriga, y la parte humana, más pequeña, estaba ocupada por la presunta cabeza de nuestro hombre, un cráneo mondo y lirondo ostentando un único pelo en lo alto como si se tratara de la bandera de un nuevo país adjudicado a la especie recién salida de la espuma de las olas, como Afrodita pero en gordo. Al lado del dibujo rezaba una leyenda: "conozca al nuevo espécimen, mitad hombre, mitad bestia, conozca a Hipopótamus Hipocondriacus".

           ¿Quién hubiera podido imaginar que de algo tan pueril surgiría una nueva ciencia?. Evidentemente nadie en su sano juicio, ni siquiera los que aún siguen creyendo que en los áridos desiertos del planeta algún día brotaran jugosas cebollas capaces de alimentar las lágrimas de todos nosotros como lo consiguieron en su día los profetas bíblicos y lo conseguirán también los otros,  esos que sin duda nos deparará el próximo futuro, tan jugositos ellos y llorones como cebolla que se pela a sí misma.

Resulta de todo punto increíble cómo los acontecimientos se precipitaron en una catarata de escenas que muy bien hubieran podido sacarse de alguna película cómica, una de esas películas en las que el autor aún no tiene claro el final. Hipopótamus Hipocondriacus, herido en su amor propio, escribió debajo del dibujo de su esperpéntica figura la descripción en latín del nuevo espécimen. No contento con ello dedicó todas sus energías a crear un zoológico, recolectando, como trigo maduro, los ejemplares más vistosos del Campus. Emborronó las paredes de todos y cada uno de los edificios del complejo universitario con torpes dibujos y descripciones detalladas, en latín, de cada uno de los ejemplares. Naturalmente que fue despedido, aunque costó arrojar su voluminosa figura fuera de los límites del Campus. De hecho se necesitó a todo el equipo de rugby de la universidad, dándole patadas en su redondo trasero, para conseguir que atravesara los límites del reputado centro.

Coincidencias geniales, extrañas y milagrosas coincidencias, de las que muchas ciencias han sorbido todo su néctar divino (Newton sorbió el néctar de la manzana y vean la que armó). Con la última patada Hipopótamus Hipocondriacus cayó encima de John "Cabezaprivilegiada" que se apresuraba por llegar puntual a la conferencia que sobre las leyes matemáticas de la violencia debía dictar dentro de quince minutos en el amplio salón "Newton". John fue derribado, aplastado y al mismo tiempo librado de una muerte agónica por el propio Hipopotamus, que con agilidad felina, pudo levantarse a tiempo de salvar, de algo peor que la muerte, el fibroso cuerpo de la conocida eminencia.

          Cuenta la historia que John "Cabezaprivilegiada" no solo no pudo llegar puntual, por primera vez en su larga vida docente a una cita, sino que ni siquiera llegó. Al conocer de primera mano la causa de aquel sorprendente evento decidió hacerse acompañar por Hipopótamus recorriendo todas y cada una de las paredes pintarrajeadas, donde tomó abundantes notas en su agenda azul que muchos hubieran dado media cabeza por llegar a leer. Al tiempo que su acompañante le contaba toda la historia, globalmente y con pelos y señales, en la fibrosa cabeza de John empezaron a surgir las simientes de la nueva ciencia.

La denominó "Zooantropología", nombre rimbombante como el de casi todas las ciencias, que prefieren ostentar títulos aristocráticos en lugar de nombres comunes que cuadrarían más a esa recolecta de observaciones y datos, hecha por concienzudos servidores del agro - lo que en realidad son las ciencias, no nos llamemos a engaño-.

          Ediciones "La Mente Despierta" tiene el honor y el privilegio de adelantar para ustedes la primera descripción de espécimen que aparece en el libro de John "Cabezaprivilegiada", titulado "Zooantropología" o la ciencia del futuro. Libro que John ha aceptado encantado -por la elevada suma que se ha embolsado- publicar en nuestra editorial que acaba de dar sus primeros pasos con este libro, iniciando así su andadura hacia, solo los dioses saben, qué nuevos horizontes editoriales.

El libro estará pronto en sus librerías habituales, pero antes pueden llamarnos al 00-000-0000, prefijo 0-0-0, y les remitiremos por correo totalmente gratuito un vale por descuento de hasta un cincuenta por ciento del precio del nuevo best-seller. Además, y aunque no se lo crean, acompañaremos el ejemplar, preciosamente encuadernado en oro y platino, de otro completamente gratuito debido a la pluma del reputado estudioso de las ciencias sociales, profesor Tiquis Miquis, se trata de su  obra maestra "Politología, maravillas de la naturaleza".
      Y ahora queridos amigos -llamen, llamen, no sean tontos, ni desconfíen, ese número existe- les daremos un pequeño adelanto para que vayan abriendo boca, no tanto como para que parezcan hipopótamos, pero algo es algo, queridos amigos.


            Hipopotamus Hipocondriacus
Ejemplar único en su especie- o casi único porque sino no podríamos explicarnos el olvido de haber sido excluido de las especies en peligro de extinción- aún más voluminoso que la media de sus congéneres de la otra especie "hipopótamus normalis" o "dicharacherus". Su incapacidad para moverse en tierra y la gran capacidad de desalojo de toneladas cúbicas de agua, le hacen un ejemplar solitario e hipocondríaco, de ahí su nombre. Su tendencia a la hipocondría va en sus genes -tan locos que han convertido la espiral del ADN en un laberinto inextricable- lo que le hace especialmente querido por doctores y psiquiatras, cuyas consultas llena, no sólo con su volumen, sino aún más con sus berridos lamentosos sobre la desgracia de haber recibido genes no merecidos de sus progenitores.
Su desgracia no es aparente al observador puesto que la esconde bajo toneladas de comida que el caudaloso río de la vida va introduciendo de lleno en su enorme boca desdentada hasta llenar sus ocultos vacíos internos. gourmet incorregible, siempre disfrutará de una buena comida, esté donde esté, y aunque el cielo, sacudidas sus columnas sustentadoras por cualquier Sansón vengativo de tres al cuarto, esté a punto de caer, no únicamente sobre su cabeza, sino sobre el resto de animales de la sabana.
Suele reproducirse tarde, si es que lo hace -muchos prefieren no dejar descendencia tras las enormes huellas que van dejando sus patas- y solo si la suerte le resulta propicia, puesto que las hembras de la especia compatible "hipopótamus dicharacherus" huyen de él como de la sarna y las escasas hembras de "hipopótamus hipocondriacus" necesitan un severo cortejo para ser convencidas de un apareamiento que puede costarles la vida.
       Suele morir de inanición, a avanzada edad, debido a  haberse enamorado locamente y sin posibilidades de una hembra de "gacela felina" que tan solo sus ojos húmedos podrían alcanzar. Su hipocondría ha pasado a la historia y está en todos los manuales del "buen psiquiatra". Nos abstendremos de leerles la reseña de referido manual por temor a un nuevo diluvio universal que con la que está cayendo no imagino dónde nos podríamos refugiar. Me da risa lo del arca de Noé.

          Nota del autor.
       "Por Dios, que no se preocupen los amables y afectuosos lectores, el autor se ha puesto a dieta y en unos años espera alcanzarla estética adecuada para desenvolverse en esta sociedad a la que tanto quiere y tanto le quiere".

Nota de los editores
      "los editores advierten que caso de encontrar ejemplares de este nuevo y raro espécimen, así como de los restantes del libro, les llamen rápidamente al 0...( para qué repetirlo, ustedes ya se lo han aprendido de memoria). Prometen una recompensa del 20% de lo que obtengan con la distribución de fotografías y videos (lo de la contabilidad creativa corre de nuestra cuenta).
        "Por cierto que somos estúpidos. Que no llame nadie si se encontrare ejemplares de estas especies, podríamos terminar querellados y "apuñalaos". Solo deseamos que ustedes lo pasen bien y por favor que nadie se ofenda si se siente "retratao" que por lo visto el autor se ha puesto a parir y ninguna comadrona le ha "echao" una mano".

            Nota del lector.
"Buff... ¡Cómo han degenerado los surrealistas!.

      Nota del verdadero autor( el otro es un usurpador que se ha colado de rondón)
     Que el autor, el verdadero, está escribiendo una novela en la que la nueva ciencia de la "Zooantropología" tendrá todo un capítulo. Solicita la colaboración de los amables lectores con sus sugerencias. Promete enviarles un cheque, si la novela se convierte en best-seller mundial, desde su residencia de ancianos para que todos los colaboradores puedan costearse la suya en cualquier lugar del planeta. Caso de no llegar a best-seller mundial, lo que es harto probable, les incluirá en su página de agradecimientos, algo es algo.


        Slictik
                  
                   




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