viernes, 5 de enero de 2018

QUIJOTADAS QUIJOTESCAS VI




 UN RELATO EXPERIMENTAL. LAS QUIJOTADAS SE VAN ADAPTANDO A NUEVAS FORMULAS NARRATIVAS.  El mobbing es un tema de actualidad. Resulta difícil admitir la mezquindad que supone el uso del poder para imponer a los más débiles cualquier criterio aunque éste por casualidad pudiera ser razonable. Hay una guerra psicológica soterrada en nuestra sociedad. El mobbing solo es una de las puntas del gran iceberg.


QUIJOTADAS SOBRE EL MOBBING


Adivina adivinanza ¿quién soy sino soy Sancho Panza?

¿En qué lugar suceden los episodios que voy a relatar?

Es muy fácil, tienen varias opciones:

a)En el país de Alicia, el país de las maravillas.
b)En el camarote de los Hermanos Marx.
c)En el hotel de los líos de mi amigo Groucho.
d)En un país democrático, socialmente avanzado, constitucional y ejemplo para el resto del mundo.



UNA MISA DE REQUIEM

INTROITO

El jefe se pavonea delante de sus subordinados. Está orgulloso de haber alcanzado las más altas cumbres (de la miseria piensa alguien que debe conservar el anonimato). Muchos de sus subordinados le llaman guapo. Otros, los menos, pocos, muy pocos, no dicen nada. No porque sea muy feo (es cuestión de gustos) sino porque creen que no se lo merece.
El jefe toma nota. El jefe está convencido de que en las altas cumbres no le afectan las obligaciones, las normas, las leyes que los proletarios desarrapados, los parias sociales, deben cumplir a rajatabla. El jefe no sabe que esamos en un país democrático, constitucionalista, donde todo ciudadano es igual ante la ley. El jefe lo ignora, no es consciente.
El jefe considera que no debe repartir el trabajo. Tiene competencia para hacerlo, tiene obligación según las normas vigentes, pero es un desdoro para un jefe repartir el trabajo a sus subordinados, niños inmaduros que se quejan de todo, que se quejan de que sus compañeros sin la menor autoridad o competencia les repartan el trabajo. En las altas cumbres no se debe nada. Se respira aire puro y punto.
El jefe considera que lo que él dice va a misa... de requiem. Las normas para los desarrapados. La misa de requiem para los que van a morir.
El jefe mira mal a los que no le llaman guapo. Es un hecho incontestable que todos deben admitir en voz alta.
El jefe toma una decisión. Mano dura sobre la cabeza de los rebeldes.

KYRIE ELEISON

El jefe insinúa a los pelotas (de momento solo algunos, no demasiados...de momento) que si le hacen la vida más fácil chivándose de sus compañeros él será flexible, comprensivo, paternal.
Una técnica tan vieja como la propia historia. Los nazis la utilizaron con éxito en los campos de concentración. La técnica del chivatismo siempre ha dado resultado por eso sigue vigente.

Kirie Eleison. Soy bueno, amado jefe, y  mi compañero es malo. Ha cometido todos estos pecados. Tome nota.

El jefe tiene piedad de los chivatos. El jefe hace la vista gorda con sus nimias faltas. Se forma un "statu quo" de proletarios de primera y proletarios de última clase. En medio los proletarios a secas que no hacen la pelota pero den tiempo al tiempo.

HOSANNA

Hosanna al jefe, que es grande, que es guapo, que tiene poder. Los chivatos cantan como coro de serafines. El resto se oculta en los retretes. Los proletarios de última clase cierran la boca y miran al jefe a los ojos (la sorna la ocultan en lo profundo de su pensamiento).

Hosanna al jefe que nos hace la vida imposible, que nos vigila con un millón de ojos chivatos, que nos llama a su despacho cada día para cantar las cuarenta en bastos, que nos ha prometido el infierno para dentro de unos días. Al jefe que se ríe con los pelotas, que no se recata de comentar con sus monaguillos en voz alta los defectos de los proletarios de última clase, que ha establecido unas normas estrictas para los condenados y unas normas flexibles como el viento para los suyos.

CREDO

Credo en el poder, si es supremo credo más. Credo que los buenos son los chivatos, los otros son tibios o pecadores sin remisión.

Credo que la ley debe ser interpretada por el jefe. Es el que más profundiza. El jefe siempre tiene razón. Los preceptos legales más claros y terminantes se inclinan a su paso firme y robusto.

Credo que mi nómina está por encima de cualquier otra consideración, incluso de mi propia dignidad como persona.

Credo que mi familia se merece el sacrificio de la integridad personal. Mi familia es más guapa que la familia de los proletarios de última clase que no hacen la pelota y están condenados al infierno.

Creo que el chivatismo es justo hasta en una misa de requiem por los que van a morir.

Credo que el jefe es el más guapo y quien lo negare se verá frente a lanza de D. Quijote (me he arrogado ese privilegio, soy el pelota mayor del reino).

Credo que la democracia es para quienes se la trabajan no para los proletarios de última clase, desarrapados, rebeldes, parias del espíritu. La democracia es para el poder, sin más. Mañana será para el número (los tibios están cediendo).

Credo que la victoria es nuestra. Credo en aquello de "hay de los vencidos" pero en latín.

Credo que sobreviviré como pelota por los siglos de los siglos.

Credo en la resurrección de los pelotas. Credo en el rechinar de dientes de quienes no se doblan.

AMEN

DIES IRAE. DIES ILLA

Días de ira para los íntegros, los dignos, los honestos, los mansos rebeldes, los pacíficos que no bajan la cerviz, los que no temen al fuego que quema a los herejes.

Días de ira para quienes no se ocultan ni cantan el kyrie eleison ni doblan la vara de la ley para que no les afecte. Para quienes piensan que la nomina no es el becerro de oro. Que su familia no se merece un hombre servil, despreciable, un pelota indecente, un esclavo sin dignidad, un hombre injusto, un canalla sin escrúpulos.

Días de ira serán aquellos días cuando el jefe venga en la omnipotencia de su gloria a castigar a los rebeldes. Cuando éstos se vean despreciados en público. Puestos sus pecados al descubierto delante de todos, enseñadas sus vergüenzas en la plaza pública. Cuando sus errores se conozcan en toda la ciudad y los errores de los pelotas sean redimidos con la sangre sagrada del poder.

Días de ira serán aquellos días cuando los pocos rebeldes que quedan serán aplastados. La mayoría está cediendo, quedarán uno, dos o tres con mucha suerte. Al final solo quedarás tú.

Días de ira cuando los pelotas se conviertan en ángeles acosadores, exterminadores. Cuando los tibios que se escondían sean encontrados por el dedo del jefe y obligados a cantar como temerosos jilgueritos. Lo siento amigo, la nómina es lo más importante, la dignidad es una entelequia, candoroso imbécil.

Días de ira aquellos en que acudirás implorante a la justicia y ésta hará caer la espada hacia el lado contrario, allí donde no soplan los vientos del corporativismo.

Días de ira aquellos en que la depresión acecha al solitario rebelde como un buitre batiendo sus alas en el aire sobre su cabeza.


UN REQUIEM POR LOS QUE VAN A MORIR

Descansa en paz viejo amigo si la santa cólera que agita tu corazón te lo permite o el insomnio pertinente no termina con tus nervios.

Descansa en paz si la preocupación por el futuro de tu familia no pega tus mandíbulas en un gesto hosco a perpetuidad.

Descansa en paz mientras oyes acercarse el final apocalíptico. El poder te está triturando entre sus dientes de acero. Ya queda menos.

Descansa en paz mientras llevan tu ataúd al paso los pelotas de turno que entonan un canto al destino. ¡Oh, destino cruel que acabas con los mejores!

Descansa en el paro mientras puedas y luego mendiga por las calles el sustento de tu familia.

Descansa en paz en la cola de los desheredados que se retuercen las manos esperando que les lleguen las migajas.

Descansa en paz mientras corren lágrimas en el rostro de tus hijos y tu esposa te mira como si no te comprendiera.

Descansa en paz mientras piensas en el suicidio y te planteas si la dignidad del ser humano merece este sacrificio.

Descansa en paz si te encuentras con tu ex jefe y tus ex compañeros en la acera y te vuelven la cabeza.

Resquiescat in pace quienes se mantuvieron firmes cara al viento.

TE DEUM LAUDAMUS

Te deum laudamus por ti amado jefe. Te deum laudamus por vosotros amados pelotas, amados tibios jilgueritos.

Al paraíso te lleven los ángeles pelotas, a sus puertas te reciba el poder de los jefes.

REQUIEM ETERNAM

Requiem eternam viejo amigo. Permíteme entonar un requiem por tu alma. Pronto solo serás un número estadístico en la oficina del paro. ¿A quién le importa?






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