TERMINO CON LOS DATOS Y SIGO LA HISTORIA
Hay muchos más datos que deberían conocer,
pero no quiero atosigarles, porque aunque los funcionarios de justicia estén
acostumbrados a estar constantemente inundados de datos y más datos, todo
cerebro tiene un límite y el nuestro lo está alcanzando ya.
Baste de momento con que sepan que el mundo
no es lo que era. En cualquier momento las máquinas pueden asaltar el poder
como en Termineitor y las Crónicas de Saraha Connor, y necesitaremos muchos
capitanes rebeldes, como ese muchacho, ¿cómo se llama? Uumm Bueno, no me
acuerdo. Lo importante es que estén preparados y sigan las peripecias de estos
robots de Justicia. En cuanto puedan háganse pasar por ellos y escóndalos en un
sótano. Imiten su sonrisa metálica, procuren sacar tantos asuntos como ellos, o
al menos un cincuenta por ciento, y esperen a ver en qué acaba todo esto.
No hagan caso de lo que les diga el
chiflado del profesor. Que dé la cara. Que salga de su bunker y nos explique
qué hay de mentira en lo que estoy contando.
El proceso fue largo, pero llegaron a lo
que pretendían. Querían una economía perfecta, sin crisis periódicas, mano de
obra barata y muy productiva. Con los robots encontraron el elixir de la
perfecta economía. ¿Qué se necesita más producción? Pues se les programa a
doble velocidad. ¿Qué se necesita menos? Se les ralentiza. ¿Qué hay que despedir?
Pues se les hiberna en almacenes perfectamente acondicionados y con un robot
barato echando aceite a sus junturas y limpiando el polvo de sus carcasas. Así
hasta que haya que contratar mano de obra. Entonces se les saca del almacén. Se
les pone a punto y se les reintegra a su puesto de trabajo.
¿Que eso no soluciona el problema del
consumo? Se programa a los robots para que compren todo lo que se produce. ¿Que
se necesita más consumo? Se les acelera para que se pasen el día comprando, de
tienda en tienda. ¿Que ya no es preciso consumir tanto? Se les quita un chip y
se les pone otro y a estar en casita, viendo la televisión.
Todo tiene solución si se sustituye a los
humanos por robots. El problema es que
los humanos sigamos viviendo y poblando el planeta sin que la economía se vaya
a pique cada dos por tres o consumamos más de la cuenta o menos de lo necesario
o decidamos tener muchos hijos o pocos o ninguno o seamos libres para ver los
programas de televisión y las películas que se producen o decidamos comprar
tantos libros de repente que hagamos millonarios a los editores y a los
escritores (menos que a los editores) o un día decidamos estudiar economía y
así no puedan engañarnos con eso de que la economía es lo que es y a ti te
encontré en la calle o pensemos por nosotros mismos y decidamos que los
políticos no nos sirven o que los gestores que tenemos son una birria y los
cambiemos. La solución no es el socialismo ni el capitalismo ni ningún “ismo”
que se les ocurra. La solución es el ser humano. Y no el “humanismo”, porque
eso ni sé lo que es ni me importa.
Y perdonen el rollo que les he soltado,
pero me he puesto a mirar a una preciosidad en bikini, se me caía la baba,
hasta que me puse a pensar por mí mismo y comprendí que era una robot y que en la
cama puro mecanicismo y que fuera de la cama idem de idem. Me he puesto muy
triste, pero ya se me pasará.
En el siguiente capítulo contaremos cómo
Gestoreitor decide pedir el traslado. La reacción de Tramiteitor y cómo viene
en su ayuda AuxEjecuteitor y otras peripecias igualmente regocijantes. De la
edad de jubilación hablaremos más adelante. Aún hay tiempo hasta los
67,68,69,70. Como todos los funcionarios del 3001 son robots bien podrían
jubilarse a los 500 años o no hacerlo nunca. Un robot nunca se queja, por eso
es un robot.
COMENTARIO MÍSTICO DE MILAREPA
No hagan caso de paraísos artificiales, de
economías sin altibajos ni crisis, de futuros sin problemas, repletos de ocio,
de robotinas en bikini, y de dinero virtual que se consigue con solo respirar.
Ser humano conlleva un dolor permanente. Ser humano es aprender las lecciones
tras cada crisis. Ser humano es poder decir no y aceptar las consecuencias. Ser
humano es aceptar con dignidad las desgracias de la vida y luchar por la
justicia, por la verdadera justicia, porque el maestro Jesús ya lo dijo:
Bienaventurados los que luchan por la justicia.
No acepten que los transformen en robots.
No hagan caso de dogmas mecanicistas. La economía no es como es porque no puede
ser de otra forma. Eso es puro mecanicismo. Los humanos la manejan y la
economía es un instrumento en sus manos. Si nos proponemos metas humanas y
somos solidarios descubriremos que la economía funciona (¡Milagro!) y que algún
día nos podremos jubilar a una edad razonable y que los funcionarios de
justicia nunca serán sustituidos por robots y que los parados encontrarán
trabajo cuando los cabezas cuadradas dejen de pensar en la matemática y piensen
en el ser humano.
Algún día les hablaré del ser humano, como
algo más que un cóctel de hormonas o una fábrica de genes. Algún día
descubrirán que solo el lado espiritual del ser humano le librará de su crisis
permanente, de su ruina. Porque mientras pensemos que solo somos cuerpos o
estructuras de ladrillos genéticas ambulantes nos resultará complicado ver al
otro como a un hermano. Cada uno luchará a muerte por lo suyo y las soluciones
que nos daría la solidaridad habrá que buscarlas en guerras fratricidas entre
robots. Entonces podrá ocurrir que se fije la edad de jubilación a los cien
años, que los gobiernos saquen de la crisis a la banca y al sistema financiero
y dejen hundirse a los trabajadores. Todo dependerá del sistema político, de
los votos y de las estrategias. Digan no. Somos humanos. Queremos que se nos
respete, que se nos considere como a tales y que se dejen del mecanicismo de
las crisis. Un ser humano solidario sabe cómo salir de cualquier crisis y un
ser humano que luche por la justicia sabe cómo enfrentarse a las injusticias.
En otro momento les hablaré de su lado espiritual. Ahora sigan con la crisis.
NOTA DEL NARRADOR PARA SUS FUTUROS
TELESPECTADORES
Nada de lo que aquí se cuenta es verdad, ni
ha sucedido, ni sucederá nunca. Todos los personajes que aparecen son
ficticios, puesto que como todos ustedes saben Japón aún no se ha puesto a
fabricar robots como churros.
Así pues disfruten y ríanse como yo a
carcajadas. Ustedes no están en una playa de Hawai, con éstas bermudas
horripilantes, pero aún desde su oficina podrán echar a volar la imaginación y
divertirse un rato… hasta que llegue el monstruo de humo, como en Perdidos, y
tengan que salir por piernas.
No se crean nada, como no se lo creían los
protagonistas de Perdidos, y ya ven dónde están ahora, luchando por su
supervivencia, dando vueltas y más vueltas a la noria del tiempo que los lleva
de una dimensión a otra, los trae, hace que se olviden, luego recuerdan, luego
vuelven a olvidar y están aquí y están allá, como dicen que sucede en el
universo de la física cuántica.
Nada es cierto, nada es verosímil, pero
sigan mi consejo: metan sus ahorros en un calcetín y así la próxima crisis no
se los llevará consigo; cuando oigan hablar de Japón y sus robots, échense a
temblar; cuando escuchen las trompetas del Apocalipsis salgan pitando… por si
acaso.
Les agradezco mucho su seguimiento de este
culebrón que aún está en fase de guión. Me consta que antes han seguido otros,
pero no los había escrito este su seguro servidor.
Quiero dejar bien claro que los comentarios
a pie de página no son míos. El profesor Cabezaprivilegiada es un chalado. No
le hagan caso. En cuanto a Milarepa, es un joven monje budista, un santo, un
cielo de hombre, pero no tiene los pies en la tierra. Anda predicando el
advenimiento de una futura humanidad solidaria y sin crisis, olvidada del
materialismo y dedicada al espiritualismo y a la meditación. Sus reflexiones
pueden ser muy profundas. Pero no se dejen engañar por ellas. Lo único que
tocarán sus manos será el dinero. Si hay paro no comerán, si no tienen techo se
mojarán… La espiritualidad está muy bien, pero para Milarepa, quien vestido con
su túnica azafranada predica nuestra próxima reunión en el Todo, nuestra
condición de hijos de la luz, de Dios. La espiritualidad está muy bien para
Milarepa, quien baja los ojos a sus pies desnudos cuando observa de lejos a una
señorita en bikini, aunque esté en la playa. Nosotros, los menos espirituales,
solo creemos en lo que vemos y palpamos.
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